miércoles, 11 de noviembre de 2020

Alex y Fionna - Capítulo 25 -Caso cerrado

 Siguieron con el plan previsto y, en pocos minutos,  estaban llamando a la puerta del domicilio de la hermana y el sobrino de la señora Maxwell, ya que no vivían muy lejos. También la patrulla camuflada, pero en contacto permanente con la jefatura y con Alex.  No supieron si es que no les había dado tiempo de preparar nada, o que la señora Maxwell era inocente y no había efectuado ninguna llamada entre ellas.  Pulsaron el timbre y de este modo establecieron contacto con Frances, la hermana de Joan. Se mostraba igual de amable, pero más reservada respecto al caso, y a su hijo,  en concreto, se mostraba hermética.

— Lo siento señores policías, pero mi hijo no está en este momento

— No importa, le esperaremos

— Es que seguramente no coma en casa

— Es igual, no hay prisa. Es para finiquitar este caso, pero nos faltan algunos detalles que hemos de consignar. Serían cinco minutos de su tiempo y, después olvidarse de tan penoso asunto. ¿No podría llamarle por teléfono para que se diera algo de prisa, por favor? Como le he indicado a su hermana, son detalles sin importancia, pero que se omitieron en la declaración y el juez los precisa para darlo por cerrado.

— Si no les importa esperar...Lo mismo no aparece por aquí en todo el día. Pero está bien, le llamaré.

Marcó un número de teléfono que desde la comisaría, al estar intervenido, supieron que era con Miami.

—¡ Hola querido, soy mamá. Aquí tengo a unos policías que desean hablar contigo. Dicen que no te entretendrán, así que ven para acá lo antes posible

— Está bien mamá. Paso al plan B.

—Ven cuanto antes. Te están esperando. No te entretengas con nadie en el camino. Supongo que estos señores tienen prisa.

—No importa. Un agente le esperará, y así evita personarse en comisaría, que siempre es más incómodo— dijo Alex

— Está bien— respondió  Frances algo alterada.

— Bueno, pues... — Sacó su móvil del bolsillo y contactó con la patrulla

 — Teniente haga el favor de subir. Ya sabe los datos que precisamos y después de completarlos puede marcharse.

  Alex había dado instrucciones y los policías, sabían a qué se refería. Se despidieron sabiendo que algo tramaban, pero tendrían que esperar.

—Señora, buenos días— dijo despidiéndose de Frances

— Adiós inspectores.

Ni en ese día ni al  siguiente el tal sobrino apareció por su casa, algo sumamente sospechoso de que lo tenían todo preparado e imaginaron que de nuevo se había reabierto el caso. Entonces decidieron llamar a declarar en comisaría tanto a la madre como a la tía. Seguro que se derrumbarían y podrían sacar la información.

 Mientras tanto en Miami, al estar en contacto con Nueva York, se pusieron en  marcha para localizar la llamada recibida y el escondite del sobrino.

Tenían las líneas intervenidas por tanto si le avisaban telefónicamente sabrían dónde estaba. Y así ocurrió con la llamada desde Nueva York. Era el principal sospechoso, pero tenían otra vía y era el policía residente en La Florida.

 Contactaron con la jefatura de Miami y ellos se encargarían de sonsacarle, si es que había sido pagado por guardar silencio.  Al fin se abría una luz al final del túnel.  Tras averiguar la dirección de la llamada de Nueva York, dos patrullas se dirigieron a ella, arrestando al tan buscado sobrino.  Antes de que entrara la policía en su casa para detenerle,  después de hablar con su madre, marcó otro número y dijo:

— Plan B. Cuanto antes—,- y colgó de inmediato.

Mientras todo esto ocurría, otra patrulla se dirigió al domicilio del tal Morgan, ex agente de policía.  De momento sería trasladado a comisaría para declarar, y después ya se vería.. Antes de que eso ocurriera, Morgan descolgó el teléfono e hizo otra llamada que coincidía con el número del sobrino

— Adelante— dijo escuetamente. Minutos después la policía entraba en su casa.

  Volviendo a Nueva York. 

Se personaron en comisaría ambas hermanas y no tuvieron que presionarlas mucho; Joan, la viuda,  a pesar de haber sido interrogada, no aportó nada más de lo dicho, sin embargo su hermana, a poco que la forzaron se desmoronó y confesó que su hijo se había peleado con el tío pero que no sabía nada más.

— No les puedo decir nada más. Por favor que termine este suplicio. En serio que no sé donde está. Sólo me dejó ese teléfono.

— Por qué fue la discusión?

— Mi hijo andaba en malos pasos; había contraído deudas importantes y no teníamos dinero para cubrirlas.  Recurrió a mi cuñado y éste se lo negó.  Se acaloraron y comenzaron a discutir. Llegaron a empujarse y los insultos eran muy duros, entonces mi hijo le empujó y al caer se dio con el mármol de la chimenea. A las voces entró mi hermana que horrorizada trataba de llamar una ambulancia, pero estaba muerto y nos entró el pánico.  Quiso llamar a la policía, pero mi hijo no lo permitió. Hicimos mal, lo sé, pero estábamos en shock y además él iría a la cárcel para toda la vida. Envolvimos el cadáver en una colcha y de madrugada lo sacamos al coche.  Después  lo llevó no sé a donde. Luego atamos cabos y dedujimos que era el cadáver que se había quemado en aquel edificio. Fue un accidente, pero al mismo tiempo una liberación para mi hermana. No fue un buen marido, pero ella nada tuvo que ver en todo esto.

— Pero ustedes hicieron algo que les ha complicado infinitamente más— dijo Alex

En este punto, hicieron un alto en el interrogatorio y salieron de la sala para cambiar impresiones con los otros agentes que les estaban ayudando. 

— Lo sabía. Lo sabía. Pero, entonces ¿cómo no investigaron su entorno, al sobrino? ¿Quién llevaba la investigación?

— Morgan— respondió el segundo de Alex

— ¿ Morgan es el que está en Miami?

—  Qué ¿Sospechas?

— Pues que le dieron dinero para taparlo, y dar largas hasta que se olvidara, y casi lo consigue.  Está claro. Dices que se jubiló al poco tiempo y se fue a vivir a Florida: blanco y en botella. Ponme con el comisario de Miami

Se encerró en un despacho y explicó punto por punto todo lo averiguado, quedando en que  harían  una visita al que fuera policía, viajando hasta allí. Pensó que en persona se sentiría más presionado y cantaría. Así que de momento no gestionarían nada hasta que él llegase.  Lo sentía por Fionna que se demoraría su regreso a casa. Tenían los teléfonos de las dos hermanas pinchados, por lo que sabrían de inmediato si se comunicaban con alguien, y si fuera así, de inmediato actuarían.  Esta vez no se les iba a escapar.

Investigar por los bajos fondos, por si el sobrino no anduviera muy lejos, al tener el tren de vida que llevaba en Miami. También cotejar  las cuentas de los bancos tanto de la madre como de la tía, principalmente la de ésta última, ya que era la que más dinero poseía. Y también investigar los extractos de los bancos, por si   hubiera cantidades regulares mensuales remitidas al ex agente, todo estaba claro. Además de asesinato, ocultamiento de chantaje. Tendrían que averiguar las cuentas que tenían, para ello harían un requerimiento al banco.

Todos respiraron aliviados: el caso estaba casi resuelto, faltaba encajarlo todo y presentarlo ante el juez y con los datos confrontados se encargarían en Nueva York de darlo por cerrado.

Alex respiró aliviado, al fin regresaría a casa, aunque tendría que esperar unos días. Lo más difícil sería decírselo a Fionna. Le había dicho que era cuestión de dos o tres días, pero todo se había alargado.  Estaba verdaderamente harto de ese caso, sencillo,  a primera vista, pero tan complicado por las ramificaciones qué tomaron y que al haber corrupción en las pistas, todo se había dejado al olvido, para eso precisamente, para ver si se olvidaba.

Alex se puso en contacto con su casa.  Se sentía aliviado por la resolución de todo, pero bastante inquieto por Fionna. No sabía el por qué, pero estaba preocupado, máxime al tener que demorar su regreso:

— ¿Cómo estás, te encuentras bien?

— Si cariño, muy bien. Deseando que llegues ¿ Cuándo regresas?

—Verás han surgido complicaciones, pero muy importantes para el caso. Sólo que he de viajar hasta Miami y ahí lo cerraremos, eso espero.

—¡No!  Pensé que volvías ya

— Lo sé, cariño, pero no tardaré mucho. Cuídate ¿Lo haces?

— Si viejo gruñón. Lo hago.   Estate tranquilo, además Rosalind y Alfred están pendientes de mi, y bueno un poquito Amy. No te preocupes por aquí todo bien.  Te quiero

— Yo más. Muchísimo más

Se despidieron con la promesa de verse pronto, muy pronto y, podrían seguir con sus vidas sin preocupaciones.


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