martes, 16 de octubre de 2018

La Dama de la rosa - Capítulo 2 -El primer huésped

Todos los días daba un repaso a la casa para que todo estuviera impecable.  Nunca se sabía cuando aparecería el primer huésped y debía estar todo a punto. Y todos los días al pasar por la galería de retratos, observaba que el de la dama de la rosa, estaba siempre algo torcido, cosa que no observó cuando lo vió por primera vez.

- Seguramente la alcayata de la que cuelga, esté algo floja.  Lo revisaré. Que no se me olvide.

Había trasladado su vivienda al pabellón pequeño, igual de acogedor y bonito como la mansión, ya sólo quedaba que llegase el primer huésped.  A primeros de Junio  se puso en contacto con ella una de las empleadas de la agencia:

Anya, quiero hablar contigo.  Más tarde nos pasaremos por tu casa para ver si a un solicitante de alojamiento le agrada
- Muy bien Mary.  Venid cuando queráis.

Y dos horas más tarde, un lujoso automóvil aparcaba frente a la entrada de la mansión, saliendo Anya a su encuentro

- Anya, esta es la , asistente personal del señor Connor McGrath
- Encantada.  ¿ Y su nombre es?
-Perdón, soy Margaret.  Quería dar un vistazo a ver si cumple con los requisitos que mi jefe me ha encargado.  El lugar me gusta; es justo lo que él desea: paz y tranquilidad
- Pues de eso puede   estar seguro.  Aquí hay de sobra.
- Veamos la casa pues

E inspeccionaron minuciosamente la casa rincón por rincón. Anya se extrañaba de tantas exigencias. era el aquiler de un lugar para pasar unos días, no para vivir eternamente, pensaba mientras les acompañaba en su recorrido.  No decía nada, ni si la gustaba o por el contrario no cubría sus expectativas.  Se asomaba por la ventana para ver el exterior, se sentaba en un extremo de la cama para ver si era cómoda.  revisaba el cuarto de baño.  Todo sin omitir el más mínimo detalle. A continuación revisó la planta de abajo y por fin emitió su veredicto

- Tan sólo hay un fallo.  Claro que no es habitual en una casa particular:  falta un piano
- Pues no, no lo tengo.  me gusta la música, pero no sé tocar ningún instrumento.  Lo siento,  He vivido aquí hasta que opté por alquilarlo y francamente creo que está a plena satisfacción de cualquier cliente por exigente que sea
- A mi me gusta- dijo Mary como para ayudar a decidir
 -Señorita Anya, me satisface plenamente, pero ha de dar el visto bueno mi jefe, hasta entonces no puedo concretar nada.  Referente a lo del piano, ¿ importaría que él trajera el suyo?
- No ninguno, pero dígame ¿ tan imprescindible es?
- ¡ Desde luego ! Es su herramienta de trabajo: es compositor

- Ah, ya.  Perdone no estoy muy al día
- No es de extrañar que  no le conozca. crea las bandas sonoras de las películas.  Por lo regular sale su nombre en los títulos de crédito, al final del film, por eso es poco conocido.  pero él lo prefiere así: le gusta el anonimato. Lo que más le incomoda es estar en cualquier sitio charlando o comiendo con alguien, y que llegue una persona a pedir un autógrafo.  Siempre atiende con amabilidad, pero no le hace mucha gracia.Tiene sus manías, y esa es una de ellas.
- Comprendo.  A veces los admiradores de alguien somos bastante inoportunos.  No creo que aquí tenga ese problema.  En fin, ha sido todo un placer charlar con usted.

Se despidieron, y Anya se quedó decepcionada

- ¿ Un piano ?  Normalmente en un hotel no hay pianos en las habitaciones. Será un tío raro de esos bohemios que están medio chalados.  No van a volver, de eso estoy segura.

Entró en la mansión para cerrar las puertas de las habitaciones que habían quedado abiertas y cerrar las ventanas.  Dió un último vistazo a todo y al pasar por el pasillo, notó que el cuadro estaba de nuevo torcido.

- Menos mal que estaba bien cuando lo ha revisado "la pijita", porque seguro que le hubiera sacado un pero- ,  dijo disgustada por la visita  que no había mostrado interés alguno en alquilarla.

Pasaron más de quince días, y el caserón seguía sin alquilarse. Estaba descorazonada,pero no le faltaba trabajo como fotógrafa así que la situación no era tan desesperada.  Una mañana ,a horas muy tempranas, observó desde su casa, que un lujoso coche paraba frente a la entrada principal de la mansión.  Era un coche distinto al que trajo la secretaria del músico

- ¡ Vaya ! Se ve que la agencia la está ofertando a la gente de élite.  Pues no estará tan mal.  Vamos a ver qué ocurre con éste

Y salió a su encuentro.  Se apeó un hombre joven de treinta y tantos años, de complexión fuerte y muy alto, bien vestido, de sport, pero con ropa cara.  Se quitó las gafas de sol y comenzó a inspeccionar la fachada de la casa

- Buenos días ¿ se le ofrece algo ?
- Buenos días, me han hablado muy bien de este lugar y quería comprobarlo con mis propios ojos.  ¿Sabe donde está la dueña?
- Soy yo. Se la mostraré encantada.  Sígame por favor.

Abrió la casa y el hombre la siguió por cada una de las habitaciones.  No preguntó nada, no comentó nada; sólo miraba. Tenía una cara inexpresiva que no dejaba traslucir  ninguna expresión favorable o no.  . Recorrieron despacio la planta de arriba, y antes de bajar se fijó en la galería de los retratos

- ¿ Qué demonios tiene la galería que a todos atrae? Quizá por estar acostumbrada a verla, para mi pasa desapercibida,pero he de reconocer que es muy llamativa.

 Miró todos los retratos desde el primero hasta el último, pero se detuvo ante el de la Dama con la rosa.  Unos instantes duró  su admiración por él.  Cuando se retiró, comentó:

- Es fantástico, tiene una sonrisa muy dulce. ¿ De qué pintor será ?
- No tengo ni idea- le respondió, pero a continuación comentó para sus adentros
- ¿ Una sonrisa? ¿ Hemos visto el mismo cuadro?. Está seria, como siempre

Bajaron las escaleras, y en  uno de los salones, miraba detenidamente al ventanal y uno de los rincones. Era  como si lo midiera con la memoria.  No decía nada; nunca había visto a un hombre más callado.  Al fin dijo

- Me han dicho que admitiría un piano ¿ No ?
- Si, no hay inconveniente.  ¿Acaso usted es...?
-- Si señorita soy Connor McGrath.  Bien pues mañana mismo  lo transportarán.  Deseo que lo pongan exactamente aquí - Y señaló el lugar que deseaba para el piano.

-Vendrá mi asistente y le ruego tenga preparado el contrato para la firma, se lo entregará a ella, y ella se lo devolverá firmado. .  Quiero esta casa para mí solo, sin otros huéspedes.  Habrá, en ese caso, de figurar el precio y el tiempo de alquiler.  Creo que ya está todo hablado.  Me ha gustado la casa, y la tranquilidad que aquí se respira. Justo lo que buscaba. ¿ Usted vive aquí también ?
No. Yo vivo en aquél pabellón.  tendrá absoluta independencia para lo que guste.
- Muy bien señorita...
- Anya Burke
- Encantado. Ha sido un placer.

Y con la misma precisión se metió en el coche y se perdió por el camino, dejando boquiabierta a Anya que aún no terminaba de comprender lo que acababa de vivir.  Pero de todo ello, lo que primero le vino a la cabeza, fue el comentario del músico " tiene la sonrisa muy dulce ".  Nunca había visto sonrisa alguna en el rostro de su tía abuela en el retrato.  Sería una ilusión óptica que a veces se dan en algunos cuadros según la posición con que el pintor la hubiera retratado.  No prestó más atención a ello, e hizo lo mismo que la vez anterior: cerró las puertas y se fue a su casa.

Al fin había conocido al excéntrico compositor de música de pelçículas.  Le creía de más edad, bajito y regordete, pero no estaba nada mal.

- Si señor, nada mal. Está pero que muy bien - se dijo riendo y contenta ante la perspectiva que se abría en su horizonte.  Por fin saldría de apuros de una sola vez y bastante bien.  Pensó que había sido una buena idea el adecuar la mansión.

- He de ir al abogado para que me redacte el contrato.  Iré a ver a Frederick ahora mismo. Si vienen mañana a por él,  no debo retrasarme, no vaya a ser que se arrepientan.  Cogió su bolso la documentación, las escrituras, el testamento y no sabía que más podría necesitar. Salió de allí nerviosa por la buena operación que acababa de realizar.
Y a la mañana siguiente, puntualmente, llegaron los transportistas que acarreaban el piano y un poco más tarde  Margaret, a la que entregó el contrato.  Te lo tramitaré de inmediato, antes de que salga de gira

- ¿ Sale de gira ?
- Si da clases en el conservatorio de Dublín, pero sólo será una semana.  Bueno, espero que volvamos a vernos, y podamos sentarnos tranquilas a tomar un café.  Aunque siempre es así el ritmo de vida.  Es muy nervioso y todo lo quiere para ya mismo, así que siempre voy como una escopeta.  Me ha encantado tratar contigo. Nos veremos pronto.
-Hasta cuando quieras Maggie ¿ puedo llamarte así ?
- Naturalmente.  Un abrazo

Se metió en el coche y salió  de allí, mientras los transportistas ubicaban el piano donde él había pedido.  Luego vendría el especialista para afinarlo.  Y después a esperar que el interesado tomase posesión de su alquiler.  Aún pasarían unos días. Lo haría a su regreso de Dublín.


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