domingo, 28 de octubre de 2018

La Dama de la rosa - Capítulo 19 - Libres

Y comenzó su gira. Una gira que creyó poder realizarla con ella, y sin embargo iba en solitario.  Anya aprovechó ese tiempo para recoger el resto de sus pertenencias del apartamento de Connor.  Pasó una tarde endiabladamente mala recorriendo todas las estancias en las que habían sido felices y se habían amado profundamente.  Ya nada quedaba de todo eso.  Habían transcurrido más de dos semanas y no habían vuelto a saber nada uno del otro.  Pero Anya tenía un aviso en su cuerpo que la indicaba que su última noche de amor, había tenido consecuencias.  Un problema más a solucionar, y estaría sola.  Siempre había estado sola, pero no después de convivir durante tanto tiempo con el hombre que consideraba el amor de su vida.


Sabía que estaba teniendo un exito importante en su gira por Francia.  En la televisión y en las revistas del corazón veía constantemente noticias de Connor McGrath, unas veces solo y otras en compañía de alguien, bien en grupo o solo con alguna mujer.  Eso la dolía enormemente, porque imaginaba que cualquiera de ellas llenaría el hueco que ella dejaba vacante y pronto su recuerdo sería una anécdota en su vida.  Se le veía guapísimo y feliz; quizá algo más delgado, pero no le restaba ni un ápice de elegancia.  Ahora era  el centro de atención de los reporteros de calle, que le perseguían a donde quiera que fuese.  Se codeaba con lo mejor de la sociedad y como había trabajado también para el cine, le rodeaban de vez en cuando alguna starlette que buscaba notoriedad.
Ella también triunfaba, pero su éxito era silencioso, sin que su nombre tuviera relumbrón porque casi nadie leía los créditos que firmaban sus fotos. Y el tiempo pasaba y Anya cambiaba. Ahora tendría que dejar de trabajar a medida que se cuerpo se fuera deformando, más que nada por el cansancio de estar tantas horas de pie trabajando.  Y así lo planteó en la redacción, que lo comprendieron y la concedieron un descanso  de muchos meses.. Le vendría bien ese descanso; volvería a Castlefin.  Se instalaría en el pabellón;  por nada del mundo quería hacerlo en la casa.  Aún estaba su piano y tantos recuerdos.  Regresaría a la paz del campo de donde nunca debieron salir.

Allí se amaron hasta la extenuación, y fue a raíz de vivir en Londres, cuando todo comenzó a torcerse.  Para aumentar su tristeza, había perdido a Bruno:  había muerto su compañero de paseos  y le echaba mucho de menos. Visitaría algún refugio y recogería a otro perro que la hiciera compañía.  Ahora necesitaba dar largos paseos y se había acostumbrado a hacerlos con él,, y con él hablaba y él la entendía.  Sería difícil olvidarle, pero para su recuerdo tenía fotos desde cachorro.  ¿ Esa sería su vida, un álbum de fotos?  No tenía a nadie más. Después de haber vivido con Connor, ahora la soledad la pesaba aún más.  Pero pronto,  en unos cuantos meses, tendría a alguien por quién preocuparse. ¿ Sóla ? ¿ Cómo había pensado que estaba sola ?  Tendría una continuación de él,

Pasaba el tiempo y nada sabían el uno del otro.  Todas las noticias que la llegaban eran a través de la televisión.  Por los programas de cotilleo, sabía que hacía bastante vida social ¡ Él lo detestaba ! ¡ Cómo había cambiado !  No la gustaban esos programas, pero era el único medio que tenía para tener noticias suyas.  Sabía que debía decírle que estaba encinta, , pero llamaba a su apartamento y le respondía una voz extraña que le decía que ya no vivía allí.  Intentó hablar con su hermana Eva o con sus padres, pero tampoco pudo localizarlos por estar de viaje.  Contactó con su agente y le pidió que le diera alguna dirección o teléfono para hablar con él,pero su respuesta  fue negativa

- Anya, no sabes cuánto lo siento.  Está en Los Ángeles.  Se ha tomado un tiempo sabático con los conciertos y ha vuelto a la composición para el cine
- Pero tengo que contactar con él . Necesito un teléfono donde pueda hablar, es muy urgente.
-Dame el tuyo y te prometo que le pasaré el recado.  Será más fácil que él te llame que tu puedas localizarle. ha dado orden expresa que bajo ningún concepto se le interrumpa.
- Ya veo.  No deseas que hable con él. Muy bien, pues no te interrumpo más.  Si le comentas algo, no era para reconciliarnos, sino simplemente saludarle. Perdón por la interrupción. Adiós

Bien, pues el tema estaba claro:  nada de hablar con nadie.  Con nadie o ¿con ella ? Tendría que enfrentarse a la maternidad en solitario. Estaba algo asustada, pero pensó que no era la primera ni la última madre que educara a su hijo ella sola..

La respuesta a la negativa del agente de Connor a que tuviera noticias suyas, la obtuvo al cabo de unos días y lo supo en la peluquería, en una revista:

" El célebre compositor irlandés Connor McGrath va a contraer matrimonio con su agente de prensa, la bella señorita Laura  Spencer ... "  Ahí estaba la respuesta:  su negativa que hablase con ella. La dolía el corazón, sentía angustia infinita. ¿ Cómo era posible después de todo lo vivido ?.  Cogió el coche y regreso a su casa.  No tenía ganas más que de llorar.  Había sido como un cuento de hadas, pero el despertar había sido terrible.  Y esa noche volvió a tener el sueño que desde hacía tanto tiempo no tuviera.  De nuevo la visión de su tía se hacía presente.  Ahora la sonreia, pero su sonrisa era dulce y triste.  No la hablaba.  Se despertó sobresaltada incorporándose de golpe en la cama.  No era posible y sin embargo había vuelto a ocurrir.  Aunque ya no tenía miedo; "al menos ella no me abandona",  pensó.  y trató de  recuperar el sueño interrumpido, pero no volvió a manifestarse.

Y dió a luz a una preciosa niña.  Y estuvo sola y sola continuaría su vida con su bebe. Sacaría fuerzas para poder con todo, con el trabajo y con el cuidado de su hija, que era lo más importante.  No quiso saber si Connor se había casado o no; no la interesaba.  le borraría definitivamente de su vida, aunque le costara lágrimas de sangre.  Se organizaría la vida  sólo con Perl.  Afortunadamente su sueldo daba para vivir con comodidad. Tendría una nurse hasta que fuera a la guardería mientras ella tuviera reportajes, y de este modo estaría atendida.  No saldría de viaje pretextando la corta edad de la niña.  Todo se solucionaría.

Connor contrajo matrimonio civil en Dublín con Laura de quién parecía que se había enamorado.  A su enlace acudieron sus padres y Eva con su ahora marido.  No pudieron evitar acordarse de aquella muchacha dulce que una día llevó a Kauai ¿ qué es lo que pasaría entre ellos?, se preguntaban, pero nunca se atrevieron a preguntar, ya que Connor era muy reservado para su intimidad.  Lo que sí le notaron que no estaba todo lo contento que requería la ocasión.  " Serán nervios" , comentó Eva, que también se había dado cuenta de ello, pero no quiso alarmar a sus padres, y el comentario se quedó en eso :  nervios.

No podía apartar de su cabeza que lo que hacía no estaba bien.  Que debiera encontrarse feliz, porque se suponía que se había unido a la mujer de la que se había enamorado y con quién deseaba compartir la vida.  Pero a solas con sus pensamientos recapacitaba y se preguntaba si en verdad estaba enamorado de Laura y si la quería lo suficiente como para hacerse viejo con ella.  Y la respuesta fue el rostro de Anya. Todo era un espejismo; la mujer por la que daría su vida estaba lejos de él, en no sabía donde y no la había vuelto a ver ni saber de ella  ¿Qué motivos reales existían para adoptar la decisión tan drástica que tomaron ?
Era mejor no pensar en ello. Se había casado y ahora tocaba comportarse como marido ante una mujer, que sin serlo, era una extraña para él.  Sencillamente no la amaba.  En un principio se unió a ella como recurso, y aunque poco a poco se fue encontrando a gusto en su compañía era todo muy diferente a como fue con Anya.  Ni siquiera sexualmente, Laura no  se parecía a ella.  Anya era vital, se entregaba por entero; daba  todo lo bueno y lo malo que tuviera. Era temperamental y sencilla.  Sin embargo, la ya su mujer, era sofisticada pero  artificiosa, a pesar de que estaba loca  por él, pero nunca llegaba al apasionamiento de Anya.

- Será mejor que aparte mis pensamiento de la cabeza o será un desastre total.  Ahora estoy comprometido, y es mi esposa, pero no la amo como debiera, sólo la quiero, pero hay mucha diferencia.  Querer se quiere a un objeto, y el amor es otra cosa muy distinta.

Y el resultado final no pudo ser más nefasto en ese matrimonio, quizá realizado un poco a la ligera,  una decisión tomada en un momento que le superaba todo cuanto le rodeaba.  Laura no podía tener hijos, y él se arrepentía de no haberlos tenido con Anya. ¡ Cuántos errores cometidos de los que ahora estaba arrepentido !  Se divorciaron dos años después de haberse casado. Trataron de que no fuera difundido como noticia, y los abogados de Connor, lo consiguieron, de manera que sólo los más allegados supìeron de ese final previsto, por otra parte.


  A menudo pensaba en Anya ¿ Qué sería de ella ? ¿ Dónde vivía ? ¿ Por dónde estaba ? ¿ Se habría emparejado de nuevo?  Todo pasaba por su mente, en la soledad de su apartamento, otro distinto al que compartió con Anya, en otro barrio diferente.  No quería que nada le recordara a aquella época, en la que ahora comprendía, había sido plenamente feliz.

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