miércoles, 16 de octubre de 2019

Pobre niña rica - Capítulo 9 - William Mortimer

Quería una cita conmigo, para esa misma noche. No, yo no la quería.  me ponía nerviosa su sola presencia, con esa seguridad que irradia su figura, siempre con la sonrisa puesta que no sé si es que es su forma de comportarse o que se burla de mi inseguridad. ¿ Asunto de qué  venía esa cena ? ¿ Cómo suspenderla?  Giré la tarjeta, pero no había número de teléfono, entonces recordé que era hermano de Henry.  El me lo daría, y llamé a Meredith, pero no estaba,  ni Henry tampoco. ¿ Qué hacer?  Y decidí que alguna vez tenía que ser la primera ¿por qué no ?  Había sido siempre muy correcto.  No tenía porqué rechazarle, y decidida me puse manos a la obra. ¿ Adónde me llevará ? No tenia ni idea de por dónde se movía y otra vez repasé mi guardarropa; era una cita en la tarde avanzada, así que mejor con un traje  informal.

Cuando llamó al timbre, ya estaba arreglada y creo que perfectamente, y debió ser así, porque al verme se quedó parado, sin hablar, y sin sonrisa.  Entonces en ese momento comprendí que era yo la que le había descolocado  ¿ Qué esperaba ? hubieron unos segundos, pocos, en que los dos nos mirábamos sin pronunciar palabra, y fui yo quién corto ese paréntesis silencioso

- Gracias por las rosas, son preciosas e inesperadas ¿ Por qué las enviaste? ¿ Por que esa disculpa ?Fue simplemente una casualidad el encontrarnos, nada más. Creo que fuí yo la incorrecta porque debí saludar a tu prometida
- ¿ Mi prometida? Ni siquiera es mi novia.  Es una antigua amiga  con la que salgo algunas veces. He de confesarte que estaba deseando hablar contigo, porque ella te conoce, aunque solo por referencia.   Picaste mi curiosidad  Eres bastante popular en los corrillos financieros, y he de decirte que esperan tu aparición en escena con bastante curiosidad  e interés
-¿ Cómo sabes eso ?
- Mi hermano se mueve entre ellos y tú le conoces, ya que tontea con tu mejor amiga
-¿ Tontea? ¿ Es eso lo que hace ?
-Es sólo una expresión. Está enamorado de Meredith hasta los huesos.  Creo que terminarán en boda

No quiso tomar nada, lo prefería en el restaurante, y hacia allí nos encaminamos. Me llevó al restaurante del hotel Savoy

- Aquí nos conocimos un poquito más. Era la segunda vez que nos veíamos y bailamos por vez primera.  esta noche espero sea la segunda.

Me iba relajando. Probablemente porque le veía como a cualquier ser humano, o porque él se mostraba más natural sin aires de superioridad, sin esa sonrisa que indicaba " te estoy ganando ".  Pero he de reconocer que es un hombre  capaz de hacer perder los nervios a cualquier mujer; seguro de si mismo, y de haber recorrido el mundo.  Yo, pobre de mí, lo más lejos que he ido ha sido a Irlanda, y sólo para reflexionar.  Espero que con mi nueva situación ésto cambie.
No sé en qué momento mis hombros se distendieron y pude recuperar el aplomo que me hacía falta.  Y no sé en qué momento me vi relatando mi vida, que aunque no había nada secreto, no tenía tanta amistad como para hacerlo.

El me escuchaba atentamente y hasta creo que con cara demasiado seria a veces, según el pasaje que fuera narrando.  le estaba descubriendo mi gran secreto, que muy pocas personas conocían, y no sabía si estaba haciendo lo correcto.
Pero algo había ocurrido que me impulsaba a hacerlo.  No tardaría mucho en averiguar por qué lo hice.  De vez en cuando, William,  bebía un sorbo de agua; como para  asimilar todo lo que le contaba, o quizás es que le parecía demasiado tremendo  para alguien de tan corta edad y destinarla a un mundo tan fiero como era el de las finanzas.  Creo que pensaría que no estaba preparada para ello, y que iban a devorarme  a las primeras de cambio
Cuando terminé de hablar, él suspiró profundamente y se pasó la mano por la frente. Creo que no sabía qué decir o si  creerse  todo lo contado. Sólo pronunció una corta frase

- ¡ Vaya !  No tenía ni idea.  Estás causando bastante impacto desde que te vimos en el Savoy. Creo que tienen miedo. Alguien tan misterioso y desconocido, les tiene impactados.  No divulgues tus debilidades a nadie.  Ni siquiera a mi debiste hacerlo. No te preocupes, no lo divulgaré. Pero te daré un consejo.  Conozco cómo piensa y como actúa esta gente, y si descubren que eres tan vulnerable, no pararán hasta aniquilarte.  Tienes una misión importante y nada sencilla.  Te crearás enemigos, pero si me necesitas, siempre estaré ahí.  Y ahora dejemos todo a un lado y vayamos a divertirnos
- Yo creí que ya lo estábamos haciendo - respondí
- ¡ No, angel mio! Esto ha sido una charla entre amigos
-¿ Somos amigos ? -pregunté
- Yo así lo creo, si tu lo deseas- respondió
- Desde luego.  No tengo más amigos que a Meredith y a Henry.  Bueno y  también a tí ahora.
- ¿ Y Menzies ?
-El es diferente.  Es mi tutor, o más bien mi protector. El me ha creado, para bien o para mal.
- Está bien.  me has dado mucho en lo que pensar.  Despejemos la cabeza

En aquél momento no sabía a qué se refería,  después lo supe, mucho tiempo después.  Por primera vez , estaba disfrutando de mi salida, con alguien atractivo  y envidiada por todas aquellas damas que nos cruzábamos por la calle.  Aunque he de decir,  que yo también despertaba admiración entre los caballeros, pero nosotros no hacíamos caso de nada ni de nadie.  estábamos contentos y disfrutábamos del momento.  Me tomaba de la mano, lo mismo que hiciera con una niña pequeña. Me sonreía constantemente, pero no con esa sonrisa prepotente que  me desquiciaba sino distendida como la mía, sin artificios.
Me llevó a una discoteca y allí bailamos una pieza y otra sin descansar, y la mayoría sin a penas hablar.  Juntábamos nuestras mejillas y el susurraba a mi oído palabras cálidas, no de amor, pero sí de cariño ¿ o lástima?
Posiblemente sintiera compasión por mi.  Le había abierto mi corazón de par en par, conocía mi vida tan solitaria, carente de amigos y de afectos, en definitiva todos mis secretos más profundos. Eso era : le daba lástima ¿ estaba esta noche conmigo por eso? Tenía que saberlo antes de que fuera demasiado tarde, porque a cada minuto que pasaba sentía que algo estaba cambiando rápidamente, algo totalmente desconocido del que nadie me había hablado, excepto Meredith, y eso me asustaba porque sólo era un amigo recién descubierto, pero lo otro que me estaba pasando era demasiado grande para que fuera una farsa.
Tengo muchos defectos, pero si puede considerarse como una virtud, es que soy muy clara y cuando algo me preocupa, voy directa  para averiguarlo.  Y a él le pillé desprevenido cuando le formulé la pregunta que llevaba preocupándome desde hacía rato

- Sientes lástima de mí ¿ verdad ? - le dije
-Naturalmente que no ¿ Crees que eres digna de lástima?  Acabo de conocerte y tienes un alma cándida y pura, pero si me apena que no hayas tenido una vida más normal, menos agresiva y aislada como la que tuviste, nada más. Me gustas Beth y creo que vamos a ser buenos amigos. No sabes nada de mí, y a pesar de todo me has confesado lo que nadie debiera saber, porque pueden hacerte daño. Conmigo estás a salvo, siempre lo estarás.

¿ Cómo sucedió? ¿ Cómo me atreví ? ¿ Cómo se atrevió ? No lo sé. No quiero saberlo y nunca he tratado de averiguarlo.  Lo que sucedió después ignoro si fue un impulso de ambos o de él por protegerme.  No lo sé. Sólo recuerdo que no rechacé nada y me sentí como una reina.

Cuando le escuché decir que me protegería siempre, me alcé sobre los pies,  y aún me pregunto cuándo y cómo le besé suavemente en los labios.  El estaba tan sorprendido como yo, pero no lo rechazó, muy al contrario me apretó más fuerte contra él, y me besó largamente.  Al terminar el beso me miraba ; tenía los ojos cerrados, reteniendo la sensación maravillosa que acababa de recibir.  Su proximidad, su boca contra la mía, su brazo sobre mi espalda, y entonces sentí que aquello indescriptible era el amor ¿ Cómo había sucedido?  Creo que lo sentí al verle aquella noche en la ópera, pero lo de entonces ¿ fué flechazo?  Estaba segura que lo que sentía ahora era amor, limpio y crudo.
El sólo me miraba, no sé si con extrañeza, duda o admiración. No conseguí descifrarlo debido a mi inexperiencia.  Sólo sé que esos instantes deberían durar siglos y no unos breves instantes.

- Vayámonos - me dijo, y noté que su cara se había crispado
- ¿ A dónde ? ¿ Es que no estás bien aquí ?- le dije extrañada de su repentina prisa por salir de allí
- Estoy más que bien.  Pero es tarde y he de llevarte a casa

¿ Qué había pasado ? ¿ No le gustó que le besara ?  Era todo un enigma para mí. Mi inexperiencia no me avisaba de que estaba yendo por un terreno resbaladizo y peligroso. No lo sabía, nadie me había enseñado lo que se debía hacer, o no, en una situación como esta, y en lo que podía desembocar si iba a más.  Fue muy legal conmigo; se daba cuenta de que hasta en eso, era una recién nacida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ENTRADAS POPULARES