lunes, 19 de marzo de 2018

Viaje a La Toscana - Capítulo 18 - Algo inesperado

No salía a la calle.  Daba vueltas por la casa como león enjaulado, pero procuraba no caer en la tentación de remediar la soledad con un vaso de whisky: sabía que ese no era el camino y además sería inútil.  En su peregrinar por el apartamento, iba hasta la entrada y veía en la mesa del recibidor el montón de cartas allí apiñadas.  Posiblemente hubiera alguna urgente, pero eran tantas que le daba pereza revisarlas.  Iría poco a poco hasta ponerse al día;  también debería llamar a la editorial.  Le debían dinero de la última liquidación, pero eso ya lo haría más adelante.  Primero tenía que habituarse a la vida real, a su día a día.

Cogió el montón de cartas y se dispuso a revisarlas acomodado en el sofá del salón.  La mayoría eran facturas, publicidad y recibos pagados o pendientes de cobro.  Todo eso podía esperar.  las iba seleccionando y haciendo montones con cada asunto,.  Ya quedaban unas pocas, cuando ante su vista surgió una de un bufete de abogados,  proveniente de Italia.  El corazón le dio un vuelco,  ¿ qué podrá ser   Y de repente un nudo se le puso en el estómago como cuando esperas una mala noticia.  No quería siquiera pensar que a ella la hubiera ocurrido algo malo.  Rasgó el sobre rápidamente y comenzó a leerlo.  Venía escrita en italiano, con lo cual había frases que no entendía, pero hubo una palabra que si entendió " morto ". La carta se le cayó de las manos y un sudor frío comenzó a perlar su frente.  Una vez recogida del suelo, comenzó a leer poco a poco, pero para mayor seguridad consultaba la frase que no comprendía en el   traductor de Google, tenía que saber ciertamente lo que aquella misiva contenía. Y la tradujo, y su contenido hizo que se detuviera la sangre en sus venas.

< Estimado señor O'Bryan:

Lamentamos tener que comunicarle que el pasado 15 de Mayo, tuvo lugar el fallecimiento del señor Guido Massieri, quién deposito su confianza en nosotros para entregarle personalmente una carta dirigida a usted, con especial encargo. Para tal fin, rogamos se ponga en contacto con nosotros a la mayor brevedad posible.

Suyos affmos.

                                      Palmieri y Asociados >



Volvió a leerla una y otra vez. Se fijó en la fecha.   Era del mes de Mayo de hacía más de un año, y corría  el mes de Septiembre. .  Rebuscó entre las que le quedaban por leer, y de nuevo otra de los mismos abogados.  Hizo la misma operación y de este modo se enteró que habían vuelto a contactar con él, pero que había resultado imposible debido a la ausencia en su domicilio.  Le dejaron un teléfono para concretar fecha de alguna entrevista factible para ambos.

 ¡ Guido había muerto ! y de nuevo le vio ante él explicándole sus planes con Liliana.  Estaría sola y viuda.  No podía ser posible. De inmediato, levantó el teléfono para hablar con ella,  pero un contestador le anunció que ese número ya no estaba abonado.  ¿ Qué habría sido de ella ?  ¿Dónde viviría ahora?   Los abogados debían saber su dirección, y de inmediato contactó con ellos.

Le informaron de  cómo había ocurrido el deceso.   De todo,  menos de la actual residencia de Liliana, cuyo contacto con el bufete era a través de un apartado de correos..  Y tomó la decisión más importante de su vida: viajaría a La Toscana. Primero iría a Pienza y allí, en casa de sus padres, posiblemente encontrase  a Liliana.  Y si no fuera así, tenía todo el tiempo del mundo para encontrarla.    Al cabo de dos días, nuevamente, se puso en camino rumbo a Italia.

A pesar de las circunstancias que le llevaban  allí, en su interior sentía una sensación extraña: tendría oportunidad de verla, y entonces frente a ella, hablaría  y la daría todas las explicaciones precisas de todo lo ocurrido desde la visita del difunto Guido hasta la actualidad. ¡ Quién iba a decirle que volvería a recorrer las viejas calles de Pienza al cabo de tanto tiempo y en tan difíciles circunstancias!  Nunca hubiera imaginado que aquél muchachote fuerte, moreno y rendidamente enamorado de Liliana tuviera tan corta vida.

Lo recordaba todo  igual.  El tiempo se había detenido en Pienza y así había sido desde tiempo inmemorial.  La casa paterna  de Liliana estaba cerrada y con un cartel que anunciaba su venta

- ¿ Qué demonios ha pasado en esta familia ? - se preguntó

Los vecinos de al lado de ellos,  le contaron que hacía seis meses había fallecido la madre y un año antes el padre, el señor Bianco.  Pareciera que la mala suerte se había cebado en esa familia.  No sabían dónde vivía Liliana

- Creo que se fue a vivir a Nápoles.  La pobrecilla estaba rota de dolor.  No podía soportar tanta desgracia.  Con su hija de la mano salió de aquí, pero no sabemos exactamente donde reside.

¡ Con su hija de la mano !  No podía creer que fuera madre, aunque era lo más natural del mundo.  Pero la vida a veces se muestra cruel y sin piedad con algunas personas, y ella había sido una de ellas.  Ahora más que nunca debía encontrarla. Y pensó comunicarse con los abogados inmediatamente; quizás ellos supieran el lugar donde vivía.  Y esperanzado y triste, llamó urgentemente a Palmieri y Asociados, y como había supuesto, conocían del fallecimiento de los padres de ella, ya que se habían hecho cargo de la venta de los inmuebles , ahora de Liliana por herencia y del alquiler de su apartamento..

Tomó la decisión de alquilarlo.  presentía que su estancia en Pienza iba a ser larga.  Era un lugar que le gustaba y allí tenía la paz y el aislamiento que necesitaba.  Probablemente las ideas regresarían a su cabeza dentro de algún tiempo, cuando su espíritu recobrase la calma

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