lunes, 14 de octubre de 2019

Pobre niña rica:- Capítulo 5 - Elizabeth Clarisse Randall

Y la maquinaria se puso en marcha nuevamente y  nuestra casa era un continuo de llegar gente para hacernos pruebas de vestidos, peinados, maquillajes...  Todo lo que Menzies,  y más, preparó para la primera vez que  me vieron en público.  No había llegado el día y ya estaba cansada de todo este barullo que nos tenia locas. Tanto Meredith como yo, estábamos asombradas del ajetreo diario ¿ sería siempre así cada vez que fuera a algún sitio ? Rotundamente no; yo impondría mis reglas cuando llegase el momento.  Y compadecí a las reinas y princesas por el cargo que ocupaban sin derecho a protestas.  Pero yo no era una de esas personas, y a pesar de haber estado reprimida durante toda mi vida, llegaría el momento que ya no la gobernasen, sino que sería yo misma quién la dirigiera, tanto su les gustaba como si no.

Y entramos en el Savoy como si fuésemos la mismísima reina de Inglaterra. Estaba un poco asustada de tanto artificio.  Todo era mucho más sencillo; unas presentaciones a determinados personajes, un brindis con champán y listo , ya estaba presentada en sociedad.  Pero el señor Menzies pertenecía a otra época en que la etiqueta era eso, precisamente.  Pero el tiempo pasa y las costumbres también, y yo a pesar de haber nacido entre ese laberinto de protocolo, era mucho más sencilla  y lo veía innecesario en la época actual.

Debimos deslumbrar a todos en nuestra entrada, porque en cuanto hicimos aparición, se acallaron los murmullos de las conversaciones en voz baja.  Seguro que no estarían hablando nada bueno de mí. No me importaba lo más ,mínimo;  me habían destinado un puesto que no había pedido ni quería.  Lo que posiblemente les ocurriera es que les había contrariado que fuese yo quien ocupara el gran sillón y no otro cualquiera de los directivos.  Pero debían tener presente que la compañía era mía, heredada, si, pero mía al fin y al cabo.  Y sería yo quién designase a mis ayudantes que sería gente nueva, joven, con ideas renovadoras para lo que quería hacer y no estos celestiales consejeros anclados en el siglo veinte.  Creo que era  eso lo que temían,   tener que dejar su silla vacante.

La asesora de imagen dió en el clavo tanto con Meredith como conmigo. Estábamos resplandecientes y todos nos admiraban, Despertábamos curiosidad, y muchas veces me he preguntado qué era lo que esperaban al ver a dos mujeres jóvenes en una reunión como esa. Menos mal, y dí gracias al cielo, que también había cierto número de hombres jóvenes.  Pensé " menos mal, podremos tener una conversación como Dios manda".

 En primera fila estaba un alto mozo que no quitaba la vista de encima a Meredith, hasta el punto que pensé que ya se conocían, pero no era así.
Era tanta la intensidad de su mirada, que ella ni se había dado cuenta, pero, cuál si fuera un imán  volvió la cabeza y le sorprendió mirándola.  Ambos se sonrieron; al cabo de un rato, estaba entre el corrillo de gente que curiosos nos rodeaba.  Nuestro corrillo, por lógica era el más animado, y nuestras risas sobrepasaban las de los sesudos financieros.

- Hola. Me presentaré soy Henry Mortimer y creo que soy uno de los aspirantes a ser ayudante de Elizabeth Clari....
- No por favor no digas los otros nombres - frenó Meredith-  conocedora de que a mi con un simple Beth, me bastaba-   Si lo haces, corres el riesgo de ser vacante
Ambos se echaron a reír.  Yo le miraba de soslayo, admirada de lo fácil que había sido para mi amiga establecer conexión con ese joven que no conocía

-Está bien, tomo nota. ¿ Y tú eres? - dijo dirigiéndose a ella
- Meredith Fleming, amiga entrañable y compañera de piso de Beth

Ella le tendió la mano y él besó su dorso sin a penas rozarla.  Creo que la dejó sin respiración y en los ojos de mi amiga, un brillo hasta entonces desconocido, iluminó su cara. Cupido había hecho de las suyas.  Yo muy sorprendida me preguntaba

- Este debe ser amor a primera vista ¿ será ese por el que darías hasta la vida? Si lo juzgamos por sus miradas, yo diría que si, y el definitivo. ¡ Qué emoción !

Ya no pude contar con ella, salvo a ratos perdidos. Se ocupaban de alejarse de los corrillos, pero les observaba y les veía muy a gusto y encantados de la vida. Meredith tenía un rostro diferente a los demás días " sin duda eso es el amor ".  Pensé, pero también me costaba creer que con una simple mirada quedase atrapada en sus redes. Y me dio rabia no saber más de estas cosas mundanas ¿ por qué nadie me habló nunca de ello? Al ignorar todo, es muy fácil caer en manos que no debieras; eso también debieran haberlo tenido en cuenta.


Me vi rodeada de personas de bastante más edad que la mía y pensé que quizá a los más jóvenes les imponía respeto.  ¡ Infelices !  La asustada era yo. Me estaba asomando a un mundo desconocido para mi, y  que seguramente me estaría vetado.  Si ahora mi figura les imponía ¿ qué sería cuando me sentara en el sillón como directora de una multinacional.  No me conocían,. No tenían ni idea de cómo era yo y de las aspiraciones que tenía.

Me dirigí a la zona en que servían las bebidas, y de pronto me dí cuenta de que no tenía idea de que licor pedir.  Opté por una copa de champán era lo más seguro.  Una voz muy cerca de mi cara me susurró algo, que hizo me girase rápidamente.

- Al menos no es agua - escuché

Y nuevamente me encontré con aquel hombre de rostro perfecto ¿El aquí ? ¿ Que demonios hace?  ¿Será uno de mis próximos consejeros?  No podía reaccionar;  sólo tenía clavada mi mirada en la suya.

Sonreía con su sonrisa de medio lado.  Tomó la copa de mi mano y la depositó en la mesa y me llevó al centro de la pista en donde algunas parejas , jóvenes y otras no tanto, bailaban una balada.

- Así que tu eres la pequeña  Randall. La princesa de la Citty. La que vas a mandar en todos estos señores tan circunspectos que seguro pensarán ¿ qué hace éste con nuestra princesa?
- ¿ Por qué pensarán eso?  No soy ninguna princesa
-¿ Dónde has estado todo este tiempo?
- Es una larga historia que seguro conoces. En un internado tras otro y aún en la universidad.  Esa ha sido mi vida

- Fascinante. Pero dudo mucho que desde esta noche permanezcas en el anonimato.  Te conocerán en las revistas del corazón y financieras, cada una con su estilo. Debes tener una mente brillante si vas a ocupar el puesto que todos comentan
- No me queda otro remedio
- Estás preciosa. Vas a robar el corazón a más de uno, seguro.  Ándate con ojo:  eres alguien muy preciado para conquistar

El sonrió, y dando una vuelta de baile, me llevó hasta el lugar en donde charlaban, muy animadamente por cierto, Meredith y su conquista

- Aquí os dejo a la princesa.  Hermanito estás ocupado, pero he de irme; ya voy tarde.  Cuídala, es la próxima zarina. Elizabeth Clarisse Randall,    he tenido mucho gusto  en bailar contigo

Y sonriendo se alejó de nosotros.  Yo me quedé mirando como se alejaba y pensaba " ¿ de dónde ha salido ?

Meredith creo que también estaba asombrada, pero enseguida reaccionó y fui presentada a su acompañante de la noche  Al parecer era el hermanísimo  del chico misterioso que acababa de bailar conmigo y dejarme con ellos. ¿ Cómo podían ser físicamente tan diferentes?  Tiempo más tarde fue mi amiga quién lo aclaró: son hermanos pero de distinto padre.  Estaba impaciente por regresar a casa, quedarnos a solas las dos, y que me contara cómo había conquistado al guapo hermanastro del Adonis.

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