miércoles, 11 de octubre de 2017

La primera vez que visité Londres - Capítulo 4 - Y llegaron las lluvias

 Llovía torrencialmente, y quizá por la falta de costumbre, no llevaba paraguas en mi bolso.  Aguardé en la puerta, bajo la marquesina de la clínica, pensando, ilusa de mí, que aquel torrente de agua, cesaría en cualquier momento. No me daba cuenta de que no estaba en España, sino en Inglaterra, y aquí es algo normal.  Cuando la intensidad disminuyó me decidí ir hacia a la acera   y allí poder parar a algún taxi o tomar algún autobús.  En ese  breve trayecto , mi cabello, al igual que mi ropa, se empaparon, además,  ya no tenía la protección de la marquesina y los taxis iban ocupados, y no pasaba ningún autobús.  No sabía qué hacer ni que dirección tomar.  Un coche se paró frente a mi, llamando mi atención con un toque de claxon y una voz imperiosa que se dirigía hacia mi:

— Sube— me dijo rotundo.

 Sorprendida giré la cabeza y allí estaba al volante de su coche, el mismísimo James Sheridan, doctor en medicina, ordenándome que subiera.  Me quedé muda sin poder reaccionar, hasta que de nuevo su voz  me apuraba a que subiera

— Venga.  Estamos interrumpiendo el tráfico
—Estoy mojada. Lo pondré todo perdido
—Sube de una vez. Cogerás un enfriamiento, por eso, porque estás mojada

  Abrí la puerta y subí a su lujoso coche, que inmediatamente puso en marcha.  Mientras circulábamos me preguntó donde vivía, le indiqué la dirección, pero no fue directamente al hostal, sino que se paró frente a un pub elegante.  Yo trataba de decirle que aquél no era mi barrio; él se limitaba a sonreír

— Lo sé, pero creo que nos vendría bien algo caliente. ¡ Mírate: tu cabello empapado y tu ropa igual ! Deseo que me cuentes cosas de ti. Me has intrigado al saber que eres mitad inglesa, irlandesa y española.  Un cóctel explosivo
— Perdone, pero mi presencia no es la más correcta que se diga. Fíjese cómo va usted, y cómo voy yo
— Está lloviendo, te has mojado, como mucha gente que vaya por la calle ¿ Dónde está lo irregular? Venga entremos de una vez.

 No sabía qué decirle. En parte, mi decisión se había evaporado y ahora me mostraba intimidada por la arrolladora personalidad de aquel hombre, al que nunca hubiera imaginado sintiera interés por mi. Por conocerme , por matar su curiosidad ante alguien tan poco frecuente en su consulta.

— ¿ Qué parte predomina en tí ?
— ¿ Cómo dice ?
—Me has dicho que tienes mezcla de tres paises distintos. ¿ Con cuál te sientes más identificada?
—+ Oh, pues supongo que con la española.  He vivido allí desde que he nacido. Mis amigos, están allí, mi familia.  El carácter es más abierto: me gusta más
´
  Se acercó el camarero , y pedí un té y él un whisky. No me atrevía a mirar a mi alrededor, ni siquiera a él, que me observaba con curiosidad. Al cabo de un rato volvió a su interrogatorio

—¿ Por qué has vuelto?
— Voy a estudiar aquí, y de paso aprendo el inglés que buena falta me hace. Me avergüenzo de que mi padre sea ingles y no sepa casi el idioma.
— Si qué es extraño ¿ Qué vas a estudiar ?
— No lo sé. Estoy bastante desorientada.  Primero me buscaré un trabajo y con arreglo a él y al horario que tenga, así decidiré. Creo que me inclinaré por la informática.  Me gusta y se me da bien.   O por dirección de empresas, no lo sé.  Lo mismo termino por no estudiar y regresar a mi país.
— ¿ Sabes? Eres una chica muy peculiar.  ¿Qué dice tu novio?
—¿ Mi qué ?
— Tu novio.  Supongo que habrá alguien enamorado de ti
—No tengo novio
— ¿ Ah no ? Pues francamente no lo entiendo. Eres muy bonita, simpática y decidida. Cualquier hombre se enamoraría de ti
— Es usted muy galante, pero ya ve que no es así.
— Háblame de tí. ¿ Cómo es que tienes esa mezcla de sangre?

 Y poco a poco le fui contando los avatares de la familia,.  Cómo llegasteis  a Andalucía, cómo  os
conocisteis, cómo os enamorasteis, os casasteis.... En fin todo lo normal.  El guardaba silencio y escuchaba atentamente. Yo pensé que al igual que él deseaba conocer mi historia, tenía derecho a conocer la suya, que por otra parte me interesaba muchísimo.. Y,  aunque nerviosa,  hice dos cosas: tutearle y preguntarle por su origen

— Pertenezco a una familia clásica inglesa. Hijo único, pero con bastantes tíos, primos, en fin una familia de rancio abolengo. Se formó un revuelo entre todos ellos, cuando dije que quería ser médico, y lo que era aún mejor: ejercer la medicina.  De siempre mis antepasados  han vivido sin trabajar; muy cultos, estudiaron en los mejores colegios, pero unos auténticos parásitos que sólo sabían acudir a los casinos y en algunos casos dilapidar la fortuna familiar haciendo pésimas inversiones en bolsa.  Otros sin embargo recibían rentas de las tierras heredadas.  Hay condados que prácticamente pertenecen a mi familia. ¿ Por qué quise ser médico ? No lo sé exactamente, pero algo en mi interior me decía que quería y debía serlo..  Hay gentes que necesitan ser ayudadas, y yo quería ser una de esas personas que ayudaran a otras.   Saqué la carrera con esfuerzo pero la saqué y puse el consultorio que ya conoces. En un principio fue de primeros auxilios, pero luego fui ampliándola y ahora ya cuenta con obstetra y ginecología además de medicina general y trauma.  Poco a poco iré ampliando.  No tengo novia, aunque salgo con chicas, amigas desde hace tiempo. Y eso es todo.  Ya nos conocemos.¿ Sería un atrevimiento por mi parte si salimos a cenar algún día ?
— Creo que no.  Aceptaría encantada.  Tu también eres bastante peculiar — le dije riéndome


 Nunca sospeché que las confidencias de aquél día de lluvia, tuvieran la trascendencia que tiempo más tarde tuvieron en la vida de ambos.

 Estuvimos charlando de diversos temas sin importancia, y poco a poco mi nerviosismo se fue calmando.  Nada tenía que ver éste doctor con la rigidez que mostraba en la consulta.  Era abierto, simpático y ocurrente.  Quizá seguía siendo un poquito estirado, pero pensé que eso era algo innato en los ingleses, que formaba parte de su carácter., o quizá nosotros demasiado abiertos. No lo sé. Pero yo me sentía ante esta sensación como que me miraba por encima del hombro.  Me acordé de ti ; tú no eras así; posiblemente mamá  te  había influenciado con   su forma de ser, y el carácter de las gentes del sur, tan abiertas y cariñosas.  Sólo esperaba que esa sensación de ser inferior, se me pasara en el futuro, porque eso, francamente, me hacía sentir incómoda. Y es que no era que   él se sintiera superior, sino que era el carácter de ellos.  Al cabo de un buen rato, decidimos que era hora de irnos. ´El debía regresar al consultorio para comenzar las consultas de la tarde y yo, debía regresar al hostal y cambiarme de ropa.  Comenzaba a sentir frío, pero era tan agradable la compañía que por nada del mundo hubiera querido se cortara.  Ni en mis mejores sueños, hubiera pensado que él me acompañara en una tarde magnífica de resultados, aunque lluviosa y tristona climáticamente hablando.

 Me dejó en casa y tendió su mano a modo de saludo para despedirse, y al mismo tiempo me dijo algo que me dejó perpleja

— Te llamaré algún día y si lo deseas podríamos ir a comer o a cenar a algún sitio ¿ Te apetecería ?

 ¿Qué debía responder ? Mi corazón se aceleraba y me decía si, si, si,. Pero mi cabeza lo negaba.

— No lo sé.  Acabamos de conocernos.
— ¿ Y qué ? Soy tu médico

 Y soltó una carcajada que me hizo perder por un momento el hilo de mis pensamientos. Y  respondí instintivamente

— Si, desde luego. Seguro que será una noche excelente como ha sido la tarde hoy.  Gracias por todo James

Era la primera vez que le llamaba por su nombre y no le decía doctor. Pero él había sido el primero en tutearme, por tanto no incumplía ninguna regla de buenos modales. Arrancó el coche y yo me quedé junto al portal  viendo cómo se alejaba.

 Esperé con impaciencia durante días y días su llamada para la cita, pero no se producía, y perdí totalmente la esperanza de volver a verle.  .  Seguramente se había olvidado de mi. ¿ Cómo iba a recordar a la simple muchacha del sur de Europa, teniendo en cuenta el abolengo de su familia.?  Seguro que vivía rodeado de   jóvenes y bellas ladies rubias, de porcelana,  ¡cómo se iba a fijar en mi !: morena, de estatura normal y sin algo especial que me hiciera atractiva. Sólo mis ojos se salvaban de la clasificación.  Ellos eran bonitos, al menos a mi me lo parecían.

  Había buscado empleo y había encontrado uno a media jornada como administrativa en una pequeña oficina.  Debía perfeccionar mi ingles, que poco a poco iba perdiendo la singularidad del andaluz. Al menos había conseguido mi segundo objetivo: el trabajo, ya que el primero lo había logrado y había sido poder localizarle, pero todo lo que sabía era su nombre y su lugar de trabajo.  Con eso debía bastarme, tenía que conformarme, pero seguía pensando en él.

  ¿ Por qué me prometió una cita ? ¿ Qué le impulsó a decírmelo? Sería por pura cortesía. En fin, soñé con algo imposible. Deséchalo de tu cabeza Maille. Picas muy alto, así que descártalo si no quieres darte un porrazo que te destroce para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ENTRADAS POPULARES