sábado, 29 de febrero de 2020

Los mudos testigos - Capítulo 20 - Una llamada

    Cuando el sargento Smith entró en la comisaría, iba de muy mal humor. Había una mujer herida por un individuo que había intentado matarla y la había dejado casi inválida, y sin embargo él ,  campaba por sus respetos en sabe Dios dónde.  Llevaba días investigando el caso, presionado , no sólo por su jefe, sino también por la familia de la herida, y nada, nada había salido a la luz. Ni el nombre ni el paradero,  sólo el nombre del agresor  que lo había conocido por la declaración de la herida, por la que fuera su mujer.

- No quiero que nadie me interrumpa - dijo a su segundo.


    Encima de la mesa tenia un montón de papeles que  había distribuido por su tablero, pero que ninguno aclaraba nada.  Los removía, los cambiaba de lugar, los miraba una y otra vez, pero sin consecuencias favorables para el esclarecimiento del caso.  Un golpe en el cristal de la puerta, y una indicación de su segundo, le hizo levantar la vista  de lo que estaba haciendo.  El compañero, con un gesto de la mano, le indicó que escuchara la llamada que acababa de recibir

- Señor, estoy muy preocupada.  Hablo con mi hermana casi a diario y hace días que no sé nada de ella.  He ido a su casa y tampoco se encuentra allí.  He intentado hablar con su novio, pero no le localizo.

-Señora, cálmese.  Estarán trabajando - la respondió el agente

-También he llamado a su centro de trabajo y no saben nada de ella.  Por favor hagan algo

- Tendrá que venir a comisaría para hacer la declaración formalmente.  Sin ciertos datos requeridos no podemos dar la señal de búsqueda.  Venga cuanto antes.

    Smith miró a su compañero pensativo ¿ Sería casualidad, o estaban ante el principio de la investigación ?

- Avísame en cuanto llegue.  Me da el corazón que se trata del mismo individuo.  Deseo interrogarle y tu conmigo.  A ver si de una puñetera vez sacamos algo en claro.   Me huele a estampida del país

    Había transcurrido una hora desde su llamada, cuando Lucille Spencer se personó en la comisaría.  Fue llevada a presencia de Smith que, acompañado por Cummings, la hicieron pasar a una sala para averiguar algo útil de todo este rompecabezas.  Poco sabía la pobre mujer, pero al menos obtuvieron datos más concretos sobre la desaparecida y la relación que mantenía con el que fuera esposo de Erin, pero en realidad, nada positivo en cuanto a la investigación.

 El que fueran novios, nada tenia que ver con la agresión a su ex mujer.  Ella tampoco les pudo  aclarar si la relación con su hermana era todo lo buena que cabía esperar, por eso solicitaron les acompañase al domicilio que ambos compartían para ver si allí podían esclarecer la desaparición.

    Aparentemente todo estaba en  orden, no había señales de nada que les hiciera sospechar de algún tipo de violencia .  Pero lo extraño es que la ropa de  Fiona seguía colgada en el armario.  Lucille les había dado la dirección  en donde él trabajaba, así que después de despedirla, se encaminaron al lugar en donde Liam debiera encontrarse si no se hubiera fugado.  No creían iban a encontrarle, pero por primera vez su olfato les hizo una mala pasada, porque estaba trabajando como si tal cosa, y mostró su extrañeza ante ellos siendo accesible a colaborar en todo.  ¿ Qué nuevo giro daba la investigación ?  ¿ Habían especulado con la intervención de ese hombre ? ¿ Sería inocente ?  ¿Se trataría de una casualidad ?

    Todas las explicaciones que dio fueron,  que Fiona quería ver a un familiar, y él mismo la había llevado.  Hacía unos días  de ello,  y no sabia nada de ella.  Pero eso no satisfizo a los policías, que se miraron, sin hablar, pero que entendieron lo que se dijeron con la mirada

-  Pediré al juez una orden de registro. No sé por qué, pero creo que no nos ha dicho la verdad.- comentó Smith -

- Jefe - dijo Cummings - creo que debíamos hacer pruebas de luminol.  Estaba  todo demasiado en orden; no sé por qué me huele algo mal:  demasiado orden, muy colocado todo.

- A mi también - respondió Smith - Pediré un registro a fondo con la científica.  Pero lo que no termino de entender es la conexión que pueda haber entre uno y otro caso. Una,  la mujer, divorciados y  otro con novia.  ¿ Dónde está el nexo ?  ¡ El mal trato ! Esa es la conexión: es un maltratador.  Quién dice que no discutieron por algo y se le fue la mano.  Si debemos hablar con el juez


    La policía puso el piso patas arriba; no quedó ni un solo rincón sin registrar.  Todo lo miraban con lupa, ante las airadas protestas de Liam, presente en el registro.  Despotricaba en contra de ellos, hasta que en un cajón, escondido entre papeles, Smith encontró una factura que le pareció extraña.  La guardó en su bolsillo sin comentar nada.  El luminol, dio señales que todo había sido limpiado meticulosamente, pero aparecieron manchas de color azul, señal inequívoca de que había habido sangre, y bastante.

    Fue llevado a la jefatura para interrogarlo, ante las frenéticas protestas de Liam, mientras que no despegaba la boca el flemático inspector.Pero aún así no encontraba el por qué la agresión a Erin. ¿ Venganza?  En la mente de esas personas tan desequilibradas, caben todos los argumentos.  Pero ya tenían un punto de partida. Ahora lo primero era encontrar a Fiona.

    Entre ambos policías le interrogaron, y él todo lo negaba.  Se aferraba a su relato sin aclarar nada ni aportar nada. En la empresa en donde trabajaba confirmaron que efectivamente había faltado  unos días por haber realizado un viaje.  No sabían a dónde, pero después  no había vuelto a faltar exceptuando un día que estuvo enfermo, pero se incorporó al trabajo al día siguiente.  Todo encajaba pero aún así tenían dudas.  De pronto, Cummings recordó haber metido en su bolsillo una factura de algo;  no se había fijado muy bien a que correspondía, pero al comprobar que se trataba de un depósito de trasteros, una idea comenzó a surgir en su cabeza

- ¡ Claro ! ¡ Podría ser !  Jefe ... - dijo llamando la atención de Smith -  En el registro encontré esta factura, que en un principio no mostré mucho interés, pero en un acto reflejo, guardé.  Creo que sé dónde puede estar Fiona

-Vayamos pues.  Contactaron con el representante de esa firma en dónde Liam había realizado el alquiler

- No sé nada en absoluto.  Vino hace días contrató un trastero, le dí las llaves y creo que metió algún mueble.  Desde entonces no le he vuelto a ver-. Dijo a los inspectores cuando le enseñaron la foto de Liam

- ¿Dice que no ha vuelto por aquí? ¿ Tienen otro turno? Posiblemente si es así, que hubiese venido mientras estaba  el otro compañero - dijo el inspector

- No señor, no hay nadie más que yo ¿ Qué buscan ?

- Eso no podemos decirlo

- Hace días que al hacer la limpieza, observé muchos insectos, y me extrañó porque no hay ninguna ventana por la que puedan entrar. Pero no le hice mayor caso

- Indíquenos el número del cuarto

- Es el número 35 del segundo pasillo a la derecha

- ¿ Puede acompañarnos?

- Desde luego

    El hombre, acompañando a los policías,. se dirigieron hacia el trastero indicado.  Antes de llegar a él, percibieron un fuerte olor desagradable y comprobaron al llegar al número 35, que incluso por las paredes, y el suelo, había insectos.  Los policías se miraron y de inmediato, el sargento se puso en contacto con la jefatura

- Soy Smitth. Mandarme a una patrulla y a los forenses: creo que he encontrado a Fiona.

    Ahora, señor, le pido que abra este cuarto y a continuación se retire.  Presiento que no va a ser agradable lo que vamos a encontrar - indicaron al empleado de los trasteros

    Los refuerzos pedidos tardaron quince minutos en llegar, pero los dos inspectores ya habían entrado y percibieron el fuerte olor que había en el interior del trastero.  No tocaron nada hasta que los demás inspectores y los forenses hicieron  acto de presencia.  No echaría a perder la operación por su impaciencia; de todas maneras para Fiona ya sería demasiado tarde.  Pero ahora les asaltaba una duda ¿ qué conexión tenía ésto con la agresión a Erin ? ¿ Se trataría del mismo agresor ? ¿ Qué coartada tendría para ello?  Smith se rascó la cabeza, como hacía siempre que tenía una duda.

Presentía que el caso no hacía más que empezar. Una vez que se obtuvieran pruebas en el trastero, comprobarían la coartada del viaje que realizó: su itinerario y si efectivamente había estado en los lugares que declaró. Si tuviesen suerte, quizás encontraran algún punto en común y de esa forma asegurar que Liam había sido el autor de lo sucedido a Erin.

- Inspector -.Se escuchó la voz de uno de los policías - Hemos encontrado algo.

  Tras un mueble, encontraron un rollo de alfombra del que se desprendía el fuerte olor a descomposición de un cuerpo humano.  Los forenses procedían a tomar huellas, fotos, y alguna que otra prueba del posible contenido de la alfombra.  Entre tres policías sacaron la alfombra de su escondite y procedieron a romper las cuerdas que lo envolvían.  Ante ellos apreció Fiona. No cabía ninguna duda de quién había sido el autor de su muerte, pero ahora tocaba demostrarlo a través de las pruebas que lo incriminasen y eso sería tarea de los forenses.

    Smith recorrió con la mirada el entorno del cuarto en donde Fiona había permanecido. De pronto una inmensa tristeza le produjo  el lugar sombrío, frío en el que la muchacha había estado durante esos días, habiendo sido los insectos su única compañía y los mudos testigos  de su proceso vital.

- Chicos es un criminal muy meticuloso, que tiene la mente fría.  Os digo ésto para que no se os escape ni el más mínimo detalle por el que  nos echaran para atrás el caso.  Mucho me temo que haya sido el autor de otro intento de asesinato.  Tenemos que estar muy seguros.  Y ahora a trabajar.

Los dos inspectores regresarían a comisaría y comenzarían  con el otro caso.  Recorrerían palmo a palmo el itinerario que hiciera apenas hacía unos días y quizás encontraran el nexo de unión con el mismo criminal.

viernes, 28 de febrero de 2020

Los mudos testigos - Capítulo 19 - La terrible verdad

   Erin no dejaba de mirar el rostro del médico, que, sentándose a los pies de su cama, venía a darle la noticia; fuera buena o mala, tenía que saberla, quería saberla.  Apretó la mano de Peter que permanecía muy pálido a la cabecera de su cama.  En sus ojos vio alarma, dolor, y expectación, aunque imaginaba que él ya sabría el resultado.     Y por fin, el médico que la operó comenzó a darles el veredicto.  Por sus dudas, por la dilatación en el tiempo para hacerlo, ella entrevió que  no iba a ser bueno.  ¿ Estaba preparada para, en el peor de los casos, enfrentarse a la verdad.  No, no lo estaba, pero tendría que hacerlo.  Y comenzó hablándole así:

  - Verás Erin, voy a ser claro y conciso, omitiendo la técnica para que me entiendas bien.  Las lesiones que te produjo fueron graves, pero lo fue aún más la pérdida de sangre.  Afortunadamente y quizá por algún milagro, llegamos a tiempo.  El disparo te dañó unas vértebras y el sacro.  Todo está reparado, pero tardarás mucho tiempo en recobrar la estabilidad que antes tenías.  Necesitarás rehabilitación, bastante..., y mucha paciencia y sacrificio

  - ¿ Cuánta paciencia, doctor?

  - No lo sé.  Dependerá de muchas cosas

  - ¿ De qué cosas?  Por favor, dígalo ya de una vez

  - No se sabe, Erin.  Depende de la fuerza de voluntad del enfermo.  Pero te adelanto que no será fácil de llevar.  Te verás limitada en algunas ocasiones, sobretodo al principio, pero poco a poco irás teniendo más fuerza y confianza en que vas a lograrlo.

  - Lo que significa es que no tendré garantías de volver a moverme con facilidad.   Que quedaré inválida ¿ no es eso?

   El médico miró a Peter, y a ella, sin saber qué decir.  Había procurado no desvelar más que lo preciso de su situación, pero era inteligente y dedujo que, entre líneas, es lo que le estaba augurando: no volvería a andar.  Miró rápidamente a Peter.  Éste apretaba su mano sin decir nada.  Dedujo que él ya sabía el resultado, aunque no lo hubiera dicho, además era médico.  Seguramente habría hablado con ellos el mismo día de la operación, pero ni siquiera le había insinuado  su estado, y la verdad descarnada era que sería una inválida.  No obstante, por él, haría todo cuanto fuese necesario por volver a caminar.

    Después de salir el médico acompañado por Peter, ella reflexionaba sobre lo que le habían explicado.  No le gustaba el resultado final, se negaba a admitirlo, pero no dijo nada a Peter cuando, después de despedir al médico, entró nuevamente en la habitación.  La observó detenidamente, no sabía qué decirla.  Porque la conocía bien, supo que se imaginaba cómo sería su futuro inmediato.  No encontraba las palabras que la infundieran algo de esperanza;  su cara era un poema de decepción. ¿Cómo podría ayudarla?  ¿ Qué palabras emplear para, sin engañarla, infundirla el ánimo que iba a necesitar.  Se aproximó a ella y depositó un beso sobre la frente.  Las palabras se atascaban en su garganta, no sabía cómo hablarle, porque pensaba que ella le haría preguntas .       Erin, estaba hundida anímicamente, pero no quería que trascendiera su estado de ánimo, y por eso, le dijo

- Me siento cansada. Trataré de dormir durante un rato.

    Cerró los ojos y fingió dormir.  Sentía dolor por él; tenía ganas de llorar. Se preguntaba qué era lo que había hecho mal ¿ hubiera sido mejor aguantar con su destino ? ¿ fue una torpeza no haberme ido a otro país ?  Sabía que él permanecería a su cabecera, y su tristeza era aún mayor por Peter. Daría cualquier cosa por saber lo que él pensaba.  No conciliaba el sueño ; si al menos pudiese  dormir, sería un momento de olvido de lo que tenía por delante, aunque en realidad  ignorase cómo sería y lo que duraría.  Probablemente toda su vida.  Pensaba, pensaba, y sólo una idea llegaba hasta su cabeza, aunque la desechase en el acto.
 
              Pero, poco a poco, en su interior fue tomando cuerpo :  tendría que renunciar a él.  No le ataría a ella.  Merecía tener una vida normal y no sujeto a una  inválida o quizá a una silla de ruedas.

Merecía ser feliz, y por ello renunciaría a todos los planes que se habían trazado. No se casarían;  merecía una mujer totalmente plena de facultades y ella no lo estaba, porque aunque no lo había comentado, era muy posible que también repercutiera en el aspecto sexual.  Tendría que madurar esa idea cuando estuviera a solas, o al menos cuando fingiese que estaba dormida.  Pero porque le quería muchísimo,  debía renunciar a su vida juntos.

   Los ojos se llenaron de lágrimas; trato de no gritar.  Lo que la estaba pasando no era justo, ni para ella ni para él.  Y odió con toda su alma a su primer marido que la había maltratado y agredido brutalmente, hasta dejarla casi inútil.  No quería verle nunca más, pero en su interior, deseaba con todas sus fuerzas que la policía actuara.

   Y el inspector se personó en el hospital ese mismo día.  Había esperado a que ella mejorase para someterla al interrogatorio de saber cómo efectuó la agresión, y que les contase todos los datos para tratar de localizarlo.  No sabían cómo descubrir dónde vivía y cómo pudo localizarla.  Todo eso era una incógnita, pero más aún era en dónde lo podrían encontrar.  Mucho se temían que  hubiera salido del país.  Erin escuchaba las reflexiones del inspector como muy lejanas.  Le producían náuseas todo lo que estaba viviendo, y vuelto a vivir,  una y mil veces con los médicos, ahora la policía ¿ cuándo van a dejarla en paz?

    Y nuevamente relató toda su vida con Liam hasta la última agresión anterior a la que la mantenía en esa cama de hospital

- Sí fue mi ex marido quién me atacó. Creo que quería matarme, pero en un acto reflejo quise huir, y por eso seguramente, el tiro se le desvió

- No tiene ninguna duda ¿ Le vió la cara

- ¡ Claro que le ví la cara !  Le tenía frente a mí. ¿ Cree acaso que  estaría viva si no fuese por el tiro fallido ?

  Deseaba que todo terminase cuanto antes .  El inspector se rascó la nuca, indicando que, en realidad, pocos datos podía aportar, ya que hacía tiempo de la separación y perdido el contacto.  Pero al recordar que ella le había denunciado, posiblemente en los archivos pudieran obtener algún dato, que poco a poco les llevase hasta él.  Se despidió de ella y de Peter: les tendría al corriente de todo cuanto averiguasen.

    Al fin solos, pensó mirando a Peter, que con rostro muy serio la miraba y acariciaba su frente.  Pronto la darían el alta, sólo a falta de unas pruebas .  Una vez en casa comenzaría la rehabilitación en un centro especializado, y con él,  en su tiempo libre, en casa.  Comenzaría, en breve, la segunda parte más larga y dolorosa , no sólo por los dolores que la pudiera ocasionar, sino por la determinación que había tomado.


jueves, 27 de febrero de 2020

Los mudos testigos - Capítulo 18 - Huida a ninguna parte

   Los días pasaban lentos, quizá no tanto como a Peter le parecían.   Había transcurrido más de una semana desde el suceso, y la situación de Erin, aunque estable, en poco había cambiado. Seguía con los calmantes, pero ya estaba en planta, aunque aún nadie la había hablado del resultado de la agresión.  Peter permanecía a su lado . Había pedido excedencia en el hospital,  al menos por unos días, y el consultorio era atendido por Dylan que debía multiplicarse.

    Por el pueblo se habían corrido las voces, ya que los tres integrantes del consultorio médico, eran conocidos por todos ellos.  Nadie se explicaba lo ocurrido al ver cómo la policía recababa algún tipo de información, con nulo éxito.



   Registraban  la casa de Erin, y ni siquiera habían  obtenido alguna pequeña huella  tras haber  reconstruido lo que posiblemente ocurriera.  Nada que les aportase alguna novedad. Ahora empezaba para la policía el trabajo más arduo:  buscar una aguja en un pajar.  Nadie sabía dónde vivía el ex de la herida, que era el único sospechoso.   Debían esperar a que ella estuviese en condiciones y que aportara nombres y domicilios para poder tirar del hilo que les condujera al que con toda seguridad sería el autor de los hechos.  Pero  ¿Quién era?  ¿Cómo se llamaba ? ¿ Dónde vivía ?  Peter había aportado todos los datos que obraban en su poder. Y tampoco podían consultar los registros de la policía, sin tener una cara y un nombre, al menos.

    De repente se dieron  cuenta de que en el certificado de divorcio figuraría su nombre. Acompañado del sargento Smith, se dirigieron al dormitorio de Erin.  Seguramente allí tendría guardados los documentos, algo que les pudiera dar alguna luz para,  a partir de ahí,  comenzar las pesquisas, o alguna fotografía por la que pudieran conocer su rostro y hacer indagaciones. Y efectivamente allí estaba su nombre: Liam Murray, pero en  el domicilio  que figuraba, ya no vivía desde hacía mucho, según le informó la casera.  De nuevo partir de cero, una y otra vez.  Tampoco vieron ninguna foto de él.  Seguían sin tener nada o muy poco.

  - Pero... Erin interpuso una denuncia por maltrato, y eso originó su divorcio -  comentó Peter

  - ¡El juez que les concedió el divorcio.  En sus archivos deberían figurar los datos de ambos cónyuges, domicilio en aquél entonces y lugar de trabajo ! - comentó el sargento con él

   Al fin, ¿ verían alguna luz ?  Para ello, deberían trasladarse hasta Dublín a ver si de una vez arrancaba el caso positivamente por algún lado.

   Erin ayudada por Peter y una enfermera, fue levantada de su cama y sentada por primera vez,  desde el suceso,  en un sillón en la misma habitación del hospital.  Estaba más delgada y su cara demacrada, señal de lo que  estaba pasando.  Quería mover las piernas, pero le era imposible,  como si pesaran una tonelada cada una, y además, al intentarlo un fuerte dolor le partía la espalda en dos.

  - Mi vida, es muy pronto.  Aún no puedes hacerlo.  Ten calma, poco a poco

    La decía paciente Peter, ocultándola el verdadero motivo de su imposibilidad para moverse.  Ella imaginaba algo, pero no se atrevía a preguntarle abiertamente.  ¿No quería o no soportaría la verdad?
Peter la daba evasivas.  Sabía que el momento llegaría, pero no tenía valor para hablar abiertamente con ella, aunque sabía que no lo podría retrasar por mucho tiempo.  Temía que se viniera abajo y el desánimo la hiciera abandonarse a su suerte.  Aún quedaban momentos muy duros que soportar, pero él seguiría a su lado; jamás la abandonaría pasase lo que pasase.  Se casarían y reharían su vida como lo tenían planeado.  Sabía que no sería lo mismo, y que tendrían muchos obstáculos  que esquivar, pero  juntos lo harían.

   Mientras tanto, Peter investigaba los adelantos que se producían en lesiones como las de Erin. Averiguaba qué especialista y en dónde,  podría ayudarles.  Estaba dispuesto a ir hasta el último rincón de la tierra para lograrlo.

  - Una oportunidad entre mil, Peter, eso es lo que Erin tiene de volver a andar.  Y eso tras un calvario de rehabilitación. - Le dijo el especialista que la operó

  - Sé que lo logrará- respondió él

  - Pero ¿ querrá ella pasar por ese calvario?  No podemos retrasar más el diagnóstico.  No lo he hecho ya por consideración a ti, porque comprendo lo difícil que es, pero cada día me pide que la diga algo, y ya no sé qué más excusas poner.  Quiero que estés presente cuando se lo diga, te va a necesitar. Peter, lo siento, será esta tarde cuando haga el recorrido.


   Sabía que habían tenido mucha deferencia con ellos.  Que era su obligación atender la solicitud del paciente de saber la verdad, y que por Peter lo habían retrasado, pero no podían demorarlo más, y temía ese momento.  Mentalmente se preparaba para ello, pero también creía que, cuando llegase, todas las palabras pensadas, se borrarían de su cabeza. Y es que ya era muy difícil quitarle el miedo por lo ocurrido, y además decirla que podría ser  una inválida para toda la vida.  Debía tener fuerzas para apoyarla.  Le necesitaba ahora más que nunca, y no podía, ni debía fallar. Decirla que su vida cambiaría radicalmente, que siempre necesitaría a una persona que la ayudase, y que la rehabilitación sería a base de sufrimiento y dolor, y eso si con suerte se recuperara total o parcialmente.  Todos los argumentos de consuelo, chocaban con la realidad pura y dura.  Renunciaría a todo.  Él sería su compañía permanente, y para cuando estuviera trabajando, contrataría a una enfermera que no sólo la hiciese compañía sino que la ayudara en todo cuanto ella precisase.

   Pero también tenía una palabra en mente que rondaba sin cesar:  depresión.  Tenían que contar con ella también, y sobretodo hacer para que no tirase la toalla,. para que llegase a ser una mujer normal.  Que nada la impidiera ser ella misma, a mantener sus ilusiones, aunque sabía que ésto sería poco menos que imposible, pero en lograrlo pondría todo su empeño

    Escuchaba atento cualquier abrir y cerrar de puertas que se produjera en el pasillo en que la habitación de Erin estaba situada.  Y cada vez las escuchaba más cerca, y sabía que eso significaba que el médico se acercaba a ellos y con él venía el diagnóstico que debía darles.  Peter  estaba preparado para escuchar la sentencia, pero ¿ podría encontrar las palabras que la ayudasen, que la consolasen y la reforzasen?  Tenía que encontrarlas, y lo haría cuando, después de escuchar al médico, se quedasen solos ellos dos.  Y contemplase sin poder hacer nada, el llanto y la desesperación de ella. En eso consistía el matrimonio, aunque ellos aún no lo fueran oficialmente, pero en sentimientos era su compañera mientras viviese. Si, si lo estaría, y la abrazaría cuando llorase desesperada, y esperaba calmarla a base de besos y cariño, con ese cariño que le estaba desbordando y que nunca creyó poder sentir por alguien.  Y por fin, la puerta se abrió y la figura blanca del médico se paró en el dintel buscando el rostro de Peter.  Ambos sabían lo que buscaba el doctor, y él le respondió afirmativamente con la cabeza.  Entró y se sentó en el borde de la cama, tomando una de sus manos, pues la otra la tenía Peter entre las suyas.

miércoles, 26 de febrero de 2020

Los mudos testigos - Capítulo 17 - Invalidez

    No esperó más, entró en el antequirófano y del contenedor extrajo una bata, el gorro y las chanclas.  Entró directamente sorprendiendo a los cirujanos y enfermeras que operaban en ese momento.  Lo primero que miró fueron las pantallas de sus constantes vitales. La estaban transfundiendo.  Su rostro estaba pálido.  El cirujano que estaba trabajando, le miró algo irritado, pero al momento se hizo cargo de la situación y  comprendiendo por lo que estaba pasando, le dijo:

- De momento va bien.  Y ahora retírate.

    Salió de allí y subió hasta el anfiteatro desde donde podía presenciar la operación sin estorbar a nadie.  No aguantaba ni un momento más en aquella sala de espera sin saber nada de nada.  Al menos aquí podía vigilar cómo marchaba todo.  No estaba solo, habían varios estudiantes observando lo mismo que él.

       Había perdido la cuenta  del tiempo que llevaba en el quirófano.  Cuando dieron por terminada la operación, bajó rápidamente para hablar con el cirujano.  Estaba muy nervioso, y sabía lo que posiblemente le dirían;  había visto la dimensión de la herida y de lo que se trataba.  Estaba viva, era lo importante.  Después vendría lo que fuese y lo abordarían con serenidad.  Estaría a su lado para ayudarla todo cuanto fuese necesario, y probablemente sería mucha la ayuda que requiriese.



    La puerta del quirófano se abrió, dando paso al cirujano que debía informar a Peter.  Dylan estaba allí con él.  Había llegado mientras él estaba en el anfiteatro.   Observaba la cara del cirujano porque de ella extraería las conclusiones a las que debía llegar.  El médico carraspeó un poco y a continuación comenzó a explicar el proceso de la operación

- Verás Peter, ella vino casi muerta.  Perdió mucha sangre y la herida era muy grave.  El disparo dañó el sacro y algunas vértebras, y aunque es pronto para saberlo, es posible que tenga dificultades para andar.  La hemos estabilizado y ahora todo está bajo control, pero la gravedad no ha desaparecido, como tu conoces.  Más adelante la haremos una resonancia, una vez haya bajado la inflamación   Pasará unos días en la UCI.  Estará sedada todo el tiempo que precise y cuando sea oportuno, la explicaremos todo el proceso y lo que vendrá después.  Necesitará rehabilitación, y será larga y dolorosa. La tendremos muy controlada.  Sólo la podrás ver a través de la ventanilla.  Te informaremos siempre que quieras.  Ahora debes irte a casa y tratar de descansar.  Ella va a necesitarte

      Peter se derrumbó. Su compañero le había explicado todo, pero sus respuestas fueron como si fuera un telegrama.   conocía muy bien lo que le había querido decir entre líneas y era que pudiera darse el caso que  no volviera a andar.  Que estaría condenada a una silla de ruedas por el resto de su vida.  Se tapó la cara con las manos.  Dylan le observaba apesadumbrado sin poder hacer nada por ayudarle.  Con voz desgarrada le dijo:

- ¿ Por qué no la hicimos caso ? ¿ Por qué la policía no nos creyó ? ¿ Por qué no me quedé con ella cada noche ?

- Peter- Nada ni nadie podía predecir lo ocurrido. Ni nadie tiene la culpa, salvo el canalla que la disparó.  La policía no podía hacer nada;  no había pruebas,. no tenían nada a lo que aferrarse. Ahora es diferente.

    Y efectivamente, el comisario y un sargento de la policía estaban aguardando a que Peter terminase de hablar con el médico, para hacerse presente.

    Se trataba del mismo policía que les atendiera no hacía mucho cuando se presentaron en la  comisaría. A Peter le daban ganas de soltar un puñetazo.  Si en aquella ocasión le hubiera hecho caso, probablemente ahora no estarían en la situación actual.  Apretó los puños para contenerse y contrajo las mandíbulas, mientras el comisario y un sargento se acercaban a Peter y Dylan.  Éste último adivinando los pensamientos de Peter, le agarró del brazo para que se contuviera.  El policía pidió disculpas y no sabía cómo abordar el tema. Pero tenían que hacerle algunas preguntas, y él sólo podía decirles lo poco que Erin le contara de su ex. Desde su divorcio nada sabía de él, y el motivo por el que se refugiara en Dunfanaghy, fue para huir del tipo ese.  No quería volver a verle.  Les relató que fue por una paliza que la dio el motivo de su divorcio, y que antes de eso, el citado individuo andaba liado con unas y con otras.  Erin puso tierra de por medio, y no volvió a verle hasta el dia de hoy.  Tomaban notas pero no nombres más que el de Erin, ya que él no sabía nada de su vida anterior, más que lo que ella le había contado.

- Iremos a casa de la señorita, por ver si ha dejado alguna huella.  No se preocupe, ahora si tenemos datos y removeremos cielo y tierra para dar con él y averiguar qué paso.  Eso suponiendo que el autor de los hechos halla sido su ex.  Necesitamos pruebas y de cómo averiguó su paradero.  En fin, ustedes han cumplido con su trabajo como ha sido salvarla la vida.  Hasta que ella esté en condiciones de declarar, trabajaremos con los datos que nos ha facilitado y si encontramos pruebas en la casa.  Estaremos en contacto. Perdón doctor, las cosas de las leyes nos han hecho equivocarnos, pero pondremos todos los medios a nuestro alcance para esclarecer lo que  ha ocurrido.  Estaremos en contacto.

    Se despidieron, dejando a Peter sin saber nada concreto.  Ni siquiera sabían si fue el ex de Erin, el autor de los hechos ¿ quién si no ?  Se sentía enfadado, furioso por los formalismos,  que cualquier persona  sabría que se trataba del mismo canalla,

- Peter, por favor, sabes que existen protocolos que no pueden saltarse. Ha de ser así; si cada vez que presentamos una queja, actuasen sin pruebas, muchos inocentes estarían en la cárcel o muertos.  Esta vez nos ha tocado de cerca, pero es así.  Serénate y vamos a tratar de verla, aunque esté inconsciente.

    Y subieron hasta la UCI y a través de una ventana pudieron verla. Estaba pálida, y quieta, muy quieta. Peter tenía como una férrea mano que le apretase el corazón.  Están educados para ver la tragedia de cerca, pero nunca lo suficientemente preparados para que sea alguna persona que amen verles en el trance de vida o muerte. Los ojos se le llenaban de agua, pero respiró hondo. ¡ Estaba con vida ! Sólo eso importaba.  Dylan le palmoteo en la espalda, y también en su rostro había huellas de pesadumbre; quería a sus amigos, a esa pareja que tanto estaban luchando por ser felices, y en cinco minutos todo se había  truncado.  Debía preparar a su amigo para lo que vendría después.  Las heridas sanarían, pero les aguardaba un largo camino por recorrer.  La recuperación de Erin sería larga y con suerte, trabajo y sabiduría, confiaba en que todo quedase atrás y lo recordaran como una amarga pesadilla. ¿ Volverían los buenos días?  Nadie tenía respuesta, de momento, para ello, pero no podían hundirse en la desesperación ni perder las esperanzas de recuperación.


martes, 25 de febrero de 2020

Los mudos testigos - Capítulo 16 - La huida

    Tendida en el suelo, la sangre comenzaba a extenderse.  Liam pensaba rápido ¿ Había consumado su venganza? Posiblemente si, pero no se paró a comprobarlo.  Asomaban las primeras luces del nuevo día, y debía salir de allí cuanto antes.  Tenía un gran trecho que debía hacer a pié, antes de encontrar su coche y regresar a Dublín.  Para salir impune de todo ello, debía cumplir escrupulosamente con el plan trazado, borrando todas las huellas que hubiera podido dejar. Emprendió una carrera campo a través hasta llegar al vehículo.  Cogió la carretera y no pararía hasta llegar a su casa.  Y lo hizo con el tiempo justo. Aún debía dar el último repaso a su casa para que todo estuviera en orden por si a alguien se le ocurría ir a visitarle.

    Se quitó la ropa, la metió en una bolsa grande y se puso un pijama. Volvió a salir y la bolsa que contenía sus prendas, las tiró al contenedor de basuras, el cual no tardarían en venir a recogerlo.
Bien, todo estaba bajo control. Había llegado a tiempo.  A esta hora, sus compañeros de trabajo comenzarían a llegar y él aguardaría unos minutos;  llamaría para decir que estaba enfermo debido a la ingesta de algo que le había sentado mal.

- Lo siento, pero no me puedo mover del servicio y tengo unos vómitos horribles.  Si no se me pasa llamaré al médico.   Creo que  mañana estaré mejor y acudiré al trabajo.  Si tenéis algún problema que pueda solucionar, llamarme.
- Mejórate - le respondió una compañera.

    Él sonrió satisfecho:  todo había salido bien.  Tomó un té caliente y se metió en la cama como si tal cosa.  Estaba destemplado por la mala noche pasada, pero ya estaba todo hecho tal y como lo había planeado unos días antes.  Nadie le podría identificar ya que había dejado huella de su presencia por allí hacía muchos días.

- Será mejor que trate de dormir un poco.-  Se acurrucó en la cama y se quedó dormido.

    El turno de guardia estaba a punto de terminar.  Sólo le faltaba a Peter, el terminar un informe, entregarlo y salir lo más deprisa que pudiera a buscar a Erin.  La última noticia que tuvo fue un mensaje en el que decía que todo estaba normal e iba a dormirse.  Pero, a pesar de todo, estaba deseando llegar y verla.  Se cambió de ropa y de inmediato salió en dirección al domicilio de ella. Estaba nervioso y deseando llegar.  Pensó que sería por el estrés que  le había contagiado.


    Aparcó el coche y dando zancadas, subió hasta la casa.  El corazón quería salirse del pecho:  la puerta estaba abierta.  Un mal presagio se apodero de él y entró llamándola, sin obtener respuesta.  Nadie respondió.  Tenía un presentimiento y se le helaba  la sangre en las venas.  No estaba en la cocina, y directo entró en el salón y allí pudo contemplar que el presentimiento de ella, era real. Corrió hacia el cuerpo de Erin que tenía los ojos cerrados y a penas sentía las pulsaciones.  Desesperado la llamaba, pero ella no respondía.  Extrajo de su bolsillo el busca médico y nervioso pidió una ambulancia.  Después llamó a la policía.

    No sabía lo qué hacer.  Reconoció por encima su cuerpo y vio que estaba herida en la espalda, en la zona lumbar.  El horror se reflejaba en su rostro y no podía articular palabra, ni responder a las preguntas de la policía.  Los para-médicos le aconsejaron que se apartara de allí;  estaba en shock y no podría ayudarles en ese estado.
  Había perdido mucha sangre y la  reanimarían  en la ambulancia camino del hospital.  Peter iba con ella;  no la abandonaría en ningún momento.  Tenía la ropa manchada de la sangre de Erin.  Directamente la entraron en quirófano.  Quería entrar, pero sus compañeros le hicieron ver que en su estado en nada les ayudaría

- Compréndelo, no estás en condiciones.  Una cosa es que ayudes a una persona que no conoces y otra a tu novia.  Déjanos trabajar a nosotros, y ayudarla a ella.  Estarás en todo momento informado pero ahora déjanos hacer a nosotros.

    La noticia corrió rápidamente por el hospital, y sus compañeros más próximos fueron a informarse y hacerle compañía.  Hacía poco tiempo que había terminado el turno, y sin embargo aparentaba más edad de la que en realidad tenía debido al choque de lo ocurrido.  Nervioso, y como pudo, se puso en contacto con Dylan explicándole lo sucedido. No se lo podía creer: había ocurrido, y aunque no lo supieran con certeza, imaginaron quién había sido el causante

- No te preocupes, me encargaré de la consulta, y llámame de vez en cuando para estar al tanto.  Todo va a salir bien; es una mujer fuerte y joven

- Si, eso lo sé, pero ha debido estar sola casi toda la noche, porque la pérdida de sangre es importante y la herida está alojada en una zona peligrosa. No quiero ni pensarlo.  Ha sido un milagro que haya sobrevivido.  Ha sido algo de lo que nunca llegas a explicártelo.

- En cuanto cierre el consultorio, iré a verte y estaré contigo. Esas operaciones son largas;  nadie mejor que tu lo sabes.  Así que ten paciencia.

Daba paseos por la sala con el rostro de ella grabado en lo más profundo de su alma. Y recordaba sus primeros días de trabajar juntos.  Lo mal que se llevaban, la poca afinidad que sentían.  Y sin embargo ahora daría mil veces su vida por ella.  No debió dejarla sola.  No debió marcharse durante tanto tiempo.Evocaba la ternura que le inspiraba y lo cercana que estaba la muerte de ella, en esos momentos.  No lo soportaría.  Por fin se habían descubierto el uno al otro;  todo comenzaba a marchar.  Ahora no podía perderla. Si lograba sobrevivir, necesitaría mucha ayuda, y sería largo, muy largo si lo superaba.  Pero el problema no sería sólo físico, sino también anímico.  Todos sus proyectos se habían venido abajo, cuando a penas estaba consiguiendo tener una relación. Estaba desesperado.  No sabía las horas que llevaban interviniéndola y aún no sabía nada.  ¿ Tendría fuerzas para presenciarlo? Las tendría. Se pondría una bata y entraría en el quirófano; al menos vería cómo van.  Lo soportaría y no les estorbaría;  haría cualquier cosa por ella, pero debía saber algo o se volvería loco.

lunes, 24 de febrero de 2020

Los mudos testigos - Capítulo 15 - El plan B

    Satisfecho de sí mismo, actuó en ese  día igual que cualquier otro.  No se mostró alterado, ni nervioso, ni preocupado.  Se mantuvo totalmente normal, seguro, cumpliendo el ritual de siempre.  Cuando todos se despidieron para regresar a sus hogares, Liam, se subió al coche y puso rumbo a Dunfanaghy.  Tenía un largo camino que recorrer y un minucioso plan que llevar a cabo.  Iría despacio para no llamar la atención pero debía estar allí antes de que amaneciera y ocultar su coche y esconderse él,   porque hasta la noche de ese día no podría cumplir con su estrategia, por tanto, no iría directamente a casa de ella, sino que se quedaría unos kilómetros más atrás, oculto, y de madrugada, cuando todo estuviese en calma, llegaría a la casa de Erin y allí ejecutaría su plan punto por punto.  Después regresaría por el mismo sitio por el que había llegado.  Llamaría a su trabajo alegando que estaba enfermo, y se incorporaría de nuevo al día siguiente, tranquilo, con normalidad, pero habría resuelto el plan B, que en realidad estaba planeado para que fuera el A, ( Fiona ), pero las cosas se habían precipitado, como ya sabemos.

    Y llegó la tarde y Peter de nuevo la insistía en que no estuviera sola en casa

- Entiendo que no quieras ir a mi casa, ni que yo vaya a la tuya, pero bien puedes quedarte en algún hotel hasta que todo esto se aclare.  ¿ No comprendes que si tú estás nerviosa, yo también lo estoy? Ya has visto que la policía no puede hacer nada, sin antes hacer indagaciones, pero mientras eso ocurre, pueden pasar semanas y no es forma de vivir así

- ¿ Qué quieres que haga.  Que cambie mi vida porque tenga un presentimiento? Voy a seguir como hasta ahora, y trataré por todos los medios de olvidarme, aunque no creo que lo consiga fácilmente. No sé explicarlo, pero es una sensación en el estómago extraña. Es parecido a cuando vas a examinarte  para fin de carrera y no puedes dormir, ni comer, ni estar tranquila ni cinco minutos.  Eso es lo que siento constantemente, y créeme no puedo
evitarlo.  Lo intento, lo intento, pero no se me pasa.

-Está bien, hoy no puedo quedarme porque he de hacer el turno de noche en el hospital, pero mañana dormiré en el sofá de tu casa, lo quieras o no.  Has conseguido transmitirme la inquietud y yo tampoco consigo descansar. Vendré por la mañana y te recogeré para ir al consultorio juntos.

    Siguieron hablando de lo mismo un rato más, a pesar de que Peter trataba cambiar de tema para que ella se olvidara, siquiera por un rato de lo que tanto la alarmaba.  Y era él quién llevaba el tema la conversación, ya que Erin ni siquiera despegaba los labios.  No sabía cómo proceder con el problema.  Ese día la notó más intranquila que de costumbre.  Trataría por todos los medios contactar con ella durante la guardia, pero no le sería fácil, y eso le inquietaba aún más.

    Apenas cenó.  Tomó un vaso de leche y  una pastilla para ver si al menos pudiera dormir.  El sueño tardaba en llegar, y tras dar vueltas y vueltas en la cama, al fin se quedó dormida, aunque no profundamente.  Antes de hacerlo dejó un mensaje en el busca de Peter anunciándole que estaba bien y que trataría de quedarse dormida enseguida.  Peter respiró algo aliviado, pero hasta que no la viera al día siguiente no estaría tranquilo.


    Y se quedó dormida, aunque no tenía el sueño profundo que ella buscaba. Estaba como en un duerme vela sin llegar a despertarse, pero tampoco profundamente dormida.  Algo la despertó de pronto. Un ruido nada usual ya que estaba ella sola. Escuchó a ver si es que estuviera lloviendo, o hiciese viento que golpeara en algún cristal, pero nada de eso sucedía.  Aguzó el oído por  si captaba algo nuevo, pero nada se escuchaba.  ¿ Sería que estaba soñando? ¿ Estaba segura de que no dormía, y que en realidad lo escuchó?  Esperó durante un momento por ver si se repetía.  No sabía el tiempo que estuvo atenta sin  escuchar nada, y decidió volver a dormir,  si podía.  El sueño había huido de ella y comenzó de nuevo a dar vueltas en la cama.  Tenía sed y todo parecía normal. se levantó y acudió a la cocina .  Bebería un vaso de leche a ver si recobraba nuevamente la tranquilidad.  Encendió la luz del salón y...

    Allí estaba, sentado en un sillón con una copa en la mano.  ¡ Ese era el ruido y eso era su presentimiento !  ¿ Cómo actuar ? ¿ Cómo había averiguado donde vivía ? ¿ Qué quería de ella ?  Pensaba y pensaba a mil por hora en un segundo.  Él ni siquiera se movió, ni pronunció palabra, sólo sonreía de medio lado, algo que ella conocía sobradamente y era un gesto de saberse ganador de algo ¿ De qué ?   Le tenía miedo, y no sabia lo que quería de ella, lo que allí hacia.  Miró al teléfono, y entonces él se incorporó adivinando lo que deseaba  hacer y con voz fría y segura, la dijo

- Ni se te ocurra descolgar.  Ni se te ocurra llamar a nadie. No he estado aquí ¿ me entiendes?  A nadie debes decírselo.

-¿ Qué quieres? ¿ A que has venido ? ¿ Cómo has sabido donde vivía ?

- Querida, yo sé muchas cosas, y ha llegado el momento de que tengamos una charla.  Me lo debes.  Arruinaste mi vida y vas a pagar por ello

    Erin temblaba de pies a cabeza.  Sabía que de un momento a otro iba a agredirla o posiblemente algo más.  Nadie sabía de su presencia en su casa; había llamado a Peter y le había dicho que todo estaba bien ¿ Desde cuando está ahí? ¿ Cómo ha entrado ?  No encontraba respuestas, lo único cierto es que Liam estaba frente a ella con ánimo de venganza.

  - Te has convertido en una preciosa muñeca. Mi muñeca. ¿ Quién ha provocado ese cambio?

- Estás loco.  Nadie ha hecho nada. Por favor acabemos con ésto ¿ qué quieres?  Lo nuestro quedó solucionado hace tiempo. Tú vives con una mujer preciosa ¿ qué es lo que buscas?

- Te busco a ti.  Tu eres mi mujer y como tal quiero que te comportes

- Liam, no soy tu mujer.  Nos divorciamos.  No sé a qué cuento viene todo esto, pero quiero que te vayas de mi casa ahora mismo. Has tomado una copa de más, eso es lo que te ocurre, lo que te ha ocurrido siempre. Sal ahora y olvidemos todo esto. Te echará de menos tu novia, por favor.  No diré nada a nadie, pero tienes que irte ahora, ya. Está empezando a amanecer y vendrán a buscarme para ir a trabajar.

- Todo eso está muy bien, pero primero serás mi mujer.  El dormitorio está al fondo ¿ verdad ?

- Te has vuelto loco. No soy tu mujer, y no lo seré nuca

- ¿ Estás segura ?

    Se acercaba a ella peligrosamente.  Sentía un frío de muerte y miedo, mucho miedo.  Mentalmente buscaba algo para defenderse, pero no tenía nada a su alcance y por otro lado estaba  bloqueada.  El tenía más fuerzas, era superior a ella, y si notaba algún movimiento extraño sabe Dios cómo reaccionaría.  Las piernas se negaban a sostenerla , era como si sus pies permanecieran anclados al suelo.  Él cada vez estaba más cerca.

    En su búsqueda y palpando la mesa en donde estaba recostada, tocó un cenicero y lo agarró fuertemente.  Si diera un paso más hacia ella, le daría en la cabeza.   Liam mantenía una mano dentro del bolsillo de su chaqueta, y dedujo que tendría algo con que atacarla.  No sabía qué hacer y ya le tenía muy cerca, casi encima. El aliento nauseabundo le daba de plano en la cara.  Era una mezcla de alcohol y cigarros que le dio asco y arcadas. Agarró fuertemente el cenicero, y antes de que se diera cuenta lo estampó contra su cabeza, que le hizo retroceder echando una mano al sitio  en que había sido herido.

    Ella no lo dudó y rápidamente se encaminó hacia la puerta.  Contaba con dos o tres segundos para librarse de él, que sacó la mano que tenía metida en un bolsillo.  De repente se oyó un disparo y Erin soltó un grito desplomándose en el suelo. Estaba de espaldas a él y cerca de la puerta, pero no la dio tiempo  llegar a ella.



domingo, 23 de febrero de 2020

Los mudos testigos - Capítulo 14 - El paradero de Fiona

    Fiona y Liam habían formado su nidito de amor en un barrio alejado del centro de Dublín.  Durante un tiempo, las cosas marcharon bien, se amaban y se sentían libres.  Nada perturbaba su romance; habían conseguido el divorcio de Erin y nada ni nadie impedía que se sintieran reyes del universo.  Él era un amante cariñoso y Fiona le colmaba de caricias.  Ella había dejado su trabajo para dedicarse por completo a él.  Una noche, al llegar  del trabajo, colmandolo de mimos y besos hizo que se sentara junto a ella y planteó la necesidad de legalizar  su estado.  La familia de Fiona la estaba presionando para que se casaran.

    Fue como si le echaran un jarro de agua fría sobre su cabeza.  Ni por lo más remoto se le había ocurrido  dar ese decisivo paso.  ¿ Qué necesidad tenían ?  Vivían estupendamente así como estaban.  Pero a Fiona ese no le gustó;  deseaba tener hijos y ya eran libres para hacerlo.  Entablaron una discusión que poco a poco fue subiendo de tono, hasta que las voces pusieron al corriente a los vecinos de lo que estaba pasando.  Era la primera bronca que habían tenido, pero sería la llave que abriera la puerta para las sucesivas que llegaron después.
    Comenzaron a distanciarse.  Por un lado Fiona era presionada por su familia, y por otro estaba ante la negativa rotunda de él.  Por mucho que le amenazara con abandonarle, no surtía ningún efecto en Liam que cada vez llegaba más tarde.  Al reprochárselo, toda explicación que daba era que iba  a un pub al lado de donde trabajaba a tomar una pinta con sus compañeros. Pasaba mucho tiempo sola, demasiado.  Por eso decidió buscarse un trabajo; al menos tendría un ingreso sólo para ella, aunque compartieran los gastos comunes.  Estaba casi siempre sola y se aburría mortalmente

- Al menos mientras trabajo, además de estar distraída, tendré oportunidad de echarme alguna amiga. Sé que a Liam no va a gustarle, pero él bien que se va con sus amigotes a tomar una copa -. Y entre discusión, reconciliaciones y broncas, el tiempo había transcurrido.  Pero sus broncas continuaron, por cualquier motivo, siendo el casamiento el principal problema.

- El ambiente que has creado es irrespirable.  No debiste contarle a tu madre que el divorcio nos hacía libres, pero no para volverme a atar de nuevo - dijo Liam  durante una de sus discusiones

- ¿ Es eso lo que piensas? ¿ Que soy una carga para tí ?

- No lo interpretes al revés. me casaré contigo, pero al menos déjame respirar durante una temporada.  Aún he de desterrar de mi cabeza la presencia de mi mujer

- ¿ Perdona ?  ¿ Quieres decir que aún la quieres?  Porque tu mujer en este momento soy yo

- Estuvimos muchos años casados y si, la quería.  Eso no significa que a tí no te quiera

-¿Estás borracho?  Creo que voy a hacer mi maleta  e iré a casa de mi madre.  Cuando hayas aclarado las ideas, llámame y si me conviene regreso a tu lado, y si no que te den aire de una vez

    Efectivamente,  estaba bebido y no era muy consciente de lo que decía ni de lo que hacía.  Al oír las palabras de ella, levantó la mano y la dejó caer sobre la cara de Fiona con tanta fuerza que la hizo tambalear, perdiendo el equilibrio y dándose en la cabeza contra el pico  de mármol de la encimera de la cocina, y cayendo al suelo.

    De su nuca salía un chorro de sangre que le paralizó horrorizado. Se agachó junto a ella para comprobar  la dimensión de la herida.  Trató de reanimarla dándole golpes en la cara, pero Fiona no reaccionaba.  Apoyó su oído en su pecho, pero todo lo que escuchó fue el silencio del corazón sin latido.  Pulsó su cuello y tampoco  obtuvo respuesta.

    La miraba espantado ¿ Qué había hecho  ?  ¡ La había matado !  Miraba  a su alrededor  buscando no sabía qué. Empapó un paño en agua fría y se lo puso en la frente, pero era inútil.  Su cabeza pensaba a velocidad de vértigo.  Miraba a Fiona inerte, recorría  la habitación con la vista perdida sin saber lo qué hacer.  Si llamaba a la policía le llevarían detenido y tenía antecedentes por violencia.  Si dijera que había sido un accidente ¿ le creerían? No le creerían,  además  la había dado un bofetón y tendría la señal en su cara.

- No, no, no.- Decía una y otra vez mesándose los cabellos. - Además los vecinos nos habrán oído discutir.  ¿Qué hago, qué hago?

    Se sentó en una silla mirando el cuerpo de Fiona.  Necesitaba un trago para poder pensar. Tenía que hacer algo y rápido, pero ahora su cabeza era incapaz de responder. Bebió de nuevo una copa más.  Y así hasta casi terminar la botella, y caer rendido por los vapores del alcohol.  Se despertó cuando aún era de noche.  El cuadro de su casa, en nada había cambiado.  Fiona seguía en el suelo en la misma posición en la que cayera. Seguía horrorizado ante la magnitud de lo sucedido. Se dirigió al cuarto de baño y descolgó bruscamente las cortinas de plástico de la ducha.  En ellas envolvería su cuerpo. Cogió la cinta americana del escobero de la cocina, y con ella, rodeo la cabeza, las manos y los pies de la muchacha que había comenzado a ponerse rígida. Y después la envolvió en la alfombra del salón.

    Aùn era de noche.  Miró por la ventana.  Su coche estaba aparcado a la puerta y nadie transitaba por la calle.

- Ahora o nunca - se dijo

    La cargó sobre su hombro, abrió el maletero y la introdujo en él. ¿ Y ahora qué hacer?  No podía estar circulando con su cuerpo en el maletero, y de repente se le ocurrió una idea: alquilaría un trastero.  Llevaría un par de muebles y entre ellos el cuerpo de Fiona, y se olvidaría de todo.  En cuanto fue de día, se dirigió a la agencia encargada de los alquileres de los trasteros y alquiló uno. Firmó el contrato y tras presentar su carnet de identidad, le entregaron las llaves del mismo.  El empleado siguió explicándole las normas, pero él no escuchaba.  En su cabeza tenía sólo una idea;  deshacerse del cuerpo de ella.  Cargó unas sillas, una mesa y un cesto con ropa de ella, y partió de nuevo rumbo  a los trasteros.  Habría de esperar todo el día hasta que fuese de noche para trasladar el cuerpo hasta él.

    Acudió al trabajo poniendo una excusa por su mal aspecto , e inició la jornada como si tal cosa.  Y por la noche estuvo con sus compañeros en el pub como si nada hubiera ocurrido. Volvió a su casa y la revisó completa, borrando alguna huella que pudiera haber dejado. En la cabeza tenía la respuesta que daría por si alguien le preguntaba por Fiona

- Ha vuelto con su madre.  Quería pasar unos días con ella.

    De esta manera ganaría tiempo  y se marcharía de allí.  No sabía a donde, probablemente a algún país en el extranjero en el que nadie pudiese identificarle.  Pero antes de partir, dejaría listo el plan con Erin.   Ella y sólo ella, había sido la culpable de esta deriva que había tomado su vida.  Si no le hubiera abandonado, no hubiera llegado hasta el punto en el que ahora se encontraba. Quería justificarse lo acontecido en su casa, sino culpar a la que fuera su mujer de la muerte de Fiona, de la que solamente él tenía la culpa.  Todo se había precipitado por su causa.  Debía haber esperado, al menos una semana más, para que su plan fuese perfecto, con el fin de que nadie pudiera relacionarle cuando todo se descubriera.  Sin embargo ahora...

Volvió a beber  y comprobó que ya era lo suficientemente de noche como para poder dejar el cuerpo de Fiona en el trastero.  Estaba alejado de su casa, por tanto, iría despacio dando tiempo a que se hiciera más tarde, y así tendría la seguridad de que nadie le viera.  Y así lo hizo, y así llegó. Miraba a un lado y a otro de la calle, y al comprobar que estaba vacía,  y el almacén lo mismo, sacó el cuerpo de Fiona, y cargándolo al hombro fue hasta donde estaba el trastero.  Lo abrió y lo escondió detrás de los muebles que había llevado con anterioridad.  Ordenó lo que allí había, y sonrió satisfecho con el plan concebido.

    Nadie que pudiera verlo sabría que aquél pequeño recinto, que aquellas paredes, que aquellos trastos allí depositados, serían los mudos testigos del delito cometido con la muerte de Fiona.  Nadie  sospecharía ni de su muerte ni que allí reposarán para siempre.  Respiró aliviado y sonrió maléfica mente.  Dando un último vistazo cerró la puerta y salió de allí.  Volvería a su casa y de ella saldría rumbo al trabajo.  Si se encontrara con algún vecino en el camino y le preguntara por Fiona, le diría que habían discutido y se fue a pasar unos días en casa de su madre.

    Y entró a trabajar con la mayor tranquilidad del mundo, como si nada hubiera sucedido.

sábado, 22 de febrero de 2020

Los mudos testigos - Capítulo 13 - Inquietud

    Mientras se arreglaba para ir al consultorio, los pensamientos de la noche anterior, asaltaron de nuevo su cabeza, y durante todo el camino no dejo de pensar en ello. ¿ Y si hubiera interpretado mal la deferencia de él?  Tenía que preguntárselo;  no podía vivir con esa duda, ni tampoco hacerse unas ilusiones que no existían.  Hablaría con Peter en cuanto tuvieran un momento libre.  Llegó temprano a su trabajo.  Puso en marcha los ordenadores y repasó la agenda y el correo por si hubiera alguna novedad.  Aún faltaba mucho para que llegaran Peter  y Dylan, pero en casa no podía parar, así que decidió ir a trabajar.


    Al poco rato de llegar ella, lo hizo Peter que se extrañó que ella estuviera desde tan temprana hora .  La besó en la frente y la preguntó si había alguna novedad digna de mención

-  Todo normal.  Quiero hablar contigo cuando tengas un momento libre - le dijo
- Bien, pues ahora.  Dime
- Prefiero en otro momento, está a punto de llegar Dylan y es algo privado
- Pues no sé... ¿ En la comida ?
- Bien, quedamos en la comida
- ¿ Estás bien ?  Te noto extraña
- Si, si, estoy bien; sólo que a penas he dormido.  Es sobre algo que me dijiste ayer, que me dejo  preocupada.  Pero no tiene importancia

    Y en ese momento se abrió la puerta y Dylan entró dando los buenos días.  Ambos amigos se pusieron a comprobar las planillas que Erin les había dado referente a las consultas que tenían para ese día.  Todo estaba claro y preciso, como  siempre.  Después cada uno entró en su despacho organizando el trabajo.  Los pacientes no tardarían en llegar según los horarios de citas que Erin les había entregado.

    Se mostraba inquieta, con la inquietud que desde hacía días no la abandonaba, y seguía sin saber porqué.  No quería comentar nada a Peter para no alarmarle, pero su nerviosismo iba en aumento.  De nuevo el presentimiento ocupaba su cabeza y no la dejaba concentrarse en nada.  Esa tensión no podría soportarla durante mucho tiempo y es lo que la ponía nerviosa ¿ qué la estaba pasando ?, y lo peor es que no quería comentar nada, porque nadie podía hacer nada; todo lo que la recomendaban era que fuese a la policía, pero ella sabía que sin pruebas nadie podía actuar contra su ex.

Y llegó la hora de la comida.  Dylan se fue a su casa y ellos quedaron solos en el consultorio:  no saldrían a comer, pedirían algo y así tendrían más tiempo para hablar lo que fuera que tuviera que decir Erin.  Se reunieron en la salita que,   a modo de office era  donde tenían la cafetera y  ellos descansaban en algún momento tomando un café entre consulta y consulta.  Sentados uno frente al otro y mientras comían, Peter la preguntó

- Y bien ¿ qué te preocupa ?

- Deseo si ello es posible, me aclares lo que significa la conversación que tuvimos ayer - El se la quedó mirando muy serio, dejó su cubierto en el plato y dijo

- Veo que no lo entendiste ¿ qué es exactamente lo que te inquieta y por qué ?

- No entendí bien lo de tu regreso y lo que lo motivó.  Lo cambiado que estás desde que te fuiste.  Antes por nada te enfadabas y dejabas de hablarme. No termino de entenderte y si pienso en la conversación de ayer, aún me preocupo más

- Creía habértelo dejado claro, pero veo que no es así. Te quiero Erin, y creo que desde hace mucho. Te expliqué por qué tenía ese carácter tan agrio, que chocaba con mi recuerdo de  Celine y contigo, viéndote a diario.  Estaba furioso conmigo mismo porque quería deshacerme de ese recuerdo y no lo conseguía.  Y al mismo tiempo cada vez me sentía más atraído hacia ti.  Aprovechando una especialización pensé que lo mejor sería poner tierra de por medio y analizar concienzudamente lo que significabas para mí.  Me llevó mucho tiempo, hasta que lo tuve claro,  y regresé. Y al verte nuevamente se confirmaron mis sospechas: eras tú quién me importaba de verdad y con quién deseaba plantear mi futuro.  De Celine  ni el menor rastro.  Además  ella estaba casada, y aunque no lo estuviera, ya no significaba nada para mí.

    Al ver que ella no decía nada, comenzó a ponerse nervioso.  No sabía qué más podía decirla para confirmarla  que a quién deseaba era a ella y no a ninguna otra


- ¿ No estás convencida ? No sé qué más puedo decirte

- Sí.  Era eso. Había entendido lo que dijiste, pero me parecía tan irreal que pensé me había hecho falsas ilusiones.  Por que yo también te quiero.

- Entonces ¿ podemos ser novios, y cuando nos conozcamos más a fondo, unir nuestras vidas ? ¿Es eso lo que quieres? Si se trata de eso, yo también lo quiero así -.  Se levantó de su asiento y fue hasta donde estaba ella besándola y abrazándola

- Te querré y protegeré siempre

- ¡ Oh Peter ! Perdona mi desconfianza.  No tengo la cabeza bien; no sé qué me pasa.  No consigo ahuyentar de mi, esa especie de presentimiento que me atenaza y no sé qué hacer para que acabe

- Vayamos a la policía.  Que investiguen.  Que averigüen lo que ha sido de la vida de ese hombre, en dónde vive, si está casado o permanece soltero..., en fin, que hagan algo, lo que pueda hacerse, pero no debes vivir con ese temor.  Yo te protejo

- Pero no siempre estás.  Tienes las guardias en el hospital y son veinticuatro horas, como mínimo  las que te ausentas

- Vives en un lugar muy solitario y estás muy desprotegida aunque yo no vaya al hospital.  Yo también tengo miedo, porque tú lo tienes y no es normal en alguien tan cuadriculado como tú, y creo que es debido a algo.  Que ese presentimiento, es por algo.  Por eso vamos ahora mismo a la jefatura.  Que hagan algo y así podremos tener nuestra vida con tranquilidad.

    Y fueron y hablaron con el agente más inmediato, que además les conocía como paciente.  Les atendió de inmediato y escuchó la narración de lo que sentía Erin y de los antecedentes y el por qué se habían divorciado, pero todo lo que podía hacer sería estar atento a cualquier síntoma sospechoso, pero al no saber nada, no podían ni ponerla vigilancia ni actuar con el sospechoso.

- Sabéis que aquí nos conocemos todos. Si lo hubieras dicho mientras estaban los turistas, si hubiera podido poner a alguien que vigilase, pero ya no están, y no puedo hacer más que prestar atención a todo lo extraño que pueda suceder.  Olvídate del tema y... tranquila.  Además dudo mucho que sepa donde vives.

    Salieron de la Jefatura más tranquilos, en parte, porque Erin, seguía sin estar plenamente satisfecha, aunque entendía la posición del agente. Pero la dijo que se informaría,. y eso significaba que pediría informes a la central por si él hubiera cometido, siquiera, alguna infracción de tráfico por la que pudieran imputarle.  Regresaron al consultorio y la tarde transcurrió con toda normalidad.

viernes, 21 de febrero de 2020

Los mudos testigos - Capítulo 12 - Un plan perfecto

    Recorrió la zona tras conocer dónde vivía Erin. Nada podía salir mejor.  Con las primeras luces del día se dirigió hacia el lugar y comprobó que, efectivamente, la zona estaba sola y a su alrededor no había casas, por tanto sería el lugar perfecto para sorprenderla.  Y volvió al hotel sin que nadie le viera.  Volvería a salir cuando comprendiera que estuviese el hombre en la recepción.  Y así lo hizo,


-Dígame lo que le debo.  He tomado una botella de ginebra del minibar.  Y ahora sigo mi camino

- Vuelva pronto, señor - le dijo el hombre acompañándole hasta la puerta y viendo como se metía en el coche, arrancaba y tomaba la carretera rumbo al lugar destinado por él.

    Era un ser astuto y bastante previsor. Continuó carretera adelante bastantes kilómetros.  No sabía a donde ir, así que seguiría su camino hasta encontrar una gasolinera.  Tenía que hacerse notar en todos los lugares por los que pasaba, de este modo no le identificarían con lo que pensaba hacer. Y echó gasolina y efectuó algunas compras para que el empleado se fijara en él.  Le hizo algunas preguntas referente al lugar y hasta gastó bromas.  El caso era que se fijara  en su rostro.  Anduvo  más kilómetros y en un recodo de la carretera, aprovechando que nadie pasaba, dio la vuelta y se encaminó nuevamente hacia Dunfanaghy .  No podía volver a dormir en el mismo hotel.  Buscaría un lugar solitario y lo haría en el coche, después esperaría, esperaría hasta encontrar el modo apropiado para hacerse presente ante ella.  Decidió entrar en un restaurante y situado en un lugar apartado, pidió algo para cenar.  Allí nadie le conocería  y al menos comería algo ya que durante todo el día no había probado bocado.  Se llevaría algo para comer en el coche por si de madrugada le entraba hambre.

    Por el cristal de la ventana en el que estaba sentado, vio entrar a una pareja que charlaba animadamente.  Reconoció de inmediato a la mujer.  Ella ni siquiera se fijo en él, además se había dejado crecer el pelo y la barba, así que sería muy difícil que le identificase.  Les vio charlar seriamente y como él ponía una de sus manos sobre las de ella, que le sonrió.  Debía tener calma y no moverse de allí hasta que ellos terminaran de cenar, ya que corría el riesgo de que al llamar al camarero y levantarse  para salir, ella girase la cabeza y a pesar de todas las precauciones tomadas, le reconociera, así que pidió una copa para dilatar su marcha, que haría detrás de ellos, a distancia, para pasar desapercibido.

    Se impacientaba y el tiempo se le hacía eterno.  Los otros seguían hablando y debía ser importante  porque el rostro que tenían ambos era de preocupación.  Y por fin llamaron y abonaron su cuenta.  El la daba su mano y ella  aceptaba.  La ira recorría su cuerpo y tenía unas ganas enorme de levantarse y liarse a palos con el intruso que tocaba lo que era suyo.  Se contuvo y unos minutos después  de que ellos salieran, lo hizo él.  Sabía donde ella vivía, así que no tenía prisa  por seguirlos, porque ellos se metieron en un coche y tomaron la dirección de la casa de ella.  No quería ni pensar  si pasaran la noche juntos;  no sabía si tendría paciencia para aguantar  llevar a cabo su bien trazado plan.  Desde una distancia considerable y oculto, con las luces de los faros apagadas, vio como se despedían y entraba, sola, en casa. El hombre tardaba un rato en marcharse, pero al fin lo hizo al ver que una de las ventanas de la casa se encendía y ella saludaba con la mano al que esperaba fuera.

    Le vio como se iba en su coche en dirección contraria a la que habían traído, es decir regresaba a no sabía donde.  Y vio cómo la luz encendida de la casa se apagaba.  Ya tenía todas las comprobaciones a punto, pero decidió no intervenir ahora; aún le faltaba un cabo suelto y era regresar a su casa para hacer acto de presencia por si acaso las cosas se ponían mal .  Había dejado constancia suficiente de su presencia tanto en los lugares en los que había estado y también en el habitual.  Tenía una coartada perfecta.  Y se fijó el día de su intervención, que sería dos días después.  Llegaría directamente a casa de Erin;  ya sabía sus horarios de trabajo y contaba también con algún paseo que pudiera dar con el tipo ese .  Tendría que tener cuidado y para ello viviría en el campo oculto a la vista de todos, y después emprender el viaje de regreso urgentemente, para conseguir que la coartada fuese perfecta.

    ¿ Pensaba que podría tener alguna repercusión, lo que pensaba hacer?  Quizás interviniese la policía  Debía contar con todos los supuestos, de esta manera nada podía salir mal.  Preparó un bolsón con algo de ropa y salió decidido a llevar a cabo lo que fuera que fuese hacer.

    Mientras tanto, ajena  a los planes que se hacían respecto a ella, pero a sus espaldas, Erin seguía con su vida normal.  Pero al día siguiente de su cena con Peter, le daba vueltas a su cabeza referente a las insinuaciones que él la hiciera.  No se centraba pensando una y otra vez en lo mismo.  Hasta el propio Peter hubo de llamarla la atención porque la hablaba y no le prestaba atención.

    Analizaba una y otra vez lo que hablaron y el interés que él mostrabas por su seguridad, que nunca antes había expresado.  Su forma de mirarla, su ternura al sonreirla...   eso significaba algo que ella imaginaba ¿  Sentía lo mismo por él ?  Y supo que si la gustaba y mucho. ¿ Sería enamoramiento?  Nunca hasta ese momento se lo había planteado, pero ahora se hacía una pregunta ¿ podría ser su novia ?, y al instante se respondió ella misma:  si, lo sería y además encantada de la vida. 

    La inquietaba un poco su repentina forma de ser, el cambio tan radical que había experimentado desde que se marcho.  Tendrían que hablar sobre eso más profundamente.  Eran muchas cosas de repente para pensar. El tenía la experiencia anterior, así que debería andar con pies de plomo para no hacerle pasar por otro mal trago si una vez iniciada su relación, se diera cuenta de que era una relación fallida. Merecían ambos ser felices, pero le daba miedo los caracteres tan fuertes de ambos ¿ congeniarían? Ella pondría, al menos, toda su buena voluntad en que así fuera.  El era un buen hombre y al parecer la quería.  Sonrió al pensar en ello ¿ por qué no podía ser?  Era guapa, así que no sería extraño que se hubiera enamorado de ella, pero ¿ desde lejos ?  Porque el cambio lo ha tenido fuera, ¿sin vernos?.
Y pensando, pensando, se quedó dormida hasta que el despertador hizo su trabajo.  Era hora de levantarse.

jueves, 20 de febrero de 2020

Los mudos testigos - Capítulo 11 - Destino Dunfanaghy

    Estaba solo en la carretera que le conducía  a su destino.  Era tarde, pero no le importaba.  Estaba nervioso y ansioso por llegar. Se había informado de que el lugar al que se dirigía, era relativamente pequeño y no le sería difícil poder localizar su objetivo.  En su bolsillo llevaba la última fotografía de ella; creyó que sería más fácil encontrarla mostrando la foto, aunque lo haría como último recurso, cuantas menos sospechas despertara, sería mejor.  Sus averiguaciones habían sido largas y pesadas hasta dar con su paradero.  Llevaba mucho buscándola,  y fue una casualidad lo que hizo que se encaminara hacia  Dunfanaghy, tras recorrer varios lugares de la zona. Y la idea llegó a su mente al recordar que en una ocasión, cuando aún su matrimonio no había naufragado,  que hicieron una excursión por la zona  y la entusiasmó el lugar. Probablemente sus pasos se encaminaran  hacia algún lugar solitario para no ser encontrada. Llevaba días recorriendo los lugares que creyera más apropiados para refugiarse y pasar inadvertido. Y éste sería el último en recorrer. ¿ Debía dar marcha atrás si no la encontrara aquí ?  Posiblemente debía hacerlo,  volver  a su punto de partida y probablemente contratar a un detective, aunque tardara más en localizarla.  No había prisa.  Ya no, tenía todo el tiempo del mundo, pero la encontraría.

    Tenía que encontrarla, fuera como fuera, y tardase lo que tardase.  Había arruinado su vida  y debía pagar todo el daño que le había hecho.  Y por fín, entró en el lugar, cuyas calles estaban solitarias, pues eran altas horas de la noche.  Consultó su guía y encontró una pensión en la que poder hacer noche y al día siguiente, analizaría la zona y vería de tomar las medidas oportunas.  Tenía que estudiar bien el terreno y atar cualquier cabo suelto que tuviera.  Un letrero luminoso, al final de una calle le indicaba que allí estaba lo que buscaba con un eufemismo al poner "Hotel", cuando en realidad era una pensión media.
    Entró y un hombre leía el periódico y veía la televisión a un mismo tiempo.  Sonrió y el hombre se dio cuenta de ello cuando dirigió su mirada alternativa a ambas cosas

- Es para no dormirme ¿ sabe ?  A estas horas y en este apartado lugar, poca gente llega, pero he de permanecer abierto por si acaso.  Y ahora dígame lo que desea  ¿alguna habitación, o simplemente está despistado?

- Lo cierto es que iba por carretera y me estaba entrando sueño, así que decidí  buscar donde pasar la noche.  Este sitio es muy pintoresco.  Lo anotaré para venir más despacio. ¿ Tiene habitación libre?

- ¡ Claro, señor!  Todas cuantas quiera.  Ha terminado hace mucho la época turística del verano y ahora sólo vivimos aquí los de siempre.

- Por cierto ¿ lleva mucho tiempo viviendo aquí ?

- Nací aquí, señor ? ¿ Por qué lo pregunta ?

-Me he desviado porque voy buscando a un pariente de un amigo  que ha fallecido y he de entregarle una carta que me encomendó.  Llevo recorriendo la zona desde hace días tratando de localizarla.  Por casualidad ¿no conocerá a esta persona por haberla visto aquí?  Extrajo de su bolsillo la fotografía que llevaba y se la mostró al hombre que sonrió al verla

- ¡ Claro que la conozco ! Este es un lugar pequeño y nos conocemos todos.  Es la señorita  Walsh, la enfermera en el consultorio del doctor Murphy.  No está lejos de aquí.  Pero tendrá que esperar a mañana porque no hacen guardias

- ¿ Y cómo se las arreglan cuando tienen una urgencia?

- Muy fácil, vamos al hospital.  Entonces ¿ se queda ?

- Oh sí, desde luego.  Estoy muy cansado.  Así que deme una habitación.  Mañana iré a verla y cumplir con mi promesa.  Y ya que estoy aquí visitaré la zona que me parece muy pintoresca

    Se frotaba las manos, una vez instalado en la habitación.  Al fin sus pesquisas habían dado resultado. Ahora tendría que ir con sigilo y procurar  no encontrarse con ella hasta tener bastante definido su plan y saber el lugar exacto en donde vivía. Sabía que sería un lugar apartado, así que al día siguiente, temprano, indagaría por los alrededores o simplemente sonsacaría al gerente del "hotel" hasta saber el lugar exacto de su domicilio, y las horas en que ella esté en él.

    Con habilidad, trataría de averiguar si seguía soltera o por el contrario había contraído un nuevo matrimonio.  Si así fuera, su plan sería perfecto.  Sonrió abiertamente ante  su buena suerte y para celebrarlo, tomó del pequeño mueble bar de la habitación, una pequeña botella de ginebra.  Se tumbó en la cama mirando al techo, con la sonrisa en su cara.  Mentalmente trazaría el plan que tenía en mente una y otra vez, para que nada fallase.

    Debía tener paciencia, sobretodo ahora que estaba a punto de terminar su misión. Una misión que se había impuesto cuando Fiona abandonó su casa después de la paliza que la propinó.  Debía tener cuidado:  era reincidente.  Debía ir con pies de plomo si no quería terminar en la cárcel.  Pensó que había sido imprudente al mostrar al hombre la foto de Erin. Tampoco tenía demasiada importancia, dado que lo que se proponía sería escarmentarla, pero, no obstante, no debió hacerlo sino ser más hábil y haberlo logrado sin dejar pistas.   Tendría que rectificar su plan tras averiguar dónde vivía, marcharse dejando constancia de ello, y regresar de nuevo pasando unos días y sin que nadie le viera.

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