miércoles, 26 de julio de 2017

`Al final del camino - Capítulo 14 - Tête a tête

Y Rose fue informada de la llamada que había tenido.  Le extrañó que quisiera saludarla. Hacía mucho tiempo que habían perdido el contacto y había demostrado no  sentir ningún interés en hablar con ella. No terminaba de encajar con Daphne desde aquel fin de semana en Londres en que se encaprichó de aquel chico de la que ella ya estaba enamorada.  Y sonrió al pensarlo, acariciando instintivamente,  su viente. Pero  ¿cómo es que sabía su número de teléfono ?- No quiso seguir pensando más en ella.  Tomó el suyo y se dispuso a despertar a su marido.  Una voz somnolienta atendió la llamada
- ¡ Vamos, despierta domilón !
-¡ Rose! ¿ eres tú ?
¡ Claro que soy yo ! ¿ Quién iba a ser si no? ¿ No me estarás poniendo los cuernos, verdad ? Y se echó a eir.  Estaba muy segura del amor de su marido y de su fidelidad, a pesar de las circunstancias por las que estaban pasando. Él renunció a la llamada de la Naturaleza para no molestarla.  Una duda comenzó a tomar fuerza en su cabeza

- De sobra sabes que no. Cuando regrese, tenemos que hablar
-¿ Qué ocurre ?
- No pasa nada.  Sólo que me encontré ayer con una persona y he de comentarte algo, pero no es adecuado por teléfono, y además no tuvo mayor trascendencia
- Se trata de Daphne ¿ verdad ?
-¿ Cómo lo has sabido ?
- Pues  porque acaba de llamarme. Estaba dormida aún y quedó en volver a hacerlo.  ¿ Ha ocurrido algo ?- Le preguntó dudosa, a lo que Richard respondió de inmediato
- No ¿ cómo se te ocure? Te lo explicaré todo cuando llegué.  Será mañana.  Lo estoy deseando.  Te echo mucho de menos y deseo verte cuanto antes
- Pero aún te quedan un  par de días ¿ no ?
- Si, pero lo he anulado. Hoy termina mi periplo y regresaré a casa
- ¿No estarás preocupado por mi  ¿ verdad ?
- ¡ Claro que lo estoy ! Hasta que no nazca el bebe, lo estoy por ti, por vosotros.

Después de frases cariñosas se despidieron, pero la duda se instaló en la cabeza de Rose. No la extrañaría que ellos hubieran tenido un "tema".  Conocía a Daphne ; era una mujer preciosa y ella estaba hecha un desastre, y además hacía tiempo que no tenían relaciones sexuales, por lo cual, el terreno estaba abonado.  No quería ni pensarlo.  Su Richard no le haría eso.

- Paciencia, paciencia, Rose. Posiblemente esta misma noche ó mañana a más tardar lo sabrás todo.  No te mortifiques por algo que no sabes. Él mismo te dijo que se habían visto ¿ por qué no ha podido ser un  encuentro simplemente ? No te calientes la cabeza con ideas absurdas.  Richard no se lo merece; te quiere a rabiar y espera con ansia la llegada del bebé -.  Y decidió que no merecía la pena adelantar acontecimientos, pero no estaba muy convencida de ello.

Y Richard regresó. Y abrazó a su mujer como nunca lo había hecho; se sentía feliz de estar juntos de nuevo y a la vez preocupado y ansioso porque llegara el momento de su alumbramiento, a la vez que lo temía,.  Rose se extrañaba de la efusividad de su marido; no hacía tantos días que se habían separado y nunca le había demostrado su cariño tan ardientemente. Y poco a poco comenzó a sentir celos.  Unos celos irracionales.  Se miró en el espejo del vestidor y se vio horrible, con un viente exagerado, las piernas algo más gruesas de lo debido y torpe, muy torpe al caminar, como nunca había estado.  Sintió lástima de ella.  Ya nunca volvería a ser bonita, y su marido poco a poco dejaría de amarla.  Y sin querer la efigie de Daphne, se asomó a la ventana de su imaginación.


Pero no dijo nada.  Esperaría a que él hablase; mientras tanto se mostraría alegre y jovial como siempe.  Tuvo que esperar a la noche, cuando en la cama y con las manos enlazadas, Richard le narró su encuentro, su tentación y su rechazo.  Ella le escuchó en silencio, sin dejar de mirarle.  Sabía que la estaba diciendo la verdad
-He de pedirte perdón, amor mío
-¿ Por qué ? ¿ Qué has hecho para tener que perdonarte?- la dijo él sonriendo
- He pensado mal de tí. Lo siento


- Ya.  Has creído que me he acostado con ella ¿ no es eso? - Rose afirmó con la cabeza
- No lo he hecho. Te amo, Rose, profundamente. No hay ni habrá nadie en mi vida más que tú. Comprendo por lo que estás pasando, pero ya queda poco y todo pasará. Os amo a los dos, a ti y al hijo que vas a darme ¿ cómo crees que pueda olvidarlo? No Rose, no hemos tenido nada, a pesar de que ella se insinuó abiertamente, pero yo te necesito a ti y a ninguna otra. No tengo nada que perdonarte.  Ella no representa nada ; ni siquiera cuando estábamos juntos representó más que una aventura ocasional, y ella lo sabe  Pero se ha casado con un hombre mayor que ella que constantemente viaja y Daphne se aburre mortalmente.  Busca aventuras con las que matar su soledad.Eso es todo.  Y ahora dame un beso y durmamos.

Y, como siempre, se besaron y se durmieron abrazados .  Rose sonreía segura de que era el centro de su marido. Pero al mismo tiempo pensaba, que ésta vez no había ocurrido nada, pero quién sabe si a la próxima se diera la ocasión. Cualquier discusión en la que él se marchara  enfadado y surgiera alguna chica que le hiciese olvidar el disgusto que habían tenido.  Había sido egoísta.   Debió tener en cuenta las necesidades de su marido y no sólo las suyas. Hablaría con el médico por la mañana; tenía que haber alguna forma de practicar sexo sin dañar al bebe. ¿ Cómo no lo había pensado antes.


Bien es cierto que quedaba muy poco para el alumbramiento, pero después vendría la cuarentena y tasmpoco sería posible. Tenía que solucionarlo y pedir consejo con quién mejor podría dárselo: su ginecólogo.

En cuanto se levantó, y lo hizo pronto, buscó en la agenda el número de su médico,.Pediría hora para ese mismo día, no podía esperar mucho más, ya que en unos días saldría de cuentas, y después en cualquier momento podría llegar el bebe.

Estaba inquieta y preocupada por él; sabía que su espíritu era ardiente y llevaban meses sin intimidad, y a cambio él viajaba mucho. Estaba segura de que le era fiel, pero... no demos facilidades.  Los hombres lo necesitan. No son iguales que nosotras, su naturaleza es así, así está formada. Había sido ¡ tan egoísta y tan torpe!.  Pero no se dio cuenta, hasta la llamada de Daphne; fue entonces cuando su cabeza comenzó a preocuparse por ello.  De momento no le diría nada Pretextaría una salida a la peluquería, porque estaba segura que si supiera a que se debía esa salida, no lo aprobaría, pero ella se sentía en la obligación de cumplir como esposa.

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