martes, 11 de junio de 2019

El diario de Fiona - Capítulo 16 -De vuelta al pasado

Estuvieron charlando con todos como si su distanciamiento hubiera sido una cuestión  de cinco minutos. Fionna no perdía detalle al  mirar a su amiga y a Michael.  Era el muchacho una excelente persona, formal y soltero, al menos lo era hasta que se retiró a su encierro perdiendo  el contacto con sus amigos.  En un principio, al entrar ella a trabajar, salió varias veces a comer con él, manteniendo  una buena amistad.  También  se les unía Maxwell y entre los tres se divirtieron .  Conocía muy bien la sensibilidad del muchacho y le satisfacía enormemente; sería la pareja perfecta para Aisling. ¿Estaba haciendo de Celestina?  Rió al pensarlo

— Si. Lo estoy haciendo.  Esta noche sacaré la conversación cuando estemos a solas ella y yo.  Sondearé si a ella también le gusta.  hacen una pareja perfecta y Michael ¡es tan buena persona!

Y así lo hizo. Comprobó que, su amiga  se ruborizaba un poco al hablar de él, signo inequívoco de que a ella también le gustaba.  Lejos de querer cortar la conversación formulaba preguntas referente a él, a su familia, trabajo, en fin a todo lo que la pudiera dar pistas sobre la forma de ser del abogado.  Si al final fuera asistente de Fiona, tendrían bastante trato, algo que la sacó una sonrisa de satisfacción, no pasando desapercibida para la escritora.

 Fiona se  extrañó de  que Philip, ni siquiera se inmutara cuando en su conversación le dijo que Maxwell estaba casado y con una hija. Cierto era que su amistad era lejana, pero en ese mundillo se conocían casi todos, máxime  las circunstancias que había vivido el periodista en que todos los amigos, o simplemente conocidos, acudieron en su auxilio y en el de los otros compañeros destacados allí y, que vivían momentos tan difíciles.  Esa duda la mantenía inquieta y le hacía pensar que la situación de su ex novio, era vox pópuli entre el gremio.  No quiso averiguar  ni pensar más en ello. Le dolía el ridículo que estaría haciendo ante todos ellos: preocupada por él y nadie decirle nada o avisarla de que no pensara más en él, porque  tenía otra familia.  Pero por mucho que lo deseara, al acostarse, no dejaba de dar vueltas a lo mismo.  Por eso es que no la gustaba vivir en Londres, pero mucho se temía que si su novela era editada, tendría que frecuentar la capital, con el riesgo que eso entrañaba para ella, ya que, probablemente se verían de nuevo frecuentando casi los mismos círculos.  Lo evitaría al máximo porque aún la dolía el corazón, pero si se daba el caso, tampoco saldría corriendo.


Philip tardaba  en responderla, ante la impaciencia de Fionna. Por mucho que Aisling la dijera que era normal y, que probablemente no hubiera tenido tiempo de terminar de leerla, ella se mostraba inquieta y nerviosa.  Tenía que relajarse; no podía trabajar en otro proyecto porque su imaginación estaba aún en ese.

  — Ten en cuenta que no eres tú sola quién trabaja para esa editorial. Tendrá mucho trabajo. No te preocupes, te avisará cuando menos lo esperes

— Ya lo sé, ya lo sé.  Pero estoy muy impaciente, no puedo evitarlo

— ¿Deseas que nos demos una vuelta por Londres?  Podíamos ir. En definitiva no quieres empezar a trabajar de nuevo y aquí no hacemos nada

— Ni hablar. Odio Londres, sus prisas y su aglomeración.  No. Esperaremos.

 Al acostare cada noche, para relajarse y poder conciliar el sueño, tomaba su diario y lo leía durante un buen rato.  Quiso leerlo desde el principio, desde que se iniciara en su escritura. Y  sonreía  leyendo pasajes que ya no recordaba, pero que la traían los mejores recuerdos

 Septiembre 6:

"Hoy hemos comenzado la secundaria. No sé si va a gustarme.  Mis compañeros no me agradan, salvo uno que es monísimo. Se llama Maxwell  y hemos entablado amistad en el comedor a la hora del almuerzo.  Veremos a ver lo que me dura, porque soy demasiado aburrida... "


Y sin querer,  el nombre de él estaba ante sus ojos.  Cerró el cuadernillo y cambió de postura, dejando el diario en su mesilla.  Apagó la luz. Pero  el sueño no llegaba y, entonces retrocedió hasta aquel día en que se vieron por primera vez.

  Aún hacía calor.  Era Septiembre y  el verano no se había marchado, pero pronto volverían las lluvias.  Recordaba que, desde que se encontraron aquel primer día de curso, trataban por todos los medios de reunirse, bien en el comedor o algún sábado en una cafetería. En su memoria estaba nítida y brillante  que,   al dejarla cerca de casa, él la atrajo y la besó por primera vez.  Fue un beso joven, algo torpe, de principiantes, pero que, al recordarlo, aún quemaba en su boca. Recordó el rubor y la vergüenza que sintió ante ese inocente gesto, que esfumó la desconfianza que podía sentir pensando que ella no era digna de gustar a aquel guapo muchacho, que sólo salía con ella para reírse.

Pero Maxwell la encontraba preciosa, dulce y, distaba mucho de hacerla una mala pasada.  A veces se desvelaba y buscaba de nuevo el sueño recordando su cara, la expresión y brillo de sus ojos, su dulce sonrisa...  Se dio cuenta de lo que le ocurría:  se había enamorado de la pequeña Fionna

Octubre 12

" Maxwell quiere que vayamos al cine el sábado.  Todavía recuerdo el beso de ayer.  Creo que le quiero.  Voy a quererle toda mi vida.  El me toma de la mano de regreso a casa; cuando lo hace creo que voy a desmayarme "

 Enero

" Maxwell me ha hecho el amor por primera vez. Me llevó a un lugar solitario, tendió una manta en el suelo y comenzó a besarme En un principio creí morirme.  Sentía vergüenza cuando me abrió la blusa acariciando mi pecho, y después dolor en mi vientre.  Me quejaba, pero él tapaba mi boca con la suya.  Estuve a punto de desmayarme ¿Qué me había pasado?  La manta  estaba manchada de sangre y yo lloraba, hasta que me tranquilizó y me explicó el por qué de aquello. No me gustó demasiado.  Pero lo hicimos de nuevo y entonces la sensación que tuve era muy distinta a la primera.  Por mi cuerpo corría algo desconocido y pensé que sería resultado de la primera vez, pero era muy diferente.  Esto me gustaba y no quería que terminase nunca y de mi garganta salían sonidos extraños y por la frente de Maxwell corrían gotas de sudor y ponía una cara rara. Pero no me calmaba.  Le pedía que siguiera con lo que hacía.  Luego él me dijo,  cuando íbamos a casa, que lo que había sentido había sido mi primer orgasmo y, que en lo sucesivo siempre sería así ¿ Te ha gustado ? — me preguntó. Me daba vergüenza responder, pero le dije que sí y que deseaba hacerlo más veces.  El rompió a reír a carcajadas y me besó muy dulcemente "


Cuando Fiona  termino de leer ese pasaje, se dio cuenta de que estaba llorando.  Que había conseguido  evadirse de esa habitación y trasladarse a aquel lugar con Maxwell, que ni siquiera recordaba cuál era.

— He sido estúpida.  No he debido abrir el diario.  Ahora estaré triste durante unos días ¡Dios mío!  ¿Es que nunca me olvidaré de él ?

Y no, no le olvidaría nunca por mucho que lo intentará.  Estaba marcada por él, por la vida que habían llevado juntos como pareja  que había sido altamente satisfactoria, hasta que la maldita guerra les separara para siempre. Tras dar vueltas y más vueltas en la cama, entre el llanto y el cansancio, sus párpados consiguieron cerrarse.  

No tenían nada que hacer.  Ella no quería hacer nada hasta no recibir noticias de la editorial. Si no llegaban pronto sería una respuesta negativa, por lo tanto no volvería a escribir nunca más y solicitaría un nuevo empleo alejado del mundo editorial.  Pero también había olvidado que era un trámite normal y que nunca había sentido tanta impaciencia como ahora,  Tenía que darles tiempo a analizar la novela en profundidad,  ver si merecía la pena invertir dinero en ella. La anterior que escribió había puesto el listón muy alto y los lectores no lo olvidaban.  Si con ésta diera un resbalón, hundiría su propia carrera.  Debía tranquilizarse y aguardar, por desesperante que fuera la espera.

Estaban tomando el té de la tarde, cuando el teléfono repiqueteó insistentemente en la salita.  La llamada fue atendida por Aisling, ya que Fionna había salido a dar una vuelta con Chimbo.

— Dígame ¿Quién llama, por favor?

— ¿ Eres Aisling? ¿No está Fionna?

— ¿Eres Philip? No, ha salido a pasear con el perro.  No creo que tarde mucho ¿Quieres que te llame cuando llegue?

— Si haces el favor...  He de hablar con ella.

— ¿No puedes hacerlo conmigo? ¿Es referente a la novela? Dime sólo si es bueno o malo.  Está muy nerviosa aguardando tu llamada

— Creo que debo decírselo a ella en primer lugar, pero tranquilizaos:  comenzamos en seguida.  Hemos de reunirnos,  al menos,  para firmar el contrato

— Gracias Philip. Te prometo que no la diré nada, sólo que te llame. No sabes lo nerviosa que está.  Adiós y gracias de nuevo.

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