miércoles, 31 de octubre de 2018

La Dama de la rosa - Capítulo 25 - Frente al cuadro

Se miraban uno al otro sonriendo felices, tomados de la mano sin atreverse a romper aquel encanto de estar juntos, y haberse amado durante gran parte de la noche.  De pronto la puerta se abrió y un terremoto de cabellos dorados entró corriendo, seguida de un cachorro: su mascota.  Rápidamente, se taparon sobretodo Anya, que no estaba acostumbrada a que su hija la viera desnuda y junto a su padre, por muy natural que fuera.  Se dió cuenta en ese momento, de que Perl lo hacía a diario para despertarla; se había olvidado por completo.


- ¡ Por Dios ! - dijo violenta por la entrada de la niña.-.  Un poco más y...
- Si, casi, casi.  Ha de acostumbrarse a vernos juntos de ahora en adelante., y ella lo aceptará con naturalidad, porque sabe que los papás duermen juntos
- Cielo, hemos de ducharnos y bajaremos enseguida a desayunar contigo.. Por favor dí a Margaret que enseguida bajamos.- dijo a la niña para cortar con la violencia que sentía.  No se atrevía a moverse de la cama, como en otras ocasiones hacía, pero ahora era distinto: la niña se extrañaría de que no tuviera ropa y su padre tampoco.  No tenía edad, aún, para entender ciertas cosas.

Y lo mismo que entró salió de la habitación.  Ellos se miraron y se echaron a reír.  No habían contado con que ahora no estaban solos, sino que había un diablillo suelto que les sorprendería en cualquier momento.  En lo sucesivo tendrían que cerrar la puerta con llave, para evitar sobresaltos..

Y como en tantas ocasiones anteriores, se ducharon juntos y juntos volvieron a sentir los placeres del amor.  Se abrazaban y permanecían así, juntos, durante unos instantes.  No querían desperdiciar ningún momento de su unión; les había costado mucho volver a juntarse y ahora no desperdiciarían ni un solo instante.  Bajaron cogidos de la mano y sonriendo felices.  En sus rostros se reflejaba la felicidad que sentían.  Y después, llevaron a Perl a dar un paseo.  Los tres eran una realidad, pero les parecía estar soñando. 


 Darían a la niña un par de días de vacaciones hasta llevarla al colegio, que hicieron los tres, y Perl hablaba con sus amigas y señalaba a su padre, por lo que dedujeron que la niña les narraba que había vuelto.  Los dos se miraron y sonrieron felices de ver contenta a su hija.  - 
-¿ Quieres hacer algo ? - la preguntó
- Sólo estar contigo. En cualquier lugar, donde tu me lleves, seré feliz

Decidieron dar un paseo y de este modo ver algún traje para  el día de su enlace. Después almorzaron en un restaurante  e hicieron tiempo hasta la hora de ir a recoger a su hija.

De nuevo se instalaron en la mansión y fueron días de trasiego, de nervios e impaciencia; volverían a dar marcha atrás al reloj de sus vidas, como si nada hubiera cambiado en ellas.  Volverían a vivir los gratos días pasados, pero ahora con amor renovado y más firme. Todo debía estar a punto para la llegada de los padres de Connor y para su próximo enlace.   Días de mucho trabajo, pero los dos juntos lo disfrutaban ordenando dónde querían que fuera cada cosa para que todo estuviera perfecto.  Como perfecto serían los dormitorios dedicados a los invitados, que ésta vez serían personas de su familia.  Todo a punto y en espera de que en unos pocos días ellos llegasen y al día siguiente, legalizaran su matrimonio, aunque por ellos ya estaban casados desde hacía mucho tiempo.


Perl se había quedado  asombrada al ver, por primera vez la mansión, y  que el piano del que le había hablado su padre era de verdad.
 Aunque ellas vivieron un tiempo en el pabellón , nunca habían vuelto a entrar en la  mansión, por tanto era todo nuevo para la niña.  El cachorro corría inquieto detrás de ella correteando por los salones y ambos subieron escaleras arriba para ver sus habitaciones, esas habitaciones que no conocía.  Abrió una puerta, y se encontró en la galería de los retratos.  Acompañada de su mascota, entró en esa estancia que llamaba su atención.  recorrió uno por uno los retratos de aquellas personas  tan antiguas y desconocidas para ella y sin embargo pertenecían a su familia.  Y recorrió todos, hasta llegar a uno que la resultó más familiar.  Una bella mujer, con una vestimenta distinta a los otros cuadros, y que tenía una rosa en la mano.  Frente al cuadro, Perl también sonrió y el perrito sentado a su lado, miraban la tela fijamente.  La Dama de la rosa giró la cabeza y la sonrió, con risa que la niña correspondió.

La voz de sus padres la llegaban desde la planta de abajo llamándola.  Hacía rato que la habían perdido de vista y sobretodo Anya estaba algo asustada


- No te asustes, mujer.  Estará por cualquier rincón de la casa.  Es muy grande y nueva para ella.  Vendrá en un momento
- Connor ¿ y si  se ha caído ?
- No, cielo. Hubiera llorado y nos hubiera avisado.

Y de pronto, ambos se miraron y al unísono subieron deprisa escaleras arriba.  Habían tenido un presentimiento, y no se equivocaron:  la encontraron delante del cuadro  de Elizabeth,.  Perl sonreía .  Volvieron la vista hacia el retrato y observaron que también sonreía.  Fué una fracción de segundo, pero los tres lo vieron con asombro. Salieron de su  incredulidad cuando Perl salió de allí seguida por su cachorro.  Anya y Connor se miraron y se abrazaron.  Era verdad, no habían sido imaginaciones suyas:  sonreía y la niña lo había visto también.  De no ser por los brazos fuertes de Connor, Anya se hubiera desplomado al suelo de un desmayo.  No volvieron a ver sonreir, a la Dama de la rosa, que permanecía seria en el cuadro que en su día, un pintor,  la inmortalizó en vida.    Nunca volvieron a mencionarlo y Perl tampoco, es como si nada hubiera pasado, pero sí había ocurrido y ellos lo sabían- 


Unos días después, fueron a recoger a sus padres ansiosos por conocer a  su nieta.  Al llegar al aeropuerto se quedaron contemplando la carita de Perl, y Susan no pudo por menos de exclamar

- ¿ Connor, es igual que tu !

La abrazó al tiempo que comenzó a llorar de emoción y alegría.
La niña les miraba con asombro y curiosidad ¿ Quienes eran esos señores que no conocía y que sin embargo la abrazaron con tanto cariño?  No eran como los abuelitos de sus amigas que algunas veces les recogían del colegio.  Eran los papás de su papá.  ¿ Y por qué lloraba la señora?. ¿ Por qué no la había visto antes?  No tenía más respuesta en su cabeza que seguramente vivían lejos, donde su papa trabajaba y no habían podido venir antes.

- Me gustan.  Me gusta que me abracen y me quieran.  Antes estábamos mamá y yo solas, y ahora de repente vienen mis abuelos y según están hablando tengo una tía que también vendrá.  Somos una familia grande ¿ Por qué mami nunca me ha hablado de ellos?  Los mayores son gentes extrañas que todo lo complican cuando es tan sencillo. Espero que algún día sepa todo este lío de familia-.
Se lo contaba a Bruno 2, mientras jugaba en su habitación.  Le encanta ese cuarto, tan grande, mucha más que el que tenía en la casa de mamá.  Papá le había comprado muebles nuevos y eran preciosos.  Muchos peluches y muñecos; una casa de muñecas en un rincón de la habitación. Y tenía una cómoda como la de su mamá y una cama más grande que la de Londres.  Todo era nuevo para ella y la sonrisa no se borraba de su rostro

- Es bueno que haya venido papá.  mamá está feliz y ríe por cualquier ocs.  Antes estaba siempre triste; le echaba de menos.  Quiero mucho a mi papa y a mi mama.  Y ¿ sabes qué ? Siempre me agarraré de su mano, así no se podrá marchar de nuevo..

Cada vez que salían, aunque fuera al colegio, Perl no se soltaba de la mano  de su padre. desde que había regresado y le había conocido. Es como si quisiera recuperar todos los años de ausencia


La Dama de la rosa - Capítulo 24 - La dicha recobrada

Como había dicho, Connor llegó a media tarde de realizar las gestiones pendientes, que fueron muchas y variadas.  Fue recibido por su hija corriendo hacia él con los brazos abiertos.  la niña se mostraba abierta hacia su padre, como si no le hubiera conocido tan sólo unas horas antes.El se agachó para recibirla con un abrazo y la entregó una caja no muy grande.  La niña se extrañó de aquél regalo que recibía, el primero   de  parte de su padre  en su  corta vida . .  Nerviosa lo dejó sobre una mesa y procedió a romper el envoltorio.  La caja se movía y Perl intrigada daba saltitos de impaciencia.  Anya miraba a ambos sin tener ni idea de lo que allí pudiera haber.  Al fin la niña lo abrió y se llevó las manitas a la boca para ahogar un grito de alegría

-¡ Es un perrito!
- Si.  De la misma raza que uno que tuvo mama y que se fue al cielo de los perros.  Se llamaba Bruno y mamá le quería mucho

Anya les miraba hacer , conectando los dos entre sí.  No existía el tiempo sin ellos, sin conocerse.  Era su día a día.  Como cualquier padre y cualquier hija que se conocen desde el nacimiento.  Cada momento que pasaba, la producía una inmensa emoción, porque nunca imaginó que las cosas resultasen tan fáciles como estaban siendo.
Perl no paraba de jugar con el perrito y el cachorro con ella; los dos se sentían absolutamente felices. Anya y Connor, sentados en el salón, les miraban sin pronunciar palabra, hasta que él rompió ese silencio

- He hablado con mis padres y no podían creerse que fueran abuelos.  Les he mandado una fotografía vuestra, de las dos, mientras dormíais en el hospital.  No lo podían creer.  La semana próxima estarán aquí para conocer a su primera nieta.  Mi madre rompió a llorar en el teléfono
-¿ Han quedado convencidos de que es tu hija ?
-Absolutamente.  Mi madre dijo que es igual a mi cuando tenía su edad.  No pienses más en eso. No hay duda por parte de nadie.  Y si no fuera mi hija, me daría igual porque ya la quiero
- Pero es que es tuya, y de ningún otro
- Lo sé. A mi no tienes que convencerme, y lo que digan los demás no debe importarte.  Hay otra cosa más
-¿ Has solucionado lo tuyo
- Lo mio está solucionado.  Llamé a mi ex; creí que sería una nota de cortesía.  Se alegró por nosotros, y sé que es sincera.  Ella anda con uno que es igual que ella en cuanto a forma de vida, así que están encantados.  Rescindí los contratos que tenía sin problemas.  Excepto uno en que ya están las entradas vendidas, la publicidad en marcha.. en fin, ese tuve que mantenerlo.  Será en Edimburgo, relativamente cerca de casa.
Como imagino que la casa estará cerrada, he contratado una empresa de limpieza para que mañana mismo la pongan al día.  Avisé a Madelaine que nos mudamos de nuevo. Me dijo que se alegraba mucho por todos, pero por nosotros mucho más. Por lo visto, según ella, estamos hechos el uno para el otro.  Después fui a una joyería y encargué nuestras alianzas y ésto
De su bolsillo extrajo un estuche y de él un anillo de compromiso con una fecha impresa en su interior: la del día de su nueva vida.  Porque comenzaban una nueva vida y un nuevo rumbo.

Anya dilataba la hora de tener que ir a la cama, y Connor se daba cuenta de ello, por eso tomó la iniciativ para que no estuviese nerviosa

- Creo que lo más prudente, es que duerma en el sofá.  Es bastante cómodo, y necesitas descansar y calmar los nervios que te tienen tan alterada.
- Nooo. ¡ Cómo vas a dormir en el sofá ! ¿ Quieres irte a tu apartamento ?
- No, y lo sabes.  pero también sé que no estás cómoda
- No es eso. Es que aún no he terminado de asimilar el cambio tan drástico que ha tomado nuestras vidas.
 -Quiero que estemos juntos, pero dame un poco de tiempo.  Sólo ten un poco de paciencia
- Te doy todo lo que necesites; comprendo que te sientas extraña, y sin embargo es de lo más natural.  Hemos convivido durante mucho tiempo, tenemos una hija y te he hecho el amor muchas veces, y aún así estás nerviosa como una recién casada. ¿ Y aún me preguntas si estoy seguro de que Perl es mi hija ? ¿ Deseas que nos acostemos juntos ?
- Si lo deseo
- Pues entonces, déja que lleve la iniciativa

La tomó en brazos y la condujo hasta el dormitorio, allí frente a él, comenzó a besarla y  acariciarla, y poco a poco, ella se fue relajando y rindiéndose al amor.  Todo era nuevo. Eso también;  había pasado mucho tiempo desde su último encuentro.  Le creía perdido para siempre, y sin embargo ahí estaba mirándola con ternura y tratando de apaciguar su desazón, que lentamente iba abandonando. Y como si fuera la primera vez, se miraban y se empapaban de ellos mismos.  No era un sueño, aunque lo pareciese, era real.  Se abrazaron y sus cuerpos, piel con piel, se unieron una vez más como si fuera un sortilegio. Las palabras brotaban de sus labios como en una competición de a ver quién amaba más al otro.  Pero los dos se amaban extremadamente, sin muros de contención, sin trabas, con ansias de amarse y recuperar todos los años en que habían estado alejados.

 Connor la miraba con éxtasis.  La maternidad la había hecho más  bella, más mujer, , más sensual, más redonda en sus formas, y también, pasados los primeros instantes, más desinhibida, como si de golpe hubiera tomado conciencia de que estaban juntos, se pertenecían e iban a casarse. No había tabúes, ni gazmoñerías eran tal cual lo sentían, ellos mismos, amándose y haciéndoselo notar al otro.  No querían separarse, permanecer así, enlazados, sintiendo el palpitar de sus corazones en el otro.

- Quiero ver tu cara.  Abre los ojos y mírame - la decía Connor observando sus reacciones - Lo quiero todo para mi. No tienes ni idea lo que he echado de menos el calor de tu cuerpo, la suavidad de tu piel, tu sensualidad.  Este, nuestro primer encuentro al cabo de tanto tiempo, ha sido inenarrable.  Nunca había sentido tanto placer como hoy, como ahora.  Con nadie más que contigo, y ha sido así desde el principio. Creo que lo he estado buscando todo el tiempo de nuestra separación sin encontrarlo, hasta ahora que lo he vuelto a vivir.
- Connor¿ de verdad me lo dices ? ¿ En serio te hago feliz ?
- Mi amor, más que nada.  Más que nadie.

Su realidad estaba allí a su lado, y en una habitación separada durmiendo plácidamente.  Esa era su vida, la que había buscado su alma solitaria y que por fin encontró junto a esta mujer que ahora permanecía tumbada encima de él, besando su torso, con besos suaves y dulces que le hacía transportar al infinito una vez más  e ir junto con ella hasta el mismo cielo.  

martes, 30 de octubre de 2018

La Dama de la rosa - Capítulo 23 -Un futuro de vida

Anya reclinó la cabeza sobre la cama de la niña.  Connor al otro lado, contemplaba los rostros de aquellas dos mujeres que eran lo más importante de su vida.  De una vida que hacía tiempo estaba en soledad, y que sin pensarlo, en cuestión de unas horas, había cambiado radicalmente.  Se detuvo en la carita de su hija; sonreía y movía los labios como si estuviera hablando, al tiempo que movía la cabeza  afirmativamente. En un momento dado, levantó una de sus manos como para coger algo en el aire.  No quería despertarla;  seguramente sería algún sueño que estaba teniendo.  Miró a Anya y ella dormía a ratos y otros tenía unos movimientos extraños como si algo la sobresaltara.   Su mano estaba apoyada en la muñeca inmovilizada de la pequeña.  Era curioso observarlas ¿Soñarían entre sí?

Estaban tan implicadas la una en la otra que seguramente ese sería el motivo.
Ni siquiera había tenido tiempo de llamar a sus padres.  Todo había sucedido muy rápido y tampoco era el lugar adecuado para dar explicaciones, lo haría cuando llegase a casa. Las horas pasaban lentas, tediosas, pero al fin
era de madrugada.   La paz reinaba tanto en la habitación como en el hospital. Se levantó de su asiento y dio unos paseos para estirar las piernas.  Se dió cuenta de que Anya sólo estaba con una blusa ligera y posiblemente sintiera destemplanza. La puso su chaqueta por encina de los hombros.  Ella tenía el sueño ligero y se despertó al sentir el calor de la prenda.  Sobresaltada miro al rostro de la niña que dormía plácidamente y vio que a su lado estaba él.  Ese había sido el contacto que la había despertado, pero también  recordó que había tenido un sueño y nuevamente era con su tía.  ¿ Por qué estaba tan obsesionada, o es que acaso se  había manifestado realmente?  Se incorporó y sonrió a Connor que acarició su rostro.

- Pensé que tendrías frío; perdón si te he despertado
- No, no.  No tengo nada que perdonarte, al contrario que estés aquí con nosotras y hayas sido tan delicado al arroparme.  Estaba en duermevela.  Desde que nació Perl, mi sueño profundo dejó de existir; el menor ruido me despierta.
- Ella está tranquila, no tienes de qué preocuparte.  Voy a ir a buscar algo caliente.  Tienes que estar destemplada.  No has comido ni cenado nada en todo el día
- Gracias, pero no tengo hambre.  Tú tampoco lo has hecho

Se miraron y en sus miradas no había ni enfado, ni rencor.  Sólo trataban de llevar esa situación a buen puerto.  Connor había declarado sus intenciones, y ella sabía que aceptaría.  Se habían vuelto a encontrar y era algo inevitable.  Y de pronto comprendió que eso era lo que , en sueños, su tía la estaba diciendo  "Ya no me necesitáis.  Seguid vuestro propio camino, el que ya os habéis marcado. Amaos  y sed felices.  Borrad todo lo ocurrido, porque todo estaba escrito y se ha cumplido ... "

El la miraba con curiosidad.  Tenían sus ojos fijos el uno en el otro, se miraban sin pronunciar palabra.  Ella se levantó de su asiento, y sin pensarlo,  y Connor no esperarlo, se abrazó a su cuello. El la rodeó con sus brazos, apretándola fuerte contra él.

- ¡ Cómo te he echado de menos" ¡ Cómo he añorado el contacto de tu cuerpo con el mio ! Sólo Dios sabe lo que te he amado; lo que he intentado olvidarte, pero ha sido imposible. Nunca, nunca, mis sentimientos cambiaron respecto a ti.  Creo que esperaba algún milagro, pero al mismo tiempo, mis esperanzas se evaporaban al ver cómo el tiempo pasaba y no nos encontrábamos en ningún sitio. Te he querido siempre, Anya, y eso no cambiará nunca, por mucho tiempo que pase. No estoy enfadado, haya pasado lo que haya pasado.  me siento satisfecho y feliz con la hija que tenemos. Es un regalo que me hiciste sin esperarlo y que no conocía, pero ahora, nada ni nadie va a separarme de vosotras.
- Connor.  Creo que toda mi vida te he estado esperando.  Deseo empezar de nuevo, desde cero, como si nuestra vida no hubiera tenido este paréntesis.  Volver a vivir tranquilos, queriéndonos. Dejaré mi trabajo.  Lo único que me interesa sois vosotros.  Volveré a hacer fotos de bodas y comuniones, esperando que regreses de tus viajes


- No mi amor, yo también renuncio a los conciertos.  Quiero vivir en nuestra casa en Castlefin donde fuimos tan felices. Quiero que seamos los mismos de entonces y amarte,  sólo amaros a ambas con todas las fuerzas que pueda tener. Hoy mismo anularé los contratos que tenga pendiente. No viajaré como no sea con vosotras.  Me dedicaré a lo que hacía cuando nos conocimos, desde casa.  Quiero tener tiempo para estar con mi familia y jugar con mi hija y con mi mujer.  Y ahora que estamos de acuerdo ¿ quieres casarte conmigo ? ¿ deseas ser mi mujer para el resto de la vida ?
- Si quiero.  Estoy destinada a ser tuya para siempre y así será. Quiero todo lo que has planteado.  Quiero mi vida contigo y con Perl. Quiero volver a sentir el aire del campo en mi rostro y el frío también,  porque así me acurrucaré junto a tí como hacia antes.  Quiero borrar estos años pasados tan tristes y tortuosos, excepto el tiempo en que supe que me habías engendrado una criatura y el tenerla. Ella me compensó de todo y fuiste tú quién lo hizo posible.

Interrumpieron sus confidencias, pues Perl se revolvía  en la cama.  Se despertaba desorientada, mirando a su alrededor., sin saber dónde estaba.  Aquella no era su habitación, pero de golpe se dió cuenta que allí estaban su papa y su mama, y entonces una amplia sonrisa iluminó su rostro.

- Papi, mami - les dijo extendiendo sus bracitos hacia ellos - Los dos, fueron hacia su cama para abrazarla. Ya eran una familia, estaban juntos y no se separarían nunca.

- Mi cielo ¿ te encuentras bien ?
- Si mami. Ya no me duele la cabeza y además mi hada ha estado conmigo casi toda la noche. Me ha traído una rosa, pero era invisible como ella.

Ambos padres se miraron con ojos alarmados, pero la pequeña estaba feliz y contenta.

-   Ese instante- , recordó Connor,-,  debió ser cuando extendió sus brazos al aire.para recoger la rosa que nos cuenta.  Hemos de hablar de ésto- le dijo a Anya
- No te alarmes.  Yo también he soñado con ella, aquí. Debió ser al mismo tiempo. Me habló, pero ahora no hablemos de ello, no delante de Perl

A mediodía la dieron el alta después de haberle hecho radiografía y encontrar que todo estaba en orden. Tendrían que llevarla a revisión, pero eso sería pasados unos días.  Los tres salieron felices y contentos. Perl llevaba a sus padres, cada uno a su lado.  No se lo podía creer:  su papá estaba con ella.

- Papa ¿ Mañana me llevarás al colegio?
- Tu ¿ lo quieres? Si es así no hay más que hablar.  Te llevaré y te recogeré, pero veamos lo que dice mama -.  Y mamá sonrió feliz observando la conversación entre padre e hija. Él se lo había dicho y tenía razón:  la niña admitía las situaciones sin preguntar nada, asimilando lo que ocurría y aceptandolo.

Cuando llegaron a casa salió a recibirles la señora encargada de cuidar a Perl, que se abrazó a ella revisando su pequeño cuerpo.  Había sido informada por Anya desde el hospital, pero ella quería comprobar que todo era cierto.  Anya recordó que tenía su coche aparcado en el Conservatorio y que habían ido al hospital en el de Connor

- ¿ Puedes recogerlo, por favor ?
-  ¿ Por qué me hablas con tanta ceremonia.  No acabamos de conocernos
- Probablemente si.  Esta va a ser una etapa nueva y diferente.  Llevo tiempo sin tener a nadie a mi lado a quién pedirle favores, así que no te extrañe que lo haga.  Será cuestión de acostumbrarse. ¿ Qué vamos hacer con  tu reportaje ?
- ¿ Pienso que habéis sacado las suficientes, y si así no fuera , vas a tenerme a cualquier hora del día y de la noche. Lo podríamos terminar aquí mismo.
- No.   Creo que habrán bastantes-, respondió ella.
- He de ausentarme durante un largo rato.  Iré  a la oficina para  anular todo lo que tenga pendiente. Y hablaré con mis padres de todo lo que ha pasado.  se llevarán una sorpresa increíble
- Sé que tienes que hacer cosas.  Yo también hablaré con el estudio y cuando la niña esté mejor,  me pasaré por la oficina para presentar mi dimisión
- Te lo has tomado muy en serio
- Todo lo serio que requiere mi familia, ya te lo dije.
- Hay otra cosa pendiente, pero creo que debemos hablar de ello cuando estemos solos, cuando Perl se acueste esta noche.  Hay algo que me intriga por casual y porque no es la primera vez que ocurre. Me refiero a La Dama de la rosa
- Sé a lo que te refieres, pero lo hablaremos a solas.
- Bien, pues ahora he de solucionar varias cosas.  Quizá no llegue a tiempo para la hora de la comida; ya sabes que estaré realizando varias gestiones.  Esta noche...   ¿ tienes cama para uno más ?
- No, pero creo que eso no importa.  Mi cama es amplia.  Cabremos los dos.

Connor sonrió llamó a su hija para despedirse y después besó a Anya.  Iban a tardar horas en volver a verse, pero les parecería una eternidad.

lunes, 29 de octubre de 2018

La Dama de la rosa - Capítulo 22 - Una niña preciosa

Impacientes entraron en la habitación.  Perl gimoteaba llamando a su mamá, mientras una enfermera trataba de calmarla.  Connor desde la puerta  contemplaba aquel cuerpecito,  menudo que lloraba extendiendo sus brazos a la madre que también lloraba de emoción.Ambas permanecían abrazadas.  La enfermera salió de la habitación dejandoles a solas.

- Ya cariño, ya estoy aquí.No me iré, estaré contigo.
- Mami me duele la cabeza
- Lo sé mi amor, pero no pasa nada enseguida se te calmará. ¿ Por qué te tiraste del columpio cuando jugabas?
- Una niña me gritaba que no tengo papá, que nunca viene a recogerme
-.¡ Oh cielo ! pero tu sabes que eso no es verdad.  Todos tenemos un papa y una mama.  El tuyo está trabajando muy lejos, pero ya verás como algún día te recogerá en el colegio.  No hagas caso a esas niñas que no saben nada de nada.

Besó su frente y acariciándola la niña entornaba sus ojos para dormir.  El calmante comenzaba a hacer efecto.  Anya no dirigió la mirada hacia Connor que había escuchado la queja de la niña.  Estaba allí, de pié en el umbral de la habitación y ni siquiera se atrevía a ir al lado de su hija. Le emocionó lo que dijo y pensó que sería un choque algo fuerte para ella.  No sabía lo que hacer..  Había   escuchado el diálogo entre madre e hija, y la emoción atenazaba su garganta al escuchar la tenue voz de la niña explicando a su madre el porqué se había  tirado  del columpio, para enfrentarse a esa estúpida niña.  ¡ Cómo recuperar el tiempo perdido ! Ni siquiera sabía que la estaba viendo en ese momento; que la estaba escuchando cómo se había lastimado por defenderle cuando nunca le había visto y ´el,  no conocía su existencia.  Nunca imaginó que aquella noche, la última que estuvo con ella, tuviera tanta repercusión en sus vidas, en la de los tres.  Porque ahora que la había conocido, era imposible no quererla y no contarla que su padre había venido a verla, que estaba allí para cuidarla y protegerla.  para que nunca nadie se vuelva a burlar de ella.

No podía permanecer al margen y avanzó unos pasos, hasta Anya, que  se dió cuenta de que él estaba allí. Seguramente había escuchado lo dicho por la niña ¿ Cómo reaccionaría ?  Ella tenía los ojos húmedos después de conocer el motivo de su accidente.  Connor se arrodilló al otro lado de la cama y tomando la mano de la niña la dijo a sabiendas de que dormítaba

- Bien ¿ no querías que viniera, pues aquí estoy. y no voy a marcharme nunca.  Y te llevaré y recogeré del colegio para que tus amiguitos vean que si tienes un padre que te quiere.
-¿ Tú eres mi papi? - le dijo la niña adormilada
-Si, lo soy
- ¿ Por qué has tardado tanto ? - respondió.  El no supo que responder y entonces fue Anya la que acudió en su ayuda
- Sabes mi cielo, papa es músico igual que quieres ser tu de mayor. Es de esos músicos que dan conciertos y tienen que viajar a otros países y no pueden estar con sus hijitos, pero les quieren mucho, como papá a ti
.- ¿ Tú eres músico ? - le dijo la niña sonriendo y a Connor se le disparó el corazón
- Si lo soy y cuando te pongas buena, te enseñaré a tocar el piano
- ¿ En serio ?
- En serio- respondió el
- Mami, ¿papá es el señor importante que me dijo mi hada?
- Si cariño, es él.

La niña de pronto abrió los ojos clavandolos en él. Ya no quería dormir, ya no la dolía nada.  Su papa estaba allí con ella   Comenzó a charlar con ella y al cabo de un rato, se quedó dormida.  Aprovecharía ese momento para hablar con Anya.  Estaba dolido, emocionado y enfadado, todo ello en uno. Ni la niña ni él  tenían culpa  y sin embargo estaban pagando las consecuencias

-¿ Y crees que yo no las he pagado?  Era una situación nueva para mi y estaba sola, completamente sola, sin nadie a quién recurrir ni que al menos me dijera cómo tenía que cuidar a mi hija.  recuerda que os llamé, a todos, pero nadie respondió.  La culpa es de un cúmulo de circunstancias.  Además estás casado ¿ cómo crees que puedo decirte algo así ? Rompería tu matrimonio
- Mi matrimonio está roto y acabado desde hace mucho tiempo.  Yo no supe nada, de lo contrario  ¿crees que te hubiera dejado sola ?

- ¿ Me hubieras llevado  a vivir a tu casa con tu mujer?  No seas iluso. Las cosas pasaron así porque tenían que suceder.
- Ahora ya lo sé todo ¿ Qué vamos a hacer ?
- Yo seguir como hasta ahora, desde luego
- Pero ya no puede ser.  No es lo mismo.  Tengo algún derecho.  Quiero ver y estar con mi hija.  Me he perdido muchas cosas de ella, pero ahora quiero estar presente en su vida
-  Nunca te negaría el que la vieras.  Puedes hacerlo siempre que quieras. Además ahora te ha conocido.  La has contado historias y eso es importante para su mente infantil.  No sería capaz de separaros, pero ¿ y tú ?   Tu vida lleva otro camino distinto al nuestro y ella no va a comprenderlo.
- Pues hagamos que lo vea. A propósito ¿ que son esas fantasias de un hada ? ¿ Tiene algún amigo invisible?
- No en absoluto, tiene visitas nocturnas.  Las mismas que tuvimos nosotros hace años
-¿ Me estás diciendo que ...?
. Si, lo que estás pensando
- No sé que quieres decir, pero me opondré a todo lo que haga sufrir a mi hija
- No sufre por ese motivo, al contrario no la perturba en absoluto.  ¿ No crees que también es mía ? Además,  -no sé si estás convencido de  que eres su padre..  Puedes pensar perfectamente que he estado con otro hombre,  que me dejó preñada y quiero hacer ver que es tuya
- Pero yo sé que no es así.  Que no ha   habido ni hay nadie en tu vida, nadie más que yo.  Y que esa niña es mía lo mismo que lo eres tú.  ¿ Qué nos pasó ? ¿ Por qué fuimos a Londres? Vivíamos plenamente felices en el campo sin complicaciones. Nos teníamos el uno al otro, y por el dichoso trabajo de cada uno, nos distanciamos y termino con lo nuestro que fue y es muy especial.  Fuimos estúpidos y torpes, a partes iguales los dos.  Debimos defender nuestro amor contra todo y lo perdimos sin darnos una tregua.  Te sigo amando como en aquel entonces, y ahora además tengo por lo que luchar por ti y por ella.  Volvamos a darnos otra oportunidad.  Casémonos e iniciemos una nueva vida.  Renunciaré a los conciertos y volveré a trabajar en casa como antes y estaremos los tres juntos siempre.  Cuando hable con mis padres esta noche, se lo contaré todo.  No quiero más secretos entre nosotros ¿ Qué me dices ?
- No puedo contestarte ahora.  ha sido todo muy rápido.  Esta mañana estaba dispuesta a contártelo todo, pero las cosas se han precipitado y ahora no soy capaz de razonar
- Pero ¿ me sigues queriendo? ¿ Me quieres como para estar juntos siempre? ¿ Cómo para darle un hogar a nuestra pequeña e incluso aumentar la familia ?
- Corres mucho y muy aprisa.  Tengo que meditarlo; referente a la niña, te lo he dicho podrás verla siempre que quieras, pero lo nuestro...  es más difícil
- No lo es si nos seguimos queriendo.  Te lo repito por segunda vez ¿ me quieres ?

Anya bajó la cabeza y apretó los labios para no dejar escapar la respuesta que tenía en la boca.  Siempre le había querido, con tanta fuerza que la ahogaba .  Pero él había amado a otra mujer de la que dice se ha separado.  ¿En verdad la sigue amando o es una excusa para no estar solo.?  Tenía que pensar en ello.  Todo había ocurrido de forma acelerada, de improviso , y por un lado el si quiero se le escapaba, pero por otro, pensaba que ahora no estaba sola, que había una personita que pagaría las consecuencias si lo de ellos no funcionaba.  Estaba nerviosa.  Daba vueltas y más vueltas sin decir nada porque estaba asustada.  No esperaba que ese día terminara de la forma que lo estaba haciendo: su hija en el hospital, Connor a  su lado sabiendo que es el padre de la niña, y al mimo tiempo pidiéndola en matrimonio.  Tenía que pensarlo, pero su corazón fue mas rápido que su cerebro y precisamente por su hija, porque añoraba a su padre, abrió los labios y dijo

- Si

No pudo decir más porque unos brazos fuertes que tanto había echado de menos la rodearon y unos labios ansiosos, sellaron los de ella.

La Dama de la rosa - Capítulo 21 - Volverse a ver

Ella no tuvo más sueños con su tía y no quiso preguntar a la niña para no incentivar su fantasía. El día de su encuentro con Connor había llegado.  estaba nerviosa y su estado de ansiedad, se traducía en dar íordenes a mil por hora a todos los ayudantes que habían acudido al Conservatorio con ella.  Llegaron una hora antes de lo fijado; quería tener todo dispuesto para cuando él llegase.  Cuanto antes terminaran el trabajo, antes se quedaría tranquila.  Lo esperaba con ansia y con temor ¿ Tendría oportunidad de hablar con él? ¿ Tendría el suficiente valor como para decirle que tenía una hija ?  Si así fuera ¿ qué reacción tendría ?  Esperaba   que la culpase de todo, y en parte tenía razón, porque lo había intentado antes de dar a luz, pero no lo volvió a hacer nunca más
Era su hija, sólo de ella.  El estaba casado y ni siquiera se preocupó de saber cómo estaba a pesar de haber dejado su relación.  No la querría mucho cuando se comportó de esa manera.

- Tengo que centrarme en lo que voy a hacer -, se decía mentalmente, porque se daba cuenta de que no estaba lo suficientemente atenta a su trabajo-

Ya estaba todo preparado.  Miró el reloj inquieta.  sabía que Connor era puntual en sus citas; a penas faltaban cinco minutos para que estuviera frente a ella.  En su trabajo nunca había comentado que le conocía muy bien, sino simplemente que en una ocasión no estuvieron de acuerdo en un reportaje y desde entonces no conectaban.  De repente la puerta se abrió y unos ojos penetrantes se clavaron en el rostro de Anya:  había llegado antes de la hora.  Dió los buenos días y se dirigió a ella directamente.  El magnetismo que un día les uniera, estaba de nuevo ahí,  presente, en ambos.  Era como si una corriente eléctrica recorriera sus espaldas.

- Buenos días señorita Burke. ¿ O he de decirla señora?- dijo medio en broma y medio en serio.  Ella sabía por qué lo decía
- Dejémoslo en señorita - le respondió cortante
-¿Está bien ? La última vez que nos vimos no fue muy agradable
- De eso hace mucho tiempo.  Me extraña que lo recuerde
- Muy bien, pues si todo está dispuesto comencemos cuando quieran - dijo muy dueño de la situación

Le explicó lo que quería hacer, y él asintió conforme.  Estaba seguro que haría un buen trabajo.  Le indicó cómo situarse y sin mediar más palabras comenzó a disparar su cámara, mientras él no dejaba de mirarla. Ya tenían un buen lote, cuando la sesión se interrumpió al recibir una llamada en su móvil

- ¿ Es la señorita Burke?
- Si soy yo ¿ qué ocurre?
-Es del colegio de su hija
- ¿ Qué pasa ? ¿ Le ha ocurrido algo a Perl ?
- Verá no se alarme, estamos en el hospital, se ha caído en el recreo y se ha hecho daño.  La están atendiendo en estos momentos
- ¿ En qué hospital ?

A penas supo el nombre colgó la comunicación y dirigiéndose a Connor dijo:

- Lo siento.  Mi hija ha sufrido un accidente en el colegio y está en el hospital.  Mi compañero seguirá con la sesión.  Casi hemos terminado.
- Yo la llevaré no está en condiciones de conducir. Ya  terminaremos otro día.  Venga vayámonos.

Estaba lívida y a punto de echarse a llorar.  No pensaba en nada, no podía pensar en nada.  Sólo tenía en su mente, la carita de Perl.  Connor la miraba de reojo entendiendo la situación.  Como sospechaba se había casado y probablemente separado, , puesto que quiso que la denominara como señorita.  Y había tenido una hija.  ¡ Qué de vueltas daba todo  !

Entró con ella hasta la recepción y allí les informaron de dónde estaba la niña.  Cuando llegaron,  la enfermera del colegio, junto a su profesora la esperaban impacientes.  A penas las saludó, sólo quería saber qué había ocurrido y cómo se encontraba

- ¿ Que ha pasado, dónde está ?
- Ha sufrido una conmoción, que afortunadamente parece leve.  Se ha hecho daño en un brazo y creen que sea fractura.  No se preocupe señora Burke, está bien atendida.
- ¿ Cómo ha ocurrido?
- Se tiró en marcha de un columpio no sabemos por qué. Enseguida la enfermera del colegio la atendió pero creímos conveniente traerla aquí
- Si, si desde luego. Muchas gracias por todo.
- Si no nos necesita regresaremos al colegio, es casi la hora de salida para almorzar de los niños
- Claro, claro. Hagan lo que tengan que hacer y muchas gracias
- Tendrás muchas cosas que hacer.  No es necesario que te quedes - dijo a Connor
- Lo único que tengo que hacer es quedarme contigo y saber el resultado de todo
- De verdad que no hace falta, estoy bien
-¿ Que estás bien ? Estás a punto de desmayarte
- Es mi hija  - y no pudiendo contenerse más comenzó a llorar

El la atrajo hacia sí, y de nuevo volvió a vivir sus días felices, cuando aspiraba el aroma de su cabello.  Entornó los ojos y volvió a besar su cabeza como hacía entonces. ¿ Cómo había podido vivir todos estos años sin tenerla tan cerca? ¿ Qué disparate cometieron ? Porque estaba claro que seguían sintiendo lo mismo.  Ella al  abrazo de él,  se relajó y pensaba que aún la quería a pesar de estar casado.

- ¿ Estás mejor ?
- Si gracias.  Los nervios me han traicionado.  De verdad puedes irte
- No voy a ir a ninguna parte.  No tengo otra cosa que hacer más que estar contigo, con vosotras. Dime  ¿cómo es ? ¿ Se parece a tí ?
- Se parece a su padre.  Es igual a tí

 Se la quedó mirando sin entender lo que acababa de escuchar.  Hizo que  repitiera lo que había dicho

- ¿ Qué es lo que has dicho?
- Que tú eres su padre.  Tiene cinco años y es idéntica a ti

Lo soltó de golpe.  La sujetó  por los brazos  mirándola desencajado

- ¿ Es mi hija y me entero ahora ? ¿ Cómo has podido ocultarlo durante tanto tiempo? ¿ Cómo has podido ser tan cruel ?
- Traté de hablar contigo nada más saber que estaba embarazada. Llamé a tu despacho y tu representante me dijo que no podía interrumpirte, que tú me llamarías.  Traté de hablar con tu familia y estaban de viaje ¿ qué más querías que hiciera? Es cierto dejé pasar el tiempo, pero nadie se interesó por mi, ni por qué llamaba. Así que sería mía solamente y sería yo quien la educara y atendiera.  ¿ Crees que fue fácil ? Cuando supe que te habías casado , comprendí por qué tu agente no quería que hablase contigo.  Yo sólo quería que lo supieras, nada más.  No pretendía otra cosa, porque siempre supe que en algún momento tendrías que saberlo.  Aún no sé cómo he podido decírtelo ahora
- No es el momento ni el lugar para discutirlo, pero hemos de aclarar todo esto

- Por otro lado habíamos acordado no casarnos ni tener hijos de momento.  Me quedé embarazada de la última vez que estuvimos juntos.  No tomé las debidas precauciones.  Pero ¿ sabes qué ?  Bendigo ese momento y todos los que siguieron porque la he tenido a ella y es el único motivo por el que sigo viviendo.  No estoy hablando de suicidio, no lo interpretes mal.  Sino que ella es mi motivo para seguir luchando por ella y para ella.  No tengo a más nadie.  Eso es todo.  Ahora júzgame como quieras, me da lo mismo.  En definitiva siempre seré la culpable, pero francamente no me importa lo que pienses de mi. Tú ya tienes a tu mujer y tu vida resuelta y yo tengo que resolverla día a día por ella, porque por Perl es que lo hago todo, el resto me da lo mismo.
- ¿ Es que no pensabas decírmelo nunca ?
- Te equivocas, siempre supe que debías saberlo, y hoy pensaba quedar contigo para hablar precisamente de ese tema.  Pero todo se ha precipitado; creo que es mejor así. No sé qué voy a decirla porque ella cree que su padre está fuera pero que algún día vendrá
- Pues su padre ya ha llegado. La veremos en cuanto nos lo autoricen y se lo diremos sencillamente. Sus mentes no conocen verdades a medias, ni mentiras.  Sólo la verdad que ven,  simplemente.  La diremos que he llegado de ese viaje que nunca se terminaba y nada más. Ella lo asimilará pronto, mejor que nosotros.

Anya comenzó a dar paseos por la sala de espera.  Se retorcía las manos de puro nerviosismo.  El la miraba tranquilo a pesar de la noticia que acababa de recibir, y en el fondo estaba contento.  Tenía una hija y había sido con la mujer que ha amado durante toda su vida.  Le daban ganas de abrazarla y decirla " no te preocupes, cariño.  Todo va  salir bien ".  estaba deseando conocer a la pequeña, pero al mismo tiempo estaba enfurecido con su representante por no haberle dado el recado. Si lo hubiera hecho es muy posible que al enterarse no se hubiera casado y ahora estarían juntos esperando la noticia del médico, pero no como dos extraños, sino como padres de la niña, como marido y mujer, que es lo que debió ser desde un principio..

Al fin el médico salió a dar el resultado de la exploración

- La niña se encuentra bien.  La hemos hecho un escáner puesto que recibió un golpe en la cabeza y no tiene ninguna lesión, que era lo más preocupante. Se ha fracturado la muñeca, pero eso dentro de poco estará curada. Llama a su madre y está un poco asustada. Es conveniente que se quede esta noche en observación, aunque creemos que no habrán complicaciones. Y ahora si quiere pasar a verla...

- Desde luego, es nuestra hija y estamos deseando verla - respondió Connor. Ya habría tiempo de ajustar cuentas; ahora la pequeña era lo más importante

domingo, 28 de octubre de 2018

La Dama de la rosa - Capítulo 20 - El semáforo

No le quedaban más recursos que el trabajo;  quería olvidar sus fracasos amorosos.  Con Laura trataba de mantener una relación de amistad, pero se movían en ambientes diferentes.  Connor había vuelto a su vida de antes: tranquila.  Y en cambio su ex mujer era amiga de fiestas y saraos y a ello se dedicó frenéticamente.  Pensó en recuperar los conciertos.  Las bandas sonoras de las películas se le daban bien, y eran cómodas por no tener que viajar constantemente como en los conciertos, pero su inspiración estaba remisa en volver a él.  Y decidió ir a casa de sus padres en Hawaii, a pesar de que allí también los recuerdos le pesaran.   Quizá buscase refugio en Nohi;  ella le conocía bien, pero recordó que supuso un disgusto grande con Anya y ninguna de las dos mujeres, se merecían ser un recurso para su entretenimiento.  Desechó la idea de la hawaiana y  de Anya.

Había pasado el tiempo suficiente, para que su recuerdo no fuera tan persistente, pensaba que debía tomar una decisión y comenzar  a borrar todos sus recuerdos.  Viajaría a Castlefin y mandaría recoger el piano , pero  ¿qué haría con él ?  Ya tenía otro en su casa de Londres y otro en Dublín. El de la casa de Anya, era una manera de retenerle allí, como si fuese a volver algún día.  Definitivamente se quedaría allí; sería un regalo para ella.  Sobre su atril probablemente aún estuviera la partitura que creó para ella.

- No seas absurdo Connor. La habrá recogido o tirado a la basura.  ¿ Después de tanto tiempo crees que la guardará?   Lo más probable es que haya rehecho su vida y hasta puede que esté casada. ¿ Qué puedo hacer para borrar de mi mente todo esto ?

Le gustaba caminar por la playa en las primeras horas del día, cuando no había casi nadie.  Buscaba la soledad y se recreaba en su vida pasada.  Nunca se acordaba de Laura, pero constantemente de Anya.

Habían pasado cinco años desde que se separaron y cada uno de ellos había organizado su vida como mejor pudieron.  Anya llevaba tiempo integrada en su trabajo. Perl comenzaba primaria y contrato a una mujer que se ocupara de ella en llevarla al colegio y en recogerla, si acaso ella no pudiera hacerlo con motivo de algún viaje.  Procuraba ser ella  personalmente quién lo hiciera siempre  y aprovechar las pocas horas libres que tenía para dedicárselas a su hija.  La niña mostraba especial interés por la música y esta afición constituía un pequeño tormento para Anya, a pesar de reconocer que tenía  muchas cosas en común con su padre, sobretodo el parecido físico, que era un recordatorio constante.

El nombre de Connor sonaba muy fuerte en los círculos musicales y cada vez trabajaba más, no porque lo necesitase, sino para mantener su cabeza siempre ocupada.  Una revista especializada le haría una entrevista y él solicitó que si hubieran fotos se las hiciera  la fotógrafa  Anya Burke.

- Debo ser masoquista ¿ Por qué lo he hecho ? -, se repetía. -  Sencillamente quiero verla, necesito verla aunque no hablemos.  Y eso suponiendo que ella acepte

Y cuando le fue comunicado la petición del músico, se negó en redondo

- No, ni hablar.  Que las haga Joseph.  Es muy bueno, pero yo no quiero hacerlas
- Pero ¿ por qué ? Es una oportunidad magnífica
- No me cae bien.  Tuve algún que otro encontronazo hace mucho tiempo y no me apetece
- Pues lo siento, querida.  Las harás tú.  Será un número sensacional y necesitamos vender más ejemplares.  Es un favor personal que te pido.

El director de esa revista, la ayudó cuando ella estaba embarazada y la dió toda clase de facilidades para que estuviera en reposo antes de dar a luz.  Le debía ese favor, y por otro lado le daba miedo volver a verle, a pesar de la curiosidad que sentía. Probablemente sería la ocasión perfecta para contarle la existencia  de su hija.  Aunque esté casado debe saberlo.  Ella ignoraba que su matrimonio con Laura hacía tiempo que había sido disuelto

- Está bien, por ti lo haré, pero que sepas que me supone un gran disgusto.
- Gracias, no te arrepentirás
- ¡ Si tu supieras ! - pensó para sí ante la respuesta del director.

Ya lo creo que estaba arrepentida.  Fijaron la fecha, la hora y el lugar que sería en una de las aulas del Conservatorio.  Ese sería el entorno más adecuado tratándose de un  músico.

- Perl date prisa, cariño o llegaré tarde al trabajo
- Ya voy mami-contestó la niña

Salieron deprisa. Tenía una mañana complicada de trabajo, pero antes dejaría a la niña en el colegio. Una vez hecho ésto, salio corriendo en dirección a su coche.  Tenía una sesión con un cantante con fama de quisquilloso y no quería llegar tarde.  Un coche estaba parado esperando el cambio de semáforo cuando la figura corriendo de Anya saltó ante sus ojos

- ¿ Anya ? - Connor recibió los claxons de los coches para que circulase al cambio de rojo a verde del semáforo.- ¿ Qué hace por aquí ? ¿ En el colegio ?  ¿Tendrá hijos? Dios mio, ¡ claro que tendrá hijos ! Es una mujer preciosa y se habrá vuelto a enamorar y casado.  Espero que de ser así sea más feliz que fui yo en mi matrimonio, absolutamente desastroso.  Al menos podré darle la enhorabuena en persona en la sesión de fotos que tenemos dentro de una semana.

Ella había desaparecido de su vista y Connor emprendió la marcha rumbo a la dirección que llevara.  Anya ni siquiera  había visto que aguardaba en el semáforo.  Estaba preocupada por llegar a tiempo a su cita con el cantante, ya era una situación bastante tensa como para recibir una bronca de su parte por llegar tarde.  Consultó su reloj, y vió que aún tenía diez minutos por delante para llegar a tiempo; estaba cerca del estudio de grabación.  Respiró aliviada cuando se vió frente a la puerta del edificio al que iba y comprobó que el coche del músico aún no había llegado.  Exigía puntualidad, pero él siempre faltaba a ella.

Aquella noche volvió a tener un sueño con la Dama de la rosa, pero esta vez sonreía más abiertamente. Seguía sin decir nada. Al despertarse tuvo la sensación de que estaba obsesionada y por eso soñaba con ella. Preparó el desayuno de la niña y ambas desayunarían  juntas.  Perl charlaba hasta por los codos, pero  Anya no la prestaba demasiada atención, hasta que llegó a un punto, en que si lo hizo y la causó algo de alarma

- Mami, tengo un hada que viene por las noches a visitarme
- ¿ Cómo que tienes un hada ?
- Si me acaricia y me sonríe.  Está conmigo hasta que me duermo de nuevo
- Pero soy yo la que estoy contigo hasta que te duermes.
- Y ella también.  Me dice que veré a una persona muy importante que me gustará
- Perl no me gusta que tengas esas fantasías.
- No mami no son fantasías. Es una señora que siempre lleva una rosa. Me dijo que no estuvieras triste y que te quisiera mucho
- No estoy triste, cielo. Sólo que algunas veces llego preocupada del trabajo, pero eso es todo
- Ella me dijo que llorabas porque mi papi estaba lejos
- Bueno Perl, es hora de ir al colegio.

Anya sintió un escalofrío.  No conocía el retrato de su tía ¿ cómo podía soñar con ella ? ¿ Se refería a que conocería a Connor? ¿ Sería esa la persona importante?  ¿ Es que nunca iba a tener paz?

La Dama de la rosa - Capítulo 19 - Libres

Y comenzó su gira. Una gira que creyó poder realizarla con ella, y sin embargo iba en solitario.  Anya aprovechó ese tiempo para recoger el resto de sus pertenencias del apartamento de Connor.  Pasó una tarde endiabladamente mala recorriendo todas las estancias en las que habían sido felices y se habían amado profundamente.  Ya nada quedaba de todo eso.  Habían transcurrido más de dos semanas y no habían vuelto a saber nada uno del otro.  Pero Anya tenía un aviso en su cuerpo que la indicaba que su última noche de amor, había tenido consecuencias.  Un problema más a solucionar, y estaría sola.  Siempre había estado sola, pero no después de convivir durante tanto tiempo con el hombre que consideraba el amor de su vida.


Sabía que estaba teniendo un exito importante en su gira por Francia.  En la televisión y en las revistas del corazón veía constantemente noticias de Connor McGrath, unas veces solo y otras en compañía de alguien, bien en grupo o solo con alguna mujer.  Eso la dolía enormemente, porque imaginaba que cualquiera de ellas llenaría el hueco que ella dejaba vacante y pronto su recuerdo sería una anécdota en su vida.  Se le veía guapísimo y feliz; quizá algo más delgado, pero no le restaba ni un ápice de elegancia.  Ahora era  el centro de atención de los reporteros de calle, que le perseguían a donde quiera que fuese.  Se codeaba con lo mejor de la sociedad y como había trabajado también para el cine, le rodeaban de vez en cuando alguna starlette que buscaba notoriedad.
Ella también triunfaba, pero su éxito era silencioso, sin que su nombre tuviera relumbrón porque casi nadie leía los créditos que firmaban sus fotos. Y el tiempo pasaba y Anya cambiaba. Ahora tendría que dejar de trabajar a medida que se cuerpo se fuera deformando, más que nada por el cansancio de estar tantas horas de pie trabajando.  Y así lo planteó en la redacción, que lo comprendieron y la concedieron un descanso  de muchos meses.. Le vendría bien ese descanso; volvería a Castlefin.  Se instalaría en el pabellón;  por nada del mundo quería hacerlo en la casa.  Aún estaba su piano y tantos recuerdos.  Regresaría a la paz del campo de donde nunca debieron salir.

Allí se amaron hasta la extenuación, y fue a raíz de vivir en Londres, cuando todo comenzó a torcerse.  Para aumentar su tristeza, había perdido a Bruno:  había muerto su compañero de paseos  y le echaba mucho de menos. Visitaría algún refugio y recogería a otro perro que la hiciera compañía.  Ahora necesitaba dar largos paseos y se había acostumbrado a hacerlos con él,, y con él hablaba y él la entendía.  Sería difícil olvidarle, pero para su recuerdo tenía fotos desde cachorro.  ¿ Esa sería su vida, un álbum de fotos?  No tenía a nadie más. Después de haber vivido con Connor, ahora la soledad la pesaba aún más.  Pero pronto,  en unos cuantos meses, tendría a alguien por quién preocuparse. ¿ Sóla ? ¿ Cómo había pensado que estaba sola ?  Tendría una continuación de él,

Pasaba el tiempo y nada sabían el uno del otro.  Todas las noticias que la llegaban eran a través de la televisión.  Por los programas de cotilleo, sabía que hacía bastante vida social ¡ Él lo detestaba ! ¡ Cómo había cambiado !  No la gustaban esos programas, pero era el único medio que tenía para tener noticias suyas.  Sabía que debía decírle que estaba encinta, , pero llamaba a su apartamento y le respondía una voz extraña que le decía que ya no vivía allí.  Intentó hablar con su hermana Eva o con sus padres, pero tampoco pudo localizarlos por estar de viaje.  Contactó con su agente y le pidió que le diera alguna dirección o teléfono para hablar con él,pero su respuesta  fue negativa

- Anya, no sabes cuánto lo siento.  Está en Los Ángeles.  Se ha tomado un tiempo sabático con los conciertos y ha vuelto a la composición para el cine
- Pero tengo que contactar con él . Necesito un teléfono donde pueda hablar, es muy urgente.
-Dame el tuyo y te prometo que le pasaré el recado.  Será más fácil que él te llame que tu puedas localizarle. ha dado orden expresa que bajo ningún concepto se le interrumpa.
- Ya veo.  No deseas que hable con él. Muy bien, pues no te interrumpo más.  Si le comentas algo, no era para reconciliarnos, sino simplemente saludarle. Perdón por la interrupción. Adiós

Bien, pues el tema estaba claro:  nada de hablar con nadie.  Con nadie o ¿con ella ? Tendría que enfrentarse a la maternidad en solitario. Estaba algo asustada, pero pensó que no era la primera ni la última madre que educara a su hijo ella sola..

La respuesta a la negativa del agente de Connor a que tuviera noticias suyas, la obtuvo al cabo de unos días y lo supo en la peluquería, en una revista:

" El célebre compositor irlandés Connor McGrath va a contraer matrimonio con su agente de prensa, la bella señorita Laura  Spencer ... "  Ahí estaba la respuesta:  su negativa que hablase con ella. La dolía el corazón, sentía angustia infinita. ¿ Cómo era posible después de todo lo vivido ?.  Cogió el coche y regreso a su casa.  No tenía ganas más que de llorar.  Había sido como un cuento de hadas, pero el despertar había sido terrible.  Y esa noche volvió a tener el sueño que desde hacía tanto tiempo no tuviera.  De nuevo la visión de su tía se hacía presente.  Ahora la sonreia, pero su sonrisa era dulce y triste.  No la hablaba.  Se despertó sobresaltada incorporándose de golpe en la cama.  No era posible y sin embargo había vuelto a ocurrir.  Aunque ya no tenía miedo; "al menos ella no me abandona",  pensó.  y trató de  recuperar el sueño interrumpido, pero no volvió a manifestarse.

Y dió a luz a una preciosa niña.  Y estuvo sola y sola continuaría su vida con su bebe. Sacaría fuerzas para poder con todo, con el trabajo y con el cuidado de su hija, que era lo más importante.  No quiso saber si Connor se había casado o no; no la interesaba.  le borraría definitivamente de su vida, aunque le costara lágrimas de sangre.  Se organizaría la vida  sólo con Perl.  Afortunadamente su sueldo daba para vivir con comodidad. Tendría una nurse hasta que fuera a la guardería mientras ella tuviera reportajes, y de este modo estaría atendida.  No saldría de viaje pretextando la corta edad de la niña.  Todo se solucionaría.

Connor contrajo matrimonio civil en Dublín con Laura de quién parecía que se había enamorado.  A su enlace acudieron sus padres y Eva con su ahora marido.  No pudieron evitar acordarse de aquella muchacha dulce que una día llevó a Kauai ¿ qué es lo que pasaría entre ellos?, se preguntaban, pero nunca se atrevieron a preguntar, ya que Connor era muy reservado para su intimidad.  Lo que sí le notaron que no estaba todo lo contento que requería la ocasión.  " Serán nervios" , comentó Eva, que también se había dado cuenta de ello, pero no quiso alarmar a sus padres, y el comentario se quedó en eso :  nervios.

No podía apartar de su cabeza que lo que hacía no estaba bien.  Que debiera encontrarse feliz, porque se suponía que se había unido a la mujer de la que se había enamorado y con quién deseaba compartir la vida.  Pero a solas con sus pensamientos recapacitaba y se preguntaba si en verdad estaba enamorado de Laura y si la quería lo suficiente como para hacerse viejo con ella.  Y la respuesta fue el rostro de Anya. Todo era un espejismo; la mujer por la que daría su vida estaba lejos de él, en no sabía donde y no la había vuelto a ver ni saber de ella  ¿Qué motivos reales existían para adoptar la decisión tan drástica que tomaron ?
Era mejor no pensar en ello. Se había casado y ahora tocaba comportarse como marido ante una mujer, que sin serlo, era una extraña para él.  Sencillamente no la amaba.  En un principio se unió a ella como recurso, y aunque poco a poco se fue encontrando a gusto en su compañía era todo muy diferente a como fue con Anya.  Ni siquiera sexualmente, Laura no  se parecía a ella.  Anya era vital, se entregaba por entero; daba  todo lo bueno y lo malo que tuviera. Era temperamental y sencilla.  Sin embargo, la ya su mujer, era sofisticada pero  artificiosa, a pesar de que estaba loca  por él, pero nunca llegaba al apasionamiento de Anya.

- Será mejor que aparte mis pensamiento de la cabeza o será un desastre total.  Ahora estoy comprometido, y es mi esposa, pero no la amo como debiera, sólo la quiero, pero hay mucha diferencia.  Querer se quiere a un objeto, y el amor es otra cosa muy distinta.

Y el resultado final no pudo ser más nefasto en ese matrimonio, quizá realizado un poco a la ligera,  una decisión tomada en un momento que le superaba todo cuanto le rodeaba.  Laura no podía tener hijos, y él se arrepentía de no haberlos tenido con Anya. ¡ Cuántos errores cometidos de los que ahora estaba arrepentido !  Se divorciaron dos años después de haberse casado. Trataron de que no fuera difundido como noticia, y los abogados de Connor, lo consiguieron, de manera que sólo los más allegados supìeron de ese final previsto, por otra parte.


  A menudo pensaba en Anya ¿ Qué sería de ella ? ¿ Dónde vivía ? ¿ Por dónde estaba ? ¿ Se habría emparejado de nuevo?  Todo pasaba por su mente, en la soledad de su apartamento, otro distinto al que compartió con Anya, en otro barrio diferente.  No quería que nada le recordara a aquella época, en la que ahora comprendía, había sido plenamente feliz.

La Dama de la rosa - Capítulo 18 - Cada uno por su lado

Y aquella noche se acostaron enfadados, dándose la espalda.  Y sería el principio del fin de una maravillosa historia de amor.  Su enfado duró varios días, hasta que el roce de una mano, sin pensarlo, termino con aquél conato de una guerra soterrada, pero que saldría a la superficie en cualquier momento
Y el momento llegó cuando la carrera de ambos estaba en auge.  Connor no solo  daba conciertos a lo largo del Reino Unido, sino también en el continente.  Anya, poco a poco fue fotografiando a personalidades de más relevancia de la actualidad, y se había ganado cierto prestigio entre las agencias y en los medios  en los que solía publicar.  Era solicitada por algunas estrellas rutilantes de la cinematografía, porque hacía milagros en las fotos.

Tras el primer conato de discusiones, tuvieron una corta temporada de calma, pero malo es empezar. ¿ Ya no se soportaban, o es que el ego de cada uno de ellos les alejaba del otro?  Y el punto final vendría unos meses después del primero.

Habían vuelto a hacer el amor como al principio, y eso justamente, parecia restañar todas las heridas abiertas sin saber cómo y cuando.  El problema surgió cuando a Connor le contrataron para dar una serie de conciertos en Francia.  Quería que Anya fuera con él y se lo planteó una noche después de haber estado ensayando durante horas.  Posiblemente el cansancio, o que el destino quería mover ficha en esa ocasión en dirección contraria, pero el caso fue en que,  sin saberlo, pondrían punto final definitivamente a su relación de mucho tiempo atrás.  Y  planteó la cuestión después de haber hecho el amor como tantas veces.

- Tengo que ir a París, a Marsella y a Niza.  Debo dar una serie de conciertos y quiero que vengas conmigo
- ¿ Para cuando sería ? - respondió Anya
- Dentro de dos semanas.  Podríamos aprovechar y tomarnos unas vacaciones en la Costa Azul, ya que Niza sería el ultimo
- Lo siento, mi amor, pero me es imposible acompañarte; tengo una sesión con el futuro presidente de Canadá. Está concertada desde hace meses y coincidirá con esas fechas que indicas. Todo lo que puedo hacer si tengo algún día libre reunirme contigo. O en último caso, si fuera cancelado.
- O sea que no.  Quedamos en que me acompañarías siempre, pero has elegido el trabajo antes que a mi
- No es eso.  No te pongas así.  Llevan durante meses tratando de conseguir la entrevista y al fin ha dicho que si.  Ha sido una casualidad que coincidiera contigo, pero yo no marco el calendario

- ¿ Por qué no dejas de trabajar ?
- ¿ Y por qué no lo haces tú ? Antes no teníamos problemas de ningún tipo, pero ahora te has hecho muy famoso y no quieres renunciar al éxito.  Eso es justo y me parece bien, pero no a costa de mi renuncia.  Yo también he trabajado duro para lograrlo, y tú mismo me animabas a ello.
- Sabías que quería tenerte a mi lado, pero ahora tu también eres famosa.  Te ocurre lo mismo que me reprochas
- Sabes de sobra que no es así, pero en esta ocasión no puedo hacerlo.
- Está bien, No quiero seguir discutiendo.  No te preocupes, no me faltará compañía
- ¿ Me estás amenazando ?
- No amenazo, advierto
- Eres igual que un niño mal criado. No atiendes a razones más que tu egoísmo. Sé que te rifan las mujeres, no soy tonta, y además trabajo en las revistas y se lo que se murmura.Pero estoy cansada de estar sometida al machismo de los hombres. Voy a hacerme un nombre en mi profesión tanto si quieres como si no
- ¿ Significa que ya no te importo?
- No he dicho eso. ¡ Claro que me importas, y mucho ! Pero nunca te pediría que renunciaras a tu sueño por estar conmigo.  esa es la diferencia

- ¿ Sabes lo que pienso ? Que estamos cansados, que ya hemos vivido nuestra etapa de ñoñería y ahora nos topamos de bruces con la realidad.  Somos como los matrimonios que llevan años casados y ya están hartos
-¿ Estás harto de lo nuestro?  Porque por mi podemos dejarlo en cualquier momento
- Pues mira si.  Creo que el momento ha llegado ya
- Está bien. Por mi no habrá inconveniente.  Haré mi maleta y saldré de tu vida para siempre
- No he dicho eso - replicó él asustado ante la reacción de ella - Sólo que podíamos darnos un respiro.  Te quiero, ya lo sabes.  No quiero
perderte, pero creo que estamos algo saturados
- ¿ Saturados de amarnos ?  Es tanto como decir que ya no me amas y deseas ser libre de nuevo.  Está bien.  Sea como quieres. No tendrás inconvenientes por mi parte

Ya estaba aquí. Se había producido. ¿ Quizá es que lo pensaban desde el principio que llegaría y por eso no llegaron a casarse?  No sabrían responder.  Anya fue directa al dormitorio que compartían, metió en una maleta lo mas preciso y  le dijo antes de marchar

- Cuando hayas salido de gira, vendré a recoger  el resto de mis cosas. Aquí tienes la llave, deja una al conserje para poder entrar, si eres tan amble
- Anya, Anya.  Las cosas no son así. No he querido decir eso.  Yo...
-Tú lo has dicho muy claramente: estamos superados. Así que es mejor darnos un respiro. Quizá algún día volvamos a estar juntos, aunque será difícil.  Pero lo que no soporto son las discusiones, que cada vez son más frecuentes y más agrias.  Te deseo el mayor triunfo del mundo, y que todo te vaya bien.  Adiós Connor

Y cerró la puerta tras ella, dejando a Connor sin saber qué hacer ni qué decir.  ¿ Qué le impidió correr tras ella y retenerla?  En otro tiempo lo hubiera hecho.  Probablemente  era cierto que estaban algo cansados y deberían tomar distancia.  pero eso era también muy peligroso, porque la costumbre hace normas y una vez separados y después de los primeros días, cada uno seguiría con su vida, conocerían a otras personas , vivirían otras experiencias distintas a las ya vividas, porque serían con otra gente,  y por tanto diferentes.

Se sentó y se sirvió una copa.  De repente se dió cuenta del silencio que había en la casa y de la falta de ella.  Acababa de salir por la puerta y ya la echaba de menos.  Se había marchado y la conocía lo suficiente como para saber que no daría marcha atrás ¿ y él ?  Pensaba que tener distancia entre ellos, era lo mejor; pasado un tiempo la buscaría de  nuevo. Había sido muy feliz con ella. La amaba y la deseaba aún, sólo que ahora tenían otras cosas que se interponían entre ellos y era lo que debían superar.

Sabía que estaban cometiendo una locura.  Que eran una pareja estable, hasta el momento, pero todo se había torcido y recordó cómo comenzó todo y sus noches y días de loca pasión ¿ Qué había ocurrido?  Nunca la había pedido en matrimonio, y nunca ella se lo exigió ¿ Es porque así lo habían acordado, o ese ha sido el detonante de la ruptura?  ¿ Espera Anya que en algún momento formalizara su situación? Y si fuera así ¿ por que no lo hablaron ?  No podía parar quieto y comenzó a pasear por la habitación.  Era una situación  nueva que se había planteado después de mucho tiempo de convivencia con ella.  Siempre había vivido solo desde muy joven, pero ahora se había acostumbrado a ella y le iba a ser muy difícil vivir en solitario.

viernes, 26 de octubre de 2018

La Dama de la rosa - Capítulo 17 - El triunfo-

Trataban por todos los medios de no desconectarse uno del otro, pero a veces el trabajo les impedían llevar una vida como la que habían llevado hasta ahora.  Connor tenía interminables horas de prácticas y ensayos, además de la adaptación de la banda sonora de la película.  Fueron tres meses de intenso trabajo. Por las mañanas iba al estudio de grabación, y por las tardes prácticas al piano.
Mientras tanto Anya andaba  de acá para allá con sus entrevistas.  Algunas de ellas bastante complicadas por el carácter de la persona a la que entrevistaba. Y no siempre quedaban satisfechos con el trabajo y tenían que repetirlo.  Ella conocía ese mundo y sabía lo difícil que era llegar a un acuerdo con la persona a quién fotografíar, que siempre se creen estar  más informadas que el propio profesional.  Había que derrochar grandes dosis de paciencia y persuasión, pero esa tensión se reflejaba en su vida privada.  Llegaba a casa cansada, nerviosa y de mal humor.  Menos mal, que Connor la tomaba en brazos como si fuera una niña y escuchaba pacientemente lo sucedido con el "cerebrito " de turno y trataba de relajarla. 

Connor daría su primer concierto en la sala Wigmore Hall con obras seleccionadas de Frederick Chopin.  Estaba nervioso como si fuera un principiante, a pesar de que tenía seguridad en sí mismo, pero hacía tiempo que no estaba de cara al público y repasaba mentalmente todos los movimientos que debía ejecutar.  Sabía de memoria las partituras a interpretar, de eso no tenía duda, pero esperaba que los nervios no le traicionaran. Sabía que entre el público asistente estaría Anya y ante ella debía quedar bien, era su objetivo. 

Ella preparó su vestido meticulosamente, se maquilló y se peinó con esmero.  Era un día importante para él y quería no defraudarle. Estaba tan nerviosa como Connor, pero no lo aparentaba; sabía lo que representaba para él,  esfuerzo y el trabajo que había realizado hasta conseguirlo.  

Pero todo sucedió como estaba previsto. Gran asistencia de público, la sala llena y máxima expectación.  Tuvo un éxito rotundo.  El público no le había olvidado, y al contrario, estaba ansioso por volver a  escuchar su interpretación del repertorio.

La gente se agolpaba ante la puerta de entrada al camerino, con sus programas en la mano para que fueran firmados por él.  Anya estaba en un rincón, no quería apartarle de su público.  Era su noche y había triunfado; merecía ese reconocimiento.  Ella le tendría, cuando se quedara libre, durante toda la noche y al día siguiente.  Desearía que fuera su abrazo el primero que recibiera como felicitación , pero era imposible abrirse paso hasta él, así que esperó pacientemente a que terminara de atender a su público.

Connor la buscaba con la mirada insistentemente, y la vio en un rincón, aguardando, sola, su turno.  Anya hizo una seña con la mano para que estuviese tranquilo, pero él necesitaba su abrazo y  se abrió paso hasta llegar a ella.  Y no le importó tomarla por la cintura y besarla apasionadamente, ante los aplausos de todos los concurrentes.  Los reporteros disparaban sin cesar tratando de sacar la mejor foto posible, que publicarían al día siguiente en sus respectivos periódicos y revistas.

Cuando al fin estuvieron solos, fueron a celebrarlo a un restaurante de super lujo.  Pero su celebración la harían cuando llegasen a casa, en su habitación. Connor necesitaba descargar la tensión de nervios que había tenido durante todo el día.  Aguardaría hasta que aparecieran las críticas en los diarios de la mañana, pero esa noche, sólo estaban ellos dos.  Deseaba dedicar el triunfo a Anya que había sido paciente día tras día hasta que él consideró que estaba listo.

Ella también tenía sus días malos con los reportajes, pero cuando terminaba su jornada laboral los disgustos los dejaba en el estudio y nunca se los llevaba a casa.  Su hogar era para estar con Connor, nada más.

Irían a ver un apartamento que deseaban comprar en South Kensington, en la zona más selecta de Londres.  En ese barrio habían vivido parte de los parientes de Connor, y él mismo,  pasó una temporada cuando llegó para estudiar durante un año en el conservatorio de Londres.  Anya no conocía a penas la ciudad, y ese barrio menos. Le pareció una zona maravillosa, bella y tranquila para vivir, justo lo que necesitaba Connor para sus composiciones.

Los reportajes que ella hacía eran bastante celebrados por las revistas especializadas.  Era una fotógrafa excelente y buscaba siempre la belleza del personaje, en  su naturalidad,lejos del boato y espectacularidad que tuviera.  En el círculo de Connor, había varios músicos conocidos desde hacía tiempo, así que no les faltaban invitaciones, salidas, cenas y... poca intimidad.

¿ En qué momento comenzaron a fallar ?  No lo supieron, sólo el trabajo tan absorbente de cada uno, los compromisos, las salidas fuera de Londres, quizá fuese el detonante de que su relación se resquebrajase. Unas veces eran las ausencias de Connor de gira por diversas ciudades, otras, los desplazamientos de Anya incluso fuera del país, comenzaron a ser frecuentes y cada vez menos se reunían para comer juntos .  Los días, algunas veces eran agotadores, y sin darse cuenta, ante el cansancio, dejaron de tener la dosis de intimidad que siempre habían compartido.

Y poco a poco, el ardor, el furor de estar juntos se fue calmando y aunque seguían amándose, no era lo mismo. El trabajo había tomado el puesto de la confianza y de la sexualidad.  Pasaban los días y sus encuentros fueron pospuestos para el fin de semana.  No era por falta de deseo, pero casi nunca coincidían a la hora de ir a la cama, o bien tenían que planificar el trabajo antes de acostarse, o bien llegaban demasiado tarde, cuando alguno ya se había acostado.  Y entonces, un día, sin pensarlo, sin motivo aparente, con una discusión inoportuna, saltó la chispa que prendió  convirtiéndolo en un desastre.

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