sábado, 3 de marzo de 2018

Viaje a La Toscana - Capítulo 1 - Juegos de chicos

Todo comenzó como un juego en una tarde lluviosa y desapacible en Dublín.  Arthur se había enfadado con Mildred.  Estaba de mal humor y aburrido; una combinación explosiva para un hombre como Arthur, hiperactivo y siempre en constante movimiento.  Cuando estaba trabajando se centraba en lo que tenía entre manos, pero los días festivos en casa, era como un león acorralado sin parar de dar vueltas de un lado para otro.

Llevaba tres días sin ver a Mildred. Su enfado lo había provocado una discusión insulsa, y no sabía de que forma habían subido su tono, para terminar en un soberano enfado.  Muchas veces se había quejado de que ella invertía mucho tiempo en conectarse a Internet, mejor dicho a las redes sociales.  No había ni  una de ellas, en la que no tuviera un perfil.  Estaba obsesionada con las conexiones, dejandole a un lado muchas veces.  Según le había comentado en distintas ocasiones, no entendía cómo él no se había hecho alguno

 -Resulta divertido e interesante ", le había comentado.-Además es una de mis mayores fuentes. Es parte de mi trabajo

Mildred era reportera de una revista de las llamadas del corazón, y siempre andaba a la caza y captura de algún rumor en las principales revistas extranjeras sobre algún famoso.

- Conoces gentes, mucha gente de distintas partes del mundo y enseguida entablas conversaciones.  Siempre encuentras  algo nuevo que te aporta.  Claro que también se entremeten algunos descarados que se creen que porque tengas una página en twitter o facebook, o cualquier otra, es que vas buscando emparejarte- Tiene su lado negativo - le comentaba ella
- Pues si lo que dices es así, deberías dejarlo y no buscarte complicaciones. Eres buena en  lo que haces ¿ Es que no te basta con las fuentes que tienes?  Un día te encontrarás con algún problema

 Esa había sido la chispa que había hecho saltar su noviazgo, Él era enemigo acerrimo de todo eso, que consideraba un cotilleo, y además falso, porque todos eran buenísimos e interesantes, pero comenzaban mintiendo, poniendo una foto en el perfil siempre más favorecedora de lo que se es en realidad.Casi todos lo hacían, y además se daban más importancia de la que en realidad tenían

No tenía ganas de leer, ni de ver televisión, ni de hacer nada.  Tenía planes para ese fin de semana, pero todo se había venido abajo por culpa de esa diferencia de criterios entre Mildred y él.  Era escritor, pero ahora pasaba una mala racha:  no tenía temas para una novela. .    Decidió que, para matar el tiempo, entraría en Facebook y buscaría el perfil de su novia, para comprobar si todo lo que figuraba en él era verdad o exageraba.

Levanto la tapa del portátil y tras entrar en Internet, indago sobre la página de ella, y efectivamente tenía un montón de seguidores y se admiró al ver el número de personas que  les gustaba lo que ella subía.  Movió la cabeza en señal de desaprobación al comprobar que todo lo que allí había eran juegos, videos musicales y comentarios sobre alguna película famosa que se proyectaba en los cines.  Nada de particular, pero se fijó en la foto de su perfil y comprobó que era la de una actriz famosa.  Ni siquiera había puesto una suya, pues  además  era bastante guapa.  "Para evitar problemas "., le había dicho en cierta ocasión.  Entre alguno de sus seguidores, había revistas de renombre, y supuso que en ellas es que encontraba los temas para su artículo en la editorial en la que trabajaba.

- No lo entiendo. Pones una foto de Meryl.  empiezas engañando a la gente ¿ Por qué no una tuya?  Eres bonita- le comentó él en una ocasión
- ¡ Cómo se nota que no tienes ni idea - replicó ella - Pues . por eso, para evitar moscones.  No sabes nada
- Muy bien, pues tendré que aprender

Y buscó la forma de crear una página.  Se inventó la profesión, el lugar de nacimiento, los estudios realizados, etcétera, etcétera, etcétera. Al final puso una foto de un familiar,  de cuando era más joven,  que se parecía mucho a él

- Bien, pus ya tengo mi página. Ahora a esperar a ver qué ocurre.

Y volvió a la de su novia y en el apartado de amigos vio el rostro sonriente de una joven muy bonita con nombre italiano. Lo encontró normal puesto que se conectan desde cualquier lugar de la Tierra.  Le llamó la atención su sonrisa

- Si es la foto verdadera es una muchacha muy linda, pero no creo que sea posible.  Voy a intentarlo- se dijo

Solicitó su amistad, sin mucha confianza en que le admitiera porque la foto que había puesto, era de todo menos bonita. Todos los datos falsos; se notaba que era novato en ésto.  Rió, pero le divirtió este juego. No sabía con qué podía "adornar " su pagina para que llamara la atención.  No se le ocurría nada. ¿ Cómo era posible que  todo un escritor no tuviera idea de qué poner?  Buscó en Internet y localizó algunas fotos de paisajes irlandeses.  Eran maravillosos y amaba a su tierra. . Sin embargo  había omitido que Irlanda era su lugar de nacimiento

- Bah, no importa.  En definitiva da igual de dónde seas. No vas a verles en tu vida.

Pero se equivocaba.  Enseguida aceptaron su amistad y ¡ oh casualidad ! la primera que le aceptó fue aquella chica linda que ya era amiga de Mildred, se habían convertido en amigos por arte de magia.

- Y ahora ¿ qué se hace ?- se preguntaba. Creyó que debía agradecerle su aceptación y enviarla un saludo.  Eligió las palabras correctas, pero que nada indicaban de que era un soltero, divorciado, o viudo que buscaba pareja.  Para nada.   Había sido mera  curiosidad y distracción para una tarde tan aburrida. Pensó que cuando se enterara   Mildred iba a estallar de la risa:   había sido atrapado por la red social más popular del mundo.  Cuando hicieran las paces, la pediría le orientara algo más. Le resultaba un juego divertido.


- No está tan mal.  Total, siempre tengo tiempo de cerrarla o de no atender más solicitudes.  Veremos a ver qué sucede, pero al menos me ha hecho pasar un rato divertido.

Cerró el portátil y encendió el televisor.  zapeó, pero no encontraba nada que fuera de su gusto., y dirigió la mirada hacia la mesa en la que había depositado el ordenador.  Sonrió ampliamente y volvió a conectarlo.  Ya tenía dos seguidores más.  Pensó que si su novia encontraba temas para publicar en su revista, lo mismo él, en algún artículo de los que la gente sube a la red, encontraría el argumento para su novela.  Al menos, lo intentaría.  No le costaría nada poner en marcha su imaginación

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