domingo, 28 de octubre de 2018

La Dama de la rosa - Capítulo 20 - El semáforo

No le quedaban más recursos que el trabajo;  quería olvidar sus fracasos amorosos.  Con Laura trataba de mantener una relación de amistad, pero se movían en ambientes diferentes.  Connor había vuelto a su vida de antes: tranquila.  Y en cambio su ex mujer era amiga de fiestas y saraos y a ello se dedicó frenéticamente.  Pensó en recuperar los conciertos.  Las bandas sonoras de las películas se le daban bien, y eran cómodas por no tener que viajar constantemente como en los conciertos, pero su inspiración estaba remisa en volver a él.  Y decidió ir a casa de sus padres en Hawaii, a pesar de que allí también los recuerdos le pesaran.   Quizá buscase refugio en Nohi;  ella le conocía bien, pero recordó que supuso un disgusto grande con Anya y ninguna de las dos mujeres, se merecían ser un recurso para su entretenimiento.  Desechó la idea de la hawaiana y  de Anya.

Había pasado el tiempo suficiente, para que su recuerdo no fuera tan persistente, pensaba que debía tomar una decisión y comenzar  a borrar todos sus recuerdos.  Viajaría a Castlefin y mandaría recoger el piano , pero  ¿qué haría con él ?  Ya tenía otro en su casa de Londres y otro en Dublín. El de la casa de Anya, era una manera de retenerle allí, como si fuese a volver algún día.  Definitivamente se quedaría allí; sería un regalo para ella.  Sobre su atril probablemente aún estuviera la partitura que creó para ella.

- No seas absurdo Connor. La habrá recogido o tirado a la basura.  ¿ Después de tanto tiempo crees que la guardará?   Lo más probable es que haya rehecho su vida y hasta puede que esté casada. ¿ Qué puedo hacer para borrar de mi mente todo esto ?

Le gustaba caminar por la playa en las primeras horas del día, cuando no había casi nadie.  Buscaba la soledad y se recreaba en su vida pasada.  Nunca se acordaba de Laura, pero constantemente de Anya.

Habían pasado cinco años desde que se separaron y cada uno de ellos había organizado su vida como mejor pudieron.  Anya llevaba tiempo integrada en su trabajo. Perl comenzaba primaria y contrato a una mujer que se ocupara de ella en llevarla al colegio y en recogerla, si acaso ella no pudiera hacerlo con motivo de algún viaje.  Procuraba ser ella  personalmente quién lo hiciera siempre  y aprovechar las pocas horas libres que tenía para dedicárselas a su hija.  La niña mostraba especial interés por la música y esta afición constituía un pequeño tormento para Anya, a pesar de reconocer que tenía  muchas cosas en común con su padre, sobretodo el parecido físico, que era un recordatorio constante.

El nombre de Connor sonaba muy fuerte en los círculos musicales y cada vez trabajaba más, no porque lo necesitase, sino para mantener su cabeza siempre ocupada.  Una revista especializada le haría una entrevista y él solicitó que si hubieran fotos se las hiciera  la fotógrafa  Anya Burke.

- Debo ser masoquista ¿ Por qué lo he hecho ? -, se repetía. -  Sencillamente quiero verla, necesito verla aunque no hablemos.  Y eso suponiendo que ella acepte

Y cuando le fue comunicado la petición del músico, se negó en redondo

- No, ni hablar.  Que las haga Joseph.  Es muy bueno, pero yo no quiero hacerlas
- Pero ¿ por qué ? Es una oportunidad magnífica
- No me cae bien.  Tuve algún que otro encontronazo hace mucho tiempo y no me apetece
- Pues lo siento, querida.  Las harás tú.  Será un número sensacional y necesitamos vender más ejemplares.  Es un favor personal que te pido.

El director de esa revista, la ayudó cuando ella estaba embarazada y la dió toda clase de facilidades para que estuviera en reposo antes de dar a luz.  Le debía ese favor, y por otro lado le daba miedo volver a verle, a pesar de la curiosidad que sentía. Probablemente sería la ocasión perfecta para contarle la existencia  de su hija.  Aunque esté casado debe saberlo.  Ella ignoraba que su matrimonio con Laura hacía tiempo que había sido disuelto

- Está bien, por ti lo haré, pero que sepas que me supone un gran disgusto.
- Gracias, no te arrepentirás
- ¡ Si tu supieras ! - pensó para sí ante la respuesta del director.

Ya lo creo que estaba arrepentida.  Fijaron la fecha, la hora y el lugar que sería en una de las aulas del Conservatorio.  Ese sería el entorno más adecuado tratándose de un  músico.

- Perl date prisa, cariño o llegaré tarde al trabajo
- Ya voy mami-contestó la niña

Salieron deprisa. Tenía una mañana complicada de trabajo, pero antes dejaría a la niña en el colegio. Una vez hecho ésto, salio corriendo en dirección a su coche.  Tenía una sesión con un cantante con fama de quisquilloso y no quería llegar tarde.  Un coche estaba parado esperando el cambio de semáforo cuando la figura corriendo de Anya saltó ante sus ojos

- ¿ Anya ? - Connor recibió los claxons de los coches para que circulase al cambio de rojo a verde del semáforo.- ¿ Qué hace por aquí ? ¿ En el colegio ?  ¿Tendrá hijos? Dios mio, ¡ claro que tendrá hijos ! Es una mujer preciosa y se habrá vuelto a enamorar y casado.  Espero que de ser así sea más feliz que fui yo en mi matrimonio, absolutamente desastroso.  Al menos podré darle la enhorabuena en persona en la sesión de fotos que tenemos dentro de una semana.

Ella había desaparecido de su vista y Connor emprendió la marcha rumbo a la dirección que llevara.  Anya ni siquiera  había visto que aguardaba en el semáforo.  Estaba preocupada por llegar a tiempo a su cita con el cantante, ya era una situación bastante tensa como para recibir una bronca de su parte por llegar tarde.  Consultó su reloj, y vió que aún tenía diez minutos por delante para llegar a tiempo; estaba cerca del estudio de grabación.  Respiró aliviada cuando se vió frente a la puerta del edificio al que iba y comprobó que el coche del músico aún no había llegado.  Exigía puntualidad, pero él siempre faltaba a ella.

Aquella noche volvió a tener un sueño con la Dama de la rosa, pero esta vez sonreía más abiertamente. Seguía sin decir nada. Al despertarse tuvo la sensación de que estaba obsesionada y por eso soñaba con ella. Preparó el desayuno de la niña y ambas desayunarían  juntas.  Perl charlaba hasta por los codos, pero  Anya no la prestaba demasiada atención, hasta que llegó a un punto, en que si lo hizo y la causó algo de alarma

- Mami, tengo un hada que viene por las noches a visitarme
- ¿ Cómo que tienes un hada ?
- Si me acaricia y me sonríe.  Está conmigo hasta que me duermo de nuevo
- Pero soy yo la que estoy contigo hasta que te duermes.
- Y ella también.  Me dice que veré a una persona muy importante que me gustará
- Perl no me gusta que tengas esas fantasías.
- No mami no son fantasías. Es una señora que siempre lleva una rosa. Me dijo que no estuvieras triste y que te quisiera mucho
- No estoy triste, cielo. Sólo que algunas veces llego preocupada del trabajo, pero eso es todo
- Ella me dijo que llorabas porque mi papi estaba lejos
- Bueno Perl, es hora de ir al colegio.

Anya sintió un escalofrío.  No conocía el retrato de su tía ¿ cómo podía soñar con ella ? ¿ Se refería a que conocería a Connor? ¿ Sería esa la persona importante?  ¿ Es que nunca iba a tener paz?

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