domingo, 11 de marzo de 2018

Viaje a La Toscana - Capítulo 9 - ' Adiós Italia , adiós !

Se habían reunido de nuevo, pero esta vez buscando una excusa, Arthur hizo un aparte con Liliana. Le había gustado la espontaneidad de la chica, y al mismo tiempo su falta de picardía.  Era un ser limpio de toda maldad, sin dobleces, que decía las cosas tal y como las pensaba, aunque no siempre eso fuera lo más conveniente.  Nadie le había dicho nada, pero como hombre, y experimentado, se había dado cuenta de los sentimientos que inspiraba a Guido, y de los cuales ella no parecía haberse dado cuenta.  Le trataba como si fuera un hermano, pero él no se sentía de ese modo.  Hacía tiempo que se conocían y desde hacía tiempo el italiano bebía los vientos por ella.

También se fijó en las miradas que le dedicaba a él cada vez que se acercaba a ella y nada más lejos de su intención el de conquistarla y hacerle la competencia.  Quería advertirla de los sentimientos  del chico y ella se sorprendió porque lo último que esperaba es que se hubiera enamorado de ella.  No le había dado pié para inspirar amor.  Tampoco la halagaba porque sabía que al no ser correspondido sufriría, y le tenía verdadero cariño, pero nada más

La confesión de Arthur la dejó cavilando porque ella sentía lo mismo, pero no por Guido, sino por él, aunque ni siquiera se hubiera dado cuenta.  Los días pasaban veloces y las vacaciones tocaban a su fin.  Arthur debía partir hacia su pais y en el grupo se instaló esa sensación de que lo bueno había pasado y debían separarse.  Liliana iría hasta Amalfi en varias ocasiones, pero no sería lo mismo; retornaría a su casa .  Debía trabajar y ayudar a su padre en lo que pudiera.  El último día de estancia, Arthur quiso pasarlo a solas con Liliana quería sentar las bases de esa amistad, e invitarla a viajar a Dublin en justa correspondencia.  Ella ese día estaba triste y a penas hablaba.

- Me da lástima que tengas que irte, eso es todo- respondió cuando él la preguntó por lo que la ocurría
- A mi también me cuesta dejaros, pero la vida corriente se impone. Este viaje ha sido grandioso para mí, puedo asegurártelo.  Lo recordaré siempre, y en su recuerdo me refugiaré cuando me encuentre con el día a día, que no será tan bonito como estos días de verano.

- Por favor, vas a hacerme llorar.  No sigas, de lo contrario la despedida será más difícil
- ¿ Te conectarás a Facebook ? - la dijo él
- Si, pienso hacerlo. Los días de septiembre no estaré con tanta frecuencia tenemos la vendimia, y he de ayudar en casa
- Claro, lo comprendo.  Seguro que te olvidas de mi. He pasado un verano maravilloso y he aprendido muchas cosas, al tiempo que he derribado muchas barreras
- ¿ Respecto a qué ?- preguntó
- Respecto a vosotros.  Mi concepto de amistad ha cambiado. Estos días serán imborrables, pero cuando llegue, al día siguiente,  estaré inmerso en el trabajo, y ni siquiera tendré tiempo para pensar en todo lo que he vivido.  De nuevo los fantasmas volverán a su lugar.  Durante todo este tiempo los he desterrado de mi, pero sé de cierto que volverán
-¿ A qué demonios te refieres, a Mildred?

El cayó, lo que equivalía a responder afirmativamente.  Ella lo lamentó, pero era lógico que se acordara de su antigua novia.  Había sido un noviazgo largo, y un fracaso en su recta final.  Ella nunca había tenido novio, y no sabía lo que se siente cuando el corazón te lo destrozan.  Por eso se quedó pensativa y en silencio.  Pensaba en lo que le había contado de Guido, y en  ella misma,  por el efecto que había causado en ella el irlandés.

Desde la ventanilla, vio cómo el avión iba tomando altura y la península Itálica cada vez se hacía más pequeña.  Reclinó la cabeza hacia atrás, cerró los ojos y pensó en Roma, Florencia, Siena,  Pisa ,  Amalfi, y en  Pienza...,   en la casa de ella.  Su trato con él había sido exquisito, el de todos ellos. ¿ Volvería de nuevo al año próximo ?  Un año era mucho tiempo ¡ Quién sabe las cosas que pueden pasar en un año!  De lo que estaba seguro, es que no tenía ninguna gana de volver al trabajo.  Debió anticiparlo de manera de poderse quedar en casa un par de días descansando de tanto ir y venir.  Pero si lo hubiera hecho... No lo habría pasado con ella..  Miró a un lado y a otro, por si hubiera pensado en voz alta y alguien le hubiese escuchado.  Y de nuevo el rostro sonriente de Liliana acudió a su mente, y revisó las fotografías que había sacado con el móvil el día que estuvieron en esa encantadora playita. Y volvió a recordar su bien moldeado cuerpo.  Tuvo que carraspear para no seguir pensando en aquellas escenas.  No quería hacerlo, no debía hacerlo.  Ella no se merecía un mal pensamiento, pero tampoco podía evitarlo.  De primera mano sabía por qué  a las italianas  las eligen como mises. Son bellas y espontáneas, aunque en el fondo deseó que ella se mostrase tímida en lugar de desenvuelta.  Sería una manera de reservase ¿ para quién? ¿ Para Guido ? Y su pregunta se quedó en el aire.

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