viernes, 12 de julio de 2019

El diario de Fiona - Capítulo 43 - Una excusa intolerable

Cuando comprendió que  la hora era apropiada, marcó lentamente el número de Goran.  Lo atendió en un segundo.  sabía que era de ella , y no habría mejor despertar que escuchar su voz.  Le extrañó la lacónica forma de saludarle. .  Se incorporó de un salto ¿Qué ocurría?  Era muy temprano, aunque ya estaba a punto de levantarse. La ansiedad se reflejaba en la forma de inquirir lo que pudiera ocurrir

— ¿Qué pasa?  ¿Estás bien?

— Si, si.  No te preocupes, sólo que he de hablar contigo

— ¿Es urgente? Porque si así fuera, saldría hoy mismo para allá

—No,  no te alarmes. Sólo he estado pensando en nuestro futuro y creo que nos hemos precipitado

— ¿A qué te refieres?

—¿Te has despedido de tu trabajo?

— No.  He de plantearlo al director y está en Washington en unas conferencias.  Por ese motivo me retrasaré unos días

— No lo hagas

—Que no haga qué ¿Despedirme?

— Si.  No lo hagas

— Pero habíamos quedado en todo lo contrario. Estábamos de acuerdo en todo ¿Qué ha pasado para cambiar tan radicalmente?

— He estado pensando y creo que debemos ir más despacio.   Tienes tu futuro allí y yo deseo sacar mi título y aún me queda mucho tiempo por delante.  Creo que debemos dejar las cosas como están

— Pero eso ya lo habíamos hablado. Me estableceré allí; no importa que sea una consulta modesta.  Podremos vivir; tengo dinero ahorrado.  Te ayudaré a conseguir tu titulación porque es importante para los dos. No entiendo a qué vienen ahora estos planteamientos.  Todo eso quedó claro. ¿Es que ya no deseas casarte conmigo? Di ¿Es eso?

—No, Goran ¿Cómo puedes pensarlo siquiera?

— Pues lo pienso porque no haces más que dar evasivas.  Me parece una excusa pueril y absurda.  Todo lo teníamos claro y ahora me vienes con esas. No me lo creo.  Hay algo más que no quieres decirme.  Has dejado de amarme. No se me ocurre otra cosa.

— No, no es eso.  Es que aún no lo tengo asimilado.  Me desborda todo.Vas demasiado deprisa para mí

— O sea, no quieres casarte ¿Es eso?

— No, no lo es.  Quiero más tiempo, más calma

— Esta bien.  Sea como deseas. De momento suspendo todo ¿Es eso lo que quieres? Ea, pues así será..  No sé cuando podré ir a verte.  Ahora, con esto, no es el mejor momento.  Me has decepcionado, y mucho.  Pero es tu decisión.  Que así sea.


Y colgó.  El sonido brusco del teléfono,  indicó que había sido con un golpe seco sobre el aparato. No sabía el dolor tan profundo que sentía y por qué lo había hecho. Sólo deseaba ganar tiempo y ver si su hermana al fin rectificaba Pero ¿Cómo explicarle lo inexplicable y, que precisamente él era el culpable de todo, aunque no lo supiera?  Creyó que con un par de meses bastaría.  Lo que no podía imaginar es que en el transcurso de ese tiempo, su vida daría un giro vertiginoso que todo lo cambiaría.

Pasaron esos dos meses y otro más. Ella seguía con su ritmo normal y no había vuelto a tener contacto con Goran y perdido las esperanzas de tenerlo. Sería difícil volver a verse, y había sido ella misma quien lo había provocado.  En el hospital y, más concretamente el nuevo profesor, estaban muy orgullosos  de lo alcanzado por el doctor Tarnoviç en Estados Unidos, y hasta hicieron correr el rumor de que estaría presente en una conferencia en ese hospital.  No podía ser cierto.  Ese día ella no asistiría a  clase.  No quería verle, ni volver a vivir todo lo pasado. La actitud de Ana, en nada había cambiado y tampoco hablaba con ella, pero si con sus padres, a los que les preocupaba el cariz que había tomado todo.

Ese día le confirmaron lo que  ya presentía: otro problema añadido. Unos rostros volvieron a su memoria:  sus padres y Goran.  ¿ Qué pensarían cuando les diera la noticia ?  Probablemente a Goran se la ocultaría.  Había sabido que estaba  intentando rehacer su vida  con la hija de un alto cargo del Monte Sinaí.  No le pareció oportuno hablar con él;  bastante daño le había hecho ya.  Aunque por lo visto no había tardado mucho en olvidarla.

Y llegó el final de curso, y recordó el de hacía solamente un año atrás en que todo había sido muy diferente .
 Nadie comentó nada, ni habían circulado rumores, de la visita que les haría una renombrada personalidad  al hospital.  No lo esperaba,.  Se quedó pálida al escuchar su nombre.  No tenía escapatoria, ni donde esconderse.  El profesor hizo las presentaciones y los alumnos allí presentes prorrumpieron en un sonoro aplauso  E hizo acto de presencia en el salón de actos.

  Allí estaba, saludando como un triunfador, mirando a todos lados. ¿Sabría que ella estaba entre los asistentes?   Miró a su alrededor por ver si había alguna figura femenina fuera de lo habitual, buscando a la aludida novia de Goran.. Probablemente le acompañara  para vanagloriarse de su éxito.  Se encogía en la butaca para escapar a su mirada.  No quería que la viera y menos así.  Por fortuna para ella, no la localizó, ya que el salón de actos estaba lleno a rebosar.

Daría una charla sobre los últimos avances ginecológicos.  No se atrevía a moverse,  al contrario, se encogía en su butaca para pasar desapercibida.  Esto es lo que menos esperaba;  deseaba salir de allí, pero no podía hacerlo sin que, al levantarse, se hiciera notar.  Por otra parte, se recreaba en su contemplación.  Hacía mucho tiempo que no se veían.  Estaba espléndido, seguro de sí mismo, y sonreía con facilidad, señal de que era feliz y todo le iba estupendamente.  Se miró cómo iba vestida.  Atusó sus cabellos y acarició su vientre.  Se veía descuidada y horrible, y así no quería que la viera.
Tenía una ropa holgada, así que pasaría desapercibido su estado.  Un estado que estremeció hasta los cimientos la casa de Maxwell y Fiona.


Fue aquella noche del último día del año, o para más precisión, cuando el año comenzaba en su primer día. y ellos iniciaban su relación amorosa.  Después vinieron la  falta de puntualidad y los primeros síntomas.  Jasna se estaba preparando para esa especialidad, por tanto supo desde el primer momento que iban a ser padres.  Después ocurrió lo de Ana y lo olvidó durante unos días.  Los suficientes para su alejamiento de Goran. .  En la cafetería escucho un comentario de un ex alumno , y al oír su nombre prestó más atención a lo que decían: estaba en relaciones con la hija de un alto ejecutivo del Monte Sinaí Así que se encontraba sola con su problema. ¿Cómo anunciarle esta noticia? Pero a sus padres debía decírselo, porque se estaba ahogando de la angustia que sentía

Una vez confirmado el diagnóstico, se armó de valor y marcó el número de ellos. Esperaba que entendieran su problema y al menos contaría con su ayuda. Maxwell puso el grito en el cielo, olvidando su propio pasado, pero había una diferencia:  él se casó con Ana, y su hija no tenía relación alguna con Goran.  Fue la intervención de Fiona, la que aplacó a su marido y quién tomó las riendas de la situación.  Lo que menos necesitaba ahora Jasna, eran los gritos paternos.  Consiguió calmar el llanto de una y, las voces del otro.

— Cielo, cálmate.  No te conviene ponerte nerviosa.  Cuenta con nosotros para todo. Tienes una familia y te ayudaremos en todo. No te alarmes por las voces de papa. Ya le conoces.  Iremos a verte en cuanto  organice su trabajo y te traeremos a casa y aquí te cuidaremos.

 A duras penas se fueron calmando los dos.  Al final, Maxwell cogió nuevamente el teléfono para hablar con su hija

— Cielo, no te preocupes,  Estaremos a tu lado en todo momento. ¿ El padre lo sabe?

— No, papa. No le he dicho nada.  Creo que tiene una relación. No podía decírselo ahora.  Afrontaré lo que sea yo sola

— Pero debes decírselo, tenga o no una relación

— Bueno, esa es la menor de mis preocupaciones.  Quería que lo supierais, aún a sabiendas de que, sería un gran disgusto.

— Jasna, somos tus padres, tu familia y te ayudaremos.  Iremos a verte dentro de unos días.

 Y así lo hicieron.  Jasna no quiso dejar colgadas las clases ya que el fin de curso estaba próximo y regresaron a Londres ellos dos solos, con la promesa de que en vacaciones  se reuniría con ellos

Ana, desde su habitación había escuchado las voces y las palabras entre cortadas. a  su hermana la ocurría algo grave. Por lo escuchado, adivinó de qué se trataba. Su furia de los primeros tiempos  había pasado,  tal y como la dijeron  cuando ocurrió todo, ese amor repentino, poco a poco se  fue reposando.

 En ese intermedio conoció a William, y el rostro de Goran, se fue diluyendo. Estaba arrepentida  de lo que ahora sucedía, pero ya no había remedio. Tenía que hablar con su hermana y pedirla perdón.  Ella había sido la culpable de todo.

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