jueves, 18 de octubre de 2018

La Dama de la rosa - Capítulo 5 - Fiesta

Llamó a su puerta y Anya le abrió. Sólo podría ser Connor, y sin embargo la pilló desprevenida. Sonrió al verle y él se fijo en su sonrisa: era espectacular. En un principio se quedó sin palabras, pero de inmediato reaccionó.

- Hola Anya ¿ Está ocupada ?
- No, estaba revisando unas fotografías, pero nada importante.  pase por favor ¿ Ocurre algo ?
- Nada en especial, sólo que mañana recibiré a unos amigos, una cena informal, ya sabe.  Me gustaría que asistiera a ella.  Somos vecinos y sin embargo casi no nos vemos ¿ qué le parece ?

- Gracias Connor, pero me sentiría incómoda.  No conozco a nadie, y seguro que ustedes tendrán que hablar de sus cosas, relacionadas con su profesión y yo no sé nada de ello ni pertenezco a su mundo.  Creo que por esta vez paso
- Me conoce a mi y soy yo quién la invito.  Son gente de nuestra edad y no todos son músicos. Unos son actores, otros músicos, en fin de diversas profesiones. ¿ No dice que trabajó para alguna revista ? pues es posible que si conozca a algún famoso de los que vienen. Nada, cuento con usted
- Pero es que...
- No admito peros. Como le he dicho es algo informal. Le daré el día libre a Madelaine y serán unos camareros quienes organicen todo.  A las ocho, no faltes  -.  Era la primera vez que la tuteaba y no admitió la réplica de ella.

 Al salir vió sobre una mesa, la serie de fotografías que Anya estaba seleccionado para el trabajo que tenía en mente

- ¿ Son tuyas ?
- Si.  Son para una idea que tengo
- Pero son extraordinarias. ¿ Lo ves ? Tú también eres artista. Como hablaste de bodas... creí que serías una fotógrafa normal, pero ya veo que estaba equivocado.  ¿ Puedo verlas ?
- Si, si.  Claro

Connor comenzó a verlas una por una asombrado de la belleza que reflejaban y los matices de luces que había conseguido.  No le había mentido era una extraordinaria fotógrafa.  Estaba terminando de verlas, cuando ante sus ojos salió una de él mismo.  Se detuvo ante ella.  Anya no se había dado cuenta de que allí estaba; de inmediato le miró a la cara para analizar su gesto de conformidad o de todo lo contrario.  Esperaba una reprimenda, pero no fue así

- ¿ Cuándo la has hecho ?
- De verdad que no fue con intención.  La hice desde aquí. Había en la tarde unas luces preciosas  y la postura era ideal, así que disparé.  Puede quedársela.  Deseaba tener una foto suya como recuerdo de su paso por casa.  Una batallita para contarles a mis nietos de que un extraordinario y célebre músico se hospedó aquí.  Una tontería porque pienso que nunca tendré nietos.  Le doy mi palabra de que no voy a publicarla, es más la romperé ahora mismo
- ¿ Qué haces ? No me importa si la publicas o no.  Simplemente no me lo esperaba, y es cierto es muy bonita.
- ¿ En serio que no se ha molestado ?
- ¿ Por qué me llamas con tanta ceremonia?  Yo te tuteo.  haz tú lo mismo.  Observo que tienes las ventanas abiertas y va haciendo frío, además hay corriente de aire
- Las abro cuando estoy en casa, para escuchar la música.  Es una melodía bellísima dulce y suave.  Me ha encantado
-Aún no está terminada.  Me la ha inspirado una mujer y sólo para ella será
- Pues debe estar muy enamorado  para inspirarle esos acordes tan bellos
- Aún no creo estar enamorado, pero sí siento curiosidad por ella, por conocerla mejor
- Pues es todo un preludio de lo que vendrá después.  ¿ Ella lo sabe ?
- No, no lo sabe. - Hubo un silencio entre ellos y una ligera mirada.  Al fin Connor decidió marcharse
- Bueno me marcho
-Espere ya que está conforme con la foto ¿ por qué no me la firma?  Así tendrá más valor
- De acuerdo. ¿ Qué pongo ?
-Con solo su nombre bastará, gracias

Pero él fue más allá y escribió :  "  A mi musa "  Connor .  Sonrió al ver el rostro de asombro de ella y antes de cerrar la puerta la dijo

- Y tuteame
-¿ He de llevar algo , vino o algún postre?
-Eso quiere decir que vendrás.  Muy bien.  No tienes que traer nada. Sólo tu persona.  Y controla las corrientes de aire
- Pero si he cerrado las ventanas ¿ Cómo puedes sentir corriente?
- Pues lo siento.  Seguro que estoy pillando un resfriado.  El cambio de estación; siempre me ocurre.  Bueno hasta mañana
- Hasta mañana y gracias

El giró la cabeza sonriendo y fue en dirección a su casa, pero antes de llegar a ella, volvió un par de veces la cabeza; ella permanecía en el umbral de la casa.¿ Qué había ocurrido ?  Porque algo había pasado entre los dos, aunque no se percataran mucho de ello.  Había sido un instante, un pequeñísimo instante, pero sucedió.

Anya cuando fue a vivir a Castlefin, acababa de perder su empleo y una relación amorosa que había calado en ella muy profundamente. Ese desconocido que encontró en el pueblo llevando de la mano a un niño, había sido un gran amor, pero él, después de dos años de relaciones, prefirió a otra mujer, sin duda la madre de ese niño que llevaba de la mano.  Pero tuvo la impresión de que no era muy feliz.  ¿Insinuó que quería volver con ella?  ¿ De ahí su despedida tan fría y brusca ?
Pero esa historia estaba superada y ni siquiera pensaba en tener otra relación, pero la franqueza, la educación y la amabilidad de su inquilino, habían calado en ella.  En nada se parecía a lo que sintiera por Philip que así se llama su antiguo amor.  Era quizá demasiado joven.   Lo que tenía seguro es de que no volvería a querer a ningún hombre. Mientras todo esto pensaba, sintió un escalofrío por la espalda

- Es cierto ,lo que dice Connor.  Hay corrientes de aire, pero todo está cerrado.  Tendré que poner burlete; seguro que el aire se cuela por cualquier rendija.  Pero el caso es que no hace aire.  Bueno, está bien. Y ahora he de preocuparme por lo de mañana ¿ qué me pongo? ¿ Por qué ha tenido que invitarme?  Lo cierto es que me estoy volviendo una ermitaña, y eso no me gusta.  Lo ha hecho con la mejor intención y con la máxima educación; tengo que corresponder a ello.

Y al día siguiente se vió llamando a la puerta y fue el mismo Connor quién la abrió, y la recibió con una amplia sonrisa y quizá un exagerado halago

-¡ Vaya ! Estas muy bella.  Gracias por venir.  Ha llegado una pareja.  El resto no tardarán en llegar.

Entraron en el salón tan conocido para ella e hizo las presentaciones.  Se trataba de una pareja que estaban esperando su primer hijo.  El era violinista y ella también, aunque ahora debido a su estado, estaba retirada.  Eran extraordinariamente simpáticos y enseguida entablaron conversación entre los cuatro.  Anya se relajó poco a poco, por lo menos tenía con quién hablar.
Se dio cuenta que Connor había sacado a relucir la profesión de ella, e imaginó que era para que no se sintiera desplazada del resto.  Al cabo de un rato  llegaron los otros cuatro que faltaban, A uno de los recién llegados, le había hecho fotografías cuando era reportera,por tanto se saludaron y comenzaron a recordar aquellos tiempos.   Se trataba de una actriz  que  ahora estaba retirada, divorciada y viviendo de las rentas, pero seguía manteniendo amistad con los mismos de siempre: sus grandes amigos, todos presentes en esa fiesta.

Mientras Connor servía una copa ella se sentó y él fue a ocupar el sillón de al lado  del suyo. Algo extraño ocurrió que ambos se miraron de repente a un tiempo: un escalofrío recorrió sus espaldas, y ambos giraron la cabeza para ver si alguna ventana se había abierto.  Fue una fracción de segundo, pero Anya se extrañó de que fueran dos veces en un espacio corto de tiempo lo ocurrido, pero no dijo nada.   Connor la miró con una mirada extraña, como diciendo " ¿ has sentido lo mismo que yo?"

- Mandaré a que revisen las ventanas mañana mismo.  Posiblemente necesiten burlete. Vendrán a casa, así que les diré que se pasen por aquí
- No hace falta que te molestes, puedo hacerlo yo mismo
- En absoluto.  Es un fallo mio de no haberlo previsto. No re preocupes.  Mañana lo solucionaré.
- No estoy preocupado, en absoluto - la respondió riendo

Y no volvierona a hablar más del asunto.  La fiesta transcurrió alegre y amena, tal y como Connor se lo había anunciado y hasta sacó fotografías del grupo con uno de los móviles:  querían inmortalizar la reunión.  Pero observaron que en una de ellas, junto al espacio que ocupaban Connor y ella, había una pequeña mancha blanca

- ¡ Qué extraño !  Seguro que habré tapado la cámara sin querer. - y dió de lado esa reflexión.

Era tarde cuando decidieron dar por concluida la fiesta. Anya también se disponía a marchar, cuando Connor la retuvo del brazo y la dijo

- Es temprano aún.  Quédate un rato más y charlamos tranquilamente.¿ La última copa ? A penas has bebido, así que te lo puedes permitir.
- Es muy tarde Connor y estarás cansado.  Te agradezco que me invitaras, ha sido una velada muy agradable. Tienes unos amigos excelentes
- No te marches. Si no lo haces, tocaré para tí esa melodía que tanto te gusta

Y ante esa tentadora oferta, decidió que efectivamente no era demasiado tarde, además no tenía que madrugar y la charla del músico era amena y agradable. Esta bien, se quEdaría.  Y el cumplió su promesa


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