domingo, 9 de julio de 2017

Cuando no lo esperaba - Capítulo 1 - Punto final

Había tirado el bolso sobre el sofá y  se había desplomado sobre el sillón, ocultando su rostro entre las manos. ¿ Por qué había ocurrido? ¿ Qué es lo que había motivado aquella tremenda discusión, degenerando en una monumental bronca y la consabida ruptura de su unión con Stephan?

Habían pasado una agradable tarde en la terraza de aquel elegante café, en la tranquilidad de una bonita tarde primaveral. Elise y Stephan charlaban animadamente comentando el próximo enlace de sus más íntimos amigos que tendría lugar en menos de una semana.

Elise sería dama de honor de Margaret.  Se conocían desde pequeñas. Habían ido juntas al colegio, al instituto,  y por último a la universidad. Habían escogido carreras diferentes, pero nunca habían perdido el contacto.  Margaret había conocido, al que sería su marido en pocos días,  al comenzar su trabajo como profesora de literatura inglesa en un instituto de secundaria. El era el director del mismo,  y poco a poco fueron fomentando, lo que en un principio fue amistad, para terminar enamorándose y próximamente unirse  en matrimonio.

No entendía la actitud de Stephan tan airada, tan fuera de lugar.  De repente,  se abrió en la mente de Elise el motivo por el cuál estaba de tan malhumor:  la boda de su amiga.  Le preguntó a bocajarro:

- ¿ Qué te pasa? ¿ Acaso estás enamorado de ella?- lo dijo casi sin pensar y esperando ser desmentida

Ante la pregunta tan inesperada, Stephan no supo responder.  Balbuceaba entrecortadamente, y el color de su rostro se había tornado ceniciento.  La  forma en que fue formulada  la pregunta  por Elise, confirmaba su sospecha.  Comenzaron una discusión que culminó con la ruptura de la pareja

Se conocían desde la adolescencia  y habían seguido en la universidad.  Nunca sospechó que los sentimientos de Stephan se inclinaran hacia Margaret y,  no hacia ella . ¿ Le había jugado su imaginación una mala pasada, había imaginado un romance donde no había más que amistad?  Estaba claro que era ella la que estaba enamorada, pero ¿ por qué él no le había aclarado antes la situación?   Su cabeza trabajaba a mil por hora, intentando comprender la actitud del que,  hasta ese día,  había sido su " novio ".

Ahora entendía muchas de sus actitudes. Durante toda su relación, los momentos íntimos habían sido frios y como para "cumplir un trámite".  Ella carente de experiencia creía que era lo correcto , a pesar de que sus besos eran distantes. Ahora lo veía todo claro.  Había sido un cobarde al no declarar que le era imposible amarla, dado que quería a su mejor amiga.

Poco a poco, la rabia dio paso a un llanto desconsolado.  No sólo había perdido al hombre del que estaba enamorada, sino que su auto estima había quedado seriamente dañada. ¿ Qué debía hacer ?  No se sentía con fuerzas para verle a diario, en el aula de la universidad, puesto que ambos estudiaban lo mismo  Pero eso ya lo pensaría...  De momento aguardaría a la boda de su amiga, y después tomaría el rumbo de su vida.

El teléfono no paraba  de sonar.  Dejó conectado el contestador automático.  No deseaba hablar con nadie.  La voz de Stephan saltaba una y otra vez

- ¡ Vamos, Elise ! Sé que estás ahí.  Por favor, coge el teléfono. Tenemos que hablar

Ella no contestaba.  Se tapaba la cabeza para no oírle. En ese momento le odiaba con toda su alma, y lo que menos deseaba era atender su llamada.  Stephan dejó pasar unas horas para que ella se calmase y pudiera darla alguna explicación. En vista de que no atendía el teléfono, decidió personarse en su domicilio y cara a cara explicarla lo ocurrido.


- Tienes razón en enfadarte conmigo.  Debí explicarte lo que siento hace mucho. No debí dejar transcurrir tanto tiempo..., en eso tienes razón , y lo comprendo..., pero yo no mando en mis sentimientos. Ignoro en qué momento y de que forma me enamoré de ella. Deseé olvidarla. Puse todo mi empeño en que lo nuestro funcionara, pero no ha sido así, y créeme lo lamento profundamente.  Lamento el daño que te he podido hacer. No sé qué rumbo tomar, porque a estas alturas... los dos hemos perdido.  Sólo aspiro a que algún día me comprendas y puedas perdonarme. ¡ Ojalá olvides este desgraciado episodio y puedas encontrar la felicidad que no he sabido darte.  Creo que lo mejor es poner tierra de por medio rápidamente.  Adiós Elise, de nuevo perdóname.

Stephan depositó un ligero beso en la mejilla de Elise y cerró la puerta tras de si, dejando a la muchacha paralizada ante la puerta de su casa.  No acudió a clase y estuvo recluida en su dormitorio durante dos días, llorando amargamente y lamentando el cruel destino que había permitido aquella relación sin futuro.

Stephan no acudió a la boda y Margaret lamentó con Elise su ausencia.  Ignorante de la realidad, que ella  había callado,  y seguiría ocultando la razón de su repentina marcha, para no enturbiar la felicidad de su querida amiga.  Pero en su interior se sentía estafada por el que había sido su novio.Se veía bonita, eso es lo que le decían todos ¿ entonces? No había sido lo suficientemente atractiva para atraer a Stephan. Su autoestima estaba bajo mínimos. No volvería a ser capaz de enamorarse de nadie. Nunca le olvidaría. Había destrozado su corazón para el resto de sus días.



No tenía interés por nada y decidió suspender los estudios, cuando a penas  faltaban dos meses para finalizar el año académico.  No la importó. Buscaría un trabajo y más adelante, cuando la herida sangrara menos, quizá volvería a retomar el curso.  Fue firme en su decisión, buscando olvido para su dolorido corazón

Dejó de salir, y perdió el contacto con sus amigos.  Nada le importaba; sólo deseaba estar sola, que nadie le peguntara nada, que nadie hablase con ella, que nadie la viera:  Huir de todo y de todos. Todo su mundo se había derrumbado sin remisión. ¿ Cómo no se dio cuenta antes? ¿ Analizándolo fríamente, pensó que las señales estaban ahí y eran claras, sólo que ella no quiso verlas.  Ahora todo estaba  diáfano, pero  cegada por los sentimiento, no quiso verlo y sin embargo  eran rotundas en sus relaciones sexuales.  Ahora lo veía claro.


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