sábado, 26 de octubre de 2019

Pobre niña rica - Capítulo 29 - Sus inquietudes

Al fin pudo contemplar su cara.  Cada rasgo era analizado hasta el más mínimo detalle.  Buscaba algún gesto, algo que le indicara que todo estaba bien. La besó en la frente suavemente para no despertarla y puso su sillón a la cabecera de la cama.  Sus manos descansaban sobre ella, tranquila relajada y tomo una de ellas y la arrimó a su mejilla.  Quería sentir su calor, el contacto con su piel.
Reclinó la cabeza sobre ella y lentamente, suavemente comenzó a llorar.

 La tenía allí, estaba bien y su hijo parecía que también. Era una sensación extraña la que sentía;  por un lado inmensa alegría, pero por otro temor por su pequeño hijo. No quería pensar en ello, pero la inquietud le asaltaba a las primeras de cambio y la palabra malformación se repetía una y otra vez en su cabeza.  Tendría que tener mucha serenidad cuando ella le preguntase por el bebe. Por muchos temores que sintiera, no podía dejar traslucir nada de lo que él sintiera, de la inquietud que tenía.  De todas formas estaba adelantando acontecimientos, puesto que los médicos vigilaban a ambos, y de momento no había aborto, pero en el interior de ese vientre se formaba un ser humano ¿ habrá repercutido todo esto en él?

Esperaba con impaciencia alguna ecografía, algo que les tranquilizara, que pudieran respirar tranquilos y seguir con la vida adelante.  Habría de tener paciencia.  El no podía hacer nada, y la impotencia le exacerbaba, acostumbrado como estaba a resolver cualquier problema que se presentara.  Pero ésto era diferente; era una situación nueva e importante a la que nunca imaginó pudiera enfrentarse.  Pero ahí estaba.  Eso también forma parte de la vida y la rueda  de la fortuna de cada uno de nosotros, a veces también  toca el lado amargo de ella.

Salió al control de enfermeras y les pidió un calmante;  la cabeza iba a estallarle de un momento a otro, y no podía desfallecer, necesitaba tener fuerzas para ella,  por ella.  Le iba a necesitar de ahora en adelante, y siempre estaría ahí, cuídándola, protegiéndola y amándola con todas las fuerzas que aún le quedaran.


Y pensó en cómo era su vida de antes, y las juergas que se había corrido con sus amigos.   ¿Qué pensarían ahora al verle tan afligido por la mujer que descansada en esa cama de hospital?  No le importaba lo que dijeran, porque su vida anterior ya no contaba para él.  Su mundo descansaba a su lado y dormía en su casa. Nada más, en eso se basaba su vida, y en esas personas se centraba todo. Por ella abandonó su cómoda vida, las cenas con amigos, los disfrutes con amigas...
 Todo lo cambió el rostro aniñado,  casi infantil,  de ella.  Cuando le contó cómo había sido su vida, supo en ese instante que se dedicaría a hacerla feliz y si ella le aceptase  formar una familia.  Y ella aceptó, y la estaban formando,. y nunca imaginó ser más feliz que entregándose en cuerpo y alma a ella y a sus hijos.

Mientras reflexionaba, no se dió cuenta de que unos ojos brillantes, tiernos le miraban, pensando que estaba dormido.  Michael volvió a besar la mano que tenía entre las suyas, y entonces se dió cuenta de que Elizabeth le miraba con los ojos llenos de lágrimas

- ¿ Qué te ocurre? ¿ Te encuentras mal ? ¿ Llamo a las enfermeras? -le dijo angustiado
- No, no.  No es necesario, estoy bien.  Sólo que ...  Te tengo aquí. Pensé que ya no te importaba,que no me querías
- ¿ Qué no te quería ? ¡ Cielo santo si lo eres todo para mí !  Perdóname yo he tenido la culpa de todo. Si la noche hubiera terminado como siempre, probablemente no estaríamos aquí.  No vuelvas a dudar de mi amor, porque lo sois todo-.  Se inclinó sobre ella y la besó suavemente, pero poniendo el corazón en ese beso
- ¿Qué fue lo que ocurrió? - la preguntó
- Iba distraída.  Se me cruzó un animal no sé cuál si un conejo, un zorro, o un perro.  No me dió tiempo a verlo. No quería atropellarlo y di un volantazo.  Posiblemente iba a más velocidad de la debida.  No lo sé.

- Amor mio ¿ por qué ibas distraida?  Fui yo el causante ¿ no ?
- No tuviste nada que ver con ese accidente, no te culpes de nada, fue una casualidad, simplemente. ¿Cómo está todo ?

 La gran pregunta, la que tanto temía Michel, aquí estaba formulada.  Debía hablar con seguridad para infundírsela a ella.  Al menot titubeo sabría de sus dudas, y ahora lo que necesitaba era tranquilidad para recuperarse, y que ello influyera positivamente en el bebe

- Todo va bien, cariño. Normal.  Tu estás bien, dentro de las heridas que recibiste y que se van curando.  Y si te refieres al bebe, todavía lo tienes dentro;  eso es señal de que todo está en orden. Te harán una ecografía y entonces todo marchará como una seda.  Ocúpate de ponerte bien para irnos pronto a casa.

No quería darle esperanzas por si algo no funcionaba correctamente, pero ¿ cómo decir lo inquieto que estaba?  No encontraba las palabras justas y adecuadas, no quería pronunciar:  todo es normal, hasta que los médicos les aseguraran que no había riesgos de nada.  Posiblemente, al día siguiente le hicieran la ecografía y alguna otra prueba que no sabía, y la incertidumbre  se borraría de sus cabezas.

Y al fin ya estaban en casa y esperanzados, al menos Elizabeth, porque Michael aún tenía dudas a pesar de que la ecografía no diera nada anormal.  Tenía miedo. Él,  que nunca lo sintió en cualquier circunstancia que la vida le presentara, pero ante ésta estaba muy preocupado..  Se cuidó de hacérselo notar a ella, que por fin estaba recuperándose y parecía que volvía a ser ella misma. Debían esperar un tiempo más para conseguir la prueba definitiva que les tranquilizase definitivamente : una amniocentesis.

Mientras era practicada, en la sala aguardaba un Michael nervioso, preocupado e inquieto.  Del resultado que diese dependía la tranquilidad y aguardaría con esperanza la llegada de ese hijo tan deseado y a la vez tan complicado por las circunstancias que concurrieron  a ello.

Y cuando supieron el resultado, respiraron aliviados.  Era una niña y todo era normal y su desarrollo era normal.  Ambos padres se abrazaron emocionados.  Ambos tenían los mismos temores, la misma preocupación, pero ninguno comentó nada al otro para no aumentar más  la inquietud.  Ahora todo iría bien y aguardarían con emoción la llegada de esa preciosa criatura amada y bendecida.

Reían sin parar, todo les parecía maravilloso.  Su amor había sido puesto a prueba y lo habían superado con creces.  Ya estaban en casa felices hablando sin parar con Else, explicándoles todo una y mil veces.  Menzies reía al escucharles.  Eran como dos chiquillos enamorados.

- Elizabeth ha elegido bien-, se dijo uniéndose a las risas de ellos.

 Michael jr. les miraba y sin darse cuenta también sonreía a verles, aunque no supiera muy bien de que reían.  Sólo sabía que iba a tener una hermana muy pronto a la que atendería y ayudaría a su mamá en el cuidado



No hay comentarios:

Publicar un comentario

ENTRADAS POPULARES