domingo, 15 de octubre de 2017

La primera vez que visité Londres - Capítulo 16 - Meridianamante claro

Ignoro el tiempo que estuve aguardando a que llegara James, Cabía la posibilidad, que cuando saliera de hablar con su padre, sería la madre la que continuase.  Se me hacía el tiempo largo, muy largo y constantemente miraba el reloj, que pareciera se hubiera parado.  Al fin salió con el rostro contraído y dando grandes zancadas hasta el coche. Entró en él y dando un portazo, arrancó y salimos del entorno de la gran mansión.  No me atrevía a preguntarle nada ni a explicarle porqué estaba esperándole dentro del coche.  Aguardaría a que él dijese algo. Le miraba de soslayo.   El iba fijo en la carretera, pero creo que su pensamiento estaba en otro lado. ¿ Qué es lo que habían hablado para que estuviera tan alterado ? ¿ Qué debía hacer, hablarle? O mejor quedarme callada, al menos hasta que se le pasara el enfado  extraordinario que tenía.


  Así , en silencio,  llegamos a casa.  Aparcó el coche y tomándome de la mano entramos en nuestro hogar.  Mucho me temía que la íbamos a tener "gorda". Pero  ¿por qué ? ¿ Porque había ido junto con él a su casa? ¿ O por la discusión con su madre?  Siempre que nos ocurría algún episodio como éste, coincidía con una visita o con alguna llamada de teléfono.  Estaba claro que así pasaran mil años, nunca me aceptarían.  No me importaba demasiado, pero si  el amor de mi marido, y mucho me temía que por ese camino, no íbamos a ninguna parte. Me dirigí a la habitación y él a la sala.  Quería aislarme hasta que se le pasara la crispación y pudiésemos hablar con serenidad, pero su voz cortante y rotunda, me cortó el paso :

- No te vayas.  Tenemos que hablar
- No es necesario. Sé lo que vas a decirme y sé también que desembocará en una pelea entre nosotros.  ¿Te han contado mi discusión con tu madre?  Pues antes de que digas nada, te digo que sólo la he preguntado por qué me detestan de esa forma.  Nada más.  Y ante su silencio, decidí que no podía permanecer en vuestra casa ni un minuto más.  Me refugié en el coche en espera de que tú salieras.  Estoy cansada, James, muy cansada de las humillaciones sin saber porqué ni a qué se deben.  Estoy cansada de que tú tampoco hayas intervenido poniendo en claro la situación.  Estoy cansada de que sea Maureen la maravillosa y yo una chica extranjera, advenediza que no merece pisar por la gran mansión de los Sheridan.  No creo merecerlo.  Nos casamos demasiado aprisa, ese fue nuestro error. Creí que con mi amor bastaría, que no tendríamos complicaciones, pero veo con sorpresa, que soy una ilusa y así no se va por la vida.  No volveré a pisar esa casa, lo siento pero es mi decisión.  No soy una criminal ni tampoco una mísera muchacha que desea el mucho o poco dinero que tengas, sabes que no.  Sabes que merezco más respeto, así que tuya es la última palabra. Yo he dicho todo lo que tenía que decir.

- Podías poner algo más de tu parte ¿ no ?
-  ¿Qué?  ¿Cómo te atreves a decirme eso? ¿ Qué cuento te han dicho para que me reproches ésto, sabiendo  lo que ocurre? Todo está meridianamente claro: buscan nuestra separación y a la vez tu unión con Maureen, la verdadera lady, la chica maravillosa educada para acudir a las fiestas de palacio
- ¡ Qué tonterías estás diciendo ! No he pensado nunca en ella, y deberías saberlo
- Lo único que sé, es que estamos teniendo una pelea por lo mismo de siempre. , de verdad, ya no aguanto más.  Creo que debo viajar a mi casa al menos durante una temporada.  Volveré cuando todo se haya restablecido, Cuando tú no tengas que estar permanentemente entre la espada y la pared por mi causa.  Lo pasaremos mal, al principio, pero luego nos acostumbraremos
-No quiero ni oir hablar de eso ¿ me oyes?

 Salió de la habitación con la furia que había acumulado, pero aún con más crispación.  Me dejó sola en la sala; ni siquiera había hecho intención de abrazarme como en otras ocasiones, ni de disculparse.  Toda la culpa era mía.  Yo también estaba furiosa y triste, muy triste.  Por eso tomé la determinación de volver a casa, no sé durante cuanto tiempo y si volveré algún día.  Siento que algo se ha roto definitivamente y me pregunto  cómo alguien con la fortaleza de James, y con la claridad de ideas que posee, se ha dejado embaucar por las malas artes de mi suegra.  No lo entenderé nunca, pero no me pilla de sorpresa.  He de darte la razón:papá,   nos casamos pronto, y aunque nosotros nos queremos, mientras haya alguien sembrando cizaña, las cosas no marcharán como es debido.

Y  eso ha sido todo, papa. Ese es el motivo por el que regreso a donde nunca debí alejarme. Regreso rota por dentro, pero al menos tengo vuestro amor incondicional

.  Rompí a llorar abrazada por mi padre.  El también estaba triste y preocupado pues sabia del inmenso cariño que sentía por James

- Hija mia, siempre ésta será tu casa. Y aquí estarán tus padres para abrazarte y consolarte si lo necesitas.  Mira apunta el alba.  Creo que debemos regresar a casa.  Mamá estará preocupada y tú debes serenarte y tratar de dormir.  Creo que deberías plantearte una separación, formal, sin ser divorcio, pero algún trámite para que podáis rehacer vuestra vida cada uno por su lado.  Las familias son importantes en la vida de una persona, pero también, a veces, causan problemas por motivos inexplicables . Y creo que ese ha sido vuestro caso

¡ Cómo iba a serenarme. !   Me había sincerado con mi padre, que escuchó atentamente mi relato.  Me abrazó y no dijo nada, pero en su rostro había preocupación y tristeza, no sólo por nuestra separación, sino también por los desaires producidos hacia mi persona.  Cuando llegamos a casa, mi madre nos esperaba preocupada.  Preguntó con la mirada a mi padre por lo ocurrido.  El no dijo nada, se limitó a tomarla del brazo y ambos se dirigieron a su habitación.

- Acuéstate - me ordenó desde la puerta.

Dormí poco y mal.  El haber hablado y recordado todo lo vivido, había hecho que mi ánimo decayese grandemente, por eso en cuanto me levanté, decidí que tenía que buscar un trabajo ó ayudar en el hotel de la familia, pero algo debía hacer.  Durante unos meses ayudé en la dirección del hotel, algo que me venía muy bien para llevar a la práctica lo que había estudiado en la carrera.

Durante todo ese tiempo la comunicación entre nosotros era inexistente, y poco a poco comencé a asimilar que la ruptura era definitiva y que debía retomar mi vida a partir de ese momento, y plantearme el consejo de mi padre.  Dirigí curriculums a distintos hoteles aportando la experiencia recién adquirida.  Mi asombro fue mayúsculo cuando recibí contestación de uno de los  más importantes y conocido en el sector turístico y fuera de nuestro entorno.  Me citaban para una entrevista al cabo de ocho días y sería en su sede central en Madrid  Acudí a ella con esperanza e inquieta por mi atrevimiento al solicitar el puesto que ofertaban y del que no tenía ni idea que existiera.:  detective de hoteles.  Mi carrera era Dirección de Empresas, y ese era el puesto solicitado, y que no tenía nada que ver con el que me ofrecieron

¿ Qué clase de trabajo sería ese? No era nada relacionado con policía, ni con espionaje, ni nada que se le pareciera .  Entonces, ¿ de qué se trataba ?  Me presenté en el hotel Ritz, ante un señor bien trajeado, algo mayor, con acento extranjero, muy amable y correcto, que me ofreció alguna bebida o café si lo deseara.

Con mi curriculum encima de la mesa inició una conversación distendida, pero que medía al milímetro mi gestualidad.  Debía ser un experto en esa matería, porque analizaba el movimiento de mis manos, la expresión de mi rostro, la forma en que me sentaba. Procuraba por todos los medios, que mis nervios no me traicionaran a pesar de que lo estaba y mucho.

 El tiempo transcurría lento, al menos eso me pareció, y al final, cuando salí de la entrevista, al consultar el reloj, comprobé que habían pasado más de dos horas, algo insólito en una entrevista de trabajo.  Eso podía significar una buena noticia o por el contrario un rechazo absoluto. Muy cortesmente me acompañó hasta la puerta para despedirme y me anunció que se pondrían en contacto conmigo.  Sé que esa respuesta es la que dan a todos los solicitantes de trabajo, por eso no tenía muchas esperanzas de que ello ocurriera.   Cuando me ví en la calle, aspiré el aire y me tranquilicé

 Habían transcurrido quince días, y ya me había olvidado de mi solicitud, cuando un correo electrónico, me cito para dentro de tres días.  Debía  presentarme en el mismo hotel, puesto que había sido aceptada para desempeñar ese trabajo tan extraño y desconocido para mi..  Debía cambiar mi residencia : la playa por el asfalto de Madrid.

Para desempeñar mi misión, debía realizar un cursillo de especialización. ¿ En qué debía especializarme?  Me intrigaba no sólo la clase de trabajo , pero también el cursillo que debía realizar..  Y de nuevo hice mi maleta  rumbo a la capital madrileña. Según me habían anunciado, mi hospedaje sería también en el mismo hotel, en las dependencias para el personal, y allí mismo tendría el cursillo.

Al despedirme de mis padres sentía emoción y tristeza ante lo inesperado que me aguardaba.  Inquieta, nerviosa, pero contenta, esta novedad hizo que me olvidara de mi problema, pero no de James, aunque ambas cosas iban parejas.



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