jueves, 20 de julio de 2017

Al final del camino - Capítulo 5 - Coven Garden

Conduciendo su coche, Rose, Ingrid y Daphne, enfilaron la carretera que les conduciría hasta Londres. Tenían todo un fin de semana para divertirse, aunque en realidad a penas llegaba a un día y medio, ya que el domingo tenían que regresar a Porthleven.  Pero eso no impedía que estuvieran contentas y dispuestas a comerse el mundo, unas más que otras. Hacía mucho tiempo que habían realizado la última escapada.  Mientras viajaban, cada una de ellas narraba  las novedades que habían ocurrido en sus vidas, desde la última vez que se vieron.

Y como no podía ser menos, Rose, comentó que había conocido a un escritor.  Un nuevo vecino en la localidad. Un chico apuesto y simpático del que se había hecho amiga.

- Por lo visto se está haciendo un nombre y tiene bastantes seguidores
-¿ Y ha venido a vivir a Porthleven?- dijo Ingrid
-Si. Dice que buscando tranquilidad. Según él Londres es muy estresante
- Pues aquí se morirá de aburrimiento - comentó Daphne - Y las tres rompieron a reir

Para las chicas era toda una novedad divertirse en la gran ciudad, aunque el bullicio de la gente les atolondraba un poco, acostumbradas al silencio de Porthleven.  Llegaron tarde al hotel, pero no perderían ni un momento.  Lo justo para cambiarse de ropa, cenar algo e ir a los lugares en donde acostumbraba a divertirse la juventud londinense.  No era la primera vez que hacían esa escapada, pero si llevaban bastante tiempo sin reunirse. El hotel estaba cerca de King Cross, bajaron por esa calle hasta llegar a Picadilly Circus, y después irían a Trafalgar Square y al Coven Garden.  En el Coven estaba todo el ambiente juvenil, en donde los jovenes bebían hasta hartarse.  Ellas no buscaban alcohol, sino disfrutar del ambiente de jolgorio que allí se daba. Daphne, una de las chicas, posiblemente la más atrevida, entabló conversación con otro joven y en consecuencia:  invitación a una copa y una cita para el día siguiente.

Sus otras dos amigas, se preocupaban y le recomendaban que tuviera más calma y no se fuera con el primero que se presentara.  No le conocía y posiblemente ´él la pediría algo, pero...,  quizás ella ¿estaba dispuesta a darlo?.  Era tarde y estaban cansadas, así que Ingrid, la otra amiga, y Rose, decidieron regresar al hotel.  Tenían ganas de acostarse. Desandarían el camino de llegada e irían paseando. ; Hacía una bonita noche y les apetecía  hacerlo.  Daphne prefirió quedarse un rato más asegurando a sus amigas que estuvieran tranquilas

- Tomaré un taxi hasta el hotel.  No soy tan tonta como para engancharme con el primero que llega.  Aunque me gusta bastante, pero no, esta noche no. Si mañana me pide salir, me lo pensaré.- Dio un beso a cada una de ellas y fue a reunirse con el chico y su grupo de amigos.

Y llegaron al hotel, cansadas, pero contentas. Planearían lo qué hacer al día siguiente, pero esperarían a que llegase Daphne para comentarlo entre las tres.  Pero Dapne llegó cuando estaban desayunando, muerta de cansancio, así que las saludó, se dio un ducha y se metió en la cama diciendo que no la despertaran para nada.  Las comentó que había conocido a un chico guapísimo y muy simpático que se presentó a la reunión de amigos bastante después de que ellas se marcharan.

- Una pena.  Os hubiera encantado. Creo que con ese si podría enrollarme.  Se llama Richard.  Volveré a verle esta noche.  Y  ahora dejadme dormir, por favor.  Estoy muerta de cansancio.

Rose se quedó parada. No dijo nada.  Sería demasiada  casualidad que fuera "ese " Richard.  Es un nombre muy común, y además él no quiere ni oír hablar de Londres.  No, será otro Richard.
Sonrieron y la dejaron descansar.. Irían a pasear y sobre la marcha ya verían lo qué hacer.  De lo que si estaban seguras es que no podrían contar con su amiga. Intentaron entrar en algún museo, pero habían unas colas impresionantes y no estaban dispuestas a perder todo la mañana en una fila.

 Decidieron comprar Fish and Chips y comerlo por el camino hasta llegar a Hyde Park.  El sol era espléndido y les apetecía sentarse en el verde.    Pasaron, prácticamente,  toda la mañana en el parque. Comieron en una taberna y después recorrerían el centro de la City, aunque por no  ser laborable, había poca vida  en las calles, ya que casi todo son oficinas y al ser sábado nadie trabajaba.  Volvieron de nuevo a Trafalgar Square y desde allí se encaminaron nuevamente hasta llegar al hotel.  Recordaron el Coven. Se preguntaban qué sería de su amiga, si por fin habría salido con el último chico que la había enloquecido.  Su curiosidad no se vería satisfecha hasta que se vieran.  Rose, algo inquieta, se preguntaba si había merecido la pena hacer el viaje sólo para pasear y comer  Fish and Chips.  Y la verdad era que siempre hacían lo mismo, con la excepción de que en esta ocasión Daphe se había despegado de ellas.

- Posiblemente pensó lo mismo que yo estoy pensando en estos momentos: que no merecía la pena - se dijo Rose
- Estás muy callada - comentó Ingrid
- Pensaba que somos unas aburridas, y si merecía la pena darse la paliza de las cuatro horas de viaje para sentarnos en el verde de Hyde Park
- ¿ Te has aburrido ?
- ¿ Tú no ?- respondió Rose -. A ver, me he expresado mal, sólo que tenemos que programarlo mejor- rectificó para no  dañar a su amiga.

Y Daphne salió con el segundo  chico guapo que la había entusiasmado , y pasó la noche del viernes,  el sábado,  y parte de la noche de ese día, con él.. No la importó que Richard la creyese una ligera de cascos,. Sólo le vería ese día porque  saldrían el domingo después de comer. Ninguno de los dos dio a conocer más que el nombre, ni siquiera donde vivían.  Era una aventura de una noche de alegría juvenil y desahogo emocional. Sólo eso importaba.  Llegó al hotel a punto de amanecer. Entró sigilosamente en la habitación para no despertar a sus amigas, que seguro se escandalizarían al conocer que se había acostado con el chico guapo del Coven.

Fue durmiendo durante todo el camino. Las amigas se miraban y se reian: estaba rendida. " Menuda noche habrá tenido ", pensaban entre ellas, y no se equivocaron, porque según las explicó más tarde, eran dos volcanes en erupción.

 Esa expresión no terminaba de complacer a sus amigas que no cesaban de recriminarle su ligereza en acostarse con el primero que se lo propuso, sin saber nada de él, sin medir las consecuencias que pudieran haber de esa noche de pasión.

- Chicas, no temáis.  No soy una pardilla; tomo mis precauciones y él también

Pasada media tarde, ya estaban de regreso en casa. Hicieron un pequeño recuento de cómo lo habían pasado, y la que más sonrió fue Daphne, dispuesta a repetir la experiencia en otra ocasión, y no tardando mucho   Rose dejó a sus amigas en sus casas y camino de la suya, pasó frente a la de Richard.  Todo estaba apagado y su coche no estaba aparcado en la puerta.  Pensó que habría salido .  Le hubiera gustado charlar durante un rato con él, y haber comentado su escapada a Londres, que desde hacía mucho tiempo no había hecho.

 Seguro que se hubiera alegrado al conocer que nos hemos divertido.  Puso de nuevo el coche en marcha, y emprendió el regreso a su casa.  Todo estaba en orden, nada lo había alterado.  Dejó el maletín en el suelo, y conectó el contestador por si tuviera algún mensaje.  Nada más que la monótona voz de la grabación es lo que escuchó. Desharía el pequeño equipaje, y prepararía todo para acudir al día siguiente a trabajar.

No la gustaban los lunes, los aborrecía,  posiblemente porque el primer día de la semana siempre le traía alguna complicación. Se durmió pronto, se levantó temprano, pero no había descansado lo suficiente.  Se sentía como si la hubieran dado una paliza, y es que en realidad así había sido.  No estaba acostumbrada a dar la caminata tan grande que habían dado en su paseo por Londres.  Sonrió al imaginar qué cuerpo tendría Daphne después de sus noches de orgías.

- Es una loca, y una atrevida.  Nunca me hubiera ido con alguien al que no conociera, Aunque, tampoco lo he hecho aún conociéndole.  Pero está claro que a ella le importa un pepino lo que piensen los demás. Sólo le interesa pasarlo bien en ese momento, y el mañana Dios dirá.

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