martes, 18 de febrero de 2020

Los mudos testigos - Capítulo 10 - Amigos


    La cena transcurrió entre risas y anécdotas por parte de Peter.  Llegó la hora de Erin. Ella no tenía anécdotas que contar a excepción de la intranquilidad que sentía de un tiempo a esta parte.  Se sentía espiada, vigilada, y no sabía muy bien porqué;  era como si tuviera un presentimiento y que al no tener a nadie con quién hablar, cada vez se hacía mayor en su imaginación.  El,  la escuchaba muy serio, preocupado por la inquietud de ella.  No sabía qué opinar, quizá fuese obsesión, aunque nunca, en el tiempo que se conocían, había  tenido ese desasosiego.

    Apretó una de sus manos que descansaba encima de la mesa y la sonrió levemente.  En verdad le preocupaba  la obsesión mostrada ¿ Y si no fuera una obsesión ? ¿ Y si tuviera visos de realidad ?  ¿Cómo cuidar de ella ?

- Erin Lo mejor es que acudas a la policía. les cuentes cómo fue tu vida de casada con él y  que su actitud  desembocó en divorcio.  No será la única, ni por desgracia la última, que se siente acosada por su ex pareja

- Pero es que no tengo nada que lo justifique.  No he vuelto a saber de él  desde entonces. ¿ Y si vive feliz con la chica de la que se enamoró y mis dudas hacen que marquen su vida en pareja?  No puedo ir sin pruebas a la policía

-Pero al menos que averigüen algo de su vida, dónde vive, si está casado..., en fin que sepamos algo concreto.  Ojalá y todo sean imaginaciones tuyas, pero si no lo son puede que esté actuando,  con quién viva,  de la misma manera que contigo.  Los que tienen esas tendencias, suelen repetir la historia, porque ellos creen que están en todo su derecho, que lo están haciendo correctamente;  toman a la mujer como una mercancía de la que tienen el poder absoluto.  Debes acudir, al menos al abogado que te asistió en el juicio, ellos tienen medios, porque todos se conocen y probablemente hable con el de tu marido y sepamos algo concretamente

- Sé que tienes razón, pero tengo tanto miedo de que descubra dónde vivo...

    Y así siguieron durante un buen rato:  él tratando de convencerla que fuera a la policía.  Pensaba que no eran alucinaciones de ella.  Era una mujer muy equilibrada y no dada a historias fantásticas.  Si ella tenía esa impresión, no estaría muy descaminada. ¿ Cómo podría convencerla que se mudara de casa;  la suya está demasiado solitaria, y si acaso fuese verdad lo que siente, estaría desprotegida y sola.

    La idea de que alguien pudiese hacerla daño, le atormentaba.  Bien  que su conexión no había sido todo lo buena que sería de desear, pero ahora, durante este tiempo que habían estado separados, le había hecho reaccionar, y había averiguado, que esa conducta de tira y afloja que mantuvieron tenía una única explicación, y él lo había averiguado durante su ausencia.  Ahora sólo faltaba hablar con ella, y que lo admitiera.  Pero por la conversación que mantenían en esa noche, creyó que sólo de una parte había complicidad.  Era cierto que sí tenían una amistad,  creía que bastante sólida, pero él, iba más allá.  Pero era una cuestión de dos, y no deseaba repetir su anterior experiencia.

    Salieron del restaurante y comenzaron a andar sin rumbo fijo, por inercia.  Hacía una noche espléndida. Una suave brisa mitigaba la temperatura y les traía olores a dama de noche y a jazmín.  Erin inspiraba ese aroma y cerraba los ojos, como tratando de fijar en su memoria el momento, los olores y las palabras de Peter, que la había tomado de la mano y la miraba de vez en cuando, aún sin pronunciar palabra.

    No se quedó tranquilo cuando la dejo en su casa, después de insistir reiteradamente de que se alojara en la suya, o si no en un hotel, hasta que todo se aclarara.  Ella se negó en redondo

  - Será lo que tenga que ser, pero no puedo vivir siempre con miedo y desconfianza, mirando atrás por si alguien me sigue.  No podría vivir así.  Te prometo que mañana mismo iré a la policía.

- Exacto.  Es lo que debes hacer; yo te acompañaré

-¿ Qué te pasa, por qué te has vuelto tan protector?

- Porque me intereso por tí.  Me preocupas.  Me interesas mucho.  Durante todo el tiempo que estuve fuera,. aunque no lo creas, pensé mucho, muchísimo en tí.  En esa conexión extraña y difícil que tuvimos, y llegué a una conclusión, aquí estoy con la cabeza y el corazón despejados, sólo lo ocupa una sola persona y esa eres tú.

    Se le quedó mirando perpleja y con los ojos muy abiertos. ¿ Qué era lo que eso significaba? ¿ Daba a entender que...?  Se miraban ambos fijamente muy serios. Ella le dio un beso en la mejilla y entró en su casa.  Él esperó hasta que ella le hizo con una seña que todo estaba bien. Giró sobre sus pasos y lentamente, regresó a la ciudad rumbo a su casa, pensando en el último tramo de la conversación mantenida con ella hacía unos instantes.

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