viernes, 19 de octubre de 2018

La Dama de la rosa - Capítulo 7 - Extraños sucesos

Anya se acostó y rememoró lo acontecido en esa tarde.  había sido una reunión  muy simpática, y consiguió relajarse y de este modo pudo disfrutar más de la tarde.  Además él se sentaba a su lado seguro, tranquilo, y esa tranquilidad se la infundía a ella.  Se había convertido en un buen amigo en el que podía confiar, a pesar del poco tiempo transcurrido desde que se conocieran  Sonrió al recordar las anécdotas que cada uno de ellos contaron, e incluso ella también intervino con alguna de cuando era fotógrafa.  Y lentamente recordando se fueron cerrando sus ojos hasta quedarse profundamente dormida.  A los pies de la cama, también dormía Bruno.  Todo estaba en paz.

Se despertó de improviso por un frío helador que se instalaba en la habitación y consiguió despertarla. ¿ Cómo era posible ?  Ni hacía tanto frío y además la ventana estaba cerrada, se arrebujó más entre la ropa, pero se dió cuenta de que Bruno, también se había despertado y estaba sentado sobre sus patas traseras, mirando fijamente hacia un rincón del dormitorio, Gruñía el animal y el frío no se le quitaba, así que cambió de postura, calmó al animal y volvió a quedarse dormida.

Estaba asomada a la ventana.  Hacía un día precioso de primavera y el sol brillaba como nunca lo había hecho.  El prado se había convertido en un precioso jardín y había una mujer joven , bonita que también sonreía. Cortaba rosas y las dejaba en una cestilla para que no se estropearan.  De repente la mujer alzó la vista y la vio asomada. Se levantó, alzó un brazo en señal de saludo y la sonrió, al tiempo que la decía algo que no escuchaba.  Un ladrido de Bruno, más fuerte de lo habitual, hizo que se despertara bruscamente.  Todo lo que había visto se trataba de un sueño, bonito, pero un sueño y recordó la cara de aquella joven; se trataba de su tía abuela.  Llevaba un vestido rosa que había visto en alguna fotografía del álbum familiar.  Pero había sido todo tan real que parecía que ella estaba en el sueño metida: era la chica de la ventana.  Se terminó de despertar al comprobar que los ladridos de Bruno cada vez arreciaban más y seguía sentado ladrando a un rincón.

- Calla, calla Bruno.  No son horas de escandalizar.

 Había dormido mucho.  Eran casi las nueve de la mañana y lo justificó por haberse acostado tan tarde.  Siguió mecánicamente con lo que hacía a diario, excepto que hoy no saldría a correr.  Bajó las escaleras y vió que todas las fotografías estaban esparcidas por el suelo.

- ¡ Oh no ! Bruno, eso no me gusta.  Has podido romper alguna. Me has enfadado.  Como lo vuelvas a hacer serás castigado sin tu paseo. - El animal giraba la cabeza de un lado a otro inclinandola como diciendo " no sé qué me estás diciendo ".  Tan sólo una fotografía quedó sobre la mesa: la de Connor.  El resto hubo de recogerlas del suelo..  Aquello  no la gustó y la preocupó  , Miró a su alrededor y comprobó que todo estaba como lo había dejado.  Revisó las habitaciones y todo estaba intacto.

- ¿ Habrá entrado alguien durante mi ausencia, creyendo que tenía cosas de valor?  Si ha sido así debe haber sido algún extraño de fuera del pueblo.  Aquí todos saben que vivo de mi trabajo.  No sé, no sé.  Todo es muy extraño-

No se acordó del frío de la habitación, ni del sueño tenido,  ni de los ladridos del perro.  Para todo encontró una explicación, pero lo real era que no habían sido un cúmulo de casualidades, sino algo verdaderamente raro.

Miró por la ventana y el día había amanecido gris y las luces eran preciosas.  Justo lo que ella deseaba para sus fotos. Se puso una chaqueta, cogió su máquina de fotos y el  Mp3.  Bruno ladraba  haciendo círculos a su alrededor contento porque iban en dirección al bosque.

Y se adentró en él y se sentía satisfecha porque la estaban saliendo unas preciosas fotografías, pero hubieron de regresar porque comenzaban a caer las primeras gotas de lluvia..  Al llegar a casa, Miró en dirección al balcón de la terraza de Connor, él no estaba asomado, ni sus luces encendidas.

- Le habrá dado pereza levantarse; es muy temprano aun.

Connor se había quedado dormido con el libro entre las manos. Estaba a gusto en la cama, le apetecía,  puesto que se sentía cansado.  Se durmió profundamente pero rallaba ya la mañana, cuando un soplo de aire helado hizo que metiera los brazos dentro de la ropa, pero no se despertó,

 Se giró al lado contrario de la postura que había mantenido hasta entonces y siguió durmiendo. Se abrazó a la almohada que tenía al lado y sonreía.  De pronto algo frío le rozó en la cara que hizo que se despertara.  Lo primero miró a ese lado al  que aún permanecía abrazado, y se tapó  la cabeza, al darse cuenta de que no era lo que había estado soñando.  Soñó que la almohada era el cuerpo de Anya que estaba junto a él en la cama. pero el despertar fue cruel, al comprobar que todo había sido un sueño

- ¿ Por qué me he despertado =  Podría haber permanecido así todo el día.  Estaba a mi lado, me sonreía y ambos éramos felices.  Hace un frío de mil demonios, pero todo está cerrado ¿ De dónde viene esa corriente?

Saltó de la cama y fue hasta la ventana, se asomó un poco y miró en dirección a donde vivía ella y la vió retozar con Bruno y meterse en casa.  ¿ Sería esa la única visión de ella en el día de hoy ?  Será mejor que te vistas y vayas a dar una vuelta.  Despeja esa cabeza y deja de pensar en lo que no puede ser. - Se repetía mentalmente.

Y así lo hizo.  Se metió en el coche tras decirle a Madelaine que no comería en casa.  Después del sueño tenido, necesitaba descargar adrenalina y la compañía de una mujer.  Pasaría el día fuera y quién sabe si no también la noche.  Debía sacarla de su cabeza a como diera lugar, de lo contrario le volvería loco y no podría ni siquiera trabajar.

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