sábado, 8 de junio de 2019

El diario de Fiona - Capítulo 12 -Dos amigas

Se levantaron y en menos de una hora, ya estaban en carretera de regreso a Bockley.  Iban calladas, con los semblantes pálidos, sin duda por la mala noche pasada.  Ni siquiera habían desayunado:  lo harían por el camino.  Atrás dejaban a Maxwell, a su hija, y la pesadilla del encuentro. Fionna bajó la ventanilla del coche para que el aire frio de la mañana la diera en el rostro, que ella sentía ardiendo.


  No dejaba de pensar ni un momento en el encuentro inesperado y todo lo sucedido en a penas  los cinco minutos que duró . ¿ Había tenido un mal sueño ?  ¿En realidad había ocurrido ?  Notaba que los ojos se le llenaban de lágrimas.  Una de las más grandes decepciones que sufriera en su vida, había tenido lugar en la tarde el día anterior.  No paraba de darle vueltas a la cabeza ¿Cómo había cambiado tanto? ¿Es que la vida compartida por ambos en otros tiempos había sido una farsa?  En ningún momento de su convivencia  lo había sentido así.

  Entonces comenzó a pensar que algo  había ocurrido para terminar de esa forma ¿Tendría razón Aisling y debió dejar que se explicara? No. No cabían explicaciones; tenía una hija y eso sólo se debía a una relación con otra mujer, con la que posiblemente estuviera casado.  No quería pensar más, no quería saber más.  Las pruebas de todo ello, eran evidentes: la niña le llamaba papá.  O sea, que en verdad era su padre
 ¿Cómo es que nadie le había dicho nada? Ni sus jefes en el periódico, ni sus compañeros, ni algún amigo.  Nadie le advirtió de su otra forma de vida.  Y estuvo dispuesta a ir en su búsqueda, y nadie le dijo nada, pero está claro que ha tenido comunicación con alguno de ellos, puesto que le han repatriado. ¿Por qué nadie la advirtió de ello?

Aisling la miraba de reojo imaginando que su silencio se debía a sus pensamientos que no paraban de buscar alguna explicación, algo que sólo podía dar el mismo Maxwell y, que de momento, sería imposible, puesto que desconocían donde vivía cada uno de ellos.  Pero sí podía ir al periódico y hablar con el director.

— Creo que sería lo más acertado.  Será allí donde encuentre la respuesta, pero líbreme Dios de sugerírselo ahora. Ha de tranquilizarse y con la cabeza fría hacer las indagaciones. Estaré más a su lado.  Me da ¡tanta pena! ¡Qué escena más terrible por inesperada!

Ella también iba sumida en sus reflexiones  y poco a poco se iban acercando a los costwolds.  Allí se sentirían a salvo, en casa. Esa noche se quedaría a dormir con Fionna;  no la dejaría sola en ningún momento.

— ¡ Ay Señor, Señor! ¡Qué cosas ocurren a veces! 
 
 Suspiró cuando ya enfilaban la dirección de la casa de Fionna.

Ninguna de las dos quiso cenar, a pesar de no haber comida nada en todo el día. Fionna sólo quería quedarse a solas y repasar mentalmente todo lo acaecido.  Los nervios los tenía desatados y un regusto amargo, de bilis, en la boca.. Pidió a su amiga que se acostara con ella; no quería quedarse sola porque sabía que pensaría una y mil veces en el encuentro y, ahora no quería verle, ni siquiera en el pensamiento.  Pero le costaba conciliar el sueño y daba vueltas y vueltas intentándolo .  Al fin fue Aisling, que estaba en idéntica situación, quién encendió la luz y dijo a su amiga

- Creo que debemos hablar sobre ello.  Ni tú ni yo podemos dormir, así que planteemos la situación.  Hay algo extraño que no me encaja en todo esto.  Creo que   algo  no sabemos y que lo aclararía todo. Si te ha amado como me has contado, es imposible que te haya olvidado, casado y tenido una hija , olvidándose de tí.  No me cuadra. Hemos de averiguarlo, porque mientras no lo hagas, no tendrás tranquilidad.  Habla con su jefe, con algún compañero.  Pienso que ellos deben estar al corriente de todo.

Fiona se quedó pensativa por lo que su amiga la decía.  Tenía razón;  ahora que habían pasado algunas horas, fríamente, también ella veía algo que no comprendía. Y seguiría los consejos de Aisling.  El director del periódico le había traído de vuelta a casa, se había ocupado en indemnizarle y debía estar al corriente de lo ocurrido. Iría a hablar con él en cuanto pasara el día de Navidad..  Tenía muchas preguntas y algunas respuestas ilógicas que quería aclarar..  Lo normal hubiera sido que ambos se hubieran sentado y hablasen todo lo que hubiera ocurrido  que llevó a la situación que tenían, pero todo había ocurrido muy rápido, y la rabia, la angustia y el saber que tenía una hija, le habían pillado por sorpresa y su reacción no dio lugar a alguna explicación que lo  solucionase.

Aisling seguía hablando, pero ella no la prestaba atención, hasta que la amiga la llamó la atención al darse cuenta de que no la hacía caso

- ¿ Me estás escuchando ?  No me haces caso y es lo que tenías que hacer
- Perdona, estaba en otras cosas ¿ Qué me decías? ¿ Qué es lo que tengo que hacer?
- Te decía que debías volver a lo tuyo, a escribir y recuperar el tiempo perdido.  Eso es lo que te decía, y lo que debes de hacer. Basta ya de refugiarte en tu tristeza, porque te habrás dado cuenta de que el tiempo sigue andando y tú estás anclada en los años pasados.  Reacciona de una vez. Vuelve a hacerte famosa y si te ha dejado por alguna razón no justificada, refriega por la cara tu triunfo,  que se de cuenta de que no le necesitas, ni a él ni a nadie.
- Aisling, pero es que sí le necesito.  Le sigo queriendo aunque me haya roto el corazón.  No puedo evitarlo
- Pues muerde tu  alma si es preciso y sigue con tu vida

La amiga se abrazó a ella cuando Fiona rompió a llorar nuevamente. Le partía el corazón  verla sufrir de esa manera y la ayudaría en todo cuanto pudiera. Quería hacerla sentir que no estaba sola, que siempre estaría de su parte.
 Y ambas abrazadas se consolaron mutuamente y así consiguió que se quedara dormida siquiera por unas horas.  Mientras desayunaban sugirió a Fiona ir a Londres y aparecer por sorpresa en el periódico donde Maxwell trabajaba.  hablar con el director y averiguar lo que realmente había sucedido durante el tiempo que él estuvo ausente, para que ocurriese ese cambio tan radical.
Y así lo hicieron, pero no obtuvieron ningún resultado, ya que con quién querían hablar estaba de viaje y no había otra persona que les informara.  Tenía miedo de encontrarse con él por los pasillos, y rezaba interiormente para que eso no ocurriera, porque sabía de antemano que no podría resistirlo organizando un conato de escándalo, algo que no deseaba .  No quería verle. Nada importaba su comportamiento .  Pero lo que estaba claro es que necesitaba saber la verdad de lo ocurrido ,  tratar de olvidarle, de cerrar esa página de su vida, y seguir adelante. Resolvió que su amiga tenía razón, debía escribir lo que fuera, pero había de romper ese hielo que la había atenazado durante demasiado tiempo.  Le había costado mucho esfuerzo y trabajo llegar hasta donde había llegado, y a penas media hora en destruirlo todo.
Se quedó paralizada cuando supo la noticia al ser herido, y ahí se detuvo el mundo, se detuvo su vida que debía poner en marcha lo antes posible.

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