domingo, 2 de julio de 2017

Los errores que cometimos - Capítulo 6 - Set de rodaje

Al cabo de cuatro días regresaban de nuevo a su rutina diaria, pero venían satisfechas con lo conseguido.Deberían organizarse para afrontar todo el trabajo que se les venía encima. Maggie estaba encantada de la vida con la perspectiva del rodaje. Sería una gran novedad en la monotonía de sus vidas.
Y así comenzaron la filmación  de los anuncios en un pueblecito cercano a Belesfiield. Al terminar la grabación celebraron una barbacoa en el restaurante de Maggie. Conoció a un ayudante de cámara muy simpático y atractivo; ambos expresaron su deseo de volver a verse.  . Esto ilusionó a Maggie, pero al tiempo pensó:"Seguro que en cuanto enfile la carretera se olvida de mi..¡ Dios mio ! no escarmiento"...

Esta vez la publicidad era más agresiva ya que se trataba de muebles de oficina, y ante unos objetos tan fríos había que darles calidez a base de la modelo. Cuando vieron la proyección final se quedaron todos expectantes averiguando la opinión del patrocinador

--¡ Es increible esta mujer! ¿Quién dice que está criando a un bebe de tan corta edad? Será fulgurante, estoy seguro- opinó el patrocinador

Y lo fue. De nuevo en las vallas apareció Emma, pero esta vez más sugerente. Había madurado su rostro, ya no tenía las facciones tan aniñadas, pero continuaba siendo hermosa: De nuevo al parar en un semáforo en Times Square, James pudo contemplar su rostro , y de nuevo algo se removió en su interior. Acababan de comunicarle que le habían concedido el premio Pritzker por la construcción de un moderno auditorium de música. Ya su estudio no se dedicaba a edificios sociales, sino a grandes construcciones que se encargó de promocionar Lissa en sus círculos de las altas finanzas. Deberían dárselo a finales de mes en San Francisco, pero ante la visión de la valla se le había borrado de la cabeza el premio. Sus ojos estaban llenos de la silueta de Emma; continuaba amándola aunque hubiera renunciado a ella desde hacía tiempo.

Emma pudo convenir con Crowford que hiciera su trabajo desde casa a través de ordenador, con lo cual podía atender a la pequeña Rosalyn y su trabajo. Los ahorros se le acababan pero con lo ganado en la publicidad podía resistir durante una larga temporada sin preocupaciones.

Maggie la sermoneaba constantemente por no haber aceptado la ayuda que su marido la ofreció con el divorcio, pero se había acostumbrado a sus regañinas y además sabia que lo hacía por cariño.

Era media mañana y estaba dando el pecho a la niña, cuando una alterada Maggie se presentó en su casa dando risotadas

--¿Quién dirás que me ha llamado y me ha pedido una cita?
--No tengo ni idea, pero me vas a sacar de dudas ahora mismo ¿verdad?
--Lewis- dijo Maggie
--Lewis, ¿y quién es?
--Hija , pues el ayudante de cámara
--¡¡¡Ah!!! no me acordaba-rió Emma

--Está en San Francisco y me ha pedido que vaya. Estará por una semana por no sé qué evento que tiene que filmar, creo que es un premio o algo así. Le he dicho que si
--¿Cuándo te vas?
--No, cuando nos vamos...
--¿Qué dices? No, ve tu sola. La niña no puede hacer ese viaje tan largo y además, ¿qué voy hacer yo con una niña tan pequeña en San Francisco? Tu debes ir sin mi. Sé que ese hombre te gusta, así que aprovecha la oportunidad
--Pero, es que yo quiero que vengas conmigo
--No seas absurda ¿cómo voy a ir contigo si lo que él quiere es estar a solas los dos juntos? Quizá sea el hombre de tu vida, aprovéchalo. Además estoy en pleno trabajo para la próxima campaña.
¿Cuando te marchas?
--Pues pasado mañana. Estoy contenta ¿sabes? Congeniamos muy bien y es muy atractivo ¿no te parece?
--Si, si lo es. Por lo que yo le conozco también es buena persona. Haréis buena pareja, y ahora vete y déjame . Mira la niña se ha dormido y no ha terminado de comer.
--Deberías retirarle el pecho, poco a poco y empezar con los purés. Tendrías más tiempo libre.



Al aeropuerto fue a recibirla Lewis, estaba nervioso. Aquella mujer le había impresionado cuando la conoció en la barbacoa. Era decidida, extrovertida y tenía la edad justa para él. Ya no eran jovencitos, pero todavía tenían mucha vida por delante.

Se hospedó en un lujoso hotel, en donde él también lo estaba. En ese hotel se iba a celebrar el evento en el que tenía que trabajar. Era la entrega del premio al mejor arquitecto, el Premio Pritzker, y se lo habían concedido a uno de Nueva York.  Cuando Maggie supo la noticia, le dio un vuelco el corazón

--No puede ser. Sería mucha casualidad que se tratase de la misma persona, imposible, ¡ con lo grande que es el mundo !

Lewis interrumpió sus reflexiones, pero algo la decía que no estaba muy descaminada. El evento se celebraría dos días después, así que tendrían tiempo de divertirse antes de tener que asistir a ello.

Salieron como dos jóvenes cogidos de la mano a conocer la gran ciudad y a divertirse todo lo que pudieran.


El gran vestíbulo del hotel estaba lleno de gente ataviada para las grandes ocasiones. Las damas con traje largo de noche y ellos con smoking. En un lado del mismo había un corrillo de gente en torno a un hombre alto, guapo y que parecía ser el merecedor de tanta expectación. Le acompañaba una mujer de edad mediana muy atractiva que se encargaba de presentarle a todas las personalidades asistentes a la reunión.

De frente al grupo, Maggie observaba a las personalidades. Lewis no podía acompañarla puesto que era el encargado de filmar el video del acto, pero ella con traje largo , también pensaba asistir a la entrega con la mayor curiosidad. No se equivocaba, aquel rostro lo había visto antes en casa de Emma: se trataba de James.

Se dirigió a recepción y pidió le facilitaran el número de habitación, cosa que no hicieron. Entonces ella se dirigió a las cabinas de teléfono y pidió avisaran al arquitecto galardonado, por nombre James...

Un botones voceó el nombre al que respondió el interesado y se dirigió al teléfono que tenían en recepción

--Si, dígame
--Usted no me conoce, pero me urge hablar con usted
--Lo siento, si es una periodista hablaré con todos ustedes en la conferencia de prensa de mañana
Siento me interprete mal , pero no puedo atenderla ahora. Como puede comprender tengo que corresponder  con  todas las personas que han venido, y me parecería una descortesía ausentarme
--Le aseguro que se trata de algo que le interesa mucho
--Por favor no insista. Mi mujer me está llamando; va a comenzar el acto, perdóneme
--Emma, ¿ le suena de algo?
--¿ Cómo dice? repita ese nombre
--Creo que será mejor que hablemos personalmente. Estoy en la 510. Creo que deberá hablar conmigo lo antes posible. De verdad que le interesa.




James terminó la recepción feliz por el reconocimiento demostrado. Lissa estaba radiante de felicidad y de orgullo. No le había defraudado, toda la confianza depositada en James la había sobrepasado. Había alcanzado el máximo galardón en su profesión. Ellos estaban felices, a pesar de la cara melancólica que durante toda la noche había podido observar en el rostro de James

--Deben ser los nervios y la emoción- pensó

Nuca imaginó el motivo real de esa impaciencia. Se acostaron muy tarde, pero a pesar de ello James no pudo conciliar el sueño. Deseaba con todas sus fuerzas que amaneciera pronto para poder hablar con aquella misteriosa y desconocida mujer que le hablaría de Emma, ¿de qué? Hacía mucho tiempo que ni siquiera habían cruzado una palabra, no se habían visto desde que salieran del despacho del juez y por ello no podía imaginar lo que le diría.

Después de desayunar James se excusó con Lissa argumentando que querían hacerle una entrevista

--Pero ¿ tan pronto?...
--Vuelve a dormir, espero terminar rápido

La besó en la frente y ella volvió a quedarse dormida. James se dirigió a Recepción y solicitó la comunicación con la habitación 510. No tuvo necesidad, Maggie se aproximó a él presentándose.

--Creo que debemos ir a un rincón tranquilo en donde podamos hablar sosegadamente. Es muy importante lo que tengo que decirle
--Como quiera, me tiene en ascuas¿Le ha pasado algo?
--Quiero advertirle que ella no sabe ni que usted está aquí, ni que voy a contarle algo que ella no me ha autorizado, pero creo que estoy obrando correctamente
--Si no le importa no ande con tantos preambulos, por favor. Como puede comprender estoy impaciente.
-Primero, para llegar al día de hoy, tenga paciencia y le explicaré cómo llegué a conocer a Emma.

Maggie hizo un relato pormenorizado de cómo llegó hasta el pueblo que ahora era su hogar. Por fin llegó al momento en que ambas mujeres establecieron su entrable amistad:

--Emma llegó al pueblo embarazada y quiso tener a su hijo en un lugar en donde nadie pudiera localizarla, no por vergüenza porque  no había tenido la culpa de que usted en determinado momento ejerciera violencia contra ella. Se enteró del embarazo después de que se divorciaran, y a pesar de que la insistimos para que se lo comunicara, ella no cedió. Una vez le llamó por teléfono delante de mi a instancias mias, fué justo el día que salió de la clínica después de dar a luz. La persona que cogió el teléfono le anuncio "que los señores" habían salido de viaje, por lo que ella interpretó que se había casado, y no quiso mezclarse en su matrimonio.
Tiene una hija preciosa de nombre Rosalyn y se parece a su madre.

La palidez del rostro de James era alarmante. No podía ser verdad lo que aquella mujer le estaba contando. No podía ser verdad que la crueldad de Emma hubiera llegado al extremo de ocultarle que era padre, sabiendo que era lo que más ambicionaba.   No podía ser verdad.

Estalló en una cólera contenida y sujetando fuertemente el brazo de Maggie, le suplico:

--No me mienta, no puede ser verdad. Ella sabe que todo empezó precisamente...
--Si, porque ella quería que esperasen para ser padres. Si también lo sé. También la he dicho que cometió el error más grande de su vida y que había perdido al hombre que amaba, pero ella no quería destruir su vida con esa confesión. Piense cree que usted la ha rehecho y está felizmente casado.
--Dígame cómo se llama ese lugar, por favor. Tengo que ir a verla, tengo que ver a mi hija. Pero no puedo perdonarla que me lo haya ocultado, no debió hacerlo aunque estuviese casado. ¿Lleva alguna foto de la niña?
--Si, desde luego. Tómela
--¿Qué tiempo tiene?
--Seis meses- le dijo Maggie mientras sacaba el pequeño álbum que llevaba en el bolsillo.

Ante él estaba aquella carita igual a la de su madre, con sus mismos ojos, su mismo cabello. Era un bebé precioso y era su hija.

Dos lágrimas resabalaban por sus mejillas. La emoción más grande le embargaba y no podía articular palabra.

--Apúnte por favor la dirección. Iré a verla lo ates posible. ¿Debo decirle que usted me ha informado?
--Haga lo que crea oportuno, de todas maneras ella va a saber que he sido yo la persona que le ha contado todo. Nadie más que yo sabe lo ocurrido, ni siquiera Crowford, que goza de toda su confianza.

Se despidió de Maggie agradeciéndole la noticia. Ella,  al ver alejarse a James exhaló un suspiro profundo de alivio. Sabía que había obrado como debía, aunque le costase un disgusto con Emma.

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