lunes, 24 de febrero de 2020

Los mudos testigos - Capítulo 15 - El plan B

    Satisfecho de sí mismo, actuó en ese  día igual que cualquier otro.  No se mostró alterado, ni nervioso, ni preocupado.  Se mantuvo totalmente normal, seguro, cumpliendo el ritual de siempre.  Cuando todos se despidieron para regresar a sus hogares, Liam, se subió al coche y puso rumbo a Dunfanaghy.  Tenía un largo camino que recorrer y un minucioso plan que llevar a cabo.  Iría despacio para no llamar la atención pero debía estar allí antes de que amaneciera y ocultar su coche y esconderse él,   porque hasta la noche de ese día no podría cumplir con su estrategia, por tanto, no iría directamente a casa de ella, sino que se quedaría unos kilómetros más atrás, oculto, y de madrugada, cuando todo estuviese en calma, llegaría a la casa de Erin y allí ejecutaría su plan punto por punto.  Después regresaría por el mismo sitio por el que había llegado.  Llamaría a su trabajo alegando que estaba enfermo, y se incorporaría de nuevo al día siguiente, tranquilo, con normalidad, pero habría resuelto el plan B, que en realidad estaba planeado para que fuera el A, ( Fiona ), pero las cosas se habían precipitado, como ya sabemos.

    Y llegó la tarde y Peter de nuevo la insistía en que no estuviera sola en casa

- Entiendo que no quieras ir a mi casa, ni que yo vaya a la tuya, pero bien puedes quedarte en algún hotel hasta que todo esto se aclare.  ¿ No comprendes que si tú estás nerviosa, yo también lo estoy? Ya has visto que la policía no puede hacer nada, sin antes hacer indagaciones, pero mientras eso ocurre, pueden pasar semanas y no es forma de vivir así

- ¿ Qué quieres que haga.  Que cambie mi vida porque tenga un presentimiento? Voy a seguir como hasta ahora, y trataré por todos los medios de olvidarme, aunque no creo que lo consiga fácilmente. No sé explicarlo, pero es una sensación en el estómago extraña. Es parecido a cuando vas a examinarte  para fin de carrera y no puedes dormir, ni comer, ni estar tranquila ni cinco minutos.  Eso es lo que siento constantemente, y créeme no puedo
evitarlo.  Lo intento, lo intento, pero no se me pasa.

-Está bien, hoy no puedo quedarme porque he de hacer el turno de noche en el hospital, pero mañana dormiré en el sofá de tu casa, lo quieras o no.  Has conseguido transmitirme la inquietud y yo tampoco consigo descansar. Vendré por la mañana y te recogeré para ir al consultorio juntos.

    Siguieron hablando de lo mismo un rato más, a pesar de que Peter trataba cambiar de tema para que ella se olvidara, siquiera por un rato de lo que tanto la alarmaba.  Y era él quién llevaba el tema la conversación, ya que Erin ni siquiera despegaba los labios.  No sabía cómo proceder con el problema.  Ese día la notó más intranquila que de costumbre.  Trataría por todos los medios contactar con ella durante la guardia, pero no le sería fácil, y eso le inquietaba aún más.

    Apenas cenó.  Tomó un vaso de leche y  una pastilla para ver si al menos pudiera dormir.  El sueño tardaba en llegar, y tras dar vueltas y vueltas en la cama, al fin se quedó dormida, aunque no profundamente.  Antes de hacerlo dejó un mensaje en el busca de Peter anunciándole que estaba bien y que trataría de quedarse dormida enseguida.  Peter respiró algo aliviado, pero hasta que no la viera al día siguiente no estaría tranquilo.


    Y se quedó dormida, aunque no tenía el sueño profundo que ella buscaba. Estaba como en un duerme vela sin llegar a despertarse, pero tampoco profundamente dormida.  Algo la despertó de pronto. Un ruido nada usual ya que estaba ella sola. Escuchó a ver si es que estuviera lloviendo, o hiciese viento que golpeara en algún cristal, pero nada de eso sucedía.  Aguzó el oído por  si captaba algo nuevo, pero nada se escuchaba.  ¿ Sería que estaba soñando? ¿ Estaba segura de que no dormía, y que en realidad lo escuchó?  Esperó durante un momento por ver si se repetía.  No sabía el tiempo que estuvo atenta sin  escuchar nada, y decidió volver a dormir,  si podía.  El sueño había huido de ella y comenzó de nuevo a dar vueltas en la cama.  Tenía sed y todo parecía normal. se levantó y acudió a la cocina .  Bebería un vaso de leche a ver si recobraba nuevamente la tranquilidad.  Encendió la luz del salón y...

    Allí estaba, sentado en un sillón con una copa en la mano.  ¡ Ese era el ruido y eso era su presentimiento !  ¿ Cómo actuar ? ¿ Cómo había averiguado donde vivía ? ¿ Qué quería de ella ?  Pensaba y pensaba a mil por hora en un segundo.  Él ni siquiera se movió, ni pronunció palabra, sólo sonreía de medio lado, algo que ella conocía sobradamente y era un gesto de saberse ganador de algo ¿ De qué ?   Le tenía miedo, y no sabia lo que quería de ella, lo que allí hacia.  Miró al teléfono, y entonces él se incorporó adivinando lo que deseaba  hacer y con voz fría y segura, la dijo

- Ni se te ocurra descolgar.  Ni se te ocurra llamar a nadie. No he estado aquí ¿ me entiendes?  A nadie debes decírselo.

-¿ Qué quieres? ¿ A que has venido ? ¿ Cómo has sabido donde vivía ?

- Querida, yo sé muchas cosas, y ha llegado el momento de que tengamos una charla.  Me lo debes.  Arruinaste mi vida y vas a pagar por ello

    Erin temblaba de pies a cabeza.  Sabía que de un momento a otro iba a agredirla o posiblemente algo más.  Nadie sabía de su presencia en su casa; había llamado a Peter y le había dicho que todo estaba bien ¿ Desde cuando está ahí? ¿ Cómo ha entrado ?  No encontraba respuestas, lo único cierto es que Liam estaba frente a ella con ánimo de venganza.

  - Te has convertido en una preciosa muñeca. Mi muñeca. ¿ Quién ha provocado ese cambio?

- Estás loco.  Nadie ha hecho nada. Por favor acabemos con ésto ¿ qué quieres?  Lo nuestro quedó solucionado hace tiempo. Tú vives con una mujer preciosa ¿ qué es lo que buscas?

- Te busco a ti.  Tu eres mi mujer y como tal quiero que te comportes

- Liam, no soy tu mujer.  Nos divorciamos.  No sé a qué cuento viene todo esto, pero quiero que te vayas de mi casa ahora mismo. Has tomado una copa de más, eso es lo que te ocurre, lo que te ha ocurrido siempre. Sal ahora y olvidemos todo esto. Te echará de menos tu novia, por favor.  No diré nada a nadie, pero tienes que irte ahora, ya. Está empezando a amanecer y vendrán a buscarme para ir a trabajar.

- Todo eso está muy bien, pero primero serás mi mujer.  El dormitorio está al fondo ¿ verdad ?

- Te has vuelto loco. No soy tu mujer, y no lo seré nuca

- ¿ Estás segura ?

    Se acercaba a ella peligrosamente.  Sentía un frío de muerte y miedo, mucho miedo.  Mentalmente buscaba algo para defenderse, pero no tenía nada a su alcance y por otro lado estaba  bloqueada.  El tenía más fuerzas, era superior a ella, y si notaba algún movimiento extraño sabe Dios cómo reaccionaría.  Las piernas se negaban a sostenerla , era como si sus pies permanecieran anclados al suelo.  Él cada vez estaba más cerca.

    En su búsqueda y palpando la mesa en donde estaba recostada, tocó un cenicero y lo agarró fuertemente.  Si diera un paso más hacia ella, le daría en la cabeza.   Liam mantenía una mano dentro del bolsillo de su chaqueta, y dedujo que tendría algo con que atacarla.  No sabía qué hacer y ya le tenía muy cerca, casi encima. El aliento nauseabundo le daba de plano en la cara.  Era una mezcla de alcohol y cigarros que le dio asco y arcadas. Agarró fuertemente el cenicero, y antes de que se diera cuenta lo estampó contra su cabeza, que le hizo retroceder echando una mano al sitio  en que había sido herido.

    Ella no lo dudó y rápidamente se encaminó hacia la puerta.  Contaba con dos o tres segundos para librarse de él, que sacó la mano que tenía metida en un bolsillo.  De repente se oyó un disparo y Erin soltó un grito desplomándose en el suelo. Estaba de espaldas a él y cerca de la puerta, pero no la dio tiempo  llegar a ella.



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