domingo, 24 de septiembre de 2017

El otro lado del mundo - Capítulo 15 - Desayuno con Teresa

No hacía más que pensar en el modo de poder dar con ella, con su dirección. Ni un teléfono, ningún rastro donde poder indagar.  Se le ocurrió que quizá en el consulado podrían orientarle de en qué lugar de la costa podría vivir.

- ¡ Vamos chico, no seas ingenuo ! ¿ Qué costa ?  Australia es un continente a la vez que una isla.  Si no tienes más datos que ese, mejor olvídate de ella porque no vas a conseguirlo- se lo repetía como una letanía en la soledad del dormitorio-.  Hablaré con mi madre de nuevo; quizás ahora recuerde algo.  Me pareció el otro día que más bien, ni mi padre ni ella, deseaban hablar del caso. Es una corazonada. Pero  ¿por qué ?.  ¿ Podría saber la abuela algo que preocupara a mi familia? No creo-.  Como el sueño, entre unas cosas y otras, había huido de su cabeza, decidió repasar los apuntes; estaba decidido a escribir el libro.

Cuando terminó, ya había amanecido.  Se encontraba cansado por la vigilia y por todos los acontecimientos que habían ocurrido en tan pocos días. Y su imaginación voló hacia ella. Era divertida, simpática y...  preciosa, dijo en alta voz como para que ella, donde quiera que se encontrara , lo escuchara.  Lamentaba profundamente el haberse separado de esa forma, máxime después de haber estado juntos esa noche.  El pensamiento que tendría de él, no era muy reconfortante, pero tenía que admitir, que si pensaba mal , motivos no le faltaban, aunque él no tuviera la culpa de lo sucedido.

-  Si al menos se me hubiera ocurrido llamarla... ¿ Pero cómo pude olvidarme ? Cierto es que estaba muy asustado con lo de papa, pero ella también... ¿ me interesa ? ¡ Claro que me interesa, y mucho ! ¡ Oh no ! - de repente se acordó- ¡ Está Teresa !. He de hablar con ella cuanto antes, cuando esté más tranquilo, la diré que no piense en una relación firme conmigo. No es justo, lo sé, pero es lo que siento.  No debo engañarla ni hacerla concebir falsas esperanzas.  Ella es bonita y encontrará a algún chico que la enamore. Si, decididamente hablaré con ella pronto.

Teresa era la chica con la que salía a menudo; no llegaban a ser novios, pero se le parecía bastante, al menos en la apreciación de ella. Tenía las ideas muy claras, de elegir entre las dos, prefería a Bella.  ¿Por qué ? A Teresa la conocía desde hacía tiempo, inclusive habían mantenido algún encuentro amoroso de vez en cuando, la apreciaba, pero no estaba enamorado de ella.  Al comparar a las dos chicas, los sentimientos eran bien distintos y salía ganando Bella. Recordaba su noche de pasión, y nunca había tenido otra igual con Teresa, ni aún en el principio de su relación. Se desesperaba porque tenía la impresión de que su sentimiento era algo más que atracción física.  Era algo parecido a lo que sintió por una chica del instituto por la que perdió la cabeza, pero a esa edad, nada es eterno, y su ardiente amor, duró lo que el curso.

Salió temprano de su casa. Bajaría hasta la playa, quizás el aire fresco de la mañana le despejaría la cabeza que la tenía a punto de explotar. Paseando por la orilla, inesperadamente se encontró con Teresa que se recogía de una fiesta nocturna.

-¡ Eh ! ¿ Dónde vas tan solo y tan temprano ?
- Quería tomar un poco el aire . ¿ Y tú?
Vengo del cumpleaños de un amigo y voy para casa ¿ Qué te ocurre?  Tienes mala cara
-Estoy agotado anímicamente.  llevo días que no duermo bien, y hoy no he dormido nada
-¿ Tienes algún problema ?-. Dedujo que no se había enterado de lo ocurrido con su padre, pues hacía días que no se veian
-¿ No sabes lo de mi padre?
-No se nada ¿ Qué debiera saber?-.  Y la fue relatando la sorpresa que se llevó cuando llegó a casa y su madre le dijo que estaba ingresado por un infarto
 -Me he quedado helada. No sabía nada en absoluto, y tus amigos tampoco deben saberlo.  Me hubieran dicho algo. Ven conmigo a casa, charlaremos y te haré un desayuno especial

Paseando lentamente abandonaron la playa y se dirigieron al domicilio de la chica que no estaba lejos de allí. Le hizo sentarse en la cocina, mientras ella preparaba el desayuno.  El necesitaba hablar con alguien para descargar toda la preocupación que sentía por su familia, pero en lo referente a Bella, tuvo la delicadeza de callar.  Charlaban como dos buenos amigos, que lo eran, y en ocasiones algo más, como ya he comentado.  Y aquella mañana lo necesitaba, pero no se atrevía , no debía mezclar en sus preocupaciones a terceras personas; no le parecía justo, comentarla que no sólo estaba lo de su padre, sino el  porqué su cabeza estaba en otro sitio, a muchos miles de kilómetros de allí.  Ella extrañada, sospechó que algo importante le estaba ocurriendo. Aless no solía estar tan cabizbajo y poco hablador, más bien todo lo contrario. No estaba alli, y ella se dio cuenta de ello.  Y fue Teresa la que inició la conversación y la que planteó las cosas con rotundidad.

-¿ Qué ha ocurrido ?
- No lo se Tess, no lo se.  No estoy bien
-Sabes que puedes hablar conmigo ¿ es por tu padre ?
- No sólo por él.  Naturalmente que estoy intranquilo por él, pero no es eso...

Ya... Se trata de la australiana ¿ no es cierto ? -. El se la quedó mirando perplejo ante la pregunta de ella  ¿cómo lo había sabido ? La perspicacia femenina cada vez le sorprendía más
-Quedamos en vernos, pero ocurrió lo de mi padre, y a mi sencillamente se me olvidó llamarla, y ella se ha marchado y no tengo ni idea de dónde vive ni cómo se apellida.  Siquiera para explicarle porqué falte a la llamada. Teníamos un proyecto que me interesaba mucho, pero ahora ... ya ves.  Cuando viene una cosa mal, vienen cincuenta detrás - Teresa sospechó que era algo más que un proyecto, y fue directa al grano:
- ¿ La quieres ?
- No lo se Tess. Tanto como amarla, no creo, pero si me interesa. Dejemos el tema, porque es un asunto perdido.
- No tan perdido,querido amigo.  Estás así por ella. Tienes que olvidarla o revuelve el mundo y búscala

-Pero  ¿ cómo, por dónde empiezo ? No tengo ni idea de aquel pais, que es enorme. No.   Es un imposible.  Mejor será que la olvide de una vez.
- Pero ella vino a Italia en busca de sus raices. Encuentra ese dato; empieza por ahí.  Te llevará tiempo, pero hoy día con Internet son más fáciles las cosas.
- No se me había ocurrido.  Creo que el apellido de la abuela la tengo por algún lado. Pero hace ya tantos años que va a ser poco menos que imposible localizar algo.
- Pero tienes que intentarlo.  Si no fuera porque trabajo, yo misma te ayudaría
- Bueno, de todos modos, ahora no es el momento. Tengo que pensar en mi padre y en la situación que se planteará después. La verdad, no tengo la cabeza para otra cosa que no sea eso. Y hablando de ésto, tengo que irme. Salí de casa muy temprano y he de acompañar a mi madre, que lo está pasando fatal.  Mi hermana llegará posiblemente hoy ó mañana. Estoy muy preocupado, Tess
- Bueno, bueno.  Estás en shock, eso es lo que te pasa.  Pero a medida que tu padre mejore, vuestro estado de ánimo también lo  hará.  Hoy hay muchos medios para después, y podrá seguir haciendo su vida normal, más relajada, pero tu padre no era muy inquieto.  Por eso es extraño lo que le ha ocurrido. Aunque con el tipo de vida que llevamos, nadie estamos exentos de algún accidente de este tipo. Cuídate Aless.  Vuelve a ser tu mismo
- Adiós Tess, y gracias por todo.

Estaba deseando llegar a su casa y revisar los papeles.  Tenía idea de haber apuntado en algún lado el nombre completo de la abuela.

- Dios mio, que sea así -. Pero él mismo se preocupó por el empeño que demostraba en todo lo que a Bella se refería.  Era una situación absurda- A la porra con todo.  Tengo cosas más urgentes que atender.  Si ha corrido tanto para irse, pues que le vaya bien. Olvídate del tema, Alessandro ¡ ya está bien !.

Cuando llegó a su casa, Loredana ya estaba preparando el desayuno.  Tenía profundas ojeras, señal de que ella tampoco había tenido su mejor noche.  Como para evadir sus pensamientos, Alessandro la preguntó por la llegada de su hermana, a pesar de que conocía la respuesta.


- ¿ Cuándo llega mi hermana?- preguntó a su madre que distraida y ausente, movía el café con la cucharilla sin parar
-¿ Qué decías ?  ¡ Ah, si !  La espero hoy; dejará a las niñas con sus suegros y vendrá hoy; hacia mediodía
-Estarás más acompañada con ella aquí-respondió él
-Aless, contigo me siento acompañada; no me has fallado ni un solo minuto.  Te quiero, hijo, mucho
- Lo sé, mamá.  Lo sé.  Anda desayuna que se te quedará frío el café, si no lo está ya.

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