domingo, 6 de enero de 2019

Te esperaba - Capítulo 9 Recuerdo y pasión

Y los días transcurrían sin novedad alguna.  Todo estaba tranquilo, pero las fechas de permanencia en Guatemala llegaban a su fin, ante la desesperación de Emma y la impaciencia de Robert.  Deseaban y temían el día de su partida.  Les iban a echar mucho de menos, y ella tenía más tristeza de la debida y  Carmen se lo notaba y por muchos esfuerzos que hacía porque hablase con ella, no lo conseguía.  Era hermética y no había forma de que se desahogara, de que aliviase aquello que la estaba haciendo sufrir.

La víspera de la partida, hicieron una fiesta especial consistente en una cena diferente a la diaria.  Robert la miraba de vez en cuando como buscando una respuesta a lo que les había incomodado y desperdiciando el tiempo de estar juntos.  Tomarían un vino en la cena  ya que  estaban algo melancólicos por la partida de sus amigos.  Tendría que pasar un año para volverse a ver.  Un año de incertidumbre y dudas de que se volviera a repetir la visita, porque cualquier otro asunto pudiera evitarlo.
Emma sabía que había quemado definitivamente su último cartucho ¿ Debía romper el hielo ?  El regresaría a Europa y ella permanecería allí, distanciándoles miles de kilómetros y sin facilidades para poder hablar.  Y en un año podían pasar  ¡tantas cosas !  Cinco minutos eran suficientes para cambiar el curso de toda una vida.  A todos les extrañaba que bebiera más vasos de vino de lo que acostumbraba. No era bebedora, sólo en ocasiones, pero quizá esa noche sería una de ellas.
Al final, después de la sobremesa, decidió que no podían separarse con el mal gusto de boca de su desencuentro y le llamó aparte.  Hacía una noche estrellada, con el cielo limpio y en completo silencio, con solo los ruidos de algunos insectos y lejanos  mugidos de alguna vaca.  No sabía cómo decirle que deseaba hablar con él y por señas le indicó que saliera fuera.  Nadie se dió por aludido, aunque todos se dieron cuenta de que deseaban estar a solas. ¿ Como comenzar la conversación ? Y una voz interior la dijo " discúlpate ".  Y así lo hizo. Pero él también quería hacerlo y todo fue más fácil cuando a una,  los dos dijeron lo mismo

- Deseo disculparme por ...  - Rompieron a reír y ambos se quitaban la palabra uno al otro cediéndose la vez.
- Bien por ésta vez, creo que debo comenzar yo - dijo Robert -.  Lo siento, siento lo ocurrido.  Deseo ser amigo tuyo.  Creo que no empezamos con buen pié.  Debía hacerme cargo de que es mucho dolor el que has tenido que soportar tu sola, y aún los recuerdos te mortifican.  Lo siento. Probablemente mi orgullo herido de adolescente se mantiene aún dentro de mi cabeza, pero te aseguro que cuando te miro te veo a tí, a Emma, y no a Lissa.  No te negaré que la quise mucho y me impactó grandemente el verla en el quirófano.  Cuando dejamos de vernos ella siguió adelante con su vida y yo con la mía.

- Pero no te das cuenta.  Aún la sigues amando y eso te impide ver a tu alrededor
- No, no es cierto.  Guardo un recuerdo de ella agridulce y muy doloroso,  por todo lo ocurrido antes del accidente y en el accidente.  Mi amor por ella se fue amortiguando con el paso del tiempo, pero el dolor por haberla perdido reavivó  los recuerdos y la tristeza  por su inútil pérdida.  Nada más.  Es cierto que aún no me ha llegado la hora de volverme a enamorar, y a veces creo que seré un solterón cincuentón, porque no encuentre a nadie de quién volverme a enamorar
- A eso es a lo que me refiero.  estás marcado por ella, por su recuerdo bueno o malo, eso tú lo sabrás. Y sin darte cuenta, inconscientemente deseas revivirlo en mí.
- Creo que esta conversación no conduce a nada.  Por favor dejémoslo así.  Vamos a tardar mucho tiempo en vernos, si es que eso ocurre. Guardemos un grato recuerdo de esta nuestra última noche.

Y entonces Emma supo que no había lugar en su vida para ella.  La tristeza se apoderó de ella y el llanto acudió a sus ojos, sorprendiendo a Robert que no esperaba tan grande emoción.  Llevó su mano hasta el rostro de ella y secó sus lágrimas mientras la miraba a los ojos.  Lo que vió en ellos le asustó un poco sin saber muy bien a qué atenerse.  pero instintivamente sintió algo en su interior que hizo avanzase hacía ella y besarla dulcemente.  Al contacto de sus labios Emma respondió y ambos se abrazaron, nublándose su sentido común y acercándose aún más el uno al otro.  Todo sucedió rápidamente.  Los acontecimientos iban por delante de ellos y cuando se dieron cuenta, se encontraron en la cama de Robert y la hacía el amor sin que ella opusiera resistencia, sino más bien todo lo contrario. Lo había deseado con todas sus fuerzas desde hacía mucho tiempo y al fin había sucedido.  Al día siguiente estarían lejos uno del otro, pero al menos ella tendría ese recuerdo permanentemente  hasta que se vieran de nuevo, si es que eso volviera a repetirse.


Permanecían en silencio, sin hablar, sin mirarse, pero uno junto al otro enlazadas sus manos.  No querían dormir.  Sabían que las horas pasaban rápidas y habrían de separarse cuando amaneciera.  Ellos tenían un largo camino hasta llegar a la capital y enlazaran con un avión que les llevara a casa y con un poco de suerte sin tener que hacer transbordo. Primero tendrían que personarse en Médicos del Mundo para avisar de su regreso a Londres.  Con suerte tomarían el avión en un día o quizás dos.
 Sean notó que su amigo estaba demasiado silencioso y sonrió para sí.  Estaba muy claro: él  se había enamorado de Emma, a pesar de que ya se conocían.  Pero el entorno,  la unión entre todos, los sucesos vividos día a día, les habían empujado el uno al otro, pero en cuanto llegaran a la vorágine de la gran ciudad y a los problemas del hospital, todo quedaría atrás, y un año era mucho tiempo para unos enamorados que ni siquiera podrán hablar.  Allí no funcionaban los móviles, no tenían cobertura, y  la mayoría de las veces, la emisora del dispensario,   estaba estropeada, y aún así había que dejarla libre por si surgiera alguna emergencia.  Lo tenían difícil, y el caso era, que merecían ser felices.  Por fin, se decidió a  romper el silencio que Robert guardaba con la vista  fija en la carretera y en la nuca del chófer que les conduciría fuera de aquella zona.

- ¿ Qué te pasa ? Vas muy callado
- Nada, no me pasa nada.  Lo de siempre. La nostalgia por tener que dejar este país
-  Yo diría que algo más -
- Te equivocas.  Nada más. Que cada vez me cuesta más volver a nuestro día a día.  Creo que dentro de unos años terminaré por vivir aquí. Todo es diferente, pausado, hasta en los momentos más difíciles.  Por cierto, también me voy preocupado por los amigos que acabamos de dejar.  Se aproximan las lluvias
- Pero eso ocurre todos los años.  Ellos saben como desenvolverse en situaciones difíciles.
- Cierto, pero no en todas pasará un huracán tan cerca. No puedo evitarlo, estoy preocupado.

Y ahí cortaron la conversación.  estaba claro que le preocupaba la situación de los que habían dejado atrás, pero, sin nombrarla, Sean sabía que se refería a Emma.  Los nativos sabían cómo actuar en situaciones difíciles, ya que casi todos los años, se daban situaciones similares, pero ella era la primera vez, y apreciaba un interés por la  muchacha.

- Voy a dar una cabezada - es lo que dijo, y de este modo zanjó el coloquio que habían mantenido.

Tardarían tres días en salir de Guatemala, y en la capital los avisos constantes a la población les hacían ver que probablemente, el temporal fuese más fuerte de lo habitual.  El huracán pasaría por la costa del pacífico en México, dejando su rastro patente también en Guatemala, y por si todo ello fuera poco, un volcán estaba a punto de entrar en erupción.  Estaba claro que la Naturaleza castigaba a quienes menos culpa tenían del maltrato que la estamos dando. No dormiría, pero al menos no tendría que hablar; sus pensamientos volaban hacia ella.  Algo había ocurrido durante la noche, además de hacer el amor.  No fue casual esa despedida, sino que algo les impulsó a ello.  Era como si tuvieran el presentimiento que no se volverían a ver. Conocía a Emma desde el instituto y sabía que no era amiga de provocaciones ni de perder la cabeza.  Muy al contrario que su hermana

.Y de nuevo llegó hasta su memoria la imagen de Lissa. Su hermana tenía razón, la recordaba a cada paso, a pesar de que creyera que la había olvidado, pero no era cierto, seguía mandando en su vida.  Y se sintió culpable de haber hecho el amor con Emma;  ella no era una cualquiera, no se acostaría con el primero que se presentara.  Todo le llevaba a un mismo sitio:  Lissa. Aún después de muerta, mandaba en sus vidas, en la de ambos y eso es lo que Emma le reprochó aquella noche en que discutieron. ¿ Sería que aún después de haber desaparecido, su espíritu coqueteaba con él, como hizo en vida?
- No pienses en estupideces.  Tú,  precisamente,  que conoces a la perfección la metamorfosis del cuerpo humano después de morir. Por favor, no seas crío.  Te acuerdas de ella porque aun no has olvidado que estabas loco por Lissa y al verla morir, todo volvió a recrudecerse.

Y le recordó  a Emma aquella primera vez que acudió al Centro Comercial para excusar a su hermana. Y lo incómodo que estaba él con su presencia.  No le parecía de buena educación despedirse en el preciso momento en que le dijo que Lissa no acudiría a su cita.  Creyó odiar a esa insignificante chiquilla que siempre que se encontraba  con Lissa y con ella, se ruborizaba bajando la cabeza. Y ahora, en ese momento, supo lo que  motivaba  su comportamiento en la cama de la noche anterior, le hizo comprender que no era algo premeditado que ella buscara, sino que lo deseaba desde hacía mucho tiempo porque se enamoró de él entonces.  Y ese era el motivo de que tanto le reprochase que se acordara de su hermana. La tenía envidia al ser amada por mi, y seguía envidiandola porque yo la recuerdo.  Pero se equivoca, no es porque siga enamorado de ella, sino que siento una compasión infinita por ambas: una porque en plena juventud se ha ido, y  la otra porque desde que nos conociéramos ha estado sufriendo por algo imposible como era que la amase, estando Lissa de por medio.
Se había dado cuenta cuando ya estaban lejos, cuando no podía convencerla de que estaba equivocada.  Sería difícil hacérselo comprender desde la distancia, y sin embargo la noche pasada  fue una explosión de sentimientos por parte de ambos, más que de deseo. No fue sólo sexo, sino entrega total y absoluta.  ¿ Estaría él enamorado de Emma y no se había dado cuenta?

- Esto es una locura.  No albergo más sentimiento hacia ella que el de la compasión por su tristeza.  Eso no me gusta, no merece que la compadezcan, sino brindarle ternura y comprensión. Lo merece. Está pasando por momentos muy difíciles aunque ella no se de cuenta.  ha de pasar el duelo, que en su caso son tres, porque los tres fueron consecuencia de lo ocurrido a Lissa.  Confío en que encuentre a un hombre que al fin la haga feliz y dé estabilidad a su vida definitivamente,.

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