sábado, 29 de junio de 2019

El diario de Fiona - Capítulo 31 - Frente a la verdad

Fionna se mostraba distante y Maxwell preocupado. No habían hablado de ello, pero ambos sabían que nada había cambiado, los meses pasaban y el momento se acercaba. Tendría a su hija, sería amada por sus padres, pero el padre siempre estaría en la distancia. ¿ Era por cobardía? ¿ Por temor a Jasna? No entendía su actitud, sólo una cosa daba vueltas en su cabeza y estaba dispuesta a terminar con esa situación cuando llegase a visitarla en ese fin de semana.  Estaba decidida a hacerlo.  La dolía en lo más profundo de su ser, pero era su obligación proteger a su hija. Porque era una  niña.
En su diario escribía a menudo. Era la única manera que tenía de desahogar sus sentimientos.  Si al menos Aisling estuviera cerca, pero ella tenía su propia vida y era muy feliz. Habían sido padres recientemente y no deseaba perturbar su felicidad.  Hablaba a menudo con ella, pero siempre que la preguntaba por su problema, la decía lo mismo

— Va lento, pero bien.  No tardaremos en volver a ser una familia

Algo que estaba muy distante de ocurrir. La mentía a sabiendas de que nada cambiaría para no disgustar a su amiga.
Faltaba tan sólo un día para que Maxwell pasase el fin de semana con ella. Aquella noche se mostraba inquieta;  el sueño había huido de su cabeza, y sólo una idea danzaba por ella, y así lo escribió en su diario:

< Mañana es viernes, y por la noche llegará Maxwell.  Pero no será un fin de semana normal.  He de plantearle nuestra situación que no puede seguir como lo está haciendo.  Me siento sola, aislada y observo que esto no tendrá fin nunca.  Que mi hija se criará sola conmigo, sin el amor constante de su padre.  Que poco menos que ignorará que tiene una hermana, y que estamos recluidas aquí lejos de todos y de todo.  Y que yo no lo aguanto más. 
 Jasna,   a medida que se hace mayor se parece más a su madre, y lo que pienso es algo que me está volviendo loca: Maxwell siempre ha estado enamorado de Ana, aunque él no se diera cuenta de ello.  Por eso se casó. Por eso tuvieron esa hija, y por eso no renuncia a nada relacionado con ella, porque mantiene de esa forma vivo su recuerdo.
Me estoy volviendo loca sólo de pensarlo.  Pero ahora tengo una responsabilidad y, muy a mi pesar he de renunciar a él.  Le pediré la separación; le dejaré que visite a su hija siempre que lo desee, pero yo no quiero volver a verle, porque lo que nos pasa me está matando.  Le quiero;  siempre le he querido, pero creo que siempre he sido yo la que he dado amor, y él quién lo ha recibido, sin más >


Esa noche no pudo dormir. ¿ Cómo debía enfocar su petición? Sería el final de su gran historia de amor, de "su" historia, sólo la de ella.  Si al menos pudiese hablar con Jasna, quizá habría madurado y no fuese tan estricta, pero Stephanie la decía todo lo contrario.  Pensaba que la joven estaba dolida y al mismo tiempo sentía pena por ella.  Ahora conocía el cruel destino de su madre y por qué se había criado sin ella.  Había centrado toda su atención en el padre, única familia que le quedaba, y él estaba loco por otra mujer que también le quería, y eran felices, pero recordaba a su madre y ese sentimiento hacía que se comportase de una forma horrible con quién no tenía culpa de lo que ocurriera hacía tiempo.

En cuanto Maxwell aparcó el coche frente a la casa de Fionna y ésta le recibiera, supo que algo no marchaba bien.  Lo achacó a problemas del embarazo, ya muy avanzado.  Estaba pálida y en sus ojos se marcaban profundas ojeras.  Su sonrisa era débil, sin embargo su abrazo fue más profundo que cualquier otro día  y más prolongado de lo normal y, eso le reafirmaba en ello  Algo ocurría y tenía un mal presentimiento.
 Fionna le tomó de la mano y, tras ofrecerle algo para tomar, le condujo hasta el salón y le hizo sentar frente a ella.  Tragó saliva antes de empezar a hablar; sabía que cuando lo hiciera no había vuelta atrás, pero estaba decidida a hacerlo

—Me estás preocupando, mi cielo ¿ Qué te ocurre ? ¿ Te encuentras bien ? ¿ Va todo bien? No me has comentado nada cuando hemos hablado

-— No Maxwell, nada va bien.  No me ocurre nada, es decir, al bebe no le ocurre nada, si es lo que te preocupa

—Me preocupáis los dos y, presiento que está ocurriendo algo

— No voy a andar con rodeos, porque sería demorar más lo que voy a pedirte y sería malo para todos. Quiero la separación, más bien el divorcio.

— Qué dices? ¿ A qué viene eso? Ahora precisamente que está a punto de nacer nuestra hija

-—Por eso precisamente.  Porque está a punto de llegar al mundo.  Sé que la querrás mucho y que a mí me quieres también pero, no deseo una vida para ella como la que yo tengo.  Un marido los fines de semana, Que estemos siempre solas como unas apestadas.  Viviendo semi ocultas como si tuviéramos algo de lo que avergonzarnos.  Me has roto el corazón más veces de las debidas y no estoy dispuesta que a ella la ocurra lo mismo.  ¿ Tendrás   un lugar para ella?  Siempre será la segunda, la nacida por casualidad, porque siempre Jasna será tu preferida.  Y no te lo reprocho. Vivisteis circunstancias muy penosas totalmente ajenas a vosotros, pero eso te ha marcado y te sientes en deuda con ella y con su madre. Y por mucho que me ames, siempre su recuerdo será más poderoso que ningún otro

—Siempre podrás ver a la niña;  nunca te pondré inconveniente para ello, pero quiero retomar mi vida truncada siempre por amarte con desesperación. Merezco paz y tranquilidad y sin embargo sólo obtengo desprecio por parte de Jasna.  Ni una sola vez ha llamado para interesarse por su hermana, porque nacerá de mi, simplemente por eso.  Nunca la he hecho mal alguno.  La he querido y la quiero, pero a cambio he recibido rechazo.  Y estoy cansada y dolida por algo que no merezco.

— No puedes hacer esto. Vas a destruir lo más hermoso que nos ha pasado.  Siempre te he querido a ti; te lo he repetido hasta la saciedad.  Cuento las horas que faltan para venir a verte y me sueltas todo esto que me destroza.  Pero sé que tienes razón; que he sido un cobarde y no debí dejar que me convencieras.  Si la hubiese internado ahora no estaríamos hablando de esta locura. No puedes hacerme esto. No puedo perderte ni a ti ni a la niña a la que adoro aunque aún no haya nacido.  Hablaré con ella y lo solucionaremos, ya lo verás

— No Maxwell. Estas palabras las he escuchado muchas veces y aún seguimos en lo mismo.  Quiero que regreses a Londres esta misma noche.  Nuestra historia de amor acaba de finalizar en este preciso momento.


Desesperado la suplicó, la pidió perdón. la abrazó, pero nada la hizo cambiar de idea.  Estaba harta de todo; de promesas incumplidas, de ser siempre la segunda y de no tener esperanzas.  No era por ella por lo que sentía tanta angustia, sino por Maxwell y por su pequeña que, sería una huérfana aún teniendo padre.  Tras mucho insistir supo que no daría marcha atrás.  Había sido paciente y él un ciego que no quiso darse cuenta de lo que sentía como mujer dejando correr el tiempo sin soluciones..

Subió al coche de nuevo y emprendió el viaje de regreso a la capital dejando atrás a su mujer rota de dolor abrazada a su vientre protegiendo a su hija, sin aceptar el abrazo que él, desesperado quería darla., haciendo un último intento por acallar los lamentos de Fiona.

Stephanie se asustó al sentir las llaves que abrían la casa. Jasna ya se había retirado. No era posible que Maxwell regresara tan pronto.  Estaría hasta el domingo, como cada fin de semana.  Tenía miedo de preguntar; presentía que hubiera ocurrido algo malo, pero ni siquiera imaginaba la realidad de lo sucedido.  Salió a su encuentro y él la preguntó por su hija

— Estará durmiendo. Hace rato que se acostó— fue lo que le respondió

— Bien

  Subiendo las escaleras, se dirigió hacia el dormitorio de la joven.  Tenía el rostro desencajado y las mandíbulas contraídas.  Su resolución era firme y, Stephanie presintió que ocurriría algo que desde hacía tiempo se anunciaba

Jasna aún no se había dormido, pero era lo mismo.  Si lo estuviera, la despertaría.  El asunto que iba a tratar con ella no admitía demora.  Era lo suficientemente urgente como para dejar pasar la noche. Fue un mazazo para la joven  ¿Qué pensaba ? ¿ Que las cosas serían así indefinidamente?  Había tensado la cuerda y al final se había roto.  Miraba el rostro de su padre desencajado. Su esbelta figura  parecía haberse encorvado y hablaba casi sin aliento. Entonces se dio cuenta de la dimensión de lo que había originado:  había roto el corazón de dos personas que se amaban profundamente y su hermana se criaría lejos de ellos, como si de una extraña se tratara. Ella había vivido esa sensación durante años, y no lo quería para esa criatura que de nada tenía culpa.
  Era un bebe que aún no había nacido y sin embargo sería casi huérfana.  Se tapó el rostro con las manos y rompió a llorar, pero su padre no la calló ni la abrazó como en otras ocasiones.  Se levantó de su cama y salió de la habitación lentamente, después de que la explicara todo lo sucedido con Fionna.  No pronunció palabra, no dijo nada;  sobre él llevaba clavada la mirada de su hija, que por primera vez tomaba consciencia de que le había hecho un daño difícilmente reparable. Hablaría con Fionna.  Habría una manera de solucionarlo.  La pediría perdón, haría lo que fuera para cambiar las cosas. 

 Esa noche, tampoco Jasna pudo dormir

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