domingo, 2 de agosto de 2020

Una casa en el campo - Capítulo 42 - Ansiedad y estrés

En pocos minutos la ambulancia llegó y aunque tardaron muy poco, a ellos les pareció una eternidad. De inmediato los paramédicos le introdujeron en ella y procedieron a su estabilización Thomas iba con él. Lorraine y Helen subieron de nuevo a casa  y cogiendo  su bolso y las llaves del coche llegaron casi a un mismo tiempo al hospital.  Maxwell fue introducido en urgencias de inmediato. Y paradojas de la vida era la misma sala en la que ella trabajaba, y a él mismo le atendieron cuando el accidente.  No había perdido el conocimiento, y era consciente de lo que estaba ocurriendo. Miraba, sin a penas poder verlos, los rostros de las enfermeras que le preparaban para  su revisión. Su intención era ver en sus caras la de Perl, como entonces, pero ahora, todas le eran desconocidas.

Las constantes cardíacas estaban disparadas, la tensión arterial lo mismo, pero él estaba consciente.  No sentía dolor en el brazo ni en el pecho, sólo una presión fuerte que le impedía respirar con facilidad.  El electro acusaba lo que ya veían en el monitor. Estaban algo desconcertados ante el cuadro que tenían delante.  Un escaner les sacaría de dudas.  De inmediato le llevaron a la planta correspondiente y procedieron a escanearlo.  Nada de lo que sospechaban era lo que realmente le sucedía ¿ pero qué era?



Volvieron a bajarle a urgencias desconcertados. El jefe de psiquiatría estaba hablando con Thomas, a ver si por la familia podían averiguar algo más.  Por un lado les tranquilizó que no fuera infarto, pero no terminaban de entender ese ataque extraño que había sufrido.  Necesitaban alguna pista. El psiquiatra llevó a la familia a su despacho. Entre todos averiguarían que es lo que le había llevado hasta ese extremo.

Y entonces el médico soltó la palabra clave que los tres entendieron y les dio la pista de por dónde iban las cosas:

- El cuadro que tenemos ante nosotros es de los más extraños, pero no es el único. El corazón está acelerado pero es debido a los síntomas que creo le hayan producido estas alteraciones  tan fuertes. ¿ Tiene algún tipo de preocupación, quizá monetaria? - les preguntó

- No, en absoluto. Lleva una vida muy tranquila, sin agobios de ningún tipo, exceptuando la preocupación por su hija

- ¿ Eres tú su hija ? - dijo refiriéndose a Helen-. Pues cuéntame ¿ qué preocupaciones tiene tu padre?

 Helen miraba asustada a sus tíos; no creía haberle causado tantas preocupaciones como para que enfermara. Es cierto que habían tenido sus diferencias respecto a Charlotte, pero no eran como para causarle una afección tan seria como la que padecía.  No sabía qué decir. Thomas, al verla tan alterada, decidió intervenir:


- Verá doctor, creo que tenemos que empezar la casa por los cimientos y poco a poco llegar hasta el origen de lo que le ocurre. Nos llevará mucho tiempo...

- No se preocupe, tenemos toda la noche:  estoy de guardia.  Así que comience lo que tenga que decirme porque francamente me interesa mucho.

Y poco a poco, Thomas fue relatando lo sucedido entre Perl y Maxwell, sin omitir nada, hasta la última discusión con su hija y la amenaza de no vivir con él.  Cuando terminó, el médico se echó hacia atrás en su sillón, y fijó su mirada en Helen.

- Jovencita, tú y yo, tenemos que hablar.  Ustedes pueden esperar en la salita: no tardaremos mucho.

Lorraine y Thomas se miraron, y comprendieron por donde podían venir los sobresaltos de su hermano.  Salieron obedeciendo las órdenes del médico.

  Charló tranquilamente con Helen y con la habilidad que les caracteriza la fue sacando todo cuanto quería saber. No la reprochó nada, tampoco la dio consejos; estaban allí para averiguar la dolencia del padre y creía saber que lo sufrido había sido un ataque de ansiedad producido por el estrés acumulado por años, ante la situación que le desbordaba  y el trauma producido por la pérdida de la mujer que adoraba y la responsabilidad de un bebe.  Lo había controlado  desde hacía tiempo, porque esa misma responsabilidad le hacía mantenerse en guardia, pero el choque definitivo fue la amenaza de la joven de marcharse si entraba en casa otra mujer.  A pesar de asegurarla que no sería así, ella no cedió y él se vio en la obligación de elegir.

Y eligió seguir en soledad, pero las cosas ya no serían lo mismo. ¿ Qué pasaría cuando ella se fuera ?  Por lógica los años irían pasando y las esperanzas frustradas se adueñarían de él. Y lo peor sería cuando envejeciese.  Era una actitud injusta, pero los hijos a veces son egoístas y exigen a los padres más de lo que les pueden dar sin mirar que algún día ellos se marcharán y les dejarán viejos y solos, suponiendo que no estén enfermos.

Esas fueron las reflexiones del psiquiatra.  No era la primera vez que se le presentara un caso como éste, sólo que Maxwell se había venido abajo cuando los años habían pasado, pero lo guardaba en su interior hasta que no pudo más.

Tuvo una reunión con los médicos que le estaban tratando indicándoles por donde debían ir. Sólo tenía el alma enferma, y eso sólo se curaría con el paso del tiempo y rodeado de cariño.  Así se lo explicó a Thomas y a Lorraine.  Ambos le escucharon con atención y con el alma desgarrada.  Nunca se había quejado, nunca había dado a entender lo que por dentro de sufrimiento llevaba, hasta que no pudo más.

Les indicó que debería pasar por su consulta cuando estuviera recuperado, y no estaría nada mal, que Helen también tomara alguna sesión.

- Les vendrá bien a los dos.  La niña tiene mucho carácter, aunque pienso que con esta experiencia, se lo pensará dos veces.

Le tuvieron en observación toda la noche tratándolo con antidepresivos y sedantes. Las constantes vitales, tras el tratamiento, volvieron a sus índices normales.  Lorraine y Helen volvieron a casa; volverían al día siguiente.  Thomas se quedaría de guardia; necesitaba estar cerca de él aunque no pudiese verle.  Le convenía descansar para que el organismo se relajase.  Rebuscó entre su ropa   si tenía en su agenda el numero de Charlotte.  Creía que debía comunicarle lo sucedido:    



- Dígame - dijo ella

-¿ Charlotte ? Soy Thomas el hermano de Maxwell

- ¿ Que ha ocurrido ? ¿ Le ha pasado algo ? ¿ Por qué me llamas a estas horas?

- Tranquilízate. No sé si te comentaría que tenía que viajar a Londres

- Si me lo dijo - respondió con alarma en su voz

- Se ha puesto enfermo y hemos tenido que llevarle al médico

- ¿ Cómo ? ¿ Por qué se ha puesto enfermo?  Estaba perfectamente

- Lo sé. Es muy largo, no te alarmes, es complicado, pero su vida no peligra.  He creído que te gustaría saberlo y por eso te llamo

- ¿ Se puede poner ?

- Charlotte, estará en observación durante toda la noche. Es algo de tipo nervioso

- ¿ En qué hospital está ? Salgo ahora mismo para Londres

- No es necesario que vengas, en un par de días estará bien

- Para mí, si es necesario.  Tu hermano me importa mucho y creo que si hubiese sido yo a quien le ocurriera, sé que él haría lo mismo. ¿ Dónde está Helen ?

- Está en casa con mi mujer.  Está bien

- Me pongo en camino ahora mismo. Cuando llegue quiero que me cuentes todo lo sucedido.  Prométemelo

- De acuerdo.  Tenemos toda la noche para charlar y así nos conoceremos.  Conduce con cuidado

Y colgaron el teléfono.


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