jueves, 13 de junio de 2019

El diario de Fiona - Capítulo 18 - Una nueva etapa

Tras cerrar el libro, trató por todos los medios de conciliar el sueño, pero no lo lograba, hasta que por fin, con las primeras luces del día se quedó dormido.  Con un sueño entrelazado con imágenes vividas en Serbia y otras con Fiona.  La cara de esta última se mostraba como la recordaba antes de su partida a Los Balcanes: unas veces sonriente, y otras llorosa.  Le tendía los brazos para retenerle, pero él se alejaba sonriente diciéndola adiós con las manos.  Y luego aparecía una imagen de mujer algo difusa, pero fácilmente reconocible, era Ana con un bebe en los brazos.

Se despertó sudando y jadeando ligeramente.  Decidió que no quería seguir durmiendo.  No quería imaginar a Fiona escribiendo en su diario.  Daría cualquier cosa por conocer los pensamientos que en él depositó, porque serían frases atormentadas, de dudas, de dolor por su ausencia...  Estaba convencido que su amor había sido firme por eso estaba tan dolida con él; la decepción, la frustración y el no desear verle, todo eran restos de la batalla que ella había mantenido consigo misma.  Ella también había sido una víctima de aquella guerra, pero sólo recordaba el sufrimiento de Ana, pero para su antigua novia, también había sido un calvario, y aún lo seguía siendo.  Su negativa a verle, era el resultado de su tremendo dolor por lo que consideraba el olvido de él, cuando en realidad fueron muy distintos los hechos que acaecieron.  Debía verla y hablarle.  Tratar de explicarle lo que motivó todo, porque estaba seguro que nadie le había contado la verdad, porque muy pocos la conocían en su totalidad y ellos estaban obligados a guardar silencio por su propia petición.  Nunca imaginó que ese silencio tuviese  consecuencias tan funestas para su relación, que creyó recobraría una vez llegase a Inglaterra.  Soñaba con ese momento cada vez que tomaba en brazos a su hija, pero también se daba cuenta de que el encuentro con Fiona no iba a ser fácil. Y ahora comprobaba que sus temores eran fundados puesto que ya no quería ni verle , y mucho menos escucharle  De tener la oportunidad de estar frente a frente ¿ creería su versión, la única, la verdadera?  No quiso seguir pensando en ello, ni tampoco continuar la lectura de su libro.. Se levantó y fue hasta la habitación de Jasna, que dormía plácidamente.  Era aún muy pronto para ella.  Fue hasta la cocina y se preparo un café.  Tenía un largo día por delante y buscaría el modo de que pasase rápido, sin saber por qué., probablemente  fuese el resultado de la noche tan mala que había pasado.

Mientras tanto Fiona se reunía con su editor para ultimar la presentación de su novela.  Estaba teniendo éxito entre sus seguidores que habían comprado la nueva obra.  Ellos le habían sido fieles y aguardaban  impacientes la nueva publicación que había sido anunciada en alguna librería.  La junta de la editorial, estaba satisfecha y decidieron ampliar  la difusión de la obra a otras ciudades importantes del Reino Unido y de esta manera incrementar las ventas.  Había controversia en las opiniones; unos decían en un lugar determinado, pero hubo mayoría para que fuera Londres, con un alto despliegue de publicidad que consistirían en firmas de libros, entrevistas en revistas especializadas y en algún programa de televisión con tertulianos que hablasen de literatura.
La vida privada de Fiona, seguía siendo un misterio para el gran público, y muchos pensaban que había sido un invento publicitario y que en realidad ella no existía, sino que su nombre era un seudónimo de otro escritor dedicado a otros temas más profundos y hacía una incursión en la novela romántica y de aventuras, por denominarla de alguna forma.

Y ese era el temor de Fiona, que se desvelase su auténtica identidad y el lugar en donde vivía. No es que la molestase especialmente que algún fotógrafo sacase fotos de ella en alguna cafetería , por ejemplo, pero lo que se cuestionaba no era eso, sino que él la encontrase. Aún no había olvidado el encuentro en ese centro comercial.  No quería verle por nada del mundo, porque no estaba segura de su reacción, si de nuevo le tuviera frente a ella.

  Por ese motivo rehuía toda las oportunidades que pudieran darse y esta vez era una de ellas. Peleó con su editor hasta el final, pero no hubo forma de hacerle desistir, así que se resignó a ello, y mentalmente pedía a Dios que no se diera esa oportunidad.  No quería ni pensar en ello. Aisling presentía lo que la ocurría, el porqué estaba tan nerviosa, tan de mal humor, cuando debiera ser todo lo contrario, ya que todo marchaba a las mil maravillas. Hizo que se sentaran las dos en el pequeño jardín de su casa y ante un té trató de que la expusiera sus temores y de esta forma tratar de apaciguarla

- ¿ De qué tienes miedo ? - la dijo
- No quiero verle, eso es todo
- Pero es absurdo.  Os desenvolvéis dentro del mismo espacio. Posiblemente se vuelva a dar esa ocasión, y no puedes estar huyendo toda la vida.  Haz frente de una vez a la situación; resígnate.  El tiene su vida y tú has de seguir con la tuya.  Si se diera la ocasión, no rehuyas hablar con él. Haz un saludo y punto
- Pero es que no me fio de mi misma.  No sé si podría siquiera mirarle.
- Escucha, escucha.  El ha formado su familia, tiene una hija.  Asume de una vez que es un imposible y sal adelante.  Guarda en lo más profundo de tu corazón ese amor, pero vive la vida. Es una anécdota, nada más.  Quién sabe si aún no has encontrado al hombre de tu vida. Sal ahí fuera y vive lo que  la vida,  te está ofreciendo,  lo que tanto has deseado.  Por otra parte, has firmado un contrato y una cláusula que no puedes rechazar, así que tú verás.  No creo que debas dar otra espantada, porque ésta, no te la perdonarían

Y poco a poco, fue consiguiendo lo que en un principio parecía imposible.  pero Aisling tenía la capacidad de calmarla, probablemente porque era conocedora  de lo que ella había sufrido por Maxwell y comprendía perfectamente la indecisión de su amiga. O porque eran del mismo parecer y sabía que si a ella la ocurriese algo parecido, probablemente se comportaría como Fiona. El caso era que había conseguido que la escuchara, y mohina y a regañadientes, descolgó el teléfono y contactó con el editor para decirle que de acuerdo, celebraría esa presentación que anunciarían a bombo y platillo. Y el departamento de marketing, contrató uno de los mejores salones de un prestigioso hotel de Londres, en donde se celebraría una especie de entrega de premios a varios literatos, que serviría a su vez para hacer mención a Fiona O'Neill, la joven novelista de éxito seguro.
Para ello enviaron varias invitaciones a diversos periódicos y revistas del gremio, así como editoriales de prestigio.  Era una presentación por todo lo alto, aunque ella lo hubiera aceptado a regañadientes por el motivo que todos conocemos, pero había de reconocer que, en pocas ocasiones, se daba a conocer a un autor tan joven con tanta publicidad. No la importaba recorrer toda Inglaterra firmando ejemplares, porque sabía que él estaría en Londres y no tendría posibilidad de poder verle, pero en esta presentación, era diferente.  presentía que a ésta sí vendría y eso hacía que se sintiera vulnerable e insegura.  Había preparado un discurso bien construido referente a cómo había imaginado el argumento de su libro, pero tenía muchas dudas de que recordara lo que debía decir, si por casualidad él se encontrara entre los asistentes.  Y era precisamente porque su argumento sería desvelado, no solo ante esa concurrencia, sino ante él, y sabría que todo lo escrito se refería a ellos dos.  No quería descubrir su alma ante esa persona que la había traicionado tan duramente, arruinando durante demasiado tiempo su vida. Que había conseguido que no disfrutase de lo que  con tanto ahínco deseaba: publicar un libro. Y que había coincidido  con su primera publicación, y que si no había arruinado su carrera, había sido por esos milagros inexplicables, que a veces ocurren en la vida.

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