viernes, 12 de enero de 2018

No fue un sueño, sino tú - Capítulo 6 -De regreso a casa

Y de nuevo en Londres.  Después de tanto tiempo se le hacía extraño reanudar de nuevo el trabajo.  Pero se sentía bien y con ganas de empezar otra vez con  la rutina y las prisas.  Dejó la maleta y se sentó en el sofá del salón, y sin darse cuenta empezó a hacer recuento de su etapa, un tanto extraña, en Mallorca.  Había conocido otro mundo, otra forma de vivir, en que las pequeñas cosas eran relevantes en la  vida de las personas.  Y disfrutaban con ello.  No necesitaban excusas para reunirse y juntos cantar y tomar una cerveza comentando las incidencias del día.  Eran gentes sencillas como lo eran sus vidas, lejos de las complicaciones de una gran ciudad.  El tiempo se detenía en ellos y hacían partícipes a todos los que por allí vivían.

Echaría de menos su casa, aquella espléndida casa que había comprado haciéndola su refugio.  No volvería a tener otra crisis como la pasada.  Y se detuvo en ese punto ¿ qué o quién le provocó aquella espantada urgente de su obligación  y su compromiso en la atención de las personas?  Estaba seguro que no había sido Clarisse; sólo sabía que llegó a Palma hecho polvo y había vuelto con nuevas ganas de seguir su camino. Seguramente fue el destino quién le indico ese lugar, por algún motivo que no comprendía. Y en sus recuerdos se coló una chica de reacciones inesperadas y espontáneas que le hicieron sonreir.

 Sabía que tenía que enfrentarse a una buena reprimenda de parte del director del hospital, en el que , al menos hasta ahora, trabajaba.  Había desobedecido sus órdenes, y se había excedido en el tiempo concedido como vacaciones.  Si le despedía, no le importaba demasiado.  Encontraría trabajo en otro lugar.  Pero necesitaba ese descanso .  Al día siguiente se personó ante el director que le recibió de uñas:

- Te concedí un mes y has estado tres- le dijo muy enfadado
-Escúchame, por favor.  Necesitaba ese retiro, de lo contrario comenzaría a tener fallos en mi trabajo.  No estaba centrado, me urgía desconectar de todo.  Cambiar de lugar, de gente, en una palabra: necesitaba vegetar.  Y es lo que he hecho y soy otra persona.  Si me despides, lo entenderé, no te preocupes.  Por ese motivo no vamos a perder nuestra amistad, lo entiendo.  Pero en serio que lo necesitaba.  La intervención última, me dejó muy tocado.
- Me has hecho sentar un precedente, para que te enteres.  Estoy seguro que a las primeras de cambio, alguien me solicitará un descanso argumentando el tuyo
- Está  bien, está bien. No te preocupes.  Recogeré mis cosas y me iré.
- No te he dicho eso. Sólo espero que sea verdad todo lo que me has dicho.  Y ahora márchate, tengo trabajo que atender.

Sabía de antemano que no le despediría, pero también era cierto que esas vacaciones le eran necesarias. En los vestuarios se cambió de ropa y como si hubieran pasado cinco minutos, se dirigió al tablón  para ver qué programación de operaciones había.  Por lógica no estaba su nombre porque nadie le esperaba, pero no obstante, se ofreció a ayudar a algún colega.

Y nuevamente restableció su día a día, dejando muy atrás lo vivido tanto en España como a Brigitte.  Pero también pensó que la vida era corta y merecía la pena vivirla.  A diario presenciaba escenas que se lo corroboraban. Se trazó un plan: pasarlo lo mejor posible.  Y a partir de su regreso su vida tan metódica cambió por completo.

No descuidaba en ningún momento su labor como médico, pero también aprovechaba en sus días libres divertirse,  bien solo o acompañado por alguien, que ocasiones no le faltaban.  Era querido por su humanidad con las personas, pero también admirado y solicitado por el personal femenino, dado lo atractivo que era.  Más de una compañera de trabajo gozó de su compañía, pero sin comprometerse a  nada ni a nadie.

- No estaría mal hacer una escapada a París en mis próximos días libres - se dijo.  Y dicho y hecho

Se puso en contacto con Brigitte que recibió con alegría la noticia y fue a recogerle al aeropuerto encantada de la vida.  Sabía de antemano que iban a divertirse, y ella estaba en su terreno.  Los dos días de asueto que tenía, los disfrutarían al máximo, como así sucedió.

En Alcudía la vida pasaba lentamente, sin nada que la alterase.  Se acercaba Semana Santa, y en esos días la población se incrementaba por extranjeros o naturales del pais que volvían para pasar esas fechas en casa de sus padres o de cualquier familiar.  Ese año caía en el mes de Abril y la temperatura era cálida, lo suficiente como para tomar el sol en la playa, aunque aún las aguas del mar eran más que frescas.

Isabel  aprovechaba los ratos libres para ir a la playa.  La gustaba estar morena.  No había vuelto a invadir la propiedad del inglés.

 - Lástima ese enclave tan bonito y desaprovechado por su dueño. ¿ Y si volviera allí ?-  . Inmediatamente desechaba la idea: aún recordaba la escena que presenció y algo en forma de rabia subió hasta su garganta.  Cogió la toalla y la crema, y después de cerrar la farmacia tomaría el sol y comería un bocadillo.  Al menos tendría dos o tres horas para estar viendo el paisaje marino .  Le relajaba el contemplar el ir y venir del agua hasta la playa.  No había casi oleaje.  El mar estaba tranquilo, pero ella no.

- ¿ Qué me pasa ?  Yo no soy así.  No entiendo por qué ahora estoy permanentemente de mal humor. ¿Necesitaré unas vacaciones? Lo cierto es que hace dos años que no me escapo a otro sitio.  Pero este año me iré. Quizá Menorca o Formentera.  ¿ Y por qué no más lejos?  Nunca he salido de aquí  y va siendo hora de hacer una escapada más lejos.

Se tumbó en la arena y se dispuso a relajarse tomando el sol, antes de volver a abrir la farmacia en su turno de tarde.

Hizo guardias con el fin de acaparar días libres y tomar unas mini vacaciones en su casa de Mallorca.  Los meses habían pasado veloces y le apetecía volver allí.  Su escapada a París no había sido todo lo buena que deseaba.  Brigitte quería comprometerse más y él no tenía intención de sujetarse a nada ni a nadie.  Lo que iba a ser una escapada feliz, se tornó en una discusión agria y rompedora al despedirse.  Habían pasado varias semanas de ésto y la reconciliación no llegó.  No necesitaba compañía de nadie.  Estaba muy bien solo.

- Fue un error enredarme con ella ¿ Quién me mandaría hacerlo?  Bah, piensa en Alcudia, en tu casa. Según el canal del tiempo se espera muy bueno en Baleares, así que aprovecharé estos días para tomar el sol y estar en casa.

Llamó  al administrador que se encargaba de la propiedad y le encargó un coche de alquiler que recogería en el aeropuerto.  Se trasladaría  hasta su casa y dispondría de un vehículo por si se decidía a hacer alguna excursión.

Era ya de noche cuando llegó a Alcudia.  Fue directamente a su casa:  Estaba cansado; había hecho guardia el día anterior para ganar días, y se había puesto en camino directo desde el hospital.  Menos mal que durante la travesía, había descabezado un sueño.  Cuando llegó al chalet, lo encontró todo en perfecto orden.  Dejó el equipaje tal cual y se sirvió un vaso de leche.  Esa sería su cena.  No tenía apetito ya que en el avión les habían dado un refrigerio.  Se acostó e inmediatamente se quedó dormido.  Cuando se despertó al día siguiente, el sol ya estaba alto. Se dio cuenta que había soñado, pero no recordaba qué.  Tenía la impresión de que era algo relacionado con el lugar, pero no tenía ni remota idea de qué se trataba.  Se asomó a la terraza mientras tomaba su desayuno, y admiró una vez más lo maravilloso del paisaje.  Recorrió con la mirada la costa y, vio en la lejanía una figura que venía en esa dirección, pero estaba lejana y no se distinguía bien, sólo que era femenina, pues iba en biquini  que cubría una camisola de tela muy fina y unas grandes gafas de sol, su cara, llevando una toalla grande al hombro.  .  Mientas apuraba su café, siguió a la figura, que torció por un sendero vírgen y desapareció de su vista.


Transcurridos unos instantes, dejó la taza en la cocina y se dispuso a comenzar la lectura de un libro.  Se sentó en la terraza  a leer, cuando algo llamó su atención:  había alguien nadando en "su"playa..  Imposible reconocer quién era el intruso ´o intrusa ¿ Sería la misma persona que había divisado momentos antes?  Esperaría a ver si sólo era tomar un baño, si no era así, bajaría inmediatamente y  llamaría la atención de quién había invadido su propiedad.  No le importaba que alguien se bañara allí, en definitiva el mar era de todos, pero no le gustaba nada que invadieran su intimidad.  No quería tener fisgones a su alrededor, porque justo, lo que necesitaba era paz y tranquilidad, y si llegasen a correr la voz de que allí había una playita totalmente vacía a disposición de alguien, no tardaría en estar invadido por gentes que, además, podrían meterse en su casa, a pesar de que hubiera una puerta de hierro con un cartel que anunciase, que aquello era propiedad privada y estaba prohibido el paso a toda persona ajena.
Quién estaba nadando, salió del agua y se tumbó en la arena, boca abajo para secarse con,los rayos del sol, que a esa hora calentaban bastante.  Prefirió dejarlo a un lado y comenzar con la lectura.

- Seguramente cuando se seque, volverá por donde ha venido .,  Y sin más se centró en el libro que había elegido.




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