martes, 4 de agosto de 2020

Una casa en el campo - Capítulo 44 - Volvemos a casa

Y todas las previsiones médicas se cumplieron, y al cabo de dos días, Thomas recogía a su hermano  y a Charlotte, para dejar a ésta última en su domicilio londinense por expreso deseo de ella.

- No es conveniente.  Helen está en casa y sería muy violento para todos; es mejor así. Ya os llamaré para interesarme por él- es lo que argumentó bajo la atenta mirada de Maxwell, que entendió perfectamente el mensaje.

Padre e hija se abrazaron al entrar en el domicilio de Thomas y Lorraine. Helen les esperaba impaciente por ver a su padre. Se había llevado un buen susto y creía haber aprendido la lección. Iría al psicólogo y, aunque seguía sin gustarle Charlotte, transigiría con tal de que su padre se curase y no tuviera recaídas causadas por ella. Necesitaba asimilar lo ocurrido  y se culpaba de que hubiera sido ella quién lo produjera, pero Maxwell, trataba por todos los medios de que no se culpabilizara, porque sabía por propia experiencia a lo que eso conducía.  Y sin embargo, tenía unas ganas enormes de hablar con Charlotte para darles las gracias por su presencia casi permanente en el hospital, y el cariño y atenciones que le había dispensado.  Pero también creía tener otro sentimiento. Había tenido una charla con el psiquiatra antes de haber sido dado de alta, y el médico le convenció de que debía recuperar su vida sin desatender a la niña que entraba en una etapa difícil, pero que eso no le podía condicionar. 



Y guardó para él, la visión que tuvo en el hospital; parecía un sueño, pero...¿ cómo sabía que afuera aguardaban su hermano y Charlotte, si nadie se lo dijo? ¿ Cómo vio la casa y más concretamente el jardín completamente cuajado de flores ?  ¿ Qué debía hacer con la petición de Perl referente a Charlotte ? Eso sería lo más complicado de llevar a cabo, porque sólo sentía atracción hacia ella y cariño fraternal ¿ sería eso suficiente? ¿ aceptaría ella esa situación de encuentros esporádicos sin ningún vínculo más que la atracción que ambos sintieran?    Prometió a Perl que nadie ocuparía su lugar y así sería. Si aceptaba , se lo pensaría e informaría a Helen.  Si por el contrario decía que no, seguirían siendo amigos, y nada más.

 Con el  din de seguir la terapia recomendada tanto el padre como la hija, se instalaron en Londres.  Maxwell había conservado su apartamento, así que no tenía problemas.  llamó a Ruth para informarla de lo sucedido, y ella también viajó hasta la capital, después de dejar el cottage  arreglado para pasar una larga temporada  en solitario.Sólo acudirían a Burton algún que otro fin de semana.  Helen estaba encantada de vivir en la capital, a pesar de no tener amistades, pero no la importó. Su padre estaba tranquilo y ella también.  Habían comenzado una etapa nueva para los dos, pero con cosas viejas pendientes de solucionar.



Ni siquiera se rozó el tema Charlotte, era como si no existiera, aunque ambos sabían que estaba presente.
  Para evitar comprometidos encuentros, ella había regresado a Japón por una larga temporada, y eso entristeció a Maxwell, y alegró a su hija, aunque sabía de antemano que la batalla la tenía perdida.  Y por otro lado se alegraba al ver a su padre, porque cada día estaba mejor de ánimo y no se escondía  de ella, cada vez que hablaba por teléfono con Charlotte, lo que daba a entender que en el momento de su regreso a Inglaterra, retomarían la relación de nuevo.

Tendría que acostumbrarse y aceptarla, a regañadientes, pero lo haría por su padre.

 Sin esperarlo, de repente, Maxwell la llamó al salón, la hizo que se sentara frente a él.  Alarmada obedeció sin rechistar a lo mandado.

- Tenemos que hablar - es todo cuanto la dijo. Helen comenzó a ponerse nerviosa; no tenía idea de lo que quería hablar su padre, pero de algo importante debía tratarse por la  solemnidad con que la había citado.  Y comenzó a hacer cábalas:

- No debe tratarse de Charlotte, puesto que, según sé, ella está en Japón aún. Pero claro puede volver en cualquier momento. Y muy a mi pesar la aceptaré, porque lo que menos deseo es que papá retroceda y vuelva a sufrir otro ataque.  Si a él le hace feliz, yo también lo seré. Probablemente terminaremos siendo amigas.

Y Maxwell, confesó por primera vez las  sensación que había tenido desde hacía tiempo  unas veces en sueños y otras despierto. La contó sus charlas en el cementerio con Perl, la transformación del jardín y por último su visión en el hospital.  Helen le escuchaba con los ojos muy abiertos sin saber que decir, Pero estaba segura que no eran exageraciones ni fantasías de su padre, sino que en verdad su madre había estado con él.  E hizo memoria, de que algo le había insinuado el psiquiatra, que cuando lo hizo no prestó demasiada atención.  Pero ahora en la voz de su padre se lo tomó más en serio ¿ Ocurrían esas cosas? ¿ Por qué su madre no se le apareció a ella? ¿ Debía creérselo?  Había algo insignificante que su padre le había dicho y que sería la prueba para creérselo o no.


Al terminar la conversación se prometieron hablar de cualquier problemas que les surgiera y no guardar para su interior.  Se abrazaron, y le dejó solo; sabía que iba a hablar con Charlotte.  Debía acostumbrarse a esta nueva modalidad de vida.  Fue en busca de Ruth que trasteaba en la cocina preparando el almuerzo.  Al entrar lo primero que hizo la buena mujer, fue inspeccionar el rostro de la jovencita a ver si estaba alterado o no.  La conocía desde que nació y sabía perfectamente sus reacciones, y respiró aliviada, cuando vio que lejos de estar enfadada, su cara estaba relajada.

Pero no entendió la pregunta extraña que la hizo:

 - Ruth, ¿ recuerdas el árbol que teníamos detrás de los rosales? ¿ Ese que papá quiso quitar porque estaba seco?

- Si niña, claro que me acuerdo. Papá siempre estaba hablando con el jardinero para arrancarlo, pero por unas causas o por otras no terminaron de hacerlo.  Y lo cierto es que hicieron bien, porque ahora está hermoso; totalmente cuajado de flores. Me extrañó tal cosa, porque desde hacía años no había florecido

- Y eso ¿ cuándo ocurrió ?

- Mientras papa estaba ingresado.  Recuerdo que cuando avisasteis, lloré mucho esa noche, muy preocupada.  Salí al jardín a que me diera el aire y vi las rosas que estaban empezando a abrir y el magnolio tenía sus ramas cubiertas de yemas; dos días después era una hermosura verle cuajado de magnolias. ¿ Por qué lo preguntas?  Yo pensé que ni siquiera te diste cuenta de que existiera.

- No lo sé; se me ha venido a la cabeza- respondió

¡ Era cierto ! cuando ellos hicieron el viaje a Londres estaba totalmente seco, y sin embargo su padre le había visto en el sueño lleno de flores y era verdad. ¡ Era cierto: había visto y hablado con su madre!  ¿Por qué ella no podía ? 

Aún extrañada, no quiso comentar nada con nadie, ni siquiera con su padre.  Esperaría a verlo ella misma cuando, en algún fin de semana viajasen a Burton on the Hill.


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