sábado, 5 de enero de 2019

Te esperaba - Capítulo 8 - Algo pendiente entre ellos

Y como tenían previsto, el parto se presentó al atardecer, lo que mantuvo a toda la plantilla en vela.  Era difícil y los riesgos aumentaban..Todos estaban ayudando a Robert y a la matrona. Emma le hablaba para distraerla y secaba su sudor, Mientras Sean comprobaba sus constantes vitales. Emma nunca había presenciado un parto y miraba asombrada la serenidad que mostraba tanto Robert como  Teresa, expertos ambos en estas  circunstancias.   Y ya rayando el alba, la criatura decidió que ya era hora de conocer el mundo y a sus padres, que lloraban de emoción.

Emma salió impresionada de los esfuerzos que debía hacer aquella mujer para que su hijo saliera al mundo.  Necesitaba tomar un poco de aire y relajarse tras la tensión vivida durante toda la noche.  Se sentó en las escaleras de entrada al dispensario y allí, sin saber muy bien porqué, el llanto la invadió; eran nervios y emoción por presenciar el milagro del nacimiento de una persona.  Le temblaban las manos, estaba destemplada y no sabía qué hacer.  Robert apareció en el umbral de la puerta y al ver   a Emma, se acercó despacio para no sobresaltarla.  Se tapaba la cara con las manos y su cuerpo temblaba de pies a cabeza, por un momento se asustó, pero al cabo de un instante, ella elevó su rostro hacia el cielo y se fue serenando.  Entonces él se acercó a ella
-¿ Estás bien ? - la dijo
- No muy bien la verdad
- ¿ Es la primera vez que presencias un nacimiento?
- Así es, y me ha impresionado-
 Te acostumbrarás.  En esta zona las mujeres tienen bastantes hijos, así que no será el último que presencies.  Estaba preocupado porque el bebe venia  en una postura complicada, pero pudimos darle la vuelta.
- Es algo maravilloso y a la vez aterrador - dijo ella sonriendo tenuamente
- Te he traído una taza de café.  pensé que necesitabas reanimarte.  Ha sido una noche larga y complicada - la dijo extendiendo su brazo
- Gracias, eres muy amable- respondió ella
- Nos has ayudado mucho con la madre. No sé lo que la dirías, pero estaba más calmada. Esa es una labor importante también, en todo el proceso.  Se te dan bien las personas, tienes magia para ellas.

- ¡ Qué dices ! Sólo trato de ayudar en lo que pueda
- Deberías ir a dormir un rato.  El día no ha concluido. Relájate, duerme unas horas y después vuelves para relevarnos
-¿ Os quedáis de guardia ? Pues yo también.  No quiero privilegios
- No los tienes. debes descansar.  Nosotros también lo haremos.  Sean se ha ido a dormir ya; tú debes hacer lo mismo
- No.  Me quedaré con vosotros, aunque no pueda hacer nada más que serviros el desayuno
-Eres muy cabezota.  Te pareces en eso a tu... - Se detuvo sin llegar a pronunciar el nombre de Lissa, pero no hizo falta, era demasiado tarde y Emma se dio cuenta de ello.
- Dicen que las gemelas y las mellizas, son idénticas en carácter. ¿ Es eso lo que te parezco ?  Vas buscando a Lissa a cada momento, y yo no soy ella.  Probablemente nos parezcamos físicamente, pero teníamos caracteres opuestos. Así que no veas en mi a Lissa, porque ella ya no está.
- Perdona, no he querido decir eso.  No busco en tí a Lissa; tu eres tú y ella era ella.  No entiendo lo que te pasa conmigo.  He notado que me rehuyes constantemente, y siempre estás dispuesta para atacarme, y francamente no lo entiendo. ¿ Qué es lo que tienes en mi contra? ¿ Qué no pude salvarla ? ¿ es eso ?  Créeme que hubiera  deseado su  curación más que cualquier otra cosa en el mundo, pero tenía lesiones muy, muy graves.  Se clavó el volante en el pecho a pesar del airbag.  Las costillas habían perforado los pulmones y había perdido mucha sangre.  El bazo estaba roto y dañado el hígado.  No tenía la más mínima posibilidad de vida. Yo no provoqué el accidente, ni tuve culpa en ello.  Creo que hablas así desde tu dolor, que entiendo, pero no puedo hacer nada más. En lo sucesivo evitaré encontrarme contigo y dirigirte la palabra. Creo que será lo mejor hasta que regrese a casa.  Y ahora discúlpame, he de revisar a los pacientes
.

Y dando media vuelta, se alejó de Emma que se quedó sin palabras para rebatir lo que él pensaba .  No le faltaba razón.  Estaba en su contra pero por algo que ni siquiera podía imaginar.  Pensaba que el recuerdo de su hermana estaba muy presente en su vida, y que efectivamente veía en ella la reencarnación de Lissa.  Y eso la desesperaba porque imaginaba que su acercamiento a ella era por ese motivo..¿ Se sentía tan frustrado como lo estaba ella ?.  Pensaba que no había servido de nada su desplazamiento hasta América;  buscaba algo que estaba fuera de su alcance, y creía que a él le ocurría lo mismo.  Ambos amaban  de la misma manera, pero a personas distintas.
Pensó en Lissa mientras estaba presenciando el alumbramiento, y sintió por primera vez que su hermana había cometido un gran error al abortar; ni siquiera se lo había mencionado a Robert, no quería aumentar su decepción, a pesar de todo.  Porque le quería enormemente no quería que sufriera más por ella.  Posiblemente nada de esto hubiera ocurrido si ella hubiera aceptado a ese niño, o hubiera cambiado de pareja.  Quién sabía lo que el destino tenía preparado para cada uno de ellos.  ¿Hubiera ocurrido de todas formas el accidente? ¿ A dónde iba su hermana cuando lo sufrió? ¿ Y si hubiera cambiado de itinerario ?  Se volvía loca de tanto pensar porque se daba cuenta  de que, a pesar del tiempo transcurrido, aún no había asumido la pérdida de sus padres y hermana.

LE asustaba la idea de que no tenía a nadie a quién recurrir.  Que estaba completamente sola en el mundo. ¿ Cómo sería dentro de unos años?  Deseaba de todo corazón encontrar a un hombre que la amase y a quién amar.  Entregarle todo lo bueno que guardaba en su interior y poder llevar una vida tranquila.  El hombre a quién amar ya lo había encontrado, sólo que él, aunque no lo reconociera, seguía enamorado de la chiquilla del instituto, y mientras la tuviera presente en su vida no habría lugar para nadie más.
Durante todos esos años desde que se perdieran de vista, en realidad vivió del recuerdo de su hermana, y la prueba era que había tenido novia y su relación no cuajó.  Y ahora él buscaba un acercamiento a ella, pero  lo que  buscaba era  la cara de Lissa, su sonrisa, su picardía, y su frivolidad, porque tampoco asumía a la Lissa que murió ante sus ojos sin poderlo remediar.  Lissa estaba presente  entre ellos y nunca lograrían estabilizar sus vidas, mientras eso fuera así.
Y sus vidas transcurrieron normalmente, pero sólo cambiaban las palabras precisas procurando que nadie se diera cuenta de la tensión existente entre ambos, algo difícilmente  de ocultar.  Su tratamiento entre ellos había cambiado radicalmente.  A penas se dirigían la palabra y ninguno de ellos intervenía en la conversación del otro cada vez que, al final de la jornada, se reunían todos alrededor de un café para comentar el día.

Sean sospechaba algo de lo que les sucedía   Un día que intentó hablar con Emma, esta le cortó en seco diciendo que era un tema que no quería ni rozarlo.  El médico, amigo de ambos, no volvió a insistir, pero se reafirmo que entre ellos había algo que les impedía llevar una vida normal.

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