lunes, 19 de octubre de 2020

Alex y Fionna - Capítulo 3 - Enfrentamiento

 En la jefatura se recibió el informe de lo encontrado en ese edificio en ruinas, reseñando el hallazgo de un cuerpo sin vida.  De inmediato  pasaron  el correo a su jefe el comisario que, no tardando mucho, se jubilaría. Era la documentación que necesitaban, con todo tipo de detalles, bastante pocos, por cierto de parte de los bomberos. Se detuvo en el apartado  que  hiciera la inspección del siniestro. 

Como pasó el día anterior , poco o nada habían sacado en claro.  Pero el informe forense tampoco aclaraba nada. Se reafirmaba en que debido a las quemaduras tan extensas y tan profundas, no se sabía el tipo de muerte que había tenido.  Lo examinaría concienzudamente por si, aunque no lo creía, hubiera algún rastro de ADN que pudiera aportar algún detalle. Lo único que sacó en claro fue que el cuerpo no había muerto en el mismo lugar en que lo encontraron, sino que había sido movido.  Probablemente al intentar salvarlo antes de que ardiera, pero nada de eso se aclaraba.  El comisario, leyó varias veces el informe, pero al no sacar nada en limpio, creyó que el fallecido se trataría de algún mendigo que se refugiaba allí del frío de la noche, y quizá fuese él mismo, quién lo provocara con alguna colilla de cigarro mal apagada.  Con esas conclusiones, y ante la falta de pruebas, optó por meterlo en un cajón y dejarlo en el apartado de casos sin resolver. Y allí permaneció , dentro de una carpeta de color azul hasta que, a su jubilación, lo reclamó su segundo que ocuparía su puesto a su regreso de las prácticas en Londres 

Y fue Alex que, al ocupar el puesto del anterior comisario ya jubilado, desempolvo todo lo pendiente y comprobó que aún estaba sin resolver, y que durante esas fechas coincidía con la desaparición de un  afamado hombre de negocios, por lo que abriría de nuevo el caso.  Comenzaría por el principio, es decir iría hasta la estación de bomberos de Brooklyn que atendió el aviso de ese suceso.  Hablaría con el capitán  para que le mostrase el informe que de ello hicieron en su día, y si acaso estuvieran presentes, hablaría con los agentes directamente, en especial con los paramédicos que fueron quienes se encargaron de recoger el cadaver.

— Bien, vamos allá ¡Menudo comienzo tengo!  En esa fecha creo que  yo estaba de servicio aquí a punto de partir para Inglaterra  ¿Cómo es que no lo sabía ? Seguramente lo guardaron, y poca gente se enteró. Dieron por bueno que se trataba de un mendigo, y no es la primera vez que eso ocurre, pero... ¿Y si se tratara del hombre de negocios? ¿Cómo llegó hasta allí ? Por las fotos se trataba de una casa deshabitada y en ruinas.  No sería precisamente lugares como ese, que un hombre adinerado los frecuentase. Sin duda algo sucio habría.  Es mucha coincidencia, y no se volvió a hablar más del asunto.  Es como si quisiera olvidarse, pero esto hay que cerrarlo como sea. Pero esa muerte horrible... A ver si ahora  lo aclaramos, aunque va a ser muy difícil.  Ha pasado mucho tiempo y posiblemente algunos rastros habrán desaparecido. Un abandono total por parte de mi anterior jefe.


Se dirigió hacia el parque de bomberos que se ocupó de ese incendio. Con un poco de suerte a ver si localizase, al menos, alguno de los que allí estuvieron.  Comenzaría desde el principio; era su forma de trabajar y después uniendo todas las pruebas y circunstancias daría con el verdadero protagonista del suceso.  Lo que verdaderamente era importante sería averiguar quién era el fallecido, que bien pudiera ser el empresario, y después las causas que motivaron su muerte.  Pero poco a poco, y paso a paso.

— ¿Y la familia?  ¿ Por qué no han reclamado más noticias? Ni siquiera han presionado para su esclarecimiento.  Todo es muy extraño y eso me hace pensar que de claro no tiene nada en absoluto. En fin, ya veremos. A ver qué pasa.

 Fionna y Murray, fueron reclamados al despacho del inspector que se había hecho cargo del caso nuevamente..  Lo que menos podían esperar es que esa llamada fuera motivada por el suceso acaecido hacía tanto tiempo, tanto, que apenas lo recordaban.  Murray indicó que fueron ellos quienes lo metieron en una bolsa de plástico para poderlo trasladar al exterior, con el miedo constante de que se les deshiciera mientras efectuaban el cambio, dado el estado  terrorífico que presentaba.

De todo ello, el inspector,  tomaba notas sin olvidar ningún detalle, pero tampoco le dijeron  nada que ya no supiera, al haber leído todo lo concerniente a ese caso abierto aún. Por tanto decidió llamar al médico que certificó la muerte y  que no fue el forense.  Pulsó un timbre llamando a Fionna, que se presentó de inmediato en el despacho.  Al entrar, algo nerviosa, repasaba mentalmente todo aquel suceso, pero mucho se temía que hubieran algunos datos, que, por el paso del tiempo, habría olvidado.

Saludó, y el policía la indicó que se sentara. Apenas la miraba, siempre con la vista baja en los papeles que tenía delante o bien tomando notas en un blog. Poco más que lo declarado por Murray podría agregar, pero entonces, haciendo una pausa, el comisario la miró de frente y la espetó bruscamente.

—¿Es usted médico, señorita... Morley?—la dijo secamente

— Si señor, lo soy

— ¿No se le ocurrió comprobar si efectivamente estaba muerto o inconsciente?

— No señor: estaba muerto

—¿ Por que lo asegura tan firmemente?

— Pues porque soy médico. Tenía el cuerpo abrasado. Quemada gran  parte de la cara , y profusamente  el pecho.  Eran quemaduras incompatibles con la vida

— ¿Ni siquiera comprobó el pulso?

— ¿Qué?  ¿Cómo? Sus manos no existían, no existía parte de sus brazos, y su garganta era una masa de carne chamuscada.  Estaba muerto, señor. Lo reitero. ¿Por qué ustedes no obtuvieron sus huellas dactilares? Por la misma razón que yo sé que estaba muerto. Se había convertido en una masa de carne quemada.

—¿Tampoco pudo comprobar acercándose a él, si aún tenía respiración?


— Señor le digo por activa y por pasiva que estaba muerto.  Francamente tengo la suficiente experiencia para saber lo que digo, y me molesta muchísimo que se ponga en duda mi diagnóstico.  Quizá si ustedes hubieran hecho su trabajo bien, y a su debido tiempo, no estaríamos discutiendo sobre esto y no pondría en duda mi profesionalidad  ¿ Puedo irme ya ?

Alex la dirigió una mirada furibunda con sus ojos acerados, pero tuvo que reconocer que no la faltaba razón en la parte de reproche hacia la policía.

—Espere un momento, por favor.

 Pidió que permaneciera allí todavía.  Rebuscó entre el dosier, las fotografías realizadas en el lugar de los hechos y, después durante el examen forense.  Se las quedó mirando detenidamente hasta el último rincón de ellas.  Al cabo de unos minutos, sin levantar la cabeza de las fotos dijo secamente:

—Está bien, puede irse

Fionna dio media vuelta dirigiendo la mirada hacia él, y secamente dijo:

— Buenos días —saliendo del despacho.

— ¿Cómo se atreve?— se repetía mientras se dirigía al lugar de reunión con sus compañeros—.  Los incompetentes han sido ellos por no haberlo investigado antes. Ha pasado mucho tiempo y viene a dudar de nuestra pericia ¿ Quién se ha creído que es? Me gustaría saber dónde han tenido guardado el expediente durante tanto tiempo. ¿ Acaso la familia, o alguien no ha reclamado el cuerpo de ese hombre? ¿ Y la  autopsia no ha aportado ningún dato?  Seguro que si hubiera visto el cadáver como yo lo vi, no me habría hecho esas preguntas, como si hubiera sido yo la culpable ¡Claro! Es muy bonito, sentado detrás de una mesa, culpar a otros de negligencia ¡Imbécil ! Eso es lo que es. Se ve que el cargo le viene grande.

Al verla tan sofocada, los compañeros guardaron silencio por un momento.  Murray comentó con ella el asombro que les producía que después del tiempo transcurrido ahora lo desempolvaran. ¿ Qué había pasado? ¿ Acaso este inspector tenía nuevas ideas? ¿Quería airear todo lo que estaba pendiente por "descuido" de la anterior jefatura? o ¿Habían averiguado al fin la personalidad de ese cadáver? Lo que no entendían era a qué asunto venía esta indagación después del tiempo transcurrido.  Fionna hablaba poco o nada, estaba indignada por la forma de interrogarla, como si ella fuese la culpable de la muerte de aquel desgraciado.

Se alegró cuando, al cabo de un rato, vió que el policía salía del parque. Su capitán le estrechaba las manos y se ponía a su disposición. La relación entre ellos parecía cordial. Llevaba un abultado dossier con toda la información que había traído y las copias de los informes que había en el fichero del parque. 

—Lo estudiaré con detenimiento, a ver si podemos desenmarañar la madeja.  Gracias por todo, capitán. 

Se metió en el coche y antes de hacerlo, dirigió una mirada hacia el interior del parque. A la puerta habían salido algunos de los muchachos, que alzaron sus manos a modo de despedida. Todos menos Murray y Fionna que permanecieron en el interior.

— ¿ Quieres una cerveza?— la dijo Murray, al verla tan enfadada.

—Si, a ver si me tranquilizo.¿ Te das cuenta de ese tipo? Es como si yo tuviera la culpa de todo esto. ¿ Cómo se atreve? Lo que ocurre es que no saben nada de nada y quieren que otros se lleven la negligencia que es sólo de ellos.

— No te enfades, mujer. Él sólo cumple con su trabajo. Es una investigación difícil y de mucho tiempo. Debe ser muy complicada; es normal que pregunten todo y a todos.  Entre ellos estamos nosotros, ya que fuimos quienes le sacamos de allí. Cálmate, porque mucho me temo que le veremos en más ocasiones.  No tenemos que reprochamos nada: hicimos nuestro trabajo. El resto corre por cuenta de ellos.

— Y tú ¿Cómo sabes tanto de eso?— le preguntó Fionna

— Porque mi novia trabaja con él. Gladys es mi novia y segunda en el cargo de ese inspector

— ¿ Gladys, mi compañera de piso? ¿ Esa Gladys ?

Murray se echó a reír estruendosamente. No sabía el motivo de haberlo ocultado. Se conocían desde hacía tiempo y ambos se enamoraron; el resultado: un noviazgo normal y corriente.  La extrañó que Gladys no la hubiera comentado algo al respecto. Se lo reprocharía en cuanto la viera.

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