domingo, 16 de junio de 2019

El diario de Fiona - Capítulo 21 -Una entrevista en televisión

En principio se negó a ello, pero los argumentos que esgrimió Philip  tenían el suficiente peso como para no poderlo rechazar. No la gustó nada la idea.  Recordó lo mal que lo pasó en aquella presentación y se juró así misma no repetir la experiencia, pero el editor se lo había pedido como algo personal, ya que la Junta Directiva le había dado poco menos que un ultimátum. Fiona no se lo podía negar: le estaba muy agradecida por toda la ayuda que la había prestado cuando ella lo necesitaba y, a pesar de que no diera saltos de alegría, al final aceptó y quedó en acudir a las oficinas al día siguiente, para ultimar detalles.

Puntual a su cita, se personó en la editorial. Fue recibida por sus antiguos compañeros con cariño y complacencia. Se encaminó hasta el despacho de Philip que salió a su encuentro  Después de muchas discusiones, al fin cerraron el trato una vez puestos de acuerdo sobre el tema a tratar en el programa.  Ni siquiera se le pasó por la cabeza preguntar el nombre del entrevistador.  Philip lo sabía, pero se libró muy mucho de insinuar siquiera de quién se trataba. Sería como una especie de encerrona en directo, a ver si de una vez solucionaban sus problemas.
Philip se había convertido en el compinche de Maxwell, que a fuerza de insistir y conociendo el afecto que sentía por Fiona, le arrancó la promesa de convencerla para el programa. Sabía que jugaba con ventaja, pero no le importó porque sería una intentona más de recuperarla, aunque iba a jugar sucio, muy sucio.
Para ello se había preparado muy bien el cuestionario y la forma en que lo enfocaría. Cuando más confiada estuviera, acometería las preguntas más difíciles.  Corría el riesgo de que se levantara del plató y le dejara colgado. O también que ella, sin esperarlo se quedara muda.  Se arriesgaba de tener una señora pelea si conseguía llegar al final del programa . Nadie, salvo Philip sabía su contenido.
Por todo ello, él estaba tenso también.  No le gustaba en absoluto lo que había ideado y conocía muy bien lo que se jugaba: podía solucionarlo o por el contrario no la volverla a ver más en su vida, y esta vez sería la definitiva.

Sabía que ella necesitaría tener a alguien de su confianza muy cerca.  La llegada al estudio y presentación del periodista la iban a dejar descolocada.  Lo que menos imaginaba es que él sería su entrevistador.  Sería una situación difícil para ambos.  Maxwell había luchado mucho con la dirección del programa para que le permitieran ser él mismo quien realizara el programa, quizás el más importante de su vida.  Al salir ese día de los estudios, lo haría despedido y sin trabajo o con una promesa de arreglo entre ellos. 

 La primera no le importaba demasiado, pero la segunda, sería crucial en su vida.

La víspera no pudo dormir y acudió más temprano que nunca a los estudios.  No tenía cuestionario, sería en directo y la preguntaría según el ritmo que la entrevista  marcase. Tenía un máximo de una hora de programación, incluyendo las paradas para la publicidad.  Era muy corto el tiempo para tan trascendental entrevista.  No tenía más opciones que esas.  Por mucho que trató, la dirección no le dio más tiempo para extenderse, con lo cuál, debería entrar en situación desde el minuto uno en que la sintonía del programa entrase en acción.
  No saldría a recibirla, como era la costumbre, sino que se verían las caras ya situados en el plató. La recibiría la directora del programa.  Por fortuna, Fionna no estaba muy enterada de los protocolos de las televisiones, pero las pocas personas que estaban al tanto de ello, como era Philip, Aisling y Michael, e incluido el propio Maxwell, tenían los nervios a flor de piel.

La introdujeron en una salita en donde le darían instrucciones y le comentarían en qué consistía el programa, y puestos de acuerdo, la condujeron a la sala de maquillaje.

— Tiene un cutis precioso—  dijo la maquilladora— Si le parece la maquillaré poco, suavemente. Realmente no lo necesita, únicamente para matizar los brillos.  Hace calor en el plató y las luces molestan un poco en el rostro, de ahí que hay que recorrer el maquillaje en cada parada.  Va a quedar guapísima

—Muchas gracias.  Es muy amable.  Es la primera vez que estoy en televisión, así que me fiaré de lo que me dice.  Muchas gracias por todo.

— ¿Sabe? Normalmente  no nos encontramos con personas tan agradecidas como usted.  Nos limitamos a maquillar y ya. No suele entablar conversación con nosotras.  Tengo una hija adolescente que le encantan sus novelas.  Cuando ha sabido que venía me dio su último libro para que me lo firmase ¿Querrá hacerme ese favor?

— ¡Desde luego! Dígame el nombre.  Se lo firmaré ahora mismo.

Al cabo de un rato, el regidor les dio el aviso de que debían dirigirse al plató y hacia allí se encaminaron.  Philip estaba más nervioso de lo acostumbrado y eso extrañó a Fionna, pues era un hombre que nunca perdía su aplomo.

— ¿Ocurre algo? ¿Por qué estás tan alterado?

—Es la primera vez que vengo a un sitio de estos.  Estoy acostumbrado a charlas con mis escritores, pero en la tele ...   Nunca he estado y me impone mucho respeto. Estoy seguro de que todo saldrá bien

— Vas a ponerme nerviosa a mi también.  Por favor, no te separes de mi. Sitúate en un sitio en que yo pueda verte, por favor.

Philip, al escucharla, sintió pena por ella.  Sabía que no era correcto lo que iban a hacer, pero quería ayudarles como fuera y Maxwell le había convencido de que ésta sería una ocasión perfecta. .  Al estar frente a las cámaras no saldría huyendo.  Al menos eso es lo que esperaba.

  La regidora dio orden de situarse cada uno en su sitio y las cámaras tenían su piloto rojo encendido.  Fionna sentada en un butacón cómodo y frente a ella otro igual.  Entre ambos asientos una mesa baja con sus libros, un servicio de café, un pequeño jarrón con rosas  y unas botellas de agua. Todo listo.  Ella inspiró aire y buscaba con la mirada a Philip, como interrogándole y dirigiendo la mirada hacia el sillón vacío.  Con un gesto, le hacía comprender que no entendía como el presentador aún no había entrado en plató.  Una voz en off, anunció el nombre de quién iba a realizar la entrevista y pusieron unas fotografías del que en otro tiempo fuera corresponsal de guerra y sobre ellas el nombre de él y una fotografía.  Fiona se quedó sin habla y comenzó a temblar, pero los nervios la mantenían fija al sillón como si estuviera atada: no podía moverse

Frente a ella e impecablemente vestido estaba Maxwell, sonriente tendiéndola la mano a modo de saludo. Con los ojos muy abiertos no podía creer lo que estaba viviendo, y miró rápidamente en dirección a Philip, que encogiéndose de hombros y con un amago de sonrisa  quería decirla " no sé nada, ya sabes como son estas cosas".  Pero no lo sabía y, estaba ante las miradas de miles de personas detrás de las cámaras. Por tanto no se asustaría.  Tendió su mano para corresponder al saludo, y él la dio un suave apretón depositando su mano libre sobre la de ella  y enviándola un mensaje: " tranquila, yo estoy aquí.  No tengas miedo ". 

 La ayudó a que tomara asiento, y enseguida comenzó la entrevista glosando su corta carrera como escritora.  Ella no apartaba la vista de él, que mostraba seguridad absoluta ante esa insólita situación que vivían.  En la primera pausa publicitaria, comprobó la hora de su reloj y supo en había llegado el momento de entrar a fondo en la entrevista.  El preámbulo había sido  una especie de presentación de la escritora que él conocía sobradamente.  Pero ahora vendría lo más interesante y que nadie más que él sabía. Sería la parte más peliaguda y delicada porque ella ni siquiera imaginaba lo que la preguntaría.  Sabía que se había relajado porque quizá pensara que el resto de la entrevista transcurriría en el mismo tono.  Y ahora era él quién tenía miedo y repasaba mentalmente lo que había escrito desde hacía días;  era un guión que se había preparado y memorizado, y del que nadie tenía noticia.  De nuevo el aviso de que comenzaban.  Se encendió el piloto rojo y al mismo tiempo, el verde de la cámara de Maxwell.

Entraría a saco, ya que el tiempo era limitado y lo que iba a exponer sería largo, sin contar con la reacción de ella.

— Señorita O'Neill.  Su carrera ha sido meteórica. Tiene suerte de contar con tantos seguidores, y eso que tuvo un parón de bastante tiempo.  ¿A qué se debió? ¿Fue falta de inspiración?

Ella se quedó pálida y le miró con los ojos muy abiertos, mientras él sonreía de medio lado.  Sabía que lo había hecho aposta, pero estaba confundido si creía que la iba a dejar sin palabras. Y respondió muy segura sin pensarlo dos veces:

— Esto es muy personal.  Perdóneme no voy a responder

— Pero los miles de seguidores que la adoran es lo que desean conocer de sus ídolos, lo que hay detrás de esos relatos de amor que les enamoran en cuanto leen la primera página

— ¿Los ha leído usted?


—¡Naturalmente! Mal presentador sería si no llegara a los estudios informado. Repito ¿fue falta de imaginación lo que la ocurrió? ¿Tenía miedo escénico ante tanto éxito?

—No, en absoluto.  Ocurrió que mi prometido fue de corresponsal a Los Balcanes.  Perdimos su rastro y le creímos muerto. Esa noticia rompió todos mis esquemas.  Íbamos a casarnos en cuanto él regresara

— Lo siento.  Entiendo que lo pasaría mal.

— No se equivoca.  Hice todo lo que pude porque me dieran un visado y poder traerle de nuevo a casa, pero no lo conseguí

—¿Qué es lo que pasó  Cuéntenos.  No puede dejarnos con esta incógnita

— Nada del otro mundo.  Muchos hombres en situaciones como éstas, se olvidan de lo que han dejado atrás, y mientras aquí hacíamos lo imposible por averiguar dónde se encontraba, él conoció a una belleza eslava  y se casó con ella.  Creo que tiene una hija

— ¡Vaya! Eso si que es...

— Sí dígalo : una "faena "

— Y usted ¿Cómo se lo tomó?

— No tiene ni idea, ni él tampoco de lo que aquello supuso para mí.  Primero le di por muerto, después al saber que estaba vivo y hasta que pudo ser repatriado, respiré aliviada, hasta que conocí la verdad y quise morirme.  No sabrá nunca lo que el conocer su nuevo estado supuso para mí.  Quería desaparecer.  No me importaba nada ni nadie.  Sólo perderme en algún lugar y tratar de seguir adelante

— ¿Es por eso que no supimos nada de usted en una larga temporada?

— Exacto. Gracias a que cuento con buenos amigos que hicieron que volviera a escribir.  Bueno, creo que es todo cuanto puedo decirle


Por primera vez, Maxwell se quedó callado mirándola. Ahora conocía  su estado de ánimo de sus propios labios, aunque Philip ya le había puesto en antecedentes. Lamentaba profundamente  que hubiera tenido que  sufrir tanto sin poder evitarlo.  Pero también lamentaba que no conociera toda la verdad y, ahora más que nunca sería necesario que  supiera lo que en realidad ocurrió . 

Por el pinganillo, escuchó la voz de la regidora avisándole de que tenían que terminar, que sólo quedaba el tiempo para despedir el programa.

Fiona le miraba con ojos fulgurantes que no eran de rabia, sino de llanto.  Temía lo que vendría a continuación cuando se apagaran los pilotos.  Esperaba su reacción. En el plató todos estaban silenciosos, y miraban a ambos entendiendo todo lo que habían hablado , que era su propia historia, la de los dos.  Ella se levantó rápidamente para reunirse con Philip; quería salir de allí cuanto antes, pero Maxwell la retuvo por un brazo y la condujo hasta la sala en la que un poco antes habían estado haciendo tiempo para el programa.  ¿Había llegado la hora de hablar?

Fiona daba vueltas por la habitación retorciéndose las manos nerviosa.  No podía creer lo que acaba de hacerla.  La llevaron engañada y había abierto su corazón ante él, sin pensar que al otro día serían la comidilla de todos los medios de comunicación del país.  Él, de pie sin moverse, no encontraba las palabras que la calmaran, sólo había una cosa que podía hacer y era abrazarla, hacerlo con todas sus fuerzas, por todo el tiempo que habían permanecido separados ignorando la realidad ocurrida uno del otro.

 Avanzó hacia ella y la abrazó besando su cabeza. Ella se refugió en él llorando amargamente.  Ninguno habló, no hacía falta.  Pero tendrían que hacerlo esa misma noche y descubrir de una vez lo que ignoraban de esa etapa de sus vidas.

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