viernes, 7 de agosto de 2020

Una casa en el campo - Capítulo 47 - Una nueva etapa

Cuando Jules la dejaba en casa, vieron el coche de Maxwell aparcado en la puerta.  Helen sintió un brinco de alegría que hizo sonreír a su novio. ¡ Era tan joven !  Trató de despedirse, pero ella tiró de su brazo e hizo que entrara :  se lo presentaría a su padre, aunque omitiría la palabra novio, al menos de momento, sería un amigo simplemente.  La sorpresa fue de ambos porque al entrar vio que Charlotte estaba también allí, y que su padre tenía una expresión en el rostro que nunca le había conocido, pero también le veía nervioso.  Se imaginó el porqué, pero lo que no sabía es que ella también lo estaba, porque esa misma noche hablaría con Charlotte.  Pensaba hacerlo por teléfono, al ignorar que estaba en Burton, pero mejor así, frente a frente.



Tras las presentaciones de sus respectivos novios, y de los consabidos abrazos, Helen pidió a Charlotte que la acompañara hasta su habitación: deseaba hablar con ella.  Maxwell, Ruth y Jules se miraron. Jules sonrió; conocía de qué quería hablar.  Había seguido sus consejos y pensaba que aquella misma noche, esa familia recobraría la tranquilidad perdida por la presencia de la que en su día sería su propia suegra.  Había sacado muy buena impresión de ella. Le parecía una mujer, además de bonita, decidida y de las valientes que no se arredran ante nada, y la prueba la tenía delante: la cara angustiada de Maxwell, que miraba  constantemente  en dirección por donde habían desaparecido ambas mujeres.  Ofreció a Jules una copa y mientras aprovecharía para conocer la clase de amistad que mantenía con su hija.  Y volvió el padre, y la preocupación por Helen, para que nada ni nadie la dañase.

- ¿ Hace mucho tiempo que sois amigos? - preguntó Maxwell

- Desde el año pasado. Helen es una chica muy especial y es fácil establecer amistad con ella.

- Es extraño que no hubiera comentado nada. No suele ser tan  reservada.¿ Cómo os conocísteis?

- Pues no sé qué decir a eso, señor. No conocimos mientras ella hacía autostop para ir hasta el pueblo. Comenzamos a charlar. Supongo que nos caímos bien, y la invité a tomar un café. Y quedamos citados para el fin de semana ir al cine...   Supongo que como se empiezan la mayoría de las relaciones.



- Dime la verdad. Sólo quiero saber eso.  Yo también he tenido tu edad, y también tuve amigas  compañeras de estudio, por tanto sé que esas "amistades" duran lo que un curso. Es muy joven y creo que entre vosotros hay algo más.  Cuando tienes buenos amigos, les invitas a casa para que les conozcamos y os llamáis por teléfono, y tienes más amigos en común.  Pero vosotros... Nunca ha hablado de amigos, y creo que hay algo más entre vosotros.  Mi hija es lo único que tengo y no quiero que nadie la haga sufrir, así que ya me estás contando lo que de cierto hay entre vosotros.

- No soy responsable de que ella sea tan reservada, pero lo cierto es que voy muy en serio con ella. Hace más de un año que nos conocemos y nos queremos, pero tendremos que esperar a que yo termine mis estudios, y después...

- ¿ Después? ¿ Qué quieres decir?  Sabes que es menor e insegura. No sabe lo que quiere aún, y hasta que termines de estudiar falta mucho tiempo ¿ Saben tus padres lo que tenéis pensado?  Me duele mucho que ella no haya tenido sinceridad conmigo. No daré mi aprobación, de ninguna de las maneras.Ambos tenéis que terminar de estudiar y para eso falta mucho. Te repito que es demasiado joven  y no tiene ni idea de lo que la vida te puede presentar; hay que estar preparado para ello, y no lo está.  Todo se le ha dado solucionado.


- Lo sé señor, pero esperaré cuanto sea necesario. Yo la quiero, me parece una persona increíble de la que me he enamorado y no estoy dispuesto a perderla.  Haré lo que sea  por protegerla y cuidarla.

- No tienes ni idea de nada.

- Está equivocado, lo sé todo, y por ello es que no renunciaré al amor por nada del mundo. Creo que usted lo comprenderá mejor que nadie.  Podrá prohibirnos nuestra relación, pero seguiremos viéndonos y en cuanto ella sea mayor de edad, nos casaremos con o sin consentimiento suyo. No quiero perderla, entiéndalo.  Si sus dudas son  porque no seré capaz de mantener un hogar, estoy dispuesto a trabajar en lo que sea y estudiar por las noches.  Entiendo que somos muy jóvenes y debemos esperar, pero sólo pido su consentimiento  para verla.  Hoy ha surgido todo ésto, pero no lo había pensado así. Le tengo mucho respeto, señor.  Esté seguro que si ella me quiere, la haré mi esposa a su debido tiempo. Porque la quiero es que deseo proporcionarla todo lo que tiene ahora, aunque sé que hasta que me sitúe, va a ser complicado, pero llegará mi hora .


- Todo eso está muy bien, pero no estoy seguro de lo que ella piensa. A propósito ¿ qué estudias? 

-Seré abogado como mi padre. Tiene un despacho mediano, sin complicaciones, pero que nos ha permitido vivir bien. Cuando termine la carrera, entraré a trabajar con él. Créame, no tendremos problemas.

De repente, Maxwell, sintió como una corazonada y recordó al abogado que buscó Perl. Y un impulso hizo que le preguntara su nombre

- ¿ Cómo se llama el bufete de tu padre ?

- Perkins

-¿ Perkins? ¡ No es posible !

- ¿ Por qué ? Es un apellido bastante común

- Conocí a tu padre en circunstancias muy dramáticas. ¿ Cómo es que ahora vivís aquí ?

- Por un caso que tuvo, cuando a penas tenía un año con el bufete. Por medio de un cliente tuvo que venir hasta este lugar y quedó enamorado de él.  Alquiló una casita, instaló su despacho y aquí estamos

Eran demasiadas coincidencias; no podía ser posible que aquél Perkins que eligió Perl para llevar su caso, se tratase de la misma persona.  Jules no sabía qué decir ante la perplejidad por su reacción a lo explicado.  Iba a preguntarle más datos, cuando en escena aparecieron Charlotte y Helen y al parecer habían solucionado sus diferencias. Maxwell, al ver el rostro sonriente de ambas mujeres, respiró aliviado.  Volvió su mirada hacía Jules y con voz solemne, le dijo:

- Aún no hemos terminado. Necesito saber más cosas, pero lo dejaremos para otro día

- Para cuando quiera, señor. No tiene más que decírmelo.

Helen, con los ojos muy abiertos, dirigió la mirada a su padre y a su novio, con el miedo reflejado en ella.  No quería ni pensar que su padre le hubiera interrogado y enterado de la realidad de su relación. Pero seguramente, sería a eso a lo que se referían.  Maxwell carraspeó y ofreció a todos una copa de algo para relajar un poco la situación entre todos.

Tenia pendiente una conversación con su hija. Le parecía increíble que estuviera pensando en noviazgo y dentro de nada en casarse.  A penas hacía  que la tenía de bebe entre sus brazos. ¿ Cómo había pasado la vida tan rápido?  Él seguía anclado en el día que supo que Perle había muerto. y echó la vista atrás. Su hermano tenía tres hijos.  Sus padres habían fallecido y Helen era novia de un chico. Era muy joven para pensar en casarse, y se lo haría ver, aunque si de verdad estaban enamorados, poco o nada conseguiría. No quería que la historia se repitiera.  Hablaría con ella y trataría de razonar.  Hoy habían tenido un día bastante completo en emociones  y noticias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ENTRADAS POPULARES