Anthony no parecía estar cohibido entre las dos mujeres, a pesar de no conocer a la madre de Rose, y con ésta seguir un determinado protocolo. Pero la charla entre ellos había transcurrido cordialmente, y Rose, se alegró de que, al menos durante un rato, hubiera dejado algo de lado su tristeza. Y fue ella, precisamente la que menos hablaba. Sólo observaba.
Admiraba la soltura e inteligencia que demostraba su madre. Era una mujer inteligente y con don de gentes, y en esta ocasión lo estaba demostrando. ¡ Ojalá, y ella tuviera esa soltura y no tanta timidez ante los extraños!
Cuando hubo terminado su almuerzo, decidieron que era hora de salir del restaurante, o les echarían a escobazos de allí. Habían llegado, al menos ellas, a las doce del mediodía, y eran las cinco de la tarde, cuando levantaron "el vuelo".
Anthony, tenía mejor semblante que cuando se encontraron, y la madre de Rose le observaba con discreción, pero persistentemente, las miradas que dirigía a su hija. Se había dado cuenta de que él la tuteaba, y ella, le hablaba con el protocolo que corresponde a un jefe y a su empleada. Pero no era esa la cuestión, porque él también debía respetar esa distancia, y sin embargo no lo hacía.
Por la experiencia vivida, sabía que las miradas con que se refería a Rose, no eran nada protocolarias.
— Hablaré con Rosemary. Él está loco por ella .¿ Es que no se da cuenta? Aunque conozco a mi hija, y sé que tampoco él la es indiferente ¡ Menuda pareja !
Con el pretexto de que estaba cansada, les dejaría que dieran un paseo ellos solos. Ambos lo necesitaban; o al menos a ella se lo parecía. La acompañaron hasta su casa, y ellos decidieron que hacía una tarde preciosa para pasear. May, es un condado precioso y con sus paisajes comenzaría su charla. Anthony en un momento dado, la tomó de la mano, y Rose a su contacto, sintió un latigazo que nunca había sentido, pero no la retiró
— ¿ Te molesta? — la dijo pidiéndola permiso
—- No, en absoluto. Sólo qué …
— Te extraña ¿ no es eso ? No debería. Te lo he dicho muchas veces. Ahora, en esta situación, necesito que estés cerca. Seguí tus consejos del otro día y, decidí que debía despejar mi mente. Eso no significa que no eche de menos a mi madre: nunca la olvidaré, pero también te necesito a ti. ¿ No te has dado cuenta de nada?
— No sé a qué te refieres
Si, también ella le tuteaba. Habían dejado a un lado el tratamiento formal, para ser sólo ellos y sus sentimientos. Estaba claro que, ambos sentían algo y, él era más sincero: los declaraba abiertamente. Pero esas dudas de ella, hacía que estuviera en vilo porque no sabía si lo que sentía era recíproco o que estaba viviendo una época en que necesitaba el cariño y la comprensión de alguien. Y ella estaba allí, y él sentía algo más que interés por ella, aunque Rose, no se diera por aludida.
Durante unos minutos, ninguno de los dos habló y, fue él quién expuso los planes que tenía con ella.
— Espero que lo que voy a pedirte lo analices en su justa medida. Que no te asuste ni te aleje de mí, porque ahora te necesito más que nunca. Desde hace tiempo me interesas, pero no como una relación pasajera, sino formalmente y cuando, ambos, nos conozcamos bien, pensar en nuestro futuro juntos. Sé lo que piensas referente al trabajo, pero lo que ha sucedido en mi vida en estos días, me ha hecho recapacitar en que, lo que piensen los demás no me importa. La vida es sólo una y además efímera, y yo la quiero vivir contigo.
— No creas que es una decisión pensada en "caliente" ahora por la muerte de mi madre. Si así lo sientes, deséchalo de tu cabeza. Te he tenido muy cerca desde hace algún tiempo, pero no ha sido algo repentino. Muy al contrario, me fuiste ganando día a día, y poco a poco. Traté de evitarlo, precisamente por lo cercana que estabas a mi, pero fue imposible.
— En una ocasión me dijiste que en la oficina iban a tomar las cosas de otra manera. Y ¿sabes qué? Me da igual lo tomen como quieran. Nuestras vidas están en juego y sólo nosotros hemos de tomar la decisión que nos convenga.
— Sé que no puedo forzar tus sentimientos. Que no es porque estoy sensible, sino porque, precisamente por eso, al escuchar tu voz cuando me llamaste, supe que te quería, que te necesitaba a mi lado. Hoy he salido de casa porque me ahogaba en ella. Todo recuerda a mi madre. Sé que es muy reciente, y que me esperan días duros: tú bien lo sabes. Cogí el coche y carretera adelante, pero no sabía que estabas aquí. Desconocía que estabas, precisamente ahora, en este condado. Ha sido casualidad, pero ello me ha conducido a hacerte esta confesión y no esperar más.
— Te ruego lo pienses detenidamente porque mi proposición es en serio y con la idea de convertirte en mi esposa. No creas que es algo pensado en esta comida. Si no te lo he dicho antes, ha sido por tu distanciamiento en la oficina. Pero como ya te he explicado te quiero y te necesito … Ahora.
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