lunes, 22 de octubre de 2018

La Dama de la rosa - Capítulo 12 - Confidencias

Y el nuevo día les sorprendió haciendo el amor.  Ya todo había pasado, todo estaba claro y al fin habían hallado la paz que buscaban.  Anya tímida,  quería levantarse, pero los brazos fuertes de Connor la retenían junto a él.  Enlazaron sus manos.  Los dedos de él apretaban fuerte los de ella, en  su mano menuda; no quería que se le escapara ahora que al fin se habían encontrado. Quería ser sincero con ella, contarle todas las aventuras que había tenido, hasta que la conoció. No omitiría ni el motivo,  ni lo que le hizo faltar a la comida del domingo, tan esperanzadora para él, y tan indiferente para ella.
Pero también quería saber la vida de Anya.  Por mucho que le doliera conocer que amó a otro hombre antes que a él, y lo que cambió su vida al verse despreciada por quien amaba.  Lo quería saber todo por escabroso que fuera.  Sería la única manera de conocerse , ser sinceros sin esconder nada, puesto que no tenían nada que esconder más de  lo que la vida te presenta y tú lo aceptas o lo dejas pasar.


- Tenemos que hablar. Dijiste algo y tienes razón, no me conoces y quiero que no sea así. Te contaré todas mis aventuras y desventuras hasta que te conocí, porque ese día tracé un raya en mi vida; todo había cambiado, nada sería igual.  habría un antes y un después de Anya

- Quiero que lo sepas todo de mi. Hasta el más mínimo detalle.  No soy ningún santo. No  lo fuí hasta que apareciste en mi vida y lo cambiaste todo.  Me enamoré por primera vez en el instituto; un romance que duró un año y creí que sería eterno, pero ella conoció a otro y yo me quedé llorando su ausencia durante un mes; después vino otra y otra más, de las cuales ni siquiera recuerdo sus nombres.  Tuve mi primera  experiencia sexual a los diecisiete años y fue con una meretriz, en un burdel. No me gustó demasiado, y me juré a mi mismo no volver a pisar un sitio como ese.  Podía permitirme buscar a alguien en una agencia, ya que mi familia es de posición económica fuerte y mi paga era bastante suculenta.  Era buen estudiante y me recompensaban con la paga.  Solía llamarla cada quince días y con ella todo fue distinto porque ya tenía algo de experiencia, no mucha, por cierto, pero no era el pardillo de la primera vez.  Y volví a enamorarme...,  de ella. Me volvía loco.  Deseaba estar con ella constantemente.   Se reía sin duda debido a mi juventud y a su experiencia con los hombres.  Ella se enamoró de un chico serio y se casó;  no volvimos a vernos hasta pasados unos años.  Acudió a un concierto cuando  yo era concertista y fue al camerino a saludarme.  Se había divorciado y volvía a ejercer su antigua profesión.  Ya no sentía amor por ella, pero si recordaba los buenos momentos pasados.
La invité a cenar y después fuimos a su apartamento y pasamos la noche juntos.  He venido frecuentando su compañía de vez en cuando.  Somos amigos, nos conocemos bien y solía estar a gusto con ella.  Por ir con ella, después de escuchar tu definición del amor, es que olvidé nuestra cita para comer en tu casa.  Esa fue la última vez que nos vimos, y creo que ya no nos veremos más.  Mi atracción por ella no existe desde hace mucho tiempo.  Era como una transacción comercial:  ella cobraba una buena tarifa y yo le contaba mis cuitas y de paso desahogaba mi cuerpo.  Eso era toda la conexión que teníamos. Ahora tú copas todos mis sentidos.

Anya le escuchaba atentamente, pero no dejaba traslucir el puntazo de celos que sintió al oír su relación femenina, sobretodo con la última.  Pero aún no eran nada. Es un hombre joven vigoroso y soltero, no tiene nada de particular que tuviera sus líos de faldas.  Él prosiguió su relato:

- Cuando te conocí, me resultaste muy interesante y en verdad buscaba una casa para recluirme en ella y trabajar.  No quería que me distrajeran ni amigos ni amantes.  Debía centrarme en el trabajo que tenía entre manos y que era arduo hasta verlo convertido en una banda sonora.  El trabajo no avanzaba y mi representante me indicó un retiro para centrarme exclusivamente en él.  Y así fue como mi asistente personal se dedicó a llamar a las agencias inmobiliarias hasta encontrar tu casa, hasta encontrarte a ti.
No es que fuera distinta a cualquier otra.  No sé exactamente lo que me impulsó a vivir aquí;  ahora creo que alguien nos ayudó.  Pero lo que sí sé, es que no podría vivir en otro sitio ni con nadie que no seas tú.
Durante mis giras artísticas no me faltaron mujeres que se arrimaban a mi para buscar notoriedad, y a cambio yo satisfacía mis necesidades fisiológicas.  Espero que comprendas que no soy un juerguista ni un loco por el sexo; sencillamente era joven y me lo ponían en bandeja.  No era inmune a los encantos de las mujeres, porque me gustáis mucho, pero os miro como quién mira un cuadro, porque hay alguien que copa mis sentimientos y nadie más.
También alguna estrella de Hollywood, se ofrecía a mi y yo no desaprovechaba la oportunidad.  Era libre y no tenía problemas.  Nunca me arriesgué a que mi aventura sexual tuviera consecuencias.  Era  precavido.  Conocí a más de un actor que se creyó un Adónís y se vio casado  a prisa y corriendo y teniendo un hijo como sorpresa.  El día que yo tenga un hijo, será con la mujer que ame con toda mis fuerzas y ambos, de común acuerdo deseemos formar una familia.

Y hablando de familia. tengo padres y una hermana y parientes.  Mi familia es normal, de clase acomodada.  Mi hermana se casó, se divorció, y ahora está de nuevo enamorada.  No tengo sobrinos.  Ellos viven en Hawaii y nos vemos muy de tarde en tarde, aunque nos llamamos con bastante frecuencia.  Mis vacaciones suelo pasarlas con ellos, excepto si alguien o algo me retiene aquí.
Creo que te he contado toda mi trayectoria hasta conocerte.  A partir de esa fecha, lo conoces todo en lo que a mi se refiere.  Si deseas saber algo más o hacerme alguna pregunta, te responderé con toda franqueza, porque no quiero tener barreras entre nosotros.
- Estás muy callada ¿ Qué ocurre ?
- Nada.  No ocurre nada.  No hay nada de lo que me has contado que no sea normal y natural, pero...
- Pero ¿ qué ?
- Déjalo.  Es una tontería
- Pues quiero saber eso que llamas tonterías ¿qué ocurre= ¿ Hay algo que no te haya gustado ? Dímelo.  es la única forma de conocernos y que haya comunicación entre nosotros.
- Los hombres no soléis entender a las mujeres. Y nosotras aceptamos con cierta naturalidad lo que hacéis  hasta que tenéis pareja estable .  Pero ¿ os preguntáis alguna vez si fuera a la inversa? Dais por hecho, y a veces nosotras también, que lo que hacéis es normal, y que no debe afectarnos, pero nos afecta y nos duele.  Comprendo tu trayectoria amorosa: eres libre y si deseas tenerlas , pues las tienes y punto. Pero me ha dolido que te fueras con ella habiendo quedado citados para comer.  Eso no pertenece al pasado, eso es de hace unos días y me pregunto ...
-Si será así siempre
-  Efectivamente no debí hacerlo, pero te he explicado la verdad.  Te mostrabas distante, no dabas ninguna señal más que de amistad.  Yo necesitaba hablar con alguien y por qué no decirlo,  también sexo... y la llamé. Ya te lo he dicho: no existe nada emocional entre ella y yo; no pienso volver a verla.  Ahora te tengo a tí ¡ por fin !  No necesito nada ni a nadie más que a tí
- De acuerdo. Interpreto que ahora me toca a mi.  Supongo que querrás saber cosas mías en justa correspondencia.
- Así es.  Pero creo conocerte. Cuéntame cuando quieras, sin presión, porque sea lo que sea que hayas hecho antes, no me importa.  Mi fecha es a partir del día en que vine a ver la casa.  Lo que hicieras antes no es de mi incumbencia. Si he de admitirlo para mi, lo mismo para tí.

- Conocí a Philip en el primer año de universidad.  Era muy popular entre las chicas. Era simpático y muy atractivo, pero también le gustaban demasiado las faldas. Mi compañera de habitación me puso en antecedentes de cómo era el chico por el que estaba coladita.  Ella estaba en segundo y le conocía, aunque nunca le había caído bien, precisamente por lo veleta que era. Yo no hice caso y me enamoré hasta los huesos de él.  Se debía notar mucho porque  me seguía el juego y me juraba amor eterno.  Al terminar mi primer curso me llevó a un motel y allí perdí mi virginidad.   Creí estar en un paraíso. Yo no entendía mucho de esas cosas.  Era hija única y mis padres habían fallecido. Con la única persona con quién podía hablar era mi compañera de cuarto y ella ya se había desengañado, si no de ese chico, de otro por el estilo.
 Pero si sabía que tenía que tener cuidado, porque no era un juego y él se mostraba muy ardiente. Nos hicimos novios y casi al  final de carrera, nuestra relación comenzó a tener grandes lagunas.
Con cualquier excusa no acudía a nuestra cita. Habían sábados o domingos que con el pretexto de estudiar, no nos veíamos, y cuando lo hacíamos en el campus, se comportaba de muy extraña manera, que yo entonces no ví, pero que ahora sé a qué se debía.  Hasta que un día le vi besarse con otra chica.
Estuve enferma durante unos días del disgusto: estaba con otra y no hacía más que poner pretextos para no salir conmigo.  Me armé de valor, sabiendo lo que me jugaba en ello, y le planté cara, pero también perdí la partida.

Nos veíamos de lejos. No nos hablábamos y yo comencé a salir con otros chicos para demostrarle que no me importaba, que podía vivir sin él, cuando en realidad me asfixiaba su ausencia..  Unos meses antes de terminar la carrera, se casó a prisa y corriendo al dejar a la chica embarazada y el padre de ella amenazarle con denunciarle por violación.  Supe que habían perdido al bebe y lo lamenté mucho, pero no volví a verle, hasta el día que fui al pueblo.  Ya tenía otro niño pequeño, pero no deseaba acudir a la cita que él me estaba insinuando.  Me hizo mucho daño y no quería saber nada de él.  Probablemente estaba enamorada de tí, pero  la barrera que levanté no me dejaba ver más allá de mi orgullo herido hacía tiempo.

Venía a ver a mi tia con relativa frecuencia y nos teníamos cariño. me daba siempre consejos, pero nunca tratamos el tema sexual.  la diferencia en edad y en época era algo infranqueable para ella, pero hubiera deseado que me diera algún consejo referente a mi tema con Philip, pero creo que ni siquiera lo supo.  Sólo me decía:

< Encontrarás un buen hombre del que te enamorarás y será el centro de tu mundo.  Cuando llegue ese momento, abraza el amor con todas tus fuerzas, pues es un bien escaso.  Si él te corresponde, no le dejes escapar.>

- Y entonces supe el porqué ella había permanecido soltera: se enamoró de un trabajador y sus padres no la permitieron casarse.  Estuvo a punto de fugarse con él, pero no llegó a ello, porque él emigró a Estados Unidos para hacer fortuna y poder casarse con ella.  No lo consiguieron él murió en un accidente y ella se quedó esperándole toda su vida.
Tuve suerte y enseguida de terminar la carrera, encontré empleo en una agencia.  Era un trabajo estresante, aunque me gustaba. Pero un día por un desacuerdo con un promotor, lo dejé todo y fue cuando decidí venir a vivir aquí

Mi tia,  toda la familia que tenía, y me dolió cuando murió.  Estuve tiempo sin venir por aquí.  Me recordaba las temporadas que pasábamos juntas y me hablaba de su historia de amor.  Me la repetía miles de veces, pero no me importaba escucharla porque yo me sentía herida  e identificada  por mi propio desengaño.
 Cayó enferma y cuando el trabajo me lo permitía viajaba hasta aquí para cuidarla siquiera unos días, a pesar de tener una enfermera constantemente con ella.  Debí dejarlo todo y cuidarla siempre, hasta el final.  No lo hice y me arrepentí de ello. Cuando ella murió, se fue con ella toda mi familia.   Y eso es todo por mi parte

- Cariño. No te fallaré nunca.  Te quiero demasiado . Cada vez que salga de gira por algo, vendrás conmigo. No nos separaremos.

 Se abrazaron y volvieron a besarse.  Se estaban prometiendo un amor para toda la vida y nada ni nadie cambiaría su rumbo. Ya sabían los antecedentes de cada uno.  Cerraban esa página y comenzaban a escribir su propio capítulo.

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