Cuando Rose se marcho , el viejo señor Morgan, reprochó a Jeremy el comentario. No deseaba más enemistades y le parecía algo prematuro que Anthony se enterara de la estancia de su hermano de esa forma tan repentina. Al menos debería llamarle por teléfono antes de que su mujer le informara. Sería una forma de romper las hostilidades entre ambos. Se lo debía por muchos motivos, pero el principal era por tratar inculparle de algo que había sido motivado por Jeremy y, hasta ahora, nunca le habían pedido perdón, ni él ni su hermano.
viernes, 30 de abril de 2021
El jefe - Capítulo 18 - Jeremy
miércoles, 28 de abril de 2021
El jefe - Capítulo 17 - El cuñadísimo
Anthony había dicho a su mujer, que el anillo que les "unió", lo había comprado en Viena, y no era cierto. Lo había comprado para regalárselo a Julie. Pero no pudo hacerlo, ya que la posible maternidad de ella, cortó en seco toda relación. ¿ Debía aclarárselo ahora ? Era el momento oportuno. De las confesiones. No volvería a tener otra oportunidad. Al fin, como sin darle importancia, le dijo la verdad. A Rose no le gustó nada. Podía haberlo hecho desde el principio, porque aún ni siquiera eran novios, y mucho menos se habían casado todavía. ¿ Qué más mentiras tendría escondidas ?
Decidió pasarlo por alto, aunque tenía recelo. Al menos por esa noche era suyo en exclusiva. El amanecer de mañana sería otra cuestión. Estaba muy influenciada por la declaración realizada por él, pero confiaba que pasando noche por medio, todo volviera a su justa medida. Reconocía que había tenido "sus asuntos", pero aún ella no había entrado en su vida.
Se amarían como si nada hubiera pasado. Seguirían con su vida adelante como si nada la alterase. Se sintió amada por ella misma, no por la evocación de otro amor, ya lejano en el tiempo.
Él había descargado su conciencia; no quería barreras entre ellos. Sólo pedía que la hubiera convencido la declaración hecha aquella noche . Que no hubiera cortinas de humo entre ellos, porque había sido totalmente sincero con ella.
Rose decidió dar por olvidado el incidente, al menos de momento.. Fue la esposa pasional de siempre y, el marido enamorado de su mujer. Probablemente, firmara la paz con su padre y hermano y, de nuevo, volvieran a ser un núcleo familiar.
No tenían prisa por levantarse. Habían tenido una maravillosa noche y deseaban volver a vivir esas sensaciones sentidas, como si fuera la primera vez que hicieran el amor de recién casados. Porque en realidad lo eran, pero había transcurrido el tiempo, y aunque ellos seguían "entusiasmados" aquella noche fue especial. Sería una compensación para disipar alguna duda que aún quedara. Porque en ese acto tan íntimo, no cabían los fingimientos, sólo lo que verdaderamente sentían. Y no era otra cosa más que amor puro y sincero.
Tan especial fue el encuentro entre ellos que, Rose, se quedó embarazada.
La confirmación de la noticia traería algunos cambios en su vida. Él estaba más pendiente de ella y, pasados los cinco meses de embarazo prácticamente la obligó a dejar el trabajo. No quería que se estresara. Que estuviera tranquila y relajada en casa, aunque eso supuso otra pequeña discusión entre ellos. argumentando Rosemary, que no estaba enferma , sólo embarazada. Pero ante la rotundidad de él, no tuvo más remedio que aceptar. Anthony argumentó que si al bebe le ocurriera algo motivado por su trabajo, no se lo perdonaría nunca.
martes, 27 de abril de 2021
El jefe - Capítulo 16 - ¿ Por qué ocultarlo ?
Rosemary guardaba silencio sin dejar de mirarle. Él paseaba por la estancia. Con las manos en los bolsillos del pantalón, la cabeza baja y el entrecejo fruncido. Habiendo pasado el tiempo, no terminaba de entender el rencor, y el ocultamiento por parte de su marido. ¿ Acaso la seguía amando? ¿ Sería ese el motivo? Sin duda el dolor que debió sentir era demasiado grande como para olvidarlo.
La había respetado, y no por falta de deseo. Y se enteraba que su hermano, su propio hermano, estaba liado con ella. No sólo era culpa de Jeremy, de Julie también. Le daba evasivas constantemente y al fin había sabido que no era por la discusión que tuviera, sino por la vergüenza que ella debía sentir.
Tendría que renunciar a ella forzosamente, no por la circunstancia de honor, sino porque había dejado claro que no le importaba , y que el acercarse a él, había sido para ligar con su hermano. Su orgullo no lo soportaba.
—El tiempo pasaba lento, y triste para mi. Despreocupado y alegre para Jeremy. Comencé en la universidad, y recordaba que ella también lo haría. Sentía un fuego interior que hacía que se convirtiera en rabia, porque había perdido al amor de mi vida sin haber dado motivos para ello. Pero estaba claro que sería mi amor, pero para ella no. Todavía no llegaba a comprender por qué seguíamos juntos si no me amaba, y había dejado claro que sus preferencias estaban con mi hermano.
— Llegaron las vacaciones, tras el primer año de universidad. Ella volvió a casa de sus padres y, a escondidas, se siguió viendo con Jeremy. Pero ni siquiera una explicación para mí. Coincidíamos a veces en algún lugar y a mi se me iban los ojos siguiéndola, pero ni una sola mirada me dedicaba. Ni algunas palabras que justificasen su cambio de actitud. Nada. ¿ No me merecía una explicación?
—Tiempo después, supe por un amigo común, que Julie estaba loca por Jeremy y que se veían casi a diario. Con lo cuál me aconsejó que olvidara el tema y siguiera con mi vida.
Anthony hizo una pausa, sin duda para tratar de serenarse ante el relato que estaba haciendo a su mujer. Era la primera vez que hablaba de ello con alguien. Siempre lo había guardado en lo más profundo de sus sentimientos. Necesitaba hacer acopio de fuerza para narrar el final del relato. Del porqué de su animadversión hacia su hermano y su padre. La explicación de todos esos años que vivió con la amargura del primer fracaso y tratando de asimilar lo que después llegó.
—Vivía como en una burbuja. No quería saber nada de nada ni de nadie. Ese aislamiento en el que había convertido mi vida, me hizo ignorar, la realidad de lo que estaba sucediendo. Me enteré por casualidad de lo que ocurría: Julie estaba embarazada.
—Estaba claro que no era mío, sino de Jeremy, a todas luces el otro protagonista.
viernes, 23 de abril de 2021
El jefe - Capítulo 15 - Primer aniversario
Su suegro deseaba visitarles. No tenía otro objeto mas que estar en familia. Desde la muerte de su mujer, se encontraba bastante solo. Jeremy vivía lejos. Anthony, entre el trabajo y con su nueva situación de casado, tampoco tenía mucho tiempo. A pesar de que le insistiera en que viviera en Londres, Philip se resistía. Era igual que la madre de Rose; les costaba renunciar a lo que fue su vida .
Echaba de menos los buenos ratos , cuando los cuatro eran una familia. Pero ahora era el turno de la siguiente generación. La casa estaba demasiado solitaria. Necesitaba el calor de hogar del que ahora carecía. Pensó que con Rosemary y Anthony se sentiría arropado.
Rosemary respiró aliviada. No vendría a reclamar nada, sino en busca de cariño. Hablaría con su marido para reconvenirle acerca de la soledad de su padre. E instintivamente, pensó en su madre. Estaba en la misma situación. En la soledad de los padres, cuando nos vamos de casa definitivamente, no habían pensado, pero estaba ahí y debían remediarlo. Lo hablaría con su marido esa misma noche , cuando se acostaran.
Y justamente eso, constituyó una gran discrepancia entre ellos. Dicen que el primer año de casados es difícil, y el de ambos, lo era aún más. Se habían casado demasiado pronto, sin apenas conocerse. De ella, Anthony lo sabía todo, pero ella tenía bastantes lagunas referente a su marido. Y la actitud con su padre era una de ellas.
Trató por todos los medios hacerle ver que se encontraba solo. Él la escuchaba con el entrecejo fruncido, señal de que no le gustaba lo que estaban hablando. ¿ Qué le había ocurrido en su vida que le costaba tanto trabajo hablar de su familia?
Siempre la había dicho que se sentía unido a su madre, pero apenas rozaba al resto. Se temía que entre los varones de la casa, había sucedido algo, y no sencillo precisamente. Anthony era una persona noble y generosa y, sin embargo, rechazaba a las personas de su misma sangre . ¿ Sería un secreto de familia? ¿ Por qué no había hablado de ello? ¿ No había pasado el tiempo suficiente para olvidarlo? Había formado con ella un núcleo familiar, pero como temía, no lo sabía todo de él. La daba miedo saber lo que hubiera ocurrido, pero necesitaba saberlo. Apenas insinuó lo que pensaba, Anthony se puso tenso y de plano la dijo fríamente:
— Dejemos ese tema
— Pero ¿por qué? Es tu familia. Tu padre me ha dado una pena enorme. Se siente solo
— He dicho que no quiero hablar de eso. Si se siente solo, no seré yo quién le cierre la puerta de nuestra casa, pero de visita. Tu madre también vive sola. Acabamos de casarnos. Necesitamos estar solos, porque como bien dices, aún hemos de conocernos a fondo.
— No insistas. Conoces toda mi vida. Lo que debes saber. Lo pasado anterior a ti, no merece la pena recordarlo.
— Pero...
— No insistas, por favor. Dejémoslo estar
¿ Qué era lo que la ocultaba? No terminaba de entender su rechazo frontal para hablar de ello. Anthony le daba la espalda, dando por terminada la discusión. Su primera discusión. Y ella malhumorada hizo lo mismo. Ni siquiera la deseó las buenas noches, como hacía a diario. Ni le había dado el último beso antes de dormir. ¿ Tan grave era lo que quiera que sucediera? Y ella ¿ debía pagar el pato?
No entendía nada y eso la dolió. Nunca se había comportado de esa forma y, al desconocer lo que hubiera ocurrido entonces, la apenó mucho, porque se dio cuenta de que, en verdad eran aún dos extraños, que no sabían nada uno del otro.
Anthony se despertó ¿ normal? No del todo. Aún guardaba la sensación amarga de la noche anterior. Se acercó a ella, que preparaba el desayuno, y la rodeó con sus brazos, besando su cuello y sus mejillas. Tenían un fin de semana para ellos solos, así que la propondría algún viaje a algún lugar cercano. Tan sólo hacía unos meses que se habían casado. Estaban, aún, de luna de miel. A ambos no les gustaba la forma en que se habían dormido la noche anterior. Quería resarcirla de algún modo para borrar la amarga sensación vivida.
Comprendió que ella no tenía la culpa de nada, y que, en efecto, debía dar explicaciones del porqué de esa animadversión a hablar del tema. Era su mujer, no una extraña. Él sabía todo lo de su vida, de una vida que había transcurrido con normalidad en una familia normal. Pero en la de él, había algo "oscuro", y tenía todo el derecho del mundo a saberlo.
— Te lo contaré todo. Pero antes desayunemos. Y después...
jueves, 22 de abril de 2021
El jefe - Capítulo 14 - El enlace
Todo iba muy rápido. Anthony estaba ansioso por formalizar su relación y, le parecía mentira que todo se estuviese realizando en verdad ya que, nunca creyó que ella sintiera lo mismo por él. Había cierto protocolo que tenían que cumplir, aunque fuera a remolque.
Con la familia de ella no había problema, puesto que sólo tenía a su madre y a ella ya la conocía, y hasta pareciera que se hubieran visto de toda la vida. Pero el obstáculo era su familia. No sólo su padre, con quién no se llevaba todo lo bien que debiera. Pero también su hermano mayor: Jeremy.
Era un poco autoritario, creyéndose algo superior a él. Desde muy pequeños se habían peleado, y el ser el primogénito hacía que se sintiera con autoridad para mangonear a su hermano menor, hasta que llegaron a la adolescencia y entonces las cosas comenzaron a cambiar. Aunque siempre se veía con autoridad sobre su hermano. No le había hablado de su familia. Debía hacerlo cuanto antes para pasar el mal trago pronto, sobre todo ella, porque a él ya nada le afectaba.
Decidió hacerlo en cuanto llegara a Londres, aunque a su padre y hermano, había anticipado su relación con Rose y la idea de formar una familia. Se alegraron por él. Jeremy le abrazó y el padre, más escueto, sonrió de medio lado, señal de conformidad. Pero vendría la segunda parte: el interrogatorio : cómo era la chica, a que familia pertenecía, cómo la había conocido y, su posición económica... Eso era lo importante para ellos, y lo último si se amaban.
Respondió a todas las preguntas e hizo valer la calidad de la mujer con la que se casaría y puso sobre la mesa que ella fuera quién descubriera el desfalco de su empresa.
— Es un cerebrito para las finanzas — les dijo sonriendo, sorprendiendo a su familia.
En el primer fin de semana que tuvieran libre, se trasladarían a Irlanda para que la conocieran personalmente. Esa circunstancia tenía algo alterada a Rosemary, ya de por sí, nerviosa por la proximidad de su enlace. Estaría a su lado, no la dejaría sola.
Y pasó con nota su examen familiar. Puestos en antecedentes de lo averiguado en la empresa de Anthony.
En definitiva, dado que cada uno de ellos vivirán en distintos paises, aunque cercanos, las visitas se darían de tarde en tarde. No habría muchas ocasiones de que recibieran la visita del matrimonio en ciernes.
Le extrañó las miradas inquisitivas de su hermano. Desde que la presentara, no la quitaba la vista de encima. Era como si quisiera taladrar su cabeza y averiguar lo que de verdad ella pensaba. Ante esa insistencia, sabía que la ponía nerviosa y, hasta él mismo se llegó a sentir incómodo por esa situación
Se casaron tres meses después. Totalmente felices y muy enamorados. Lo hacían, quizá, con demasiada precipitación, pero ellos estaban convencidos de que, juntos, podrían salvar todas las barreras que salieran a su paso. Y la primera fue la del trabajo de ella. Ya no podría ocupar su puesto tan cercano al de él. Anthony discutió con ella por ese motivo; la quería cerca hablasen lo que hablasen. Pero la argumentación de Rose era que no era lo correcto. Crearía dificultades entre sus compañeros y ella. Lo mejor sería cambiarla de puesto; eso era lo lógico y natural, por no decir que buscase otro empleo, de lo que Anthony no quería ni hablar.
— Mi empresa es tuya también, así que si murmuran que murmuren
— ¿ No te das cuenta que a quién creas el problema es a mi? Creo que lo mejor sería que me buscase otro trabajo. Ni siquiera en otro departamento. Fuera de aquí.
Acordaron que instalarían un programa que la permitiera trabajar desde casa, de manera que estarían juntos, pero a distancia. Más confidencialidad y más libertad para ella. Tan sólo se haría presente una vez al mes para rendir cuentas en la junta directiva.
— ¿ Estás contenta? — la preguntó Anthony, a quién no le satisfacía esa solución salomónica que había inventado
Su suegro la visitó un día al saber que trabajaría desde casa. Necesitaban estar a solas y la ocasión era inmejorable.
— ¿ Qué querrá ? — se preguntaba Rosemary intrigada por lo que su suegro fuera a decirla.
No había ningún roce ni nada que se le parezca, aunque las visitas a su casa no eran muy frecuentes.
— Quizá sea eso lo que quiera que hablemos. ¿ Qué voy a decirle? No termino de estar a gusto. Apenas les conozco y Jeremy me pone nerviosa con sus miradas.
Tampoco se lo quiero decir a Anthony, porque estoy segura que sembraría la discordia entre ellos, y es su único hermano. No sé si se ha dado cuenta, pero , por nada del mundo deseo quedarme a solas con él. Me asusta, me da miedo. En fin... A ver que dice el jefe del clan Morgan.
A la hora acordada, el gran señor del clan llamaba a su puerta. Le abrió con una gran sonrisa. Respetaba a este hombre; era educado con ella, y además se trataba del padre de su marido. No deseaba crear problemas entre ellos, además aún estaba triste por la muerte de su esposa. Por nada del mundo deseaba que se torciera la armonía entre ellos. Seguramente eran apreciaciones de ella.
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Autora; rosaf9494quer
Edición< Abril 2021
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miércoles, 21 de abril de 2021
El jefe - Capítulo 13 - Un breve encuentro
Anthony no parecía estar cohibido entre las dos mujeres, a pesar de no conocer a la madre de Rose, y con ésta seguir un determinado protocolo. Pero la charla entre ellos había transcurrido cordialmente, y Rose, se alegró de que, al menos durante un rato, hubiera dejado algo de lado su tristeza. Y fue ella, precisamente la que menos hablaba. Sólo observaba.
Admiraba la soltura e inteligencia que demostraba su madre. Era una mujer inteligente y con don de gentes, y en esta ocasión lo estaba demostrando. ¡ Ojalá, y ella tuviera esa soltura y no tanta timidez ante los extraños!
Cuando hubo terminado su almuerzo, decidieron que era hora de salir del restaurante, o les echarían a escobazos de allí. Habían llegado, al menos ellas, a las doce del mediodía, y eran las cinco de la tarde, cuando levantaron "el vuelo".
Anthony, tenía mejor semblante que cuando se encontraron, y la madre de Rose le observaba con discreción, pero persistentemente, las miradas que dirigía a su hija. Se había dado cuenta de que él la tuteaba, y ella, le hablaba con el protocolo que corresponde a un jefe y a su empleada. Pero no era esa la cuestión, porque él también debía respetar esa distancia, y sin embargo no lo hacía.
Por la experiencia vivida, sabía que las miradas con que se refería a Rose, no eran nada protocolarias.
— Hablaré con Rosemary. Él está loco por ella .¿ Es que no se da cuenta? Aunque conozco a mi hija, y sé que tampoco él la es indiferente ¡ Menuda pareja !
Con el pretexto de que estaba cansada, les dejaría que dieran un paseo ellos solos. Ambos lo necesitaban; o al menos a ella se lo parecía. La acompañaron hasta su casa, y ellos decidieron que hacía una tarde preciosa para pasear. May, es un condado precioso y con sus paisajes comenzaría su charla. Anthony en un momento dado, la tomó de la mano, y Rose a su contacto, sintió un latigazo que nunca había sentido, pero no la retiró
— ¿ Te molesta? — la dijo pidiéndola permiso
—- No, en absoluto. Sólo qué …
— Te extraña ¿ no es eso ? No debería. Te lo he dicho muchas veces. Ahora, en esta situación, necesito que estés cerca. Seguí tus consejos del otro día y, decidí que debía despejar mi mente. Eso no significa que no eche de menos a mi madre: nunca la olvidaré, pero también te necesito a ti. ¿ No te has dado cuenta de nada?
— No sé a qué te refieres
Si, también ella le tuteaba. Habían dejado a un lado el tratamiento formal, para ser sólo ellos y sus sentimientos. Estaba claro que, ambos sentían algo y, él era más sincero: los declaraba abiertamente. Pero esas dudas de ella, hacía que estuviera en vilo porque no sabía si lo que sentía era recíproco o que estaba viviendo una época en que necesitaba el cariño y la comprensión de alguien. Y ella estaba allí, y él sentía algo más que interés por ella, aunque Rose, no se diera por aludida.
Durante unos minutos, ninguno de los dos habló y, fue él quién expuso los planes que tenía con ella.
— Espero que lo que voy a pedirte lo analices en su justa medida. Que no te asuste ni te aleje de mí, porque ahora te necesito más que nunca. Desde hace tiempo me interesas, pero no como una relación pasajera, sino formalmente y cuando, ambos, nos conozcamos bien, pensar en nuestro futuro juntos. Sé lo que piensas referente al trabajo, pero lo que ha sucedido en mi vida en estos días, me ha hecho recapacitar en que, lo que piensen los demás no me importa. La vida es sólo una y además efímera, y yo la quiero vivir contigo.
— No creas que es una decisión pensada en "caliente" ahora por la muerte de mi madre. Si así lo sientes, deséchalo de tu cabeza. Te he tenido muy cerca desde hace algún tiempo, pero no ha sido algo repentino. Muy al contrario, me fuiste ganando día a día, y poco a poco. Traté de evitarlo, precisamente por lo cercana que estabas a mi, pero fue imposible.
— En una ocasión me dijiste que en la oficina iban a tomar las cosas de otra manera. Y ¿sabes qué? Me da igual lo tomen como quieran. Nuestras vidas están en juego y sólo nosotros hemos de tomar la decisión que nos convenga.
— Sé que no puedo forzar tus sentimientos. Que no es porque estoy sensible, sino porque, precisamente por eso, al escuchar tu voz cuando me llamaste, supe que te quería, que te necesitaba a mi lado. Hoy he salido de casa porque me ahogaba en ella. Todo recuerda a mi madre. Sé que es muy reciente, y que me esperan días duros: tú bien lo sabes. Cogí el coche y carretera adelante, pero no sabía que estabas aquí. Desconocía que estabas, precisamente ahora, en este condado. Ha sido casualidad, pero ello me ha conducido a hacerte esta confesión y no esperar más.
— Te ruego lo pienses detenidamente porque mi proposición es en serio y con la idea de convertirte en mi esposa. No creas que es algo pensado en esta comida. Si no te lo he dicho antes, ha sido por tu distanciamiento en la oficina. Pero como ya te he explicado te quiero y te necesito … Ahora.
martes, 20 de abril de 2021
El jefe - Capítulo 12 - Mesa y mantel
La discreción, el deber y agradecimiento, no la dejaban vivir. Comprendía que era una situación muy difícil. Seguramente la familia estaría reunida y no deseaba entrometerse. Pero al mismo tiempo algo la decía que lo correcto era hacerlo.
Al llegar a su casa, extrajo de su bolso el teléfono móvil y buscó el icono en el que había dejado su número privado. No creía fuera a soltar algún exabrupto por la llamada. Pensaba que debía hacerlo siquiera por cortesía.
Tardó un instante en contestar, y por el tono de su voz, dedujo que todo estaba mal, muy mal:
— Perdón señor Morgan si le molesto, pero deseaba saber cómo estaba su madre.
Él tardó en responder, pero al fin, con voz cansada, respondió:
— No te disculpes. Agradezco tu llamada. Necesitaba escuchar una voz amiga. Mi madre falleció anoche. Tranquila y en paz, rodeada de su familia. Pero... se ha ido.
— Lo lamento muchísimo. Sé por lo que está pasando y me gustaría ayudarle, pero no sé cómo. ¿He de informar en la oficina ?
— No hace falta. Acabo de hablar con Henry. Él os informará a todos. Te agradezco la llamada; necesitaba escuchar tu voz. En cuanto reciba sepultura, volveré al trabajo.
-No sé cómo me siento. Vacío y como si estuviera solo en el mundo. Mi madre era especial para mí; siempre lo fue. Tú también eres especial. Lo digo por la llamada y... en fín por todo, aunque sé que me tienes miedo. Y no lo entiendo, porque sería incapaz de hacer daño, a sabiendas, a nadie, y mucho menos a tí. Eres importante.
No sabía qué decir, ni qué argumentar. ¿ Era una declaración? No lo pensaría si fuera la primera vez que se lo insinuara, pero lo había dejado claro con anterioridad. Ella deseaba estar allí junto a él, pero eso si que sería una intromisión, puesto que no tenían ningún lazo que les uniera y además era una extraña para el resto de la familia. Pero sí sería más amable con él cuando regresase. Le iba a costar meses superar la pérdida; ella tenía esa experiencia y aún, a pesar del tiempo transcurrido, no lo había superado.
Al día siguiente, Henry, de Recursos Humanos informó a los empleados que la madre del director había fallecido. Que ese había sido el motivo del viaje repentino y que tardaría unos días en volver.
Rose lo escuchaba apenada, pero no fue una sorpresa para ella, puesto que lo había sabido de primera mano. Pero a pesar de conocer la noticia desde la noche anterior, aún la sobrecogía la forma en que se lo comunicó y lo afectado que le notó. Posiblemente tendría más afinidad con la madre que con el padre . Además la enfermedad que se la llevó, también debió ser dura.
Mientras escuchaba todo, se le vino a la cabeza la imagen de su madre. Iría a visitarla en ese fin de semana. Sólo nos damos cuenta de lo que les necesitamos cuando les perdemos. Aprovecharía que la de ella estaba viva.
La diría cuánto la quería y que deseaba que vivieran ambas juntas y no separadas. Pero sabía y respetaba la intención de su madre. Estaba apegada a esas cuatro paredes que formaban su hogar, el que había compartido con su marido, y juntos había formado esa familia de tres.
Todos lamentaron las noticias que, Henry, les estaba dando referente a la madre de su jefe.
Todos le apreciaban y, al desconocer lo ocurrido en su vida privada, les pilló de sorpresa. Rose permanecía callada, puesto que ya sabía lo sucedido.
En ese fin de semana viajó hacia Irlanda . Sentía que debía demostrar a su madre el inmenso cariño que la tenía. Ella era toda la familia que le quedaba. Y fue una sorpresa para su madre, porque no la esperaba. La vió bien, aunque algo más delgada y en su cara se reflejaba un halo de tristeza.
La puso al corriente de todas las novedades surgidas en su vida, y lo emocionada que estaba en su nuevo trabajo. Era lo que había ambicionado desde que estudió la carrera, y al fin sus sueños se habían cumplido.
No comentó nada de lo sucedido a su jefe. Sabía que si lo hiciera avivaría la tristeza en ella y deseaba con todas sus fuerzas que, al menos durante el fin de semana, olvidase su soledad.
A fuerza de ruegos, la convenció salir a comer fuera de casa y quién sabe si pudiera llevarla a un cine, aunque era mucho suponer. Consiguió que volviera a arreglarse como cuando salía con su padre y, ese simple deseo, hizo que brotara unas lágrimas en los ojos de su madre. Sin duda echaba de menos otro tiempo.
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lunes, 19 de abril de 2021
El jefe - Capítulo 11 - La madre
Poco a poco fue tomando el pulso a su tarea y, se mostraba satisfecha. El jefe también debía estarlo, puesto que no le había llamado la atención.
En unos días cumpliría un mes de su entrada a ese trabajo. Su trato con Anthony, en nada había cambiado. Él se mostraba en plan jefe y ni siquiera una sonrisa se intercambiaban.
Comenzó a viajar con frecuencia a Irlanda, pero nadie sabía el motivo de ello. Era algo perteneciente a su vida privada y eso era top secret.
Hubiera deseado que se mostrara con ella más simpático, como lo fue en la primera ocasión que trabajó para él, pero sin duda, era rencoroso que no admitía que alguien no aceptara sus proposiciones.
Había algo que deseaba consultarle y se decidió a pedir "audiencia" antes de que emprendiera uno de los viajes que, semanalmente hacía.
Por su cabeza se cruzó la idea de que seguramente viajaría porque al fin había encontrado su alma gemela y le pondría como condición pasar los fines de semana junto a ella. Era lo lógico, si es que se trataba de eso.
Pulsó el interfono y le respondió la voz seca a la que ya se había acostumbrado:
— Si
— Perdone si le interrumpo pero quería consultarle algo referente a un dosier.
— Bien, pase. Pero sea breve. He de tomar un avión
Ella cogió la documentación que quería consultar y entró rápidamente. Lo que menos deseaba es que perdiera el vuelo por su culpa.
— Siéntese y sea lo más breve posible.
— Desde luego. Se trata de este inversor. Le veo con posibilidades de que aumente sus inversiones. Sería conveniente que hablará con él a la mayor brevedad posible. Creo que está en contacto con otra financiera
— Yo no puedo. Encárgate tú
—- Pero es que yo …
— Es tu trabajo. Sabrás mejor que yo argumentarle, así que lo dejo en tus manos. ¿ Algo más ?
— No, de momento no.
— Lo siento, pero he de irme.
— Claro, claro.
Se levantó nerviosa y salió del despacho, bajo la atenta mirada de él.
Echaba de menos aquellos encuentros en que se mostraba simpático y elocuente. Ahora la dedicaba cuatro palabras y además secamente.
Una mañana, hacía poco que habían entrado a trabajar, cuando reclamó su presencia en su despacho. Entró de inmediato, pero le notó más nervioso de lo habitual y su rostro estaba tenso y hasta algo pálido. No sería por alguna metedura de pata que ella hiciera. Pero pronto supo la verdad de su alteración:
-— Dejo en tus manos todo lo pendiente. Si necesitas refuerzos habla con Recursos Humanos. He de salir de viaje y no sé cuando regresaré. No deseo llamadas a no ser que el edificio esté ardiendo. Si es por algo pendiente... algún trato a cerrar, dejadlo en suspenso hasta que regrese. Por cierto no sé cuándo será.
— ¿ Ocurre algo ? — le preguntó alarmada
— Si. Para mi muy grave. Es algo personal. No es nada referente a la empresa; no os alarméis. No deseo que lo divulgues. Como he dicho es personal. Mi madre está muy enferma
— ¡ Oh Dios mío ! Esté tranquilo. Nadie lo sabrá por mi. Me gustaría poder tener noticias, si no le importuno. Me ayudó cuando mi padre y sé lo que se siente. Si puedo hacer algo...
— Gracias, pero nada puede hacerse. Tiene una enfermedad incurable y está en su fase final. Así que...
— Lo siento. Lo siento mucho. Le deseo suerte.
— Gracias, y ahora me voy. No sé cuándo volveré. Por favor, no digas nada. No me gustan las compasiones.
No sabía si podría llamarle. Era ¡tan especial...! Quizá alguna llamada rápida. O quién sabe si llamaría a Recursos Humanos y a través de ellos sabrían algo.
Por haberlo vivido no hacía demasiado tiempo, sabía las horas de angustia e incertidumbre que le tocaría vivir. Nunca hablaba de su familia; era un gran desconocido, al menos para ella. Aunque suponía que con los más íntimos si se sinceraría.
De repente sintió lástima, y comprendió porqué todas las semanas viajaba a Irlanda. Y también porqué iba en el mismo vuelo que ella cuando murió su padre. Iría a ver a su madre ya enferma. Ahora entendía muchas cosas. No había novia ni nada que se le pareciese. Se estaba despidiendo de su madre.
Se sentía preocupada por él. Le importaba, a pesar de todo. La hubiera gustado que se hubiera sincerado con ella, y encontrar las palabras que le dieran fortaleza. Suponía las horas amargas que tendría hasta que llegara a su casa. Si este era un viaje repentino, es porque estaba grave y no podía esperar al jueves, que era cuando normalmente viajaba. Esperaría lo peor, aunque no supiera que lo peor sería después, cuando ella se hubiera ido. Presentía que tenía algo en su interior que le alejaba de su familia y que sin embargo le unía más a su madre. A pesar de su aparente frialdad, seguro que estaba deseando llegar y temiéndolo a un mismo tiempo.
Al día siguiente se pondría en contacto con Recursos Humanos a ver si pudiera sonsacar a Henry alguna noticia. Había dicho que le llamara a la hora que fuera, pero eso era para asuntos del trabajo; a eso se refería, pero no para interesarse por cosas personales: lo había dejado muy claro. Y sin embargo presentía que le haría bien escuchar una voz amiga. Ella lo supo al morir su padre.
Estaba en una encrucijada. No sabía lo qué hacer. Por un lado estaba su obligación como empleada, pero sobre todo como persona por la que comenzaba a sentir algún interés, es decir, hacía tiempo que ese sentimiento se abría paso en su vida. Y también como reconocimiento a lo que él, en su día hiciera por ella.
Era una difícil decisión. Si le llamaba y él no entendía el por qué lo hacía, lo mismo se enfadaba y se ponía hecho un basilisco. No terminaba de entenderlo; para ella era un enigma imposible de descifrar.
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domingo, 18 de abril de 2021
El jefe - Capítulo 10 -Morgan & Asoc.
De nuevo se integraba en esa compañía, aunque en la actualidad sería perteneciendo a ella, y no como "busca anomalías". Después de pasar por Recursos Humanos para firmar el contrato, fue acompañada hasta su nuevo destino.
Era una dependencia perteneciente a Finanzas, en la que trabajaban cuatro personas, contando con ella. Una estancia amplia, luminosa. Con un gran ventanal con vistas a los impresionantes edificios dedicados , en su mayoría a oficinas y demás. Cada uno de los empleados, como sucediera cuando estuvo anteriormente, tenía a su disposición un escritorio individual, un ordenador y archivos. En uno de los rincones estaban situados los armarios de cada uno de ellos con sus iniciales para guardar sus objetos personales. En la parte central de la estancia había otra puerta que se comunicaba directamente con Anthony Morgan. Diríamos que eran sus más directos colaboradores, que gozaban de su máxima confianza.
El ordenador estaba apagado. Pulsó el encendido y salió el logotipo de la compañía. Parecía que había retrocedido en el tiempo y había vuelto al primer día que trabajó allí.
Frente a ella, estaba el interfono por el que seguramente se comunicaría con el despacho del "gran jefe " y el teléfono con un sin fin de letras y números que seguramente corresponderían a las distintas secciones de la empresa.
Saliendo de esa estancia, y ya en el pasillo, había otra habitación dedicada a los descansos en donde estaba situada una cafetera y una máquina de refrescos y dulces.
Lo revisó todo sin que se le escapara ningún detalle. Le parecía mentira volver a pisar aquél lugar, al que no imaginaba volver, y esta vez como empleada en plantilla y no como investigadora.
Desde el despacho del director general no se escuchaba nada. ¿ Estaría insonorizado?—se preguntó— O quizá no estuviera.
Los que eran sus compañeros volvieron a su trabajo, después de las presentaciones. Ella se sentó en su sillón y esperó, sin saber cuál era su trabajo. Uno de los compañeros, le facilitó una especie de listín en el que se reflejaban las siglas de los teléfonos de cada departamento.
Sería la primera vez que se vieran como jefe y empleada en su propio ambiente. Estaba muy nerviosa, pero estas situaciones se darían frecuentemente, ya que trabajaban prácticamente juntos. Tomó un bloc y un bolígrafo y, dando unos toques en la puerta, al otro lado se escuchó la voz rotunda diciendo.
— Pase
Ella carraspeó ligeramente y empuñando el picaporte abrió la puerta.
Estaba en mangas de camisa con los puños remangados. La corbata aflojada. Significaba que estaba enfrascado en algo que reclamaba su atención.
— ¿ Está instalada ? ¿ Tiene todo lo que necesita ?
No levantaba la cabeza para hablarla, gesto que la ponía más nerviosa. Denotaba que estaba enfadado con ella y la violencia sería algo bastante desagradable.
— Sí lo tengo todo, menos unos pequeños detalles
— Bien, pues dígame
— No sé cuál va a ser mi trabajo. La clave para entrar en el ordenador... en fin. De momento eso es
— La clave será secreta, es decir como la otra vez. Sólo nosotros dos la sabremos, al igual que usted no sabrá la de sus compañeros. Su trabajo es revisar los inversores, es decir el mismo trabajo que ya realizó. Llevará la cuenta de algunos y si se da la ocasión tendrá que hablar con ellos para mejorar su inversión. Creo que no tendrá problemas, en definitiva es lo que estudió. Si tiene alguna duda, lo hablará únicamente conmigo: con nadie más. No tengo que decirla que es altamente secreto. No quiero que se repita lo de la otra vez.
— Le estoy muy agradecida por la confianza que me demuestra. Me esforzaré al máximo. Gracias.
— Sea bienvenida. Si tiene algún problema hable conmigo directamente. Dentro de un instante, y por el ordenador, le facilitaré el número de clave que habrá de utilizar siempre que tenga que transmitirme algún mensaje. Sólo conmigo. También el número de mi teléfono móvil, por si tuviera que decirme algo fuera de la oficina. Anote ambas cosas en un lugar que sólo usted conozca y que pueda localizar si se le olvidara. Si hay que cambiar algo, lo hablará conmigo solamente. ¿ Entendido ?
-—Si, desde luego
— Bien pues ahora vaya a su sitio y procedo a enviarle los datos. Si tiene alguna duda, la repito de nuevo: hable conmigo. Con nadie más
— Perdone, pero si acaso usted estuviera ausente ¿ cómo puedo contactar ?
— Le he dicho que la pasaré el número de mi teléfono. Si se da la ocasión llámeme a la hora que sea y ya lo solucionaremos. ¿ De acuerdo ?
— Si señor, entendido
-— Bien puede irse
Como dos extraños. Sin una sonrisa, Sin apenas mirarla. Como si fuera la primera vez que se vieran. Como si no hubiera existido aquella conversación. Frio y hermético.
Seguro que la vendrían miles de dudas a la cabeza que, ahora por los nervios no sabría. Le había dejado muy claro que con nadie, excepto él, debía saber nada de lo que ella hiciera. En fin, trataría de resolver sobre la marcha.
Cuando salió del despacho, con miles de dudas, tenía sobre su escritorio un dosier en el que se veía claramente: Confidencial. ¿ Sería ese el trabajo que la había indicado. Se sentó y procedió a abrir la carpeta. Efectivamente, eran los informes sobre los que tenía que trabajar. Carraspeó discretamente, y se dispuso a comenzar su jornada.
Pulsó el número interior de él y su respuesta fue inmediata con su voz y con su imagen
-—Lo siento, es una prueba por ver si lo hacía correctamente
— Está bien, no se disculpe. Es lo correcto. Ahora marque el móvil
Y al igual que con el ordenador, su voz saltó desde el móvil a su cabeza. Sutilmente, le había dado su número ¿ Qué esperaba una llamada particular? ¿ Lo había hecho con esa intención?
— ¿Tiene alguna duda? Que seguro tendrá
— Cuando he salido tenía sobre mi escritorio una carpeta ¿ Quién la dejó allí?
— Di la orden cuando vino a mi despacho. No se preocupe. Póngase con ello en cuanto pueda. La llevará unos días acostumbrarse a su nuevo cometido, pero es una chica lista. Lo captará enseguida. La repito si tiene alguna duda, llámeme a la hora que sea.
— ¿ Incluso de noche?
— ¿ Qué es lo que no ha entendido? Si le digo a la hora que sea, pues se entiende que es también por la noche
—- Perdón. No le molesto más
— No me molesta. Prefiero que me pregunte mil veces a cometer errores.
— Gracias lo tendré en cuenta.
Esa extraña conversación la violentó aún más. No la tuteaba, como por otra parte era normal, tratándose de un superior a un subalterno. Pero pensó en la última vez que estuvieron juntos lo distinto que se mostró: simpático, accesible e incluso sugiriendo algo. Lo desechó de inmediato: eran imaginaciones de ella..
Y se enfrascó en su tarea concienzudamente.
sábado, 17 de abril de 2021
El jefe - Capítulo 9 - Sensaciones contrapuestas
Emprendió el regreso hasta donde había aparcado el coche. Iba dándole vueltas en la cabeza a su declaración y a la respuesta que había recibido que, por inesperada, le había sorprendido. Nunca había obtenido un rechazo tan frontal como el que acababa de tener.
Estaba acostumbrado a que las mujeres se acercaran a él. Era un presuntuoso al pensar que siempre sería así. No se dió cuenta hasta ese momento, de que hay mujeres que prefieren una comunicación en primer lugar, conocerse y, si llegan a un acuerdo, iniciar una relación. Pero para eso se necesitaba estar enamorado ¿ lo estaba ?
Sentía atracción hacia ella por su inteligencia, su sensatez y por la extraña manera en que la conoció. ¿Era simple admiración por su eficiencia. Agradecimiento por haberle salvado del desastre de la pérdida de muchos millones? Todo eso ¿ era suficiente?
Sin darse cuenta, había llegado hasta su coche. Se metió en él, y, aún tardó un rato en arrancar. El rechazo de Rose Marie, le había descolocado. Sería mejor volver a su vida, a la anterior a que ella apareciese .
Pero ella, también estaba sorprendida por la declaración de Anthony. Ni por lo más remoto lo hubiera imaginado. Cierto era que, a pesar de ser muy educado, con ella se mostraba cortés, quizá demasiado. Lo que nunca imaginó es que pudiera causar admiración. Se consideraba una mujer práctica, pero de lo más corriente. Alejada en extremo de las mujeres que él debía frecuentar. Se dió cuenta de las dudas que había tenido ante su pequeño guardarropa para elegir el vestido que fuera adecuado para la cita que tenía esa noche. Si hubiera una segunda, cosa que no creía, tendría que repetir el mismo modelo, ya que no había otro adecuado para eso.
Él era un hombre elegante, que se desenvolvía en las altas esferas y, por consiguiente sus compañías femeninas, van acordes con su estilo.
— Mírate. Tienes dos vestidos, unos vaqueros, tres faldas y alguna que otra blusa y jersey. ¿ En serio cree que puedo ir con él a esos restaurantes como en el que hoy hemos cenado? Desengáñate: te está tomando el pelo, o quiere que te acuestes con él. Y si eso sucediera, se cansaría de ti a la segunda vez. Has estado fenomenal al rechazarle de plano. No es hombre para ti.
— Pero el caso es... Me gusta ¡ claro que me gusta ! ¿ A quién no? Pero de ahí a... Mucho me temo que en ese empleo voy a durar poco, muy poco.
Hizo que olvidara su estatus tan distinto al de él. Al principio estaba nerviosa, violenta. Creyó que iban a hablar de trabajo y no de vida privada. Pero consiguió que se olvidara que estaba cenando con su futuro jefe, hasta que...
Al llegar a este punto, movió la cabeza negativamente, lamentó al mismo tiempo el cariz que había tomado el final de esa noche extraordinaria, mágica, a la que no estaba acostumbrada. Sabía que se moriría de vergüenza cada vez que le viera, porque sabía que le había sentado fatal su negativa.
— De haber dicho que sí, seguro que a estas horas, estaríamos los dos en la cama haciendo... Bueno lo que se hace en estos casos. Eso es lo que él buscaba. Pero ¿ por qué yo ? Me gustaría conocer a alguna de sus "elegidas". Seguro que son mujeres elegantes, con clase... Bueno, dejemos el tema. He de centrarme en el lunes.
El lunes había llegado demasiado pronto, según los nervios de Rose.
Se esmeró en su atuendo, en el que, por otra parte, no había mucho en lo que elegir. Y se puso un traje de chaqueta de color gris y una blusa blanca. Se maquilló un poco y peinó su cabello con esmero. Echó una última mirada al espejo, y decidió que se había terminado el ritual. Tendrían que verla a diario y viendo lo extenso de su guardarropa, tendría que echar mano de lo que poseía, así que hoy era una excepción. Cogió su bolso y miró el reloj. Iba con tiempo suficiente para ser puntual en su primer día de trabajo.
Por su parte Anthony, se había levantado malhumorado. No había dormido bien y eso repercutía, no sólo en su cansancio, sino también en su humor. Sabía perfectamente a qué se debía.
— Evitaré por todos los medios el verla. Aunque creo que hoy, será inevitable. ¿ Me pesa haberle ofrecido el puesto de trabajo? Por un lado sí, en la parte afectiva, con su rechazo. Pero por otra, no, porque necesito profesionales de su valía a mi alrededor. No quiero que vuelva a ocurrirme lo pasado. Procuraré evitar su presencia al máximo, más por incomodidad de ella que por mi.
-Pero va a ser difícil trabajando prácticamente en el mismo despacho. Pienso que será cuestión de acostumbrarse. Dejar pasar unos días, y después... Ya veremos. Vayamos paso a paso. Afrontemos el día de hoy; después ya se verá— Tragó saliva, insufló aire a sus pulmones. Detenida ante la fachada del edificio que sería a partir de hoy, su lugar de trabajo.
Tenía que personarse en Recursos Humanos y de allí,. una vez formalizado su contrato, la destinarían a su planta, o despacho en el que trabajaría.
Así transcurrió su primer día. Se le había hecho corto, ya que la tarea encomendada absorbía toda su concentración. A él no le había visto, a pesar de que sabía que estaba en su despacho y que de vez en cuando reclamaba la presencia de Susan. Pero ni siquiera en la cafetería cuando bajo a comer, coincidió con él.
Respiraba tranquila, pero no sabía si eso sería a diario, o que Anthony eludía su encuentro. Ya se vería en el transcurrir de los días.
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Autora< rosaf9494quer
Edición> Abril 2021
Ilustraciones< Internet
viernes, 16 de abril de 2021
El jefe - Capítulo 8 -¿ Algo más ?
Al fin encontraron el equilibrio y, la noche tensa que se esperaba, se convirtió en una velada amable, simpática y hasta cómplice. Sus conversaciones fueron de su adolescencia, de sus primeros amores... Sin darse cuenta se estaban confesando Sabían más cosas el uno del otro, aunque siempre algo se quedó en el tintero por parte de Anthony.
No quería descubrir al cien por cien, toda su trayectoria amorosa; no tenía apenas confianza con ella, y por lo que él podía apreciar, era bastante asustadiza e impresionable.
Rose Marie pensaba, mientras le escuchaba, que sentía interés por él. Y eso la preocupaba; no quería sentir nada que le atase a él, además iba a ser su jefe. Tenía que acostumbrarse a "presenciar" sus devaneos con las féminas y no estaba segura si iba a gustarle.
— Frena, frena. No vayas más allá de lo que es. - Se decía porque no la gustaba el cariz que estaba tomando la noche tan alejada de lo que fue el comienzo de la misma.
— ¿ Qué imaginas ? — dijo riendo Anthony
— Pues menos quedarte en casa viendo la televisión... todo.
— Bueno no vas muy descaminada. No me gusta la televisión. Tengo bastantes amigos de ambos sexos, pero no pertenezco al patrón que imaginas
— ¿ Qué crees que imagino ?
— Pues un juerguista empedernido. Estoy soltero, no tengo compromiso con nadie y, me gusta divertirme.¿ Está mal?
— No. Es lo normal. Pero... te he dicho que no quiero saber más. Creo que debo regresar a casa. Es muy tarde
— ¿ Cuándo volveremos a vernos?
— No tengo idea, pero no creo que sea oportuno si voy a trabajar para tí. No me gustan los chismorreos, y si saliéramos de nuevo, seguro que los habría
-¿ Y eso importa? ¿ Te importa?
— ¡ Claro que me importa ! No tienes idea de lo crueles que son algunos compañeros. No me gustaría estar en boca de ellos. Me despellejarían viva y me dirían que he conseguido el puesto porque me lie contigo. No sabes lo incómodo que es trabajar con esas murmuraciones, y que, cada vez que entras en una habitación, la gente se calle. No, no me guastaría estar en boca de nadie. A pesar de que es absurdo.
— Eso significa que si alguna vez repetimos la salida de hoy, no la aceptarás ¿ no es eso ?
— Si, exactamente eso. Por mucho que me agrada tu compañía así será
— ¿ Quieres decir que te has divertido esta noche ?
— Si. Lo he pasado muy bien
— Pero es absurdo que tengamos que medir nuestras salidas porque alguien levante los pies más altos que la cabeza
— Ya... Pero así es el tema.
— Entonces, aprovechemos ahora que aún no sabes que trabajarás para mí. La noche es joven. Me gustas, Rose. Desde que estuviste trabajando en la auditoría. Y ahora que te conozco más, es mayor mi interés por ti. Y créeme, no voy a renunciar a tí porque a alguien no le parezca bien. No he renunciado nunca y no voy a empezar ahora. Deseo que seas mi pareja
— ¿ Qué ? Decididamente creo que estás loco. No es un tema para tomárselo a risa. Mira ya hemos llegado
— Espera. Aún no has respondido
— Ni voy a hacerlo. Hay dos caminos, difíciles, pero es así: Uno sopesar tus predilecciones por mi. Dos, si lo aceptara, no trabajaría para ti. Y necesito trabajar para ganarme la vida: no deseo convertirme en una "mantenida". Así que lo veo difícil. Dejemos las cosas como están. No he escuchado tu ultima frase. El lunes iré a trabajar a tu empresa, si es que aún tengo ese puesto de trabajo.
— Me has dejado sin palabras. No deseo que seas mi mantenida, como dices, sino algo más. Pero veo que no piensas igual, así que... Ve tranquila: el lunes nos veremos en la oficina.
Llegaron en silencio hasta el domicilio de ella. Se despidieron estrechando la mano y él esperó a que ella desapareciera en el interior.
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Edición< Abril 2021
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jueves, 15 de abril de 2021
El jefe - Capítulo 7 - Una velada agradable
Ambos estaban sorprendidos al verse frente a frente. No es que se vieran por primera vez, pero había sido en situaciones muy distintas, aunque su anterior cita, fue agradable. Había pasado algún tiempo. La expresión de ella era de timidez, la de él de sorpresa, agradable, muy agradable.
Seguía sin saber el porqué de la atracción hacia ella. No es que tuvieran mucha confianza, ni tampoco frecuencia para verse. Todo derivaba de los quince días que estuvieron en su oficina desentrañando la trama tejida para la malversación de fondos. Pensó que posiblemente era admiración por la sagacidad de esa muchacha y la inteligencia que poseía y de la cuál no era consciente.
Anthony, quizá no esperaba que resultara tan bien ¿ Por qué ? En realidad más o menos arreglada la vió una sola vez: en esa noche que cenaron juntos. Pero en esta , se la veía magnífica.
Era como si, ahora, presintiera que sería una reunión de "negocios", ya que iba a proponerla se uniese a su empresa. Ya veríamos al final de la reunión si ella aceptara.
Se saludaron estrechando sus manos. En la de él, al sentir la de ella, notó que estaba algo temblorosa. Pensó que sería porque no tenían mucha confianza y era algo violento para ella. Además pensaba que no era una reunión de amistad, sino de negocios; algo más frío.
Anthony estaba encantado de la vida de volverla a ver. Ni él mismo entendía el porqué de esa impaciencia por iniciar la conversación, no de lo que les había llevado a ese restaurante, sino porque presentía que iba a ser una reunión trascendental, e ignoraba el porqué.
La miraba de vez en cuando de frente, y no podía evitar recordar la imagen de ella en el aeropuerto, tan desgarradora. Instintivamente acariciaba el anillo. Era un gesto que, seguramente haría en más de una ocasión, pero que le unía a ella desde que supiera que le había reconocido por él.
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Autora< rosaf9494quer
Edición< Abril 2021
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