domingo, 19 de agosto de 2018

Amores menores, grandes amores - Capítulo 30 y último - Moscú

Dylan llegó de bastante mal humor, aquella noche, después de haberse entrevistado con Perkins.  Su último libro sería traducido al ruso y deseaban que hiciera su presentación en Moscú y probablemente también en San Petersburgo.  Eso supondría una ausencia de su hogar de, como mínimo una semana.  Cada vez soportaba menos permanecer lejos de su casa; pero sabía que debía hacerlo, ahora más esporádicamente que antes,  si quería seguir teniendo seguidores.  Le apasionaba escribir y era como un veneno que se había introducido en su piel, y no podía dejar de hacerlo.


Cuando entró en el despachito de Kyle, que estaba escribiendo, se quitó la chaqueta y la tiró enfadado en un rincón.  Ella nunca le había visto tan furioso, porque rara vez sacaba su genia, pero cuando lo hacía "ardía Troya ".  Y esta vez  salían de su boca sapos y culebras.  No contra Perkins, sino contra su jefe de prensa que se había comprometido a la trournée por Rusia.

- No te pongas así.  Siempre lo has hecho ¿ por qué ahora no lo deseas?
- Sencillamente, porque me canso de tanto viaje.  Quiero estar en mi casa con mi mujer y mis hijos. No me importa encerrarme todo un día a escribir, pero sé que os tengo cerca y hasta los juegos de los niños  me inspiran.  Es así de sencillo. Deseo disfrutar de mi familia.  Viajar un día o dos, no me importa tanto, pero ocho o diez, son palabras mayores.
- Anda, cálmate.  Poco a poco te irás haciendo a la idea y se te pasará el enfado

Ella se acercó mimosa hacia él.  Sabía como calmarle, con un beso a tiempo y una sonrisa cariñosa. Y también sabía la respuesta que él  daría.  No se equivocaba, siempre era lo mismo:  ella era su bálsamo.  Le conocía bien y manejaba las armas que había adquirido en momentos como esos en que él necesitaba aplacar sus nervios.

-Ven conmigo. Será un viaje bonito si vamos juntos. Como una segunda luna de miel.  Desde que nacieron los niños, pocos viajes largos hemos hecho.  Me apetecería hacerlo juntos;  sería muy diferente
-Amor, sabes que no puedo.  Yo también tengo mis compromisos y Perkins me está metiendo prisa, porque voy bastante retrasada.  Además son muchos días, muy lejos de casa y los niños  me necesitan

- ¿ Sabes lo que creo?  Que son excusas. Maggie puede venir y quedarse con ellos. Y aunque te retrases unos días no va a hundirse el mundo.  Lo cierto es que no te apetece; no pongas excusas
- No las estoy poniendo.  Eres tu el intransigente que no te haces cargo de nada
-¿ Que no me hago caergo de nada? ¿ No sera´que sientes celos de mi éxito?
-¿ Cómo te atreves a decirme eso ?  Sabes que lo dejé todo por atenderos, y no me importó, ni me importa hacerlo.  Sólo que ahora he contraído un compromiso que he venido demorando desde hce mucho, y ya se me acabaron las excusas para no cumplirlo
- Cuéntame ¿ qué compromiso? ¿ el de el reportero que intentó hace años boicotearnos en un plató de televisión? ¿ Se trata de ese mequetrefe?
- Si, se trata de ese sujeto.  Pero precisamente porque "nos tiene ganas", no dejaré que se salga con la suya.  Además lo nuestro no interesará a nadie.  Entonces puede que sí, pero ahora somos una familia estable como hay muchas.  No, no despertamos interés, pero si  puede servir para la venta de libros. Tu estás con uno recién estrenado y yo próximo a publicar otro.
- ¡ Ah, vaya ! Ya salió.  Es lo comercial lo que te interesa.  Muy bien, pues atente a las consecuencias - y salió de allí dando un portazo

Pero Kylie fue tras él reclamándole su actitud.  Estaba preocupada, nunca se había comportado de esta forma ¿ a qué se debería? ¿ A la edad? ¿ Serían esas cosas tan manidas de que a medida que cumples años todo cambia? No lo creía,   ellos no habían notado el cumplir años.  Se comportaban sexualmente lo mismo que antes

- ¿ Qué demonios te pasa? - le gritó cuando estuvo cerca de él- Me estás echando en cara que me he vuelto egoísta ¿ es eso? Lo dejé todo por ti, por vosotros y no me importó ni me importa.  Pero también tengo derecho a tener ego. Echo de menos la popularidad ¿ qué hay de malo en eso? Tenemos dos hijos por los que daría mi vida.  Aún son pequños.  No podemos hacer un petate e irnos a recorrer mundo cada vez que te apetezca.  El egoísta eres tú y no yo
- ¿ Quieres hacer el favor de dejarme en paz? Iré a ese viaje, pero luego no quiero reclamaciones
- ¿ Me amenzas ? ¿ Con qué ? ¿ Acaso piensas liarte con alguna rusa?
- Pues mira, en la variedad está el gusto. Son mujeres muy bellas y seductoras, y además de pensamiento libre.  No deseo hacer eso, pero si se tercia...
-¿ Qué ? ¿ Qué es lo que dices? Repítemelo porque me amenazas con algo que me hiere profundamente.  Muy bien haz lo que quieras. Pero si lo haces, no volverás a entrar por esa puerta
- ¿ Cómo lo sabrías si lo hiciera?
- Lo sabría.  Las mujeres notamos cuando hay algo extraño.  haz lo que quieras, pero ya también se amenazar.  Te has puesto hecho una furia por una tontería.  Eso es lo que pienso, que te comportas como un niño cuando le niegan un juguete.

No discutieron más. No volvieron a hablarse.  Habían formado una montaña de un grano de arena y todo lo que se dijeron no podrían borrarlo.  Eran palabras hirientes del uno para el otro, aunque ambos sabían que eran sólo palabras, que nada de eso ocurriría.  Pero el simple hecho de herir, era muy significativo.  Era el primer disgusto serio que tuvieron y no lo olvidarán fácilmente

Entonces Kylie comenzó a pensar en que quizá no estaban muy descaminados al decir que pasando de los cuarenta las cosas cambiaban.  Ella aún no había llegado, pero Dylan los había pasado, y  ¿comenzaba el cambio? ¿ Cuántos años llevaban casados? Echó  cuentas con la edad de sus hijos y enseguida e imaginó  que estaban entrando en otra época.  Quizá la más difícil, en la que habían descubierto todo, de su convivencia, de sus virtudes, pero también de sus defectos y el pensar en que él buscara más alicientes fuera de casa, le puso la piel de gallina.  Es sabido que a algunos hombres hacen eso: buscan fuera de casa  comprobar si aún son atractivos.

- Dylan no es de esos- se dijo,pero la duda se instaló dentro de ella.

Llamó rápidamente a Krista para que anulase su cita con el reportero. Si, eso haría lo cancelaría e iría con Dylan a Rusia.  Si de ella dependía  no daría oportunidades.

- Krista, necesito que anules la cita con Robins
- Es imposible, Kylie.  Llevamos dándole largas durante mucho tiempo.  Sabes que es un tipo de cuidado y no  nos conviene ponernos a mal con él.  Mejor amigo que enemigo.  Aunque escriba para un panfleto, tiene muchos seguidores, entre ellos algún escritor fracasado.  No conviene que se ponga en contra ahora que vas a publicar después de tanto tiempo.  Lo siento Kylie pero es un mal negocio.  Precisamente porque hace mucho que no se habla de tí, necesitas esa entrevista

No se pudo cancelar, y Dylan no dirigió la palabra a su mjer en todo el día, y le dió la espalda en la cama,algo que preocupó mucho a su mujer.  Nunca se había comportado de esa manera.  Por muchos intentos que hacía aproximándose a él, no obtenía respuesta.  A la mañana siguiente, hizo su equipaje y salió rumbo a Moscú; la dió un beso en la frente otro a sus hijos y salió por la puerta de casa sin más palabras.

Durante todo el día estuvo llorando, esperando la llamada de él y pensando que quizá se hubiera calmado durante el vuelo.  Iría acompañado de Perkins y de su agente, lo que la tranquilizó algo más, pensando que ellos no le permitirían ,  si acaso cumpliera la amenaza,  de echar esa canita al aire.

No la llamó ni esa noche ni al día siguiente.  Y ese día Robins se personó en su casa con un fotógrafo, dispuesto a realizar la tan ansiada entrevista,  Y sin saber muy bien por que´recordó aquella primera con Krista, que fue con la misma intención que ahora.  Sólo que entonces era más joven y ahora ya tenía la suficiente experiencia en este tipo de cosas.  Y en ambas ocasiones estaba pendiente del mismo hombre, de la misma persona., y sola, como ahora

Y los reporteros a averiguar cosas de ellos, algo que no consiguieron entonces, ni tampoco ahora conseguirían.  .Su trabajo fue inútil; era un tipo extraño, empeñado a toda costa  desenterrar los viejos demonios que en otra época no pudo.  Pero Kylie no era tan joven como entonces, pero  tenía más experiencia después de haber tratado con algunos periodistas y con la tutela de Krista que había sido del gremio y conocía todas sus artimañas.  También recordó que  sería publicidad, y se mostró simpática y obsequiosa tanto con el periodista  como con el fotógrafo.  Y el resultado fue todo lo contrario de lio ellos  buscaban:  una entrevista en que todo eran halagos y simpatía hacia aquella escritora que pronto lanzaría al mercado otra interesante historia.

Kylie trataba por todos los medios de dilatar la estancia de los pappa en su casa, a pesar de que deseaba deshacerse de ellos, pero cuanto más lo dilatase, ellos hablarían mejor de su novela.  Había alcanzado un grado sumo de experiencia a lo largo de los años, en que la vida no fue fácil para ella.  Pero eso sólo lo sabía su familia y por nada del mundo daría publicidad a lo que era privado.  Acababa de marcharse el periodista, cuando una llamada de teléfono repiqueteó en su despacho

- Dígame., contestó con desgana.  Se sentía cansada y nerviosa después del  fingimiento de amabilidad que acababa de mantener con el reportero

-Estoy en el hotel Savoy, cerca del Kremlin.  Todo va bien, pero la visita se dilatará. ¿ Estáis todos bien ?
- Si todos estamos bien ¿ Y tú ?
- Cansado de comilonas y bebida. Os echo de menos. Tengo que cortar
- Espera no...


No la dió tiempo a seguir hablando.  Escuchó unas voces por encima de la de su marido y sospechó que alguien había entrado.  Pero no necesitó más;  en ese momento tomó una decisión. ¿ Cómo podía haber sido tan tonta ?  Marcó el número de su tía Maggie, que respondió de inmediato

-¿ Qué pasa, ocurre algo?
- Tía, necesito que te quedes unos días con los niños.  He de viajar a Moscú
-¿ A Moscú ? ¿ Tan lejos ?
- Si, tan lejos.  Dylan me necesita
- Me estás asustando ¿ Le ha ocurrido algo?
- No, pero nos echa de menos.  Me echa de menos y he de estar con él.
- Bien no te preocupes.  Atiende a tu marido.

Krista se encargó de agilizar todo de inmediato.  Sonreia mientras lo hacía.  Sabía que Kylie y Dylan se necesitaban  y en más de una ocasión había dicho, que lo dejaría todo si su familia la necesitase.  Y ahora era esa ocasión.  Esperó a que Maggie llegará  A primera hora de la mañana del día siguiente tomaría el vuelo que en casi cuatro horas la dejaría en Moscú.  Allí ya se buscaría la forma de que alguien la llevase hasta el hotel.  No quiso avisarle;  sería una sorpresa.

Pero la sorpresa se la llevó ella, porque Dylan no apareció por el hotel en todo el día.  Haciendo valer su condición de esposa y a través del pasaporte, le hicieron el favor de que permaneciese en su habitación.  No quería salir del hotel.  esperaba que en cualquier momento él llegase y quería estar allí para recibirle.  Pero Dylan no llegó hasta la noche.  Desde la puerta de la habitación escuchó cómo se despedía de Perkins y de su agente.   Por el tono de voz, supo que estaba normal, es decir no había bebido.  No era aficionado a la bebida, pero estando en un lugar en que todo lo celebraban  brindando, nada la hubiera extrañado  .La habitación permanecía a oscuras y ella estaba tumbada en un sillón dormida. Desde que llegara al hotel, no había salido de la habitación, ni siquiera para comer, y fue el aburrimiento y la soledad, lo que la hizo  sumergirse en un profundo sueño, más de cansancio y aburrimiento que de otra cosa.

Al dar la luz, se quedó extrañado al contemplar aquél bulto que arropado dormía  hecho un ovillo en uno de los butacones.  Se aproximó a él, sin siquiera imaginarse de quién se trataba.  Lo zarandeó con energía, y entonces descubrió  quién era.  Ella había venido, estaba allí.  la abrazó fuertemente al tiempo que la llenaba de besos toda la cara.  Su alegría era palpable, y ella reía feliz y tranquila al comprobar que él no había cumplido su amenaza.  Aquella en que la dió a entender que se buscaría alguna chica para matar el tiempo.

No había sido así. Se encontraba entre sus brazos y recibía sus caricias.  esas que había echado de menos durante esos pocos días, pero que parecían siglos.  Nada había cambiado.  La seguía amando y seguía siendo lo más importante para él.  Ni siquiera hablaba, ni preguntaba por los niños, sólo la miraba, sonreía, la besaba y abrazaba, todo a un tiempo  De repente se dió cuenta de algo y se paró en seco en sus caricias

- Espera-,  la dijo apartándola de él - ¿ Estás aquí porque creías que te iba a ser infiel? No confiarás en mi nunca. No hay nadie en mi vida ni nunca lo habrá. ¿ Me crees tan loco como para hacerlo por una  discusión sin importancia? Mujer de poca fe, aún no sabes que me atraes de forma anti natural. Que siempre estarás en mi pensamiento, y en todo mi ser. Que te quiero y que te necesito. Que por muy preciosas que sean las rusas, nunca encontraré a nadie como tú. Y estás aquí, aunque me porté como un bruto, pero tú nunca me fallas.

Kylie se refugió en sus brazos y no dijo nada.  Le dejaba hacer porque ambos necesitaban  esa expresión de amor tan auténtico.  Y no importaba si tuviera que aguardarle en la habitación del hotel los días que permanecieran en Moscú.  Y no importaba los días que fueran.  Estarían juntos, y juntos permanecerían hasta el fin de sus días.


El libro de Dylan fue traducido al ruso y Kylie, aunque con retraso, publicó  el suyo.  En ambos se reflejaba la estabilidad de esta pareja cuyos comienzos habían sido un tanto extraños y azarosos, pero que el transcurrir del tiempo, con sus altos y bajos, les había hecho más fuertes y más seguros de que , aunque al principio fuese un amor de una menor con un hombre  mayor que ella, daría  paso a un gran amor, digno de una novela, una novela que sólo ellos sabían que era auténtica y verdadera, que era la historia de un gran amor, de su amor más grande.


                                                                   F    I    N

Autora:  1996rosafermu
Ilustraciones:  Universal Pictures / Nino Muñoz / Internet
Edición:  Junio de 2018
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS


Amores menores, grandes amores - Capítulo 29 - Vida familiar

Tras pasar dos días con Claire y su familia, siguieron viaje a Venecia.  Y allí hicieron lo típico de todos los enamorados.  Visitaron todos los rincones de la hermosa ciudad.  Viajaron en góndola en la que el gondolero les cantaba hermosas canciones de amor.  Se hicieron fotos en el Puente de los Suspiros. y en la Plaza de San Marcos. A pesar de que Dylan se reía de ella por lo turísta que era, no la importaba, deseaba vivir esos momentos románticos con el amor de su vida y los vivió a tope, sólo por la verla feliz y disfrutar con todo lo que estaban viendo.
Regresaron con la sensación de querer volver en otra ocasión.  No habían tenido lugares exóticos, ni playas de azúcar, ni de aguas cristalinas.  Pero habían vivido su amor al máximo;  se habían amado profundamente y se habían jurado amor eterno.

Pero había que volver a la realidad, por mucho que les costase. Estarían juntos, era lo importante, y un nuevo escenario se abría ante ellos: el comienzo de la vida real, sin fantasías . El trabajo y la felicidad que sentían  con la que lograban evadirse día tras día, cada vez que se juntaban.

Dos meses pasaron desde su casamiento, cuando Kylie notó los primeros síntomas de un embarazo que les colmó de alegría. Una ecografía les confirmó que estaban en lo cierto:  iban a ser padres.  Pero al mismo tiempo, el temor se instaló entre ellos.  Serían los nueve meses más largos y más  angustiosos que jamás pudieran vivir. Lo ocurrido con su hija fallida, les atormentaba, aunque cada uno de ellos procuraba ocultarse al otro.  Supieron que era un varón y que todo estaba normal y que nació sin problema alguno,  sano y precioso.  Los padres eran tan felices que juntos lloraron cuando llevaron al bebe a la habitación de la madre.  Ya eran una familia feliz y enamorada.
Maggie se trasladó a vivir con ellos hasta que Kylie estuviera más acostumbrada a manejarse con el niño.  Claire y su familia  viajaron hasta Londres para conocer a su sobrino, sería en las vacaciones de Semana Santa.  Krista, Ann y Tom, se rifaban al bebe,  Ellos eran como de la familia también, y participaban del acontecimiento.

Dylan llenó de flores la habitación de la clínica y de regalos para su esposa. No existía otro hombre más feliz en el mundo.  Hasta Perkins les felicitó y les hizo una visita en el hospital. Todos cuantos les trataban les querían, se habían ganado el respeto y el cariño de todos.  Hasta Melina llamó a su ex marido para felicitarle por su paternidad.  Ella vivía con su novio en Puerto Rico, y le confesó que era totalmente feliz y se congratularon de haber tomado la decisión de la separaciçón.  Se convertirían en buenos amigos, olvidando el vínculo que les unió en su día

Y la rueda de la vida siguió girando y dos años más tarde llegó Keyra, una preciosa niña parecida a su hermano, pero idéntica al padre a su misma edad.  Algo que hacía que Dylan no dejara de mirarla ni un sólo instante.
Siguió publicando pero tardaba más en hacerlo, ya que tenía que compatibilizar su trabajo con el placer inmenso que sentía por su función de padre.  Nada ni nadie le eximiría de esa función. Kylie, si tuvo que abandonar la escritura, al menos mientras los niños fueran tan pequeños, porque ellos ocupaban todo su tiempo,  a lo que no renunciaría.  Pero cada noche, o cada madrugada, según se diera el día, el matrimonio buscaba un rato para ellos solos.  No importaba la hora, sólo el momento en que pudieran sentirse hombre y mujer además de padres.

Y de esta forma transcurría sus vidas.  Unas veces las horas pasaban rápidas, por tanto,  los días, los meses y los años, se sucedían sin a penas darse cuenta.  Pero todo iba con normalidad.  Los niños iban al colegio y poco a poco Kylie encontró el tiempo para retomar su escritura. Tanto tiempo de descanso de no hacerlo, había fortalecido sus ideas.  Miró el cuaderno en donde tenía todo apuntado y comenzó a escribir una nueva novela.

Su tiempo era más limitado, por tanto la novela se retrasaba.  Pero no la importaba, no tenía prisa; estaba satisfecha con atender a los niños y a Dylan; no buscaba el exito ni la fama.  Amaba a su familia y para ella era lo más importante. Pero después de un largo plazo en que los niños iban creciendo y no la necesitaban tanto, al fin terminó lo que tenía en mente.  Se apartaba totalmente de la línea que había llevado hasta entonces, y eso hizo que también tardara más en completarla:  debía hacer bastante investigación.  Pero al fin envió a Perkins, una nueva galerada. Antes Dylan le había dado el visto bueno y creyó que sería un exito rotundo

- Sabes que no suelo equivocarme.  Te conozco muy bien, y creo que has acertado con cambiar el rumbo de tu escritura.-,    la dijo una vez terminada su lectura.

Dylan hacía poco que había lanzado un nuevo libro.  El éxito les sonreia, pero al mismo tiempo tenían menos ocasiones de sentarse tranquilamente a charlar después de cenar.  Tenía algunas presentaciones lejos de Londres, o firma de libro y eso le ausentaba algunas noches de la cena familiar.  Ambos conocían lo que era el lanzamiento de una obra.  Ellos eran conocidos y tenían un público fiel que les seguía, por tanto no podían defraudarles.

A pesar de su agitada vida, ellos seguían firmes en su amor, sin nada que lo alterase ni que lo hiciera disminuir, muy al contrario, cada vez era más auténtico, y habían dejado atrás definitivamente todas las dudas anteriores.  Pero el tiempo también pasaba para ellos, y cumplían años como matrimonio.  Habían pasado varios varios desde su enlace,  Kylie tenía casi treinta y siete y Dylan  sobradamente había entrado en la cuarentena.  Pero aún eran jóvenes y cautivadores.  Aún podían sentir la fogosidad de la juventud, porque la atracción mutua se mantenía.

Sólo alteraba la paz de su hogar, alguna que otra discusión, nunca de relevante importancia, y siempre tenían una máxima:  nunca dormirse sin haber hecho las paces.  Y ellos lo llevaban a rajatabla , además lo disfrutaban mucho, como si siguieran teniendo la misma edad de cuando se conocieron.  En ese aspecto, nunca tuvieron problemas.
Y así vivian y disfrutaban de una vida en el campo, en el lugar elegido por ellos para criar a sus hijos que poco a poco crecían y se volvían más independientes.

Cada vez que Dylan tenía que salir de viaje y Kylie no podía acompañarle, se ponía de mal humor, y a veces lo pagaba con quién tenía más cerca: con su mujer.  Pero los enfados duraban lo que alguna sonrisa, alguna caricia entraba en acción y todo se olvidaba al instante.

El lanzamiento del último libro de Dylan, fue todo un éxito, como esperaban,.  Su creación había mejorado notablemente desde que ellos se estabilizaron amorosamente y toda esa paz interior, se reflejaba en lo que escribía.  A pesar de que evadía todo lo que podía sus salidas, a veces , le era imposible desatender las peticiones de Perkins porque todo ello era beneficioso para la editorial.  Le debía esa deferencia a su ex suegro; siempre se había portado muy bien con él, y el cariño demostrado a su familia  hacía que muchas veces no pudiera rechazar lo que le solicitaba como un favor personal.  Y así ocurrió aquella vez.

Amores menores, grandes amores - Capítulo 28 - La torna boda

Ella dormitaba boca abajo con los brazos metidos debajo de la almohada y su cabeza girada hacia él.  Dylan, despierto, la contemplaba y acariciaba su espalda desnuda suavemente.  La retiraba algún mechón de cabello que le caía sobre el rostro.  Le parecía ¡ tan pequeña,  tan menuda !.  Y sin embargo era grande en dimensión, y fuerte como un roble.  Era su esposa y la mimaría.   Sabía que siempre dependería de ella, porque los hombres necesitan una mujer a su lado, y ellas a un hombre.  La especie humana es así: dependen unos de otros. Y la tarea del hombre es cuidar a la mujer.  Por muy independiente que sea, siempre buscará cobijo en el hombre;  es una necesidad  ancestral  que sienten tanto uno como el otro:  se necesitan, se complementan ,  .esa  es la realidad.  La mujer sabe cuidar de la familia, proteger a los suyos, y entre esos cuidados también esta el marido.

 Al llegar a esta reflexión, pensó en que al fin su sueño se vería cumplido.  Tanto  él como  ella querían tener hijos, y si las cosas seguían así, no tardarían mucho en ser una familia.  Y es que al verla, al contemplarla,  despertaba en él su instinto, sin que ella hiciera nada especial por conseguirlo.  Pero a ella le ocurría lo mismo.  Bastaba una mirada o una caricia, para que ambos conectasen de inmediato.  Y esa sensación nunca la había sentido antes con nadie, casado o no, nunca.  Si estaba con una extraña, cumplía su papel y se despedía, y el tiempo que estuvo casado, era como si lo hubiera estado con una autómata:  no le inspiraba el más mínimo deseo.  Sin embargo con Kylie, siempre había sido distinto.

Al fin ella se despertó y la primera sonrisa fue para él, junto con una caricia en su cara.  Dylan sonreia feliz y quiso gastarle una broma.

- ¿ Has dormido bien ? - la preguntó fingiendo incomodidad
- Bueno, el rato que me dejaste si, francamente bien ¿ Por qué lo dices ?
- Yo no he podido dormir en toda la noche.  Omitimos nuestra forma de dormir cuando quisiste que nos conociéramos más. No me dijiste que dormías boca abajo y que con los brazos empujabas la almohada hacia arriba.  Tengo un dolor de nuca considerable, porque yo duermo boca arriba y con los brazos sobre la almohada.  Creo que somos incompatibles
- ¿ Qué estás diciendo ? - le miró alarmada Kylie
- Digo que para que podamos dormir bien, debemos hacerlo de lado y abrazados uno al otro, mirándonos y besándonos. Piel con piel; quiero sentirte en todo momento.
- Eso que me has dicho ¿ ha sido en serio?
- Naturalmente que no. Quería gastarte una broma ¿ Crees acaso que he dormido mucho esta noche. Tu me has desvelado, pero en serio, quiero dormir como te he dicho: totalmente abrazado a tí.

Ella rompió a reír y abrazados comenzaron el día de la torna boda, que fue una continuación de la noche anterior.  Ya tenían edad suficiente para ser más formales en situaciones como éstas, pero no querían serlo.  Deseaban ser adolescentes que hicieran el amor por primera vez.  Y se descubrieron mil formas de hacerlo, y reían felices haciéndose cosquillas, jugueteando como dos niños.  Pero no lo eran sólo estaban felices de estar juntos.

- No hemos hablado de nuestra luna de miel - dijo Dylan
- No, y no importa si todos los días que vengan son como lo que estamos viviendo.  No Fidji por favor.  Ni ningún paraiso tropical.  Deseo conocer a tu familia; llévame a ver a tu hermana.  Vayamos a Italia
- ¿ Quieres conocerles?
- Si, me gustaría muchísimo. Es la única familia que tenemos.  Tú ya conoces a la mía, quiero conocer a la tuya ¿ me llevarás?
- Si lo deseas iremos aunque sea al fín del mundo. Mi esposa quiere conocer Florencia y allí iremos y a Venecia, el lugar más romántico del mundo.-  Rieron felices abrazados.Y fueron a Roma, y después a Florencia, y dejaron para lo último Venecia; allí pasarían el resto de su luna de miel..


Al llegar a Fiumicino el corazón la palpitaba alegremente. La gustaba Italia, le parecía un país muy romántico, porque ella también lo era, y así lo reflejaba en las novelas que escribía, en las que siempre incluía algún tinte romántico.  Y ahora, ya casada con el hombre al que amaba desesperadamente, lo era aún más.  No concebía un relato en que el amor ganado a pulso por la pareja de protagonistas no saliera a relucir, y en todas ellas ponía alguna nota de sus propias vivencias.

Al fin, en unos días conocería a Claire, su cuñada. Si tuviera ocasión, la preguntaría sobre la vida de su hermano, de su niñez, que ella desconocía totalmente y quería saberlo todo de él. Cómo era de adolescente, las conquistas que había tenido, sus amigos... en fin, todo, quería saberlo todo.
Después de tres días en la capital italiana, tomaron un vuelo que en menos de una hora les dejó en Florencia.  Nunca había conocido una ciudad más hermosa que Florencia.  Era una fortaleza de cultura e historia.  Caminar por cualquiera de sus calles, era transportarte  a la época de Miguel Ángel, de Leonardo, de cualquiera de los maravillosos personajes que vivieron y pasearon por sus calles. Era una enamorada de los museos, por eso Dylan sabía que la encantaría de aquella ciudad.
Se puso en contacto con su hermana que les recibió con los brazos abiertos; al fin conocería a la mujer que perturbó la vida de su hermano, que le había vuelto loco y que ahora era su cuñada.
Claire se parecía mucho a Dylan.  tenía su mismo color de cabello y de ojos, lo que la hizo suponer que serían iguales al padre o a la madre.  Conoció a James, su cuñado, y a dos diablillos: sus  sobrinas, dos niñas preciosas con una mezcla en parecido a los padres, que  corrieron a los brazos de su tio en cuanto le vieron.   Kylie sonreía al ver el cariño que demostraban las pequeñas.  No era desconocido para ella el amor que  Dylan sentía por los niños, e instintivamente su imaginación voló hacia Faith ¿ cómo hubiera sido si viviera?  Borró ese  pensamiento; no quería empañar la alegría reinante en el pequeño grupò familiar.
James y Dylan, más que cuñados parecían hermanos.  Supo que habían sido amigos desde pequeños, y que se hizo novio de su hermana, cuando ambos estudiaban arte en la universidad.  Mediante una beca otorgada para Florencia, decidieron unir sus vidas e instalarse en esa ciudad.  No fueron fáciles los comienzos de la pareja, ya que aunque juntaran el importe de ambas becas, tenían que vivir, por eso tardaron más de un año en tener a su primera hija  Liesa, y dos años más tarde Aisling. Jamie hizo oposición  al puesto vacante como agregado cultural a la embajada con destino en esa ciudad, y comenzaron a tener una vida más holgada.

La comida fue una fiesta familiar alegre y distendida.  En ningún momento Kylie se sintió abrumada por la falta de confianza de su nueva familia, al contrario estaba relajada y feliz.  Feliz porque él lo estaba con ellos y se le veía risueño y hasta chistoso.

Los dos hombres tomaban café en un rincón del salón comentando los trabajos de cada uno de ellos. y mientras las niñas jugaban en su habitación, las mujeres también conversaban animadamente. Vivían en una pequeña villa que estaba rodeada por un jardín con hermosos rosales de distintos colores.  Era la ciudad del arte indiscutiblemente, y esa expresión dió pié a Claire para, con ese pretexto, salir al jardín y conversar a solas con su cuñada.  Quería saber todo sobre ellos.  Dylan había pasado una mala temporada y le preocupaba mucho, por eso encontró la mejor oportunidad para estar a solas con Kylie.

- Deseo conocer más de vuestra vida.  Deseo conocerte bien porque no serás mi cuñada, sino mi hermana.  Durante bastante tiempo, Dylan, me tuvo muy preocupada. Cuando estaba dando clases en la Universidad, de buenas a primeras lo dejó todo y se vino con nosotros.  Estaba bastante descentrado, nervioso e inquieto. Al preguntarle siempre decía que el escribir le había bloqueado y no sabía cómo continuar algo que estaba creando en esos momentos.  Que deseaba aislarse y centrarse de nuevo.  Nunca le había pasado nada semejante, hasta que al fin un día, me confesó la verdad.  Había conocido a una joven que había puesto su mundo patas arriba.  Aunque no era alumna suya, estaba prohibido tener relación extra académica con cualquier alumno y habían ido un paso más allá.  Si llegaba a conocimiento del  Rectorado, no sólo se jugaba su carrera, sino que sería denunciado y se produciría un borrón en su historial académico.  De repente sintió miedo y se refugió aquí.  Tras una larga temporada regreso,   y después supimos que estaba publicando con éxito y lo que más me agradó, por su propio bien, iba a casarse.
Al fin podía respirar tranquila:  había sentado la cabeza y formaría una familia. Pero... no pudo ser.  Ahora estáis aquí, os habéis casado y me parece bien, porque se os ve muy enamorados, pero ¿ será duradero? ¿ No será  una lluvia de Abril? Estoy preocupada.  Perdona, no es una conversación muy apropiada con alguien a quién acabo de conocer, pero es mi familia y le quiero.
- Lo entiendo Claire, y no me extraña que dudes, porque todo ha sido extraño , pero no rápido.  Yo soy aquella chica de la Universidad.  Creo que debes conocer cómo ha ocurrido todo y  que será la única forma de que tus dudas se disipen.  He de decirte que le quiero más que a nada y a nadie, y que él me corresponde en la misma medida, y que haré todo lo posible por hacerle feliz.
 Nos conocimos...

Kylie comenzó a narrar toda su vida, incluida la pérdida de Faith y el largo periodo que transcurrió sin verse y sin a penas tratarse.  Claire, tomó una de las manos de su cuñada apretándola suavemente, gesto que no pasó desapercibido para ella.  Posiblemente fuese un gesto de familia.  Al terminar el relato, se abrazaron ambas mujeres, con emoción contenida en su voz.

Amores menores, grandes amores - Capítulo 29 - Vida familiar

Tras pasar dos días con Claire y su familia, siguieron viaje a Venecia.  Y allí hicieron lo típico de todos los enamorados.  Visitaron todos los rincones de la hermosa ciudad.  Viajaron en góndola en la que el gondolero les cantaba hermosas canciones de amor.  Se hicieron fotos en el Puente de los Suspiros. y en la Plaza de San Marcos. A pesar de que Dylan se reía de ella por lo turísta que era, no la importaba, deseaba vivir esos momentos románticos con el amor de su vida y los vivió a tope, sólo por la verla feliz y disfrutar con todo lo que estaban viendo.
Regresaron con la sensación de querer volver en otra ocasión.  No habían tenido lugares exóticos, ni playas de azúcar, ni de aguas cristalinas.  Pero habían vivido su amor al máximo;  se habían amado profundamente y se habían jurado amor eterno.

Pero había que volver a la realidad, por mucho que les costase. Estarían juntos, era lo importante, y un nuevo escenario se abría ante ellos: el comienzo de la vida real, sin fantasías . El trabajo y la felicidad que sentían  con la que lograban evadirse día tras día, cada vez que se juntaban.

Dos meses pasaron desde su casamiento, cuando Kylie notó los primeros síntomas de un embarazo que les colmó de alegría. Una ecografía les confirmó que estaban en lo cierto:  iban a ser padres.  Pero al mismo tiempo, el temor se instaló entre ellos.  Serían los nueve meses más largos y más  angustiosos que jamás pudieran vivir. Lo ocurrido con su hija fallida, les atormentaba, aunque cada uno de ellos procuraba ocultarse al otro.  Supieron que era un varón y que todo estaba normal y que nació sin problema alguno,  sano y precioso.  Los padres eran tan felices que juntos lloraron cuando llevaron al bebe a la habitación de la madre.  Ya eran una familia feliz y enamorada.
Maggie se trasladó a vivir con ellos hasta que Kylie estuviera más acostumbrada a manejarse con el niño.  Claire y su familia  viajaron hasta Londres para conocer a su sobrino, sería en las vacaciones de Semana Santa.  Krista, Ann y Tom, se rifaban al bebe,  Ellos eran como de la familia también, y participaban del acontecimiento.

Dylan llenó de flores la habitación de la clínica y de regalos para su esposa. No existía otro hombre más feliz en el mundo.  Hasta Perkins les felicitó y les hizo una visita en el hospital. Todos cuantos les trataban les querían, se habían ganado el respeto y el cariño de todos.  Hasta Melina llamó a su ex marido para felicitarle por su paternidad.  Ella vivía con su novio en Puerto Rico, y le confesó que era totalmente feliz y se congratularon de haber tomado la decisión de la separaciçón.  Se convertirían en buenos amigos, olvidando el vínculo que les unió en su día

Y la rueda de la vida siguió girando y dos años más tarde llegó Keyra, una preciosa niña parecida a su hermano, pero idéntica al padre a su misma edad.  Algo que hacía que Dylan no dejara de mirarla ni un sólo instante.
Siguió publicando pero tardaba más en hacerlo, ya que tenía que compatibilizar su trabajo con el placer inmenso que sentía por su función de padre.  Nada ni nadie le eximiría de esa función. Kylie, si tuvo que abandonar la escritura, al menos mientras los niños fueran tan pequeños, porque ellos ocupaban todo su tiempo,  a lo que no renunciaría.  Pero cada noche, o cada madrugada, según se diera el día, el matrimonio buscaba un rato para ellos solos.  No importaba la hora, sólo el momento en que pudieran sentirse hombre y mujer además de padres.

Y de esta forma transcurría sus vidas.  Unas veces las horas pasaban rápidas, por tanto,  los días, los meses y los años, se sucedían sin a penas darse cuenta.  Pero todo iba con normalidad.  Los niños iban al colegio y poco a poco Kylie encontró el tiempo para retomar su escritura. Tanto tiempo de descanso de no hacerlo, había fortalecido sus ideas.  Miró el cuaderno en donde tenía todo apuntado y comenzó a escribir una nueva novela.

Su tiempo era más limitado, por tanto la novela se retrasaba.  Pero no la importaba, no tenía prisa; estaba satisfecha con atender a los niños y a Dylan; no buscaba el exito ni la fama.  Amaba a su familia y para ella era lo más importante. Pero después de un largo plazo en que los niños iban creciendo y no la necesitaban tanto, al fin terminó lo que tenía en mente.  Se apartaba totalmente de la línea que había llevado hasta entonces, y eso hizo que también tardara más en completarla:  debía hacer bastante investigación.  Pero al fin envió a Perkins, una nueva galerada. Antes Dylan le había dado el visto bueno y creyó que sería un exito rotundo

- Sabes que no suelo equivocarme.  Te conozco muy bien, y creo que has acertado con cambiar el rumbo de tu escritura.-,    la dijo una vez terminada su lectura.

Dylan hacía poco que había lanzado un nuevo libro.  El éxito les sonreia, pero al mismo tiempo tenían menos ocasiones de sentarse tranquilamente a charlar después de cenar.  Tenía algunas presentaciones lejos de Londres, o firma de libro y eso le ausentaba algunas noches de la cena familiar.  Ambos conocían lo que era el lanzamiento de una obra.  Ellos eran conocidos y tenían un público fiel que les seguía, por tanto no podían defraudarles.

A pesar de su agitada vida, ellos seguían firmes en su amor, sin nada que lo alterase ni que lo hiciera disminuir, muy al contrario, cada vez era más auténtico, y habían dejado atrás definitivamente todas las dudas anteriores.  Pero el tiempo también pasaba para ellos, y cumplían años como matrimonio.  Habían pasado varios varios desde su enlace,  Kylie tenía casi treinta y siete y Dylan  sobradamente había entrado en la cuarentena.  Pero aún eran jóvenes y cautivadores.  Aún podían sentir la fogosidad de la juventud, porque la atracción mutua se mantenía.

Sólo alteraba la paz de su hogar, alguna que otra discusión, nunca de relevante importancia, y siempre tenían una máxima:  nunca dormirse sin haber hecho las paces.  Y ellos lo llevaban a rajatabla , además lo disfrutaban mucho, como si siguieran teniendo la misma edad de cuando se conocieron.  En ese aspecto, nunca tuvieron problemas.
Y así vivian y disfrutaban de una vida en el campo, en el lugar elegido por ellos para criar a sus hijos que poco a poco crecían y se volvían más independientes.

Cada vez que Dylan tenía que salir de viaje y Kylie no podía acompañarle, se ponía de mal humor, y a veces lo pagaba con quién tenía más cerca: con su mujer.  Pero los enfados duraban lo que alguna sonrisa, alguna caricia entraba en acción y todo se olvidaba al instante.

El lanzamiento del último libro de Dylan, fue todo un éxito, como esperaban,.  Su creación había mejorado notablemente desde que ellos se estabilizaron amorosamente y toda esa paz interior, se reflejaba en lo que escribía.  A pesar de que evadía todo lo que podía sus salidas, a veces , le era imposible desatender las peticiones de Perkins porque todo ello era beneficioso para la editorial.  Le debía esa deferencia a su ex suegro; siempre se había portado muy bien con él, y el cariño demostrado a su familia  hacía que muchas veces no pudiera rechazar lo que le solicitaba como un favor personal.  Y así ocurrió aquella vez.


sábado, 18 de agosto de 2018

Amores menorea, grandes amores - Capítulo 27 - Un anillo en su mano

Con sus cuerpos enlazados se miraban .  Dylan acariciaba su cara y ella se dejaba hacer.  Eran inmensamente felices. ¿ Soñaba ? No quería despertarse.  No querían abandonar lo vivido aquella noche. No podría soportarlo si él volviera a marcharse, pero esta vez sería la definitiva.  La murmuraba algo muy bajito, pero muy dulce y sus caricias eran tiernas reflejando el amor que sentía por ella.  Habían vivido en un sólo día lo que otras personas viven en años.  Pero de ahora en adelante, así sería; aprovecharían cada minuto cada segundo que estuvieran juntos. La beso y tras darle un ligero azote en su nalga, se levantó., algo que extrañó a Kylie que estaba somnolienta y algo desmadejada, sin duda por la ardorosa noche pasada.

- He de salir un momento. Enseguida vuelvo - la dijo.

Ella se incorporó en la cama extrañada por esa decisión.  No la había dicho nada ¿ por qué tanta prisa?  Esperaba más pasión al despertarse, pero para nada una salida tan presurosa

- Iré contigo.  Dame cinco minutos
- Lo siento, amor, ésto tengo que hacerlo yo solo
- Pero dime algo ¿qué es tan urgente que no puede esperar?
- Tengo prisa por ganar tiempo, eso es todo.  Volveré enseguida.  Te quiero. Y no sabes cuánto.  Vuelve a dormirte; cuando despiertes, ya estaré de regreso.

A Kylie esas palabras le sonaron a despedida.  No tenía motivos para ello, pero pensó que de nuevo la dejaba y no regresaría.  No dijo nada, pero él se dió cuenta de que estaba pensando algo que no era cierto.  No la diría nada; era una sorpresa.  Dylan regreso al cabo de dos horas; Kylie estaba vestida y en sus ojos había señales de haber estado llorando.  Al besarla, se dió cuenta de que su imaginación había corrido veloz pensando en que no regresaría, que sería aquella precipitada despedida, porque no pensaba volver.

- De nuevo has desconfiado de mi ¿ verdad?  ¿ Creías que no volvería ?  Pues ya ves que estoy aquí. Se trata de una sorpresa, pero está visto que he de adelantarla.. ¿ Tengo que vivir con esas dudas toda la vida? Si no tenemos confianza mutua, ésto no funcionará- la dijo

Extrajo un pequeño estuche de su bolsillo, lo abrió, y ante la sorpresa de Kylie, la mostró un magnífico anillo de compromiso y dos alianzas.  Ella se abrazó a su cuello llorando, pero ahora era de felicidad.  Tendría que aprender a confiar en él, a desechar la idea de que cada vez que saliera a la calle sin ella, era para no regresar.  Le besó con toda su alma puesta en ese beso.  Que fue de alegría, pero también de descanso al ver que estaba a su lado y que ésta vez sería para siempre.

-Prometo amarte, respetarte y cuidar de ti.  Serás siempre mi prioridad porque tu eres mi hogar y donde quiera que estés,  mi casa estará contigo.Cuidaré de ti en la enfermedad y reiré contigo en la alegría. Te amaré siempre porque siempre te he amado, aún sin saberlo.  Eres mi luz, mi norte, mi brújula.  Gracias por amarme con la misma intensidad que yo te amo. Y nuestros hijos serán nuestra continuidad. ¿ Querrás ser mi esposa ? Para vivir juntos lo que la vida nos depare,

Kylie no podía contener la emoción.  Amaba a este hombre con todo su corazón y la estaba pidiendo que compartiera su vida con ella.  Le miró fijamente a través de sus lágrimas al tiempo que decía

- Si, si, si quiero y querré siempre, mientras  me quede un halo de vida. Porque has sido y serás mi gran amor.  Porque sin tí estoy perdida.  Porque te necesito a mi lado para que me guies, porque si no estuvieses,  no sería nada y deseo estar contigo siempre, cada minuto, cada segundo del día,  y así siempre.

El tomó su mano izquierda y tras depositar un beso en ella, puso en el dedo anular el anillo de compromiso. Se miraban a los ojos, empañados los de ambos por la emoción que sentían. Se abrazaron y guardaron silencio. Fue un abrazo largo, profundo, de inmenso amor..  Así permanecieron un rato, hasta que Dylan la dijo.

-Vamos, tenemos que hacer un montón de gestiones.  Quiero que nos casemos lo más pronto posible, así que comencemos haciendo los trámites precisos.. Iremos a sacar la licencia y nos casaremos en cualquier pueblecito, pero deseo sea cuanto antes ¿ Lo deseas tu también ?
- Si, lo deseo. Pero quiero que asista la única familia que tengo: mi tia Maggie y también Krista,  Ann y Tom.  Debemos, al menos, anunciárselo
- Sea como quieras. Te considero ya mi mujer, pero también quiero complacerte.  Hagámoslo, pues.

Se personaron en el Juzgado para solicitar la licencia de matrimonio y con ella en la mano llamaron a Maggie y al resto de sus amigos para anunciarles que se casarían en un par de días como mucho.  No aguantaban más.  Y hasta Londres se trasladaron los invitados para luego, todos juntos trasladarse hasta Lacock, un pueblecito pequeño y hermoso a una distancia de un par de horas de la capital.  Dylan había hablado con el Ayuntamiento, y lo conocido de su nombre facilitó mucho las cosas.

Toda la familia estaba con ellos en ese momento crucial de sus vidas. Dylan no tenía a nadie puesto que su hermana vivía lejos y no le había dado tiempo para organizar el viaje, pero allí estaban Ann, Krista y Maggie.  Tom sería el encargado de inmortalizar el hecho.

La ceremonia fue sencilla pero muy emotiva.  Ellos se mostraron radiantes en todo momento, y no se soltaron de la mano después de que el juez les declarara marido y mujer y se dieran el consiguiente beso, que quizá fue más largo de lo habitual, porque también largo había sido el llegar hasta allí

El lugar totalmente rural, estaba poblado mayoritaraimente por personas de edad más que madura, y para ellos fue un acontecimiento celebrar un enlace matrimonial.  El único restaurante organizó un menú especial para ellos y hasta confeccionaron una tarta nupcial.  Todo era íntimo como ellos deseaban y además, perfecto.  Los invitados se marcharon a media tarde y ellos se hospedaron en el pequeño hotel de la localidad, y allí celebrarían su noche de bodas.

E iniciaron su ritual, despacio, lento, sin dejar de mirarse a los ojos. Poco a poco se fueron desnudando; no era la primera vez, pero ésta era distinta.    Se seducían mutuamente recreándose en descubrir sus cuerpos desnudos como si fuera la primera vez que lo hicieran.  Ya no había barreras, ni,rubores, ni impedimentos entre ellos.  La depositó suavemente sobre la cama y acarició su cuerpo con besos dulces, muy dulces.  Ella entornaba los ojos deseosa de recibir esas caricias de parte de su marido.  Del hombre que había deseado y amado desde su juventud.  Atrás quedaba todo lo pasado.  Hoy sería otra historia.  Vivirían la fantasía que ella había soñado durante años, y él se encargaría de que fuera realidad.  No besaría a ninguna otra más que a su esposa, que era ella. No acariciaría otro cuerpo más que el de ella.  No existía nadie más que ella, y eso la llenaba de emoción y deseo, entregándose plenamente, sin reservas al que ahora era su esposo, su inalcanzable amor de siempre.  Cerro los ojos, enlazaron sus manos y se dejaron llevar por el más exquisito placer de amor que nunca pudieran sentir.  Ahora si eran ya marido y mujer.

viernes, 17 de agosto de 2018

Amores menores, grandes amores - Capítulo 26 - Su gran noche

Cuando Dylan puso la llave en la cerradura de su apartamento, notó que la de ella temblaba ligeramente.  Le tenía confundido; estaban allí porque ella así lo había pedido.  No dijo nada y la cedió el paso tras encender la luz de la entrada.  La tomó nuevamente de la mano y la condujo hasta el salón, pero percibió que su mano temblaba con mayor intensidad. Algo tenía que hacer o que decir ante esta situación que él no había creado ¿ Qué estaba pasando?  Se le ocurrió que quizá ofreciendola algo para beber  se rompiera aquello que la pasaba, pero sólo tenía whisky.  Normalmente no llevaba mujeres a su casa.  Era su piso de soltero, pero aún, si la ocasión se presentaba, iba con ellas a un  hotel

- ¿ Quieres beber algo?  Sólo tengo whisky
-Pues dama una copa
- Me asombras.  Nunca bebias nada fuerte
-Pues ya ves, ahora si

Indudablemente algo pasaba, pero era incapaz de penetrar en su cabeza y averiguarlo.  Se lo corroboró el gesto que hizo de desagrado cuando el licor invadió su garganta y una ligera tos le dio la razón.  Entonces se decidió a averiguar lo que estaba pasando

- Vamos a ver.  Algo te ocurre, dímelo. Estás alterada  y quiero saberlo. ¿ He hecho algo que te haya desagradado? ¿ Quieres irte a tu apartamento Si es por eso te llevo ahora mismo. ¿ Qué te ocurre?
- No quiero irme, pero estoy nerviosa porque sé lo que va a ocurrir, y somos dos desconocidos
- ¿ En serio somos dos desconocidos?
- Si lo somos.  No sabemos nada uno del otro.  Ignoro lo que te gusta para comer, para beber, Si te gusta la música. No conozco a tu familia; dijiste que tenías una hermana, pero nunca hablas de ella.No sé los colores que te gusstan, ni la estación del año. No sé nada
-Vayamos por partes, y si eso es trascendental para ti, hablemos de ello.  Tengo una hermana  que vive en Italia; está casada con un adjunto de cultura a la embajada.  Tengo dos sobrinas de ocho y  seis años. Me gusta para comer cualquier cosa desde lo más exquisito a lo más corriente.  Suelo beber whisky.  Buen vino en las comidas y champán en las celebraciones. Me gusta la música clásica, pero según mi estado de ánimo elijo al autor y la pieza para cada momento. Me encanta la primavera y también el otoño. Mi lectura preferida es la mitología griega y los autores contemporáneos, sin olvidar los clásicos ingleses. Voy de vez en cuando al cine y al teatro,  y a algún concierto en el Coven Garden.  adoro el campo y el mar.  Mi color preferido para vestir el azul marino y la ropa deportiva para diario.  Me gusta viajar y detesto la lluvia.  Creo que no me he dejado nada en el tintero.  Y ahora te toca a tí

- No me gusta el sushi. Me encanta la carne, la comida italiana y un buen roast beef inglés. De vez en cuando bebo algo de vino.  No suelo tomar licores, si no es por algún compromiso. Me gustan los colores alegres para vestir.  El negro para las grandes solemnidades y unos vaqueros para algo informal. Me gusta ir a los museos y me deleito con una buena música clásica o moderna , pero nada estridente. Cuando trabajo lo hago con música, con baladas dulces de amor. También a veces  alguna pieza de ópera italiana, principalmente de Puccini.  Hay un tema  en especial que me marcó mucho y  pensando en ella le dí título al libro:  La escucho muchas veces a pesar de que me pone triste.  También me gusta el mar y olor a tierra mojada.
- Pues creo que somos bastante afines en los gustos. ¿ Ves que sencillo ha sido ? Ya nos hemos presentado. ¿ Te gusta bailar?
- Pues lo cierto es que lo hago rematadamente mal.  Se diría que sólo muevo los pies si es que a eso se le puede llamar baile.
- Intentémoslo. Tengo una canción que siempre pongo cuando las ideas, buenas o malas, se van de mi cabeza.  Me trae un recuerdo impreciso que no sabría explicar .  Debí escucharla en algún lugar, pero se quedó grabada en mi. Ni siquiera sé el título.  Me parece preciosa. Bailemos

La tomó de la mano levantándola de su asiento y aproximándola a él.  Al menos con ese preámbulo había conseguido calmarla; ya no temblaba ni tampoco rechazaba su cercanía. Kylie apoyó la cabeza en el hombro de Dylan, cuando la música comenzó a sonar y cerrando los ojos,  como en un susurro comentó: "No puedo decirte adiós"
- ¿ Cómo dices ? - la preguntó extrañado
- Ese es el título de la canción que ahora suena y a la que me he referido antes. Lo pusiste en tu casa aquella noche y está ligada a mi novela y a la historia que en ella narro.Quise hacer referencia, porque para mí, sus notas fueron importantes.  Sonaba en el momento más crucial de mi vida.  Yo nunca la olvidé y ha estado y está muy presente en todo lo que hago. Es lo que escucho siempre,  cuando escribo.  Me da serenidad y  me inspira.  Es una música dulce, pero triste

Dylan se paró y la apartó ligeramente de él. para mirarla al rostro.  Estaba relajada pero algo emocionada. Así que era esa la música que resonaba en su memoria sin conseguir localizarla. Y ahora volvía a vivir la escena y ¡ Cierto ! sonaba esa música en el momento en que la hizo suya.  La abrazó fuertemente contra él. ¡ Cuántas cosas, cuántos momentos vividos y perdidos aún por recuperar. Y en ese momento lo entendió todo.  Era su biografía de principio a fin.  Había escrito su propia vida incluyendo algunas secuencias de lo que hubiera querido que ocurriera y no fue posible.  Por eso llegaba tanto al público, porque era totalmente real.¡ Cómo no se dió cuenta al corregirlo, que el protagonista de la historia era él !  Seguramente porque las situaciones eran distintas, los encuentros, las vivencias eran diferentes.  Pero en lo esencial, había plasmado su propia vida, lo que sentía.  Las ilusiones y los fracasos.  . Su amor imposible era él mismo, pero entonces ni siquiera imaginó que pudiera  inspirar un amor tan fuerte y tan limpio.

- ¡ Oh Kylie ! ¿ Por qué nos distanciamos si éramos el uno para el otro ¿ Cómo pude arrinconar todos aquellos instantes maravillosos que vivimos juntos ? ¿ Por qué no volví a buscarte? ¿ Por cobardía, por miedo? ¿ Por qué ? Te fallé.  ¿Podrás perdonarme?
-¡ Claro que podré ! Te he esperado siempre aunque lo cierto es que no presentía tu regreso, sino que aprendí a vivir con tu recuerdo sin pedir nada a cambio. Aunque parezca un contrasentido, no deseaba verte, pero mi corazón si.  Sabía que si te viera, la tristeza se instalaría en mi por días, pero si no lo hacía, me arrepentiría de no hacerlo.  Desde que te conocí, todo ha sido un tira y afloja contigo. Y sin embargo estaba resignada, porque tú tampoco dabas muestras de nada. El peor día fue tu boda, a la que no quería asistir y fui obligada a ello.  Era una crueldad hacerme presenciar mi fracaso más absoluto frente al amor, pero debía cumplir con mi trabajo, porque mi jefe no sabía lo que aquello representaba para mí.  Pero  han pasado aquellos días  y  otras cosas en nuestras vidas.    Ahora estamos de nuevo juntos.  No sé si será duradero o volverás a irte, pero deseo vivir cada instante que permanezcas a mi lado.
- No me iré nunca. Te quiero, te lo he repetido hasta la sciedad. La vida nos pasó factura, pero hemos aprendido de ello.  Bueno, he aprendido yo, porque tú lo tenías muy claro.

 - Quiero permanecer a tu lado siempre. Que seas mi mujer y volver a empezar nuestras vidas, dejando atrás todos los errores cometidos sin olvidar nada, porque ese recuerdo nos hara encauzar lo vivido en el futuro.  Te quiero para mi solamente y que vayamos juntos de la mano dia a dia, paso a paso. Y crear una familia contigo.  Viajaremos  y conocerás a mi familia.  Mis padres murieron hace tiempo, así que sólo tengo a mi hermana Claire, mi cuñado James y mis sobrinas Liesa y Aisling.  Y sobretodos ellos estás tú, siempre estarás tú. Y ahora dime si te has tranquilizado porque me tienes muy preocupado.  Supongo que todo esto que  hemos hecho esta noche, lo hacen las parejas normales a lo largo de su noviazgo, pero nosotros hemos tenido que hacerlo en una sola noche.
-Dylan ¿ seré capaz de responderdet?
- ¿ Qué quieres decir?
- No he tenido experiencia.  Sólo contigo, aquél día.  Es muy complicdo para mi. Pero te quiero tanto y he esperado tanto que necesito que me guies de nuevo en este tema
- Relájate, no te preocupes.  Estás conmigo.  Yo te guiaré, yo te enseñaré


Se besaron poniendo toda la pasión que albergaban en su interior, rompiendo todos los diques y abriendo las compuertas de par en par.  Ya nada había oculto ante sus ojos.  Lo sabían todo de ellos. Se amaban en extremo y ahora debían comenzar una nueva trayectoria libres de ataduras y de secretos.  Sus vidas serían tranquilas, sosegadas,   porque se amaban y se correspondían. Nada ni nadie podría truncar lo que sentían y de esta forma  volvieron a entregarse el uno al otro, sin reservas, con verdadera pasión de quienes lo tenían perdido y lo recuperaron.  No lo dejarían escapar de nuevo, muy al contrario estarían siempre unidos.


Amores menores, grandes amores - Capítulo 25 - La declaración

Kylie se bebió de una vez lo que la quedaba en la copa del aperitivo.  No pasó desapercibido ese gesto para él, pero no dijo nada.  Como si nada hubiera visto o comprendido lo que aquello significaba.  Sabía que algo tenía aún dentro de ella, pero no adivinaba lo que pudiera ser.  Le había dicho todo, habían hecho una declaración de intenciones completa, pero sabía que no era suficiente.   Cómo hacerla ver los verdaderos sentimientos que sentía hacía ella, que eran más fuertes que su propia voluntad.  Que había comprendido todo lo que Kylie había sufrido durante tanto tiempo; sin esperanza alguna y perdiendo lo que más amaba.  Cómo  contener los deseos enormes de abrazarla y acunarla lo mismo que a un niño, para calmar sus dudas, sus inquietudes, que sólo él comprendía y que había sido el origen de todo.

Cómo compensarla y disipar esos pensamientos que aún vivían en ella, de cuando estuvo casado.  Cómo hacerla ver que Melina no había significado ni  significa nada para él.  Que sólo ella es la reina de su pensamiento, de su corazón y de todo su ser.  Y que ojalá pudiera penetrar en su cabeza y borrar para siempre el tiempo pasado de dolor, y que sólo quedase el futuro que tienen por delante para estar juntos.

Comían en silencio, sin apetito, sólo comentando la exquisitez del menú, que ni siquiera apreciaban;  sólo eran palabras, una forma de romper aquel pesado silencio que reinaba entre ellos.  Se le ocurrió hacer un comentario, sin ninguna intención, pero que abriría la puerta que en la cabeza de Kylie aún pemanecía cerrada

-Te llevaré a Wells, y regresaré probablemente a Bristol. Iré a un hotel y dormiré como un lirón toda la noche; si es que ello me sea posible, claro
- Yo deseo ir a Londres
- ¿ Quieres ir a tu apartamebnto? ¿ No estás cansada? El viaje será más largo
- Lo sé, pero no quiero ir a mi apartamento, deseo ir al tuyo

Dylan rió no sabiendo cómo interpretar aquello. Por un lado sabía lo que ella quería, pero ¿ y si se equivocaba y no era lo que pensaba?  Tendría que ser más clara;  no deseaba meter la pata, así que hasta que no hablase con más claridad, él no se prounciaría.  Y se le ocurrió seguir la corriente

- Estás haciendo obras en tu casa?  Sabes que no hay problema; puedes quedarte en él todo el tiempo que quieras.
- De miomento esta noche.  Después ya veremos. Y no.  No estoy haciendo obras.

Ella era así, directa, expresando algo, sin decir nada.  Ya conocía su forma de hablar.  Le había costado entenderla, pero ahora que lo había descubierto era clara y diáfana como la luz.

Más claro el agua.  Le pedía ir a su casa con un único fin:  quería vivir en primera persona, aquella fantasía que durante tanto tiempo había sido su refugio.  Y él estaba allí para hacérsela vivir, para vivirla él también.  ¿ No era eso lo que perseguía desde el principio?  Bien, pues ella había movido ficha.  Ahora le tocaba a él.  Tenía que arriesgarse a lo que tanto miedo le daba de que sólo fuera él quién interpretara una cosa por otra, pero tenía que hacerlo, porque le consumía la duda

- ¿Quieres decir lo que creo estoy entendiendo?
- No sé lo que entenderás, pero lo que te estoy pidiendo es dormir contigo. Si es eso lo que has entendido, si,  es correcto. Y te advierto que estoy nerviosa y pasando bastante violencia.  No es normal que una chica le pida a  un chico que se acueste con ella, pero así son las cosas.  Si no lo deseas, te ruego me hables con la misma sinceridad con que yo lo estoy haciendo.
- Lo deseo desde hace mucho, pero me daba miedo tener que plantearlo por si tu no lo deseabas. Nada me haría más feliz, pero ha de ser de común acuerdo.  Y he de confesarte que me confundes un poco. ¿ Por qué lo has dicho de esa forma?  Es como si tuvieras que cumplir un trámite por obligación.  Por mucho que lo desee, no te obligaré a nada que no desees hacer.  Sería lo último en esta vida. ¿ Por qué lo quieres?

- Esa es una buena pregunta.  Acabo de declararte mi amor por tí. Está refrendado en un libro.  Deseo ardientemente tus caricias y tus palabras de amor ¿ qué más necesitas? Creí que no era necesario pedirlo tan abiertamente; de haberlo sabido te lo hubiera dicho nada más verte. ¿ Te basta con eso? No vas a ser mi gigoló, sino mi novio.  Del que estoy profundamente enamorada y deseo que me hagas tuya por segunda vez.  Creo que ya tengo la edad suficiente para ello, y no hay universidades por medio ni algo que arruine tu carrera
- A veces me quedó sin palabras.  Espero ir tomándote la medida porque eres directa, pero algo retorcida. ¿ Por qué sacas a relucir lo de la Universidad? Si fuera ahora lo haría de otra manera, pero de los errores se aprende, y yo sé de memoria la lección.

Llamó al camarero y pidió la cuenta.  Saldrían de inmediato para Londres.  No deseaba perder más tiempo por si acaso se arrepentía.  Sabía que estaba nerviosa por ello, porque a pesar de que físicamente habían conocido sus cuerpos, hacía micho tiempo de eso y ella, prácticamente seria una nueva  primera vez cuando volviera a ser suya.  Esperaba que se mostrara tan abierta como lo fue la primera vez, que lo hizo memorable e imposible de olvidar.

Y en algo más de dos horas, Dylan aparcaba el coche en el garaje de su casa.  La tensión creía por momentos entre ellos, y Kylie se mostraba cada vez más alterada. No sabía si por lo violento de la situación o porque tenía las mismas sensaciones de excitación que él sentía.

jueves, 16 de agosto de 2018

Amores menores, grandes amores - Capítulo 24 -- La clave está en el libro

Kylie conduciría. El estaba agotado por las situaciones vividas y por la noche metido en el coche.  Le obligó a tumbarse  en el asiento del copiloto. Pero ¿ cómo podía dormir teniéndola a su lado  Era imposible.  Era demasiado feliz.  Aunque no le hubiera dicho con palabras que todo se arreglaría,  con sus besos había dicho que sí.  Que le quería más que a nadie, con todas las fuerzas de la que fuera capaz.
  Que había esperado durante mucho tiempo, sin esperanzas, para que ahora que se ha cumplido, al fin, pudiera desperdiciar ni uno sólo de los minutos y no mirarla;   simplemente con mirarla, ya se sentía satisfecho.  Y  acarició su cara
-Haz el favor de estarte quieto.  Voy conduciendo y me desconcentras- le dijo respondiendo a su caricia
- ¿ Así va a ser siempre? ¿ Vas a ordenarme siempre? - dijo riendo - Pues acepto; nada me gustará más

  Cerró los ojos aunque no se quedó dormido, sino simplemente saboreaba el momento que vivían.  Eran como una pareja consolidada.  Algo que había deseado desde hacía tiempo sin encontrarlo, hasta ahora..., con ella.                             
Y llegaron frente a la Editorial y se tomaron de la mano, y juntos entraron hasta el despacho de Perkins.  Y juntos le darían la noticia y juntos resolverían lo que fuera que viniese.  Y jutos estarían siempre a partir de ahora.  Y el editor les recibió tranquilo, puesto que ya sabía todo lo que había acontecido.  Había hablado con sus abogados y éstos estaban preparados para actuar en cuanto la revista publicara algo inconveniente.  Se quedó mirando fijamente a Kylie, y ésta, bajo la cabeza como avergonzada.

- ¿ Qué te pasa ? - la preguntó
- Ruego me disculpe. No quiero que piense que le he ocultado algo, no ha sido así. Nada he tenido que ver en el fracaso del matrimonio de ellos dos.  Nunca me he interpuesto en él. Nos hemos visto siempre por casualidad, nunca buscado, excepto en París. Me desplacé hasta allí porque tenía que decirle algo muy importante ocurrido hacía tiempo.  Posiblemente hubiera pasado algo más de haberme quedado, y de eso si me siento culpable.  Pero le aseguro que no pasó nada; al contrario discutimos agriamente y regresé de inmediato.  Nada más. Las fotos parece ser que son de un reportero que nos sorprendió besándonos en el aeropuerto; eso ha sido todo.  Lo ocurrido entre nosotros hace años, es cosa nuestra, de él y mio y de nadie más.  Pero mucho me temo que empezarán a escarbar y al fin lo descubrirán, y volverán a hacernos daño.  Un daño gratuito porque se trató de un accidente, pero aún me pesa en el alma.

- Pequeña, estoy al corriente de todo,., pero ha estado bien que fuéseis vosotros quienes hablaran.  Hemos tenido una buena relación y me hubiera sentido mal si no llegáis a decirlo.  Espero que, a pesar de todo, sigamos siendo buenos amigos y colaboradores.
- Señor Perkins, no sé qué decir.  Usted se ha portado siempre muy bien conmigo. Nada me agradaría más que siguiéramos siendo amigos, y también entendería que no deseara publicar nada mio
- ¿ Por qué  no iba a hacerlo ? No te preocupes por los papps no se atreverán, además no creo que tengan pruebas de nada y aunque asi fuera, se verían con una demanda por atentar contra el honor de las personas.  Creo que este asunto está zanjado.  Esperemos a ver qué hacen.  De momento van a recibir un aviso de parte de mis abogados.  Si persisten en ello, ya pueden prepararse porque la denuncia va a ser cuantiosa.    Se que en el asunto de mi hija no has tenido nada que ver tu directamente.  Lo sé.Y ahora, demos por terminado este enojoso asunto. Idos de una vez .querréis estar juntos, y hablar de muchas cosas.  Y a mi me estáis entreteniendo.  Supongo que os veré algún día

Dylan dio un abrazo a Perkins, que fue correspondido.  Kylie emocionada, le besó en ambas mejillas, y a modo de despedida le dijo:

- No conocí a mis padres, pero usted ha sido condescendiente conmigo y le debo mucho.  Gracias por todo; no le olvidaré.

Salieron a la calle sonriendo tranquilos:  había pasado lo peor.  Estaban nerviosos sin saber a donde ir ni qué hacer.  Todavía estaban asimilando el aluvión de cosas que les había pasado en pocas horas.

- Es tarde - dijo Dylan mirando su reloj - Deberíamos comer; creo que nos vendrá bien. Y mientras lo hacemos podemos hablar ¿ te parece bien ?- preguntó al ver que ella se mostraba nerviosa todavía

- Si me parece bien- respondió

La tomó de la mano y se encaminaron hacia un restaurante conocido por él. Tras ser saludado por el maitre, les dieron una mesa en un lugar discreto.  Dylan estaba intranquilo porque ella también lo estaba.  No sabía lo que la ocurría, pero presentía que no iba a ser nada bueno.  Tras mirar la carta, pidieron el menú y un aperitivo mientras  tanto.

- ¿ Qué te ocurre ? ¿? No estás contenta ?  ¿ Acaso estás arrepentida de algo ?
- Estoy extraña, porque todo es extraño.  He de asimilar todo cuanto ocurre. He pasado de estar enfadada  y no hablarte,  a estar sentada aquí contigo hablando de futuro.
-¿ Es eso lo que te asusta, el futuro?
- Me asusta todo. Me da miedo que sea un nuevo espejismo que estés viviendo y confundas las cosas. Me da miedo que cualquier dia te marches y me dejes de nuevo destrozada.  Me da miedo todo.
-No debes temer nada.  No me iré a ninguna parte.  Estaremos juntos, no tengas miedo

- Pero sí lo tengo. Desde el día que... bueno ya sabes a que me refiero.  He recordado aquel momento muchas veces. Y cuando la soledad era asfixiante, me refugiaba en esa fantasía, y soñaba con que lo vivía de nuevo, pero a mi manera,  y era estar contigo y no Melina ¿ me entiendes? Pero al despertar comprobaba que mi fantasía terminó hacía mucho.  Que te habías casado, que eras feliz y que besabas y acariciabas a otra mujer y no a mi.  De eso es de lo que tengo miedo. Que las fantasías se repitan porque vuelva a estar sola.  Puedo asegurarte que difícilmente lo soportaría.  Creo que todo está ocurriendo muy deprisa y yo soy lenta en asimilar las cosas.
- Te comprendo, pero no debes temer que vuelva a dejarte sola.  Sin saberlo, sin darme cuenta, te buscaba.  Porque eras tú, y lo que has representado siempre en mi vida, lo que buscaba en otras y no me daba cuenta que era en tí dónde podía encontrarlo.  No te dejaré ir, ni yo me iré.  Si me aceptas deseo que nos casemos y seamos uno del otro para toda la vida.

 El camarero trajo las bebidas, y Dylan se dió cuenta, de que ella respiraba con dificultad, que tomó la copa con ansia y que temblaba en su mano.  Que bebía con avidez y que en verdad estaba muy asustada-  Apretó su mano con dulzura y la dijo:

- Tienes que calmarte o acaso ¿ no me crees? Sólo yo sé que lo que has reflejado en tu libro es lo que acabas de contarme y que los momentos de esos personajes imaginarios , éramos tu y yo.  Que depositaste tu corazón y tus sentimientos, realmente vividos, en esas hojas que te han hecho popular.  Que cada vez que los protagonistas hacían el amor, te referías a nosotros,  a aquella noche  en que comenzó y terminó todo. Que sólo tu y yo conocemos que todo es  y ha sido realidad. Que has abierto tu corazón en esas páginas, y que sin saberlo me has hecho la más maravillosa declaración de amor que nunca nadie me hubiera hecho.  En estos días, he leído y releído el libro y en cada frase, en cada renglón estaba tu voz y tu rostro, como estás ahora: mitad angustiada, mitad deseando salir corriendo.  Sólo que no voy a dejarte marchar.  Que haré lo que tu quieras que haga, y que te amo  porque tú también fuiste la primera en enseñarme lo que es el verdadero amor, el amor incondicional, el que está dispuesto a dejarlo todo por la persona que amas

.  ¿ Crees acaso que no entendí tu mensaje ?  ¿Qué no entendí tu dedicatoria? Y sé que en ella reflejaste a Faith, sólo que,, entonces no lo entendí.  Pero ahora sí, una vez vuelto a leer y analizado cada coma, cada letra lo supe.Que lo escribiste para que sólo tu supieras lo que deseabas decirme , he sabido que, sutilmente, ella también está.  Y no te pido que la olvides, sino que la recuerdes no culpándote, sino como lo que fue: un accidente.  Que vendrán más niños tuyos y míos, y de nadie más.  Y que estaré allí, junto a ti, para cuidarte y ayudarte. Para que  de una vez comprendas que mi amor es tan fuerte como el que tu sientes, sólo que no supe darme cuenta antes.  O quizá fuera que no estaba preparado aún.

Kylie estaba a punto de llorar por la emoción que sentía.  Verdaderamente la amaba, La había amado siempre, al igual que ella; que un sin fin de circunstancias les separaron, posiblemente fueran pruebas para comprobar que estaban preparados para pasar el resto de su vida juntos.  Y que no era una fantasía, sino que estaba allí frente a ella,  diciéndola que la amaba, y que en verdad en su libro estaba su declaración de amor, aunque en lugar de Dylan y Kylie, fueran Anthony y Mary los personajes que lo vivían,.  Que volcó toda su angustia en esas hojas , sin esperar siquiera que él lo entendiese al corregirlo, que no adivinara que era su corazón el que hablaba porque entonces, no era para él más que una novela, ignorando que todo lo narrado era lo que ella experimentaba. Pero sí había entendido la dedicatoria en la firma del libro, después de conocer la verdad.  Entonces encajó todas las piezas en ese rompecabezas que había sido el relato, y que sólo ellos sabían que no era ficción , sino algo vivido intensamente.

Ya se habían dicho todo lo que sentían el uno por el otro, pero seguía estando nerviosa, y debido a su alteración, Dylan no quiso hablar más.  Tendría que ser ella quién diera el siguiente paso, porque si lo hacía el, podría darse el caso de espantarla, y eso era justo lo único que no deseaba.  Si ella quería lo mismo que él, encontraría el modo de hacérselo saber y entonces, si, su felicidad estaría completa.



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