jueves, 12 de octubre de 2017

La primera vez que visité Londres - Capítulo 7 - La dama inglesa

 A la mañana siguiente, James se presentó en mi bungalow para ir a conocer a la abuela, pero antes me pidió el lugar en donde vosotros vivíais ;  debía hablaros.  Imaginaba de lo que se trataba, y fue entonces cuando mis nervios comenzaron a dominarme.  Todo era precipitado, muy deprisa, demasiado, pero él estaba como un tren sin frenos y quería aclararlo todo a todos los niveles.>


James y tú, os encerrasteis en el despacho y mama, ignoraba lo que pasaba, de manera que la tuve que llevar a otra sala y explicarla lo que ocurría.  Estaba totalmente asombrada, no tenía ni idea.  Creí justo decírselo, ahora que estaba todo claro entre nosotros.  Al cabo de dos horas, la puerta del despacho se abrió y ambos salisteis  de él.  Mi vista iba de uno a otro tratando de adivinar lo que había ocurrido en su interior.  James se le notaba relativamente tranquilo; tu te dirigiste  hacia mí, diciéndome:

- Así que quieres casarte. Sabes de sobra  a lo que te enfrentas y que seguramente te encontrarás con circunstancias que te hieran, pero si tu , si vuestro amor es firme, adelante, lucha por él. Sabes que lo hice en su tiempo, porque también mi familia tenía pensado otra cosa para mí, pero, tu madre se cruzó en mi camino y ya no hubo fuerza humana de retroceder. Ahora, y no me mal interpretes -. Dijiste,  dirigiéndote a James,  os encontráis en un caso semejante, y debéis estar preparados para la serie de inconvenientes que vais a tener.  Aquí siempre tendréis un lugar para refugiaros.
- Papá

No pude decir más. Me abrazasteis  y no pude reprimir unas lágrimas de emoción.  James me miraba con ternura y aliviado por, al menos, haber recibido el beneplácito de una parte.  Nos miraba alternativamente, sin entender,  seguramente,  de lo que estabas hablando y de la clase de inconvenientes que encontraríamos. James intuía  a qué se refería, aunque pensaba que podría con ellos. Pero también pensaba  ¿ qué circunstancias le había tocado vivir a su futuro suegro para que hablase de esta manera? La advertencia tuya, le desconcertaba..


- Y ahora, si nos perdonan, hemos de ir a conocer a la otra rama de la familia: mi abuela.  Ella tiene mucha influencia sobre mis padres y creo que no pondrán resistencia, pero si lo hicieran, tengo muy claro que mi vida está con ella - dijo dirigiéndose a mi -. Ya fue un problema cuando quise estudiar y trabajar, así que imagino que no lo tendremos nada fácil.  Pero me da igual; es cosa de ella y mío, y seremos nosotros quiénes viviremos juntos.  Afortunadamente seremos independientes, de tal forma que si quieren darnos su bendición, pues bienvenida sea, pero si se oponen no van a conseguir nada.
- Espero que no será la única vez que vengas por aquí.  De hecho nos agradaría, a mi mujer y a mi, que comiéramos los cuatro juntos, por ejemplo mañana ¿ Os parece ?-   Le dijiste,  acompañando una amplia sonrisa.
Sabías que James lo estaba pasando mal había sido la primera vez que os veía, y además para anunciaros que deseaba casarse conmigo.  Pero la última frase, le tranquilizó sobremanera  Ambos nos miramos y sonriendo aceptamos la invitación.  Estaba nerviosa, pero sabía que contaba , no sólo con James, sino también con vuestra complicidad   Y cogidos de la mano, nos encaminamos hacia el chalet de la abuela que no estaba muy distante del  vuestro.  Sería, para mí, la primera prueba que debía pasar y mucho me temía que no sería nada fácil.

Estaba sentada en el jardín, bajo una sombrilla, leyendo The Guardian, acompañándose de un té frio. James entró jovial y acercándose a ella, la besó en la mejilla sonriente:

- Bien abuela, aquí la tienes.  Te dije que te la presentaría y aquí está: Maille Desmond  Aguado

La señora, giró su cabeza y fijó la vista sobre me.  Me temblaban las piernas y sentía un nudo en el estómago.  Me miró de arriba  a abajo, con una mirada inexpresiva en la que no descubría ni un ápice de nada.  Sonrió fríamente y me indicó una silla para que me sentará enfrente de ella.

 James miraba a una y a otra. Me guiñaba un ojo como para darme valor a lo que me estaba enfrentando.  Conocía de sobra a su familia, a su rigidez y sabía cuando algo les desagradaba, y de entrada a pesar de reconocer que yo era preciosa, no nombró ni una sola vez la palabra noviazgo, lo que me dio a entender que no era de su gusto.

Comenzó a hablar con James de la familia, y de alguna novedad que se había producido desde sus ausencias.  No sé el tiempo que permanecí en silencio escuchándola parlotear en inglés con su nieto, y di gracias al cielo que el idioma fuese dominado por mi, porque de esta forma pude enterarme de los reproches que le dirigía por haber elegido a una "advenediza", que era como ella me calificaba. James estaba violento e incómodo y no sabía como frenar el enfado que la señora mostraba por momentos.  Pensé que ya no soportaba más la situación, que quería salir de allí, que se me estaba insultando sin siquiera conocerme, tan sólo porque no era una lady.  Me levanté y dirigiéndome a ella, la dije:

- Discúlpeme, señora. Veo que ustedes tienen cosas que hablar y yo he de prepararme, ya que mi partida es en breves  días. He tenido mucho gusto en conocerla

 Y dicho esto  tendí la mano a modo de despedida.

James no sabía qué decir ante mi salida, Dijo algo a su abuela mientras me dirigía a la salida, y un segundo después le tenía a mi lado agarrándome del brazo

- ¿ Qué haces ? ¿ Por qué te vas ? Aún no hemos terminado de hablar
- Yo si he terminado, James. Lo he entendido, y puedo asegurarte que no soy ni necesito ser advenediza. Es cierto, no tengo vuestra clase, pero no todas las personas de alta alcurnia, son merecedoras de llamarles señores. Creo que, efectivamente, ha sido todo un error.
-¿ Qué quieres decir ? ¿ Que rompes conmigo ?
-Exacto. Si tu abuela opina así de mí, no quiero ni pensar cómo lo harán tus padres. Así que es mejor que terminemos antes de que las cosas vayan a mas. Te quiero James, ya lo sabes, pero no soy bien recibida en tu familia, y ellos son importantes para ti.  Son tus padres.  Tienes una determinada posición social; me dolería mucho que te avergonzaras de mi.
- No dices más que disparates. No tengo porqué avergonzarme de ti, al contrario estoy muy orgulloso. Cierto es que mis padres son importantes, pero de ellos no dependerá mi vida contigo o sin tí. Soy yo quién ha de vivirla y así lo haré.  De manera, que te entiendo; mi abuela no ha estado demasiado educada contigo. Pero ella vive su vida y ya tendrá tiempo de conocerte.  No le hagas demasiado caso. Vive aferrada a una época que ya no existe.

Enlazó mi cintura y nos dirigimos a la playa.  Teníamos que concretar muchas cosas y una, la más importante para él, era si yo aceptaba ser su esposa.  Su mirada era tan tierna, tan dulce que no pude decir que no.  Y a partir de ese momento comenzó una frenética organización de nuestra boda 

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