Cuando Rose se marcho , el viejo señor Morgan, reprochó a Jeremy el comentario. No deseaba más enemistades y le parecía algo prematuro que Anthony se enterara de la estancia de su hermano de esa forma tan repentina. Al menos debería llamarle por teléfono antes de que su mujer le informara. Sería una forma de romper las hostilidades entre ambos. Se lo debía por muchos motivos, pero el principal era por tratar inculparle de algo que había sido motivado por Jeremy y, hasta ahora, nunca le habían pedido perdón, ni él ni su hermano.
Pero lo que menos sospechaban era que, Anthony, aún estando muy dolido y queriendo a Julie con todas sus fuerzas, no se prestase a esa comedia cruel que estaban tramando.
Y entonces pensó que demasiado noble y buen corazón tenía para, al cabo del tiempo, volver a establecer el contacto que nunca debieron perder. Sin embargo, ahora iban a darle un nieto y, por ello les estaba agradecido.
Estaría muy pendiente de la actitud de Jeremy, que, aunque parecía que había regresado cambiado, no terminaba de fiarse. Sabía que, solapadamente, Rosemary estaba "trabajando" en ese sentido para que la familia, que entonces fueron hasta que se originó el problema, volviera a reunirse. Lástima que su mujer no estuviera ya para verlo.
Le constaba que el distanciamiento, la hizo sufrir mucho. Ahora estaba solo y la echaba tremendamente de menos.
Jeremy acompañó a Rose hasta la casa de su madre. No se conocían, y mucho se temía que la versión que de él tenía, no era muy agradable. Pero le gustaba la forma de ser de su cuñada.
Según sabía era extremadamente inteligente. Había observado que trataba a su padre con cariño, y él mismo le había dicho que hablaban con frecuencia por teléfono. Que adoraba a Anthony, y eso, a pesar de las diferencias con su hermano, le tranquilizaba y hacía que él, también la apreciara.
¿Se marchó de Irlanda huyendo de Julie? No, ya que había abortado. De todas formas, él hubiera cumplido con ella, pero nunca se vió como un hombre casado.
Habían pasado los años, y ahora envidiaba a su hermano que amaba y era amado por una exquisita mujer y además iban a ser padres en unos meses.
Ya tenía edad para formalizar su vida, pero ¿como? Las amistadas que tuviera entonces, ya no las tenía. Y, aunque así fuera, los hombres estaban casados o en víspera de ello. Y las mujeres, ya volaban por otros cielos. Empezaría de nuevo, algo que a él no le preocupaba en lo más mínimo.
Había amasado una pequeña fortuna en Brasil, ya que tenía una visión especial para los negocios. La cuestión económica no le preocupaba en lo más mínimo. Ni el tiempo que tardara en organizar alguna pequeña empresa, tampoco. Pero, los años, la soledad de su vida, sí comenzaban a pesarle. ¿ Se atrevería a pedir consejo a su hermano? Estaba seguro que le prestaría ayuda.
Antony tenía un corazón generoso, pero lo primero sería pedirle perdón y arreglar su contencioso. Para eso se desplazaría a Londres. Era optimista de que Anthony le ayudaría, y para ello contaba con Rose a la que abriría su corazón , y lo haría durante el viaje. Sin ambages, con la verdad por delante. Además trataría de involucrar también a su cuñada, que según le había explicado su padre, era un lince y había salvado a su hermano de un gran problemón.
Aprovechó que su padre veía la televisión y, desde su habitación, marcó el número de su hermano. A la tercera llamada, respondió la voz de Anthony que contestó extrañado por el número desconocido que marcaba el teléfono. No era ni de su padre ni de su mujer.
— Seguro que es una equivocación
No obstante respondió. Al otro lado, un breve paréntesis en silencio y, al fin, la voz conocida de su hermano Jeremy. En un principio se alarmó pensando que había ocurrido algo. Pero al instante lo rechazó ya que le hacía en Brasil y no en Irlanda.
-—¿ Jeremy? ¿Eres tú? ¿Ocurre algo?
— No. No te alarmes. Todo está bien. Papá y tu mujer están bien. Quería que supieras por mí, que he regresado definitivamente a casa. Seguro que te lo comentará Rosemary cuando te llame. He de felicitarte: tienes una mujer preciosa y ¡vaya sorpresa! Me vais a hacer tío. Deseo hablar contigo, así que he pensado volver a Londres acompañando a tu mujer que está en puertas de regresar. Quiero pedirte perdón. Tarde, ya lo sé, pero deseo hacerlo. Desde que mamá ha muerto, he pensado mucho y quiero que volvamos a ser hermanos cariñosos, aunque de vez en cuando nos peleemos, pero os he echado mucho de menos. Así que he pensado acompañar a Rose, y de este modo la cuidaré durante el viaje.
Anthony no salía de su asombro. No sólo por la llamada, sino por la familiaridad con que le estaba explicando todo. Y al fin y al cabo, era su hermano y, aunque nunca lo había expresado en voz alta, le preocupaba la deriva que tomaba su vida. Sabía que su madre pugnaba por reconciliarles, pero no lo consiguió más que con su muerte.
— ¿ Estás ahí?— preguntaba Jeremy extrañado de que no le respondiera
— Si, si. Estoy aquí. Sólo que estoy sorprendido. No esperaba ni tus disculpas ni tu presencia en casa. Estoy de acuerdo. Mamá sufrió mucho por nuestro distanciamiento y creo que es el mejor homenaje que podemos hacerla. Me alegra que cuides de Rose; ella es todo para mí ¿ Quién iba a decirlo? Pero ya ves, nos conocimos por pura casualidad y ¡vamos a ser padres! Te quedarás en casa, porque imagino que no tienes donde quedarte en Londres como no sea en un hotel. Así que vivirás con nosotros hasta que quieras.
— No deseo crear problemas. Entenderé que lleváis poco tiempo de casados y querréis estar a solas. No os estorbaré. Gracias hermano. Será por poco tiempo. Deseo pedirte consejo sobre negocios, comprarme un apartamento y empezar una nueva vida, lejos de la bohemia que he tenido hasta ahora.
— Dime ¿Cómo está mi mujer?
— ¿Cuánto tiempo hace que no la ves?
— Dos días. Mañana hará tres. La necesito Jeremy. Nunca sospeché que dependería de la sonrisa, de la cara y de las broncas, de una mujer: de la mía. Pero así es
— ¡Caray, hermano ! Si que os ha dado fuerte. ¡Ojalá yo tenga la misma suerte! Te dejo, porque iba a llamarte y anunciarte mi llegada, pero he querido adelantarme. Me parecía lo correcto. Nos vemos mañana. Un abrazo
— Un abrazo Jeremy. Cuídamela y recuerda: es mía.
Ambos hermanos, reconciliados, rieron con una tremenda carcajada. Ahora sí, ambos tenían su conciencia tranquila. Se alegraba de haber vuelto a casa; todo ha resultado mejor de lo que esperaba. Y, a su vez, Anthony sonrió al teléfono satisfecho.
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Autora: rosaf9494quer
Edición Abril 2021
Ilustraciones: Internet
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