miércoles, 28 de abril de 2021

El jefe - Capítulo 17 - El cuñadísimo

Anthony había dicho a su mujer, que el anillo que les "unió", lo había comprado en Viena, y no era cierto. Lo había comprado para regalárselo a Julie. Pero no pudo hacerlo, ya que la posible maternidad de ella, cortó en seco  toda relación. ¿ Debía aclarárselo ahora ? Era el momento oportuno. De las confesiones. No volvería a tener otra oportunidad. Al fin, como sin darle importancia, le dijo la verdad. A Rose no le gustó nada. Podía haberlo hecho desde el principio, porque aún ni siquiera eran novios, y mucho menos se habían casado todavía. ¿ Qué más mentiras tendría escondidas ?

Decidió pasarlo por alto, aunque tenía recelo. Al menos por esa noche era suyo en exclusiva. El amanecer de mañana sería otra cuestión. Estaba muy influenciada por la declaración realizada por él, pero confiaba que pasando noche por medio, todo volviera a su justa medida. Reconocía que había tenido "sus asuntos", pero aún ella no había entrado en su vida. 


Se amarían como si nada hubiera pasado. Seguirían con su vida adelante como si nada la alterase. Se sintió amada por ella misma, no por la evocación de otro amor, ya lejano en el tiempo.

Él había descargado su conciencia; no quería barreras entre ellos. Sólo pedía que la hubiera convencido la declaración hecha aquella noche . Que no hubiera cortinas de humo entre ellos, porque había sido totalmente sincero con ella.

Rose decidió dar por olvidado el incidente, al menos de momento.. Fue la esposa pasional de siempre y, el marido enamorado de su mujer. Probablemente, firmara la paz con su padre y hermano y, de nuevo, volvieran a ser un núcleo familiar.

No tenían prisa por levantarse. Habían tenido una maravillosa noche y deseaban volver a vivir esas sensaciones sentidas, como si fuera la primera vez que hicieran el amor de recién casados. Porque en realidad lo eran, pero había transcurrido el tiempo, y aunque ellos seguían  "entusiasmados" aquella noche fue especial. Sería una compensación para disipar alguna duda que aún quedara. Porque en ese acto tan íntimo, no cabían los fingimientos, sólo lo que verdaderamente sentían. Y no era otra cosa más que amor puro y sincero.

 Tan especial  fue el encuentro entre ellos que, Rose, se quedó embarazada.

La confirmación de la noticia traería algunos cambios en su vida. Él estaba más pendiente de ella y, pasados los cinco meses de embarazo prácticamente la obligó a dejar el trabajo. No quería que se estresara. Que estuviera tranquila y relajada en casa, aunque eso supuso otra pequeña discusión entre ellos. argumentando Rosemary, que no estaba enferma , sólo embarazada. Pero ante la rotundidad de él, no tuvo más remedio que aceptar. Anthony argumentó que si al bebe le ocurriera algo motivado por su trabajo, no se lo perdonaría nunca.


Y aunque lo dijera con la boca pequeña, sería mejor no tentar a la suerte, aunque él lo dijera fingiendo que estaba enfadado.

La colmaba de caprichos y su carácter cambió. Estaba siempre contento y notaba que su pecho se ensanchaba cada vez que veía a su mujer. Habían olvidado totalmente el disgusto que tuvieran motivado por las discrepancias familiares. Para Anthony había sido un lavado de conciencia y tranquilidad para Rose, que cada vez se reafirmaba más en su amor por él.

Sin embargo, acostumbrada como estaba a trabajar, en casa se aburría de no hacer nada. Tenía una señora que hacía las veces de ama de llaves y se encargaba del funcionamiento del hogar.

Rose, cuando Anthony se marchaba a la oficina, salía a pasear  y así pasaba, casi dos horas. No obstante, hasta la hora en la que llegaba su marido, se le hacía interminable.

Algunas veces Anthony se retrasaba por motivos del trabajo. No había querido reemplazar  su puesto, y optó por hacerse cargo personalmente de la parte que Rose atendía. Con lo cual llegaba más tarde a casa e incluso alguna noche cenaba fuera por motivos  de negocios con algún inversor.  Ella le esperaba acostada. Le echaba de menos.

Decidió que era hora de realizar una visita a su madre, antes de que el embarazo estuviera más adelantando. Debería tratar de convencerla, una vez más, de que viviera con ellos. Y que, si acaso, pasara temporadas en Irlanda, porque cuando tuviera a su hijo, no podría visitarla con tanta frecuencia, sobre todo en los primeros meses de vida de la criatura.
Trató de que Anthony la acompañara. Sería sólo un fin de semana.

— Espera al próximo. Estoy con unos inversores de Australia. Ahora no me puedo ir.

—- Está bien. No te preocupes. En el estado en que estoy, una semana es mucho tiempo. así que no lo aplazaré.

No la gustó la respuesta de su marido, pero comprendió que él también tenía sus compromisos, de manera que organizó el viaje para visitar a su madre y a su suegro, que hacía mucho que no le veían.
 Sentía lástima de ver tan solos  a ambos padres. Aunque Anthony no estuviera totalmente de acuerdo con la decisión del viaje

 Se había marcado una meta:  que les volvería a unir; sólo esperaba que naciera su nieto y ese día, sería la reconciliación de la familia. Estaba segura de ello.

Al llegar  a la casa de su suegro, tuvo la sorpresa de que Jeremy, había decidido regresar  y establecer su vida sensatamente, dejando atrás Brasil y a las brasileñas.
No la agradó mucho el retorno, máxime tras conocer el motivo de la enemistad entre los dos hermanos. También pensó que, ya había pasado el tiempo suficiente para echar "pelillos a la mar".


Fue él, quién abrió la puerta, quedando ambos sorprendidos. No sabía que Rose frecuentaba la casa de vez en cuando, y que su figura había cambiado.
La mirada inquisitiva es lo que no la gustaba y la ponía nerviosa, aunque también pudiera ser que fuera su forma de mirar, sin más.

Sería porque apenas le conocía, porque estaba influenciada por el relato que hiciera Anthony, es que sentía algo de rechazo hacia él.
Quizá con el paso del tiempo todo fuera más normal. Y más le valía, porque durante esa visita, supo que se quedaría definitivamente : "para cuidar de mi padre" . argumentó. Cosa que posiblemente así fuera, pero no terminaba de creérselo.

— No puede ser tan sinvergüenza—  pensó. 

Tras saludarse, él la dio la enhorabuena y la condujo hasta la salita en la que su padre leía tranquilamente, el periódico The Guardian. No sabía por qué, siempre había creído que era de tendencias conservadoras. Claro que leer un periódico izquierdista no significaba que él lo fuera, sino que era un diario serio sin falsas noticias..  Contento, se levantó para abrazar a Rose, ante la mirada de Jeremy, que sonreía de medio lado. 
No hablaba no decía nada, sólo la miraba ¿ La estaba analizando? ¿ Le recordaría otra cara, otra persona? ¿ Le tenía miedo? Por un lado si, pero por otro, no le creía capaz que dijera o hiciera algo fuera de tono. Era su cuñada, no una chica que pasaba por la calle. No obstante debía plantarle cara y romper el hielo existente entre ambos. Y para ello ir de frente y por derecho.
 
— Y bien Jeremy ¿Hasta cuándo vas a quedarte?

—Querida cuñada, gozaréis de mi presencia definitivamente. Me he cansado de la playa de Copacabana y de las bellezas brasileiras. Me estoy haciendo mayor ¿ sabes? Y ahora son otros mis intereses

— ¿ Puedo saber cuáles son?

— Formar una familia. Anthony me ha dado envidia. Ya veo que vais a tener continuación, y eso me alegra.

— ¿ En serio ? Haces bien. Pero no me hace tanta gracia que sea de nuevo por envidia. 

— ¿ A qué te refieres?

— A nada en concreto. Es una forma de hablar



Pero ambos sabían por donde venían los tiros. No le había hecho ninguna gracia que su hermano la contase sus aventuras, pero claro, ya se sabe : dos que duermen en un mismo colchón...

 El padre  observaba con curiosidad. Aún tenía esperanzas de que hicieran las paces ambos hermanos; estaba seguro que contaba con la complicidad de su nuera y de ese niño que venía en camino.

- Rose ¿ Quieres tomar algo ? - la preguntó, rompiendo de este modo el silencio que se había instalado entre ella y Jeremy.

Aceptó la invitación y con ese paréntesis, parecía que había vuelto la paz entre ellos. No obstante, se observaban, como analizando lo que cada uno  pensara. 
Jeremy admiraba a aquella mujer que se había convertido en su cuñada y sería la madre de su primer sobrino. 

- ¡ Lástima que la haya conocido cuando es demasiado tarde ! Quédate tranquilo Anthony: esta vez no te robaré nada .

Pasado un rato, Rose decidió regresar a su casa. Estaba más tranquila porque su cuñado, se había mostrado simpático y hasta cariñoso con ella. Algo que la sorprendió gratamente.

—¿Por qué no te quedas esta noche? — la pidió su suegro

— Sólo he venido el fin de semana. Mi madre también desea tenerme — respondió

— ¡Claro, claro! Ya sabes que puedes venir cuando quieras. A ver si la próxima vez Anthony también viene contigo — dijo su suegro

— ¿ Cuándo regresas? - preguntó Jeremy

— Pasado mañana

—  Quizá vaya contigo ¿ Me daríais hospedaje?

— Jeremy, eres la familia de mi esposo¡ Claro que te doy hospedaje!

 Al despedirse, se besaron con un beso ligero, pero que sería el comienzo de la ruptura de sus hostilidades. Se lo comentaría a Anthony. Era un primer paso y si ella tenía que convertirse en árbitro, lo haría. Sabía que en el fondo su marido deseaba que su hermano regresase a casa y que finalizaran sus discrepancias. Sólo que lo ocultaba. Se sentía dolido, pero era generoso y aún más tratándose de su único hermano.


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Autora: rosaf9494quer
Edición Abril 2021
Ilustraciones: Internet

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