miércoles, 29 de julio de 2020

Una casa en el campo - Capitulo 36 - A mi pequeña Helen

Sin comprender nada, Helen miraba el sobre con temor ¿ Qué había en su interior? ¿ Por qué tanto ceremonial? Al fin se decidió a abrirlo y comenzó a leer:

A mi pequeña Helen:

<Si, porque serás mi pequeña siempre. Porque siempre te he deseado y te he amado con todas mis fuerzas hasta el último momento. Mi dolor por dejaros es inmenso, sin punto de comparación con el físico que sufriré cuando te de a luz.  Ansío llegar a tiempo de poder ver tu carita y, al menos, tenerte entre mis brazos, porque ese será el recuerdo que me acompañe en el final>

<Quise a papá como no te imaginas, y por eso tú estás aquí en mi vientre.  Él también me amó con todas sus fuerzas, me consta, pero no pudo ser. Y eso será él quién te lo explique algún día.  Eres una criatura deseada, no imaginas cuánto, y sé que cuando papá te tenga entre sus brazos, ya nunca se apartará de ti>


<Posiblemente cuando llegues a la adolescencia creas tener derecho sobre él por encima de todas las cosas.  Y cuando leas la carta, haya encontrado a otra buena mujer de la que se haya enamorado y estén unidos.  No se lo pongas difícil. Estoy segura que te consagrará los mejores años de su vida, porque él es así: cuando ama , es para siempre.  Pero tú tendrás amigos , y habrá algún chico que te guste, y hasta posiblemente al cabo de un tiempo, pensarás en unirte a él. Por eso no has de ser acaparadora, porque si lo haces, papá se quedará solo, como ley de vida que es, pero tú, sin quererlo, le habrás robado la oportunidad de volver a ser feliz>

<Encontrará la mujer perfecta que le adore, y tú deberás alegrarte de ello. Tendrá a alguien a su lado cuando la vejez llegue, porque tú volarás del nido para formar tu propio hogar, y seguirá estando solo. Déjale que salga y entre cuando quiera y con quién quiera.  No te interpongas en su vida; sabe muy bien  a quién debe presentarte si llega esa ocasión>

<Es una persona entrañable, que cuando ama, lo hace con todas las consecuencias, e imagino que nuestra separación estará siendo dura para él; casi tan dura como la mía por no poder teneros a ambos.  Sé que no te aclaro las dudas que puedas tener, pero eso te lo aclarará él, porque yo no sé lo que ocurrirá cuando me haya ido>

<Quiero que sepas que has sido mi luz, mi esperanza y mi alegría durante los meses que has sido sola para mí, por llevarte dentro.  Pero ahora he de despedirme, sólo te pido que cuides de papá.  Que le quieras mucho, porque lo merece, y a mí no me olvides. Te quiero mi pequeña  y siempre será así.  Perl, tu madre.>


No le aclaraba nada , sólo  hacía recomendaciones respecto a su padre.  Y era como si pudiera ver lo que estaba pasando con Charlotte ¿ sería ella la elegida ? ¿ Por qué su madre muerta sabía lo que pasaría? Había muchas cosas que aclarar y las quería saber ya.  Después de leída su carta no podía dejarlo para otro momento.  Fue al salón en donde su padre tomaba una copa y se plantó delante de él, interrogándole con la mirada.  Maxwell no tenía idea de lo que en la carta se dijera, pero por el gesto de su hija creyó entender que no aclaraba nada.

Helen extendió la carta hacia su padre para que la leyera y aguardó hasta que lo hizo.  Había vuelto a escuchar la voz de Perl en esos renglones, pero ciertamente la parte más dura se la había dejado a él, y es que en realidad Perl escribió esa carta antes de dar a luz, y por tanto ignoraba lo que ocurriría después.  Carraspeó, apuró el último trago e indicó a su hija que se sentara cerca de él.  Ese era el momento de que supiera el motivo  de su muerte, de su ruptura y el motivo porqué era hija de madre soltera. Lo de su final por la enfermedad, lo dejaría para lo último, con el fin de que fuera digiriendo lo que ocurrió en aquel quirófano, y el por qué ,él no estuvo presente en su nacimiento.

Tomó las manos de la joven y comenzó el relato desde el principio. Cómo se conocieron, se enamoraron, convivieron juntos y al final el rompimiento de proyectos, de matrimonio y de vida.

- Yo me fui a Japón tratando de olvidarla; sabía que sería difícil pero las ultimas palabras que me dirigió fueron: "somos incompatibles".  Tenía que olvidarla, renunciar a ella. Y busqué en otras lo que hubiera tenido en ella si las cosas no se hubieran torcido.

- ¿ Pero por qué discutisteis ?

- Yo deseaba presentarla a tus abuelos, y ella no quiso porque se sentía rechazada por ellos, y no le faltaba razón. Sencillamente: se nos fue de las manos. Recogió su ropa de mi apartamento y yo a los pocos días volé hasta Japón.  No supe nada de ella, hasta pasados unos meses en que tío Thomas me llamó anunciándome su muerte.  Creí volverme loco de angustia, porque la seguía amando desesperadamente, y en mi pensamiento estaba el regresar, pero, lo hice cuando ya no había arreglo posible.

- Al segundo día de darme la noticia regresé sobrecogido por lo que me encontraría, pero no tenía ni idea de lo que me aguardaba. Y la sorpresa fuiste tú. Naciste por cesárea poco antes de cumplir los nueve meses de embarazo. Mamá te tuvo entre sus brazos tan solo unos minutos, después murió.

- Lo que no entiendo es el por qué murió.  Creo que hay algo que no me has dicho, y necesito saberlo.

Durante el embarazo, en una ecografía, observaron que había un bulto más grande de lo normal y no era el feto. Después de hacerle las pruebas detectaron que era un tumor en un estadío muy avanzado. - Al llegar a este punto, Maxwell se detuvo, pero Helen insistía en saberlo todo.

-  ¿Y... ? Por favor habla de una vez me estoy poniendo nerviosa.

- Esta bien. Había solamente dos opciones para tratar de curarse: interrumpir el embarazo,    operar el tumor para aplicar la quimio y todo el tratamiento adecuado.  Decidió seguir adelante con el embarazo y al dar a luz, si tuviera suerte,    iniciar el tratamiento. Pero el tumor había crecido . Tampoco su corazón estaba en las mejores condiciones para resistir la operación y el posterior tratamiento... La hicieron la cesárea y te tuvo encima de ella durante unos pocos minutos, porque la máquina avisaba de que el corazón fallaba.  Y así murió contigo en brazos, sin haber llegado a cortar el cordón umbilical siquiera.  El tío me llamó el día que la enterraron; organicé el viaje y ... el resto ya lo sabes.

Helen se cubrió la cara con las manos sollozando y su padre la abrazó fuertemente  y ambos mezclaron sus llantos.  Al cabo de un rato, cuando se hubieron calmado,. Maxwell siguió hablando:

- He de decirte que la quise, la quiero y la amaré toda mi vida. Tú y ella fuisteis lo mejor que me ha ocurrido en la vida. Aunque me veas en compañía de alguna mujer, no pienses ni por un momento que me he olvidado de tu madre, porque eso jamás sucederá. Posiblemente salga con alguien.- en ese punto fue interrumpido por Helen

- ¿ Te refieres a Charlotte ?

- A Charlotte o a Liz, o Mary... a cualquier otra persona que conozca.   No significa que esté enamorado de ella, porque eso no sucederá nunca.  Tú madre se llevó con ella toda mi capacidad de amar.  Podré querer a... Charlotte, por ejemplo, porque ha sido buena amiga y siempre está dispuesta a  ayudarme, pero no la amo ni la amaré nunca, tan solo quererla como amiga.  El lugar que ocupa tu madre en mi vida, no lo ocupará jamás otra mujer.  Métete eso en la cabeza: nunca ¿ lo entiendes?, nunca.

- Murió por mi culpa. Si hubiera abortado, ella estaría aquí.

- No mi cielo, no es así. El tumor estaba muy avanzado e invadía otros órganos.  Hubiera muerto de todos modos.  No te sientas culpable porque no eres responsable de nada. ¿ Crees que yo no me reprocho el no haber vuelto de inmediato, arreglar las cosas y volvernos a amar?  Me culpo, pero al hablar con los médicos, me dijeron que no había solución de cualquier forma. El estadío era 4 y la metástasis invadía varios órganos. La hubiéramos perdido, aunque no hubiera estado embarazada. Ese ha sido el regalo que me dejó:  tú. Sin ti no lo hubiera resistido. Todo lo dejó dispuesto, hasta tu nombre. Fue a visitar a un abogado y entre los dos pusieron en orden toda la documentación. Las cartas  que dirigió a cada uno de nosotros y la prueba de ADN tuya para que no hubiera duda de que  eras hija mía

- ¿ Por qué iba alguien a dudar?

- Cielo hay personas que no les era simpática y creyeron que era una oportunista que buscaba  la posición que entonces teníamos. Para que no hubiera duda, ordenó al médico la prueba en el momento de nacer tú.  Y eso es todo; te he hablado con toda la verdad, por eso he guardado la carta que te escribió hasta que comprendí que habías llegado a la edad adecuada para entenderlo.

- ¡ Oh papá ! - y nuevamente rompió a llorar, mientras el padre la abrazaba fuertemente.


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