lunes, 3 de agosto de 2020

Una casa en el campo - Capítulo 43 - La nebulosa de un sueño

Charlotte llegó  de madrugada muy alterada. Preguntó en información por Maxwell o por su familia y una vez le indicaron donde se encontraba, se reunió con Thomas, ya que a él no se le podía ver.  El semblante de ella estaba descompuesto y se tranquilizó un poco, cuando la  explicó lo que pensaban había motivado ese ataque de ansiedad y lo que seguramente lo provocase.  Ella escuchaba y no decía nada, sólo pensaba y, al saber el ultimátum de Helen, supo que su relación estaba en peligro de extinción, porque él jamas abandonaría a su hija, algo por otro lado natural.  Si así  fuera, serían dos renuncias importantes en su vida difícilmente soportables.

Al terminar el relato, Thomas fue a buscar dos cafés que les mantuviera despiertos toda la noche.  En absoluto la había tranquilizado la explicación dada por Thomas, al contrario se iría despidiendo de Maxwell en cuanto estuviese en condiciones para ello.  Abandonaría Burton y quién sabe si regresaría a Japón,  cómo hizo él  en su día  ¿ Iba a seguir su estela?  Sería mejor no adelantar acontecimientos: primero que recobrara la salud y después ya se vería.


En reanimación era controlado constantemente y cada vez estaba más estabilizado.  Dormía tranquilo, posiblemente por los sedantes dados.  De vez en cuando algún movimiento de un abrazo o expresión en su rostro hacía ver a la enfermera de turno que estaba soñando, algo por otra parte normal, ya que era estimulado por la medicación.

"Había niebla, espesa, demasiado densa, pero lo extraño no era el grosor de ese fenómeno sino su color rosado.  De repente se difuminaba y aparecía un jardín demasiado conocido para él. Totalmente cubierto de flores y los magnolios también con flores. Un poco a la derecha  había una casa y llamó su atención un parterre de rosas bellísimas.  Pensaba que era él mismo viajando en el espacio, miró a un lado, y se sorprendió al ver que entre los rosales había una mujer vestida de enfermera arreglando las flores.  Le pareció sumamente extraño. - Ella debe cuidar enfermos y no flores-; se fijó mejor en su rostro cuando volvió la cara hacia él.  Al verla soltó un grito que no llegó a salir de su garganta, pero que hizo que se agitase ligeramente en la cama"

- ¡ Perl ! ¿ Dónde has estado durante este tiempo ?

- Cuidándote, amor mio, y a nuestra hija.

- Estoy soñando ¿ verdad ? porque tú estás muerta. O ¿soy yo el muerto?

- No cielo, estás vivo.  Pero has de cuidarte porque la pequeña Helen te necesita y también Charlotte.

- ¿ Charlotte ? ¿ Qué sabes de Charlotte?

- Lo sé todo. Desde donde estoy lo veo y lo sé todo. Debes seguir tu relación con ella.  Te quiere . Ahora está con Thomas, ahí fuera, sufriendo por no poder verte. Es una buena mujer, así que sigue tu relación con ella: ambos sois el uno para el otro.  No malgaste la vida, ni uno sólo de los minutos.

- Pero a la niña no le gusta Charlotte

- Ya se acostumbrará.  Ha estado mucho tiempo en que sólo te tenía a ti, pero es hora de hacerla entrar en razón. Cuéntame como es Helen .

- Oh Perl, es preciosa y se parece a ti. Nos tenemos el uno al otro.

- Bien pues has de dar paso a otra persona y seréis tres.  Maxwell he de irme.  Cuídate mucho y haz lo que te he dicho: no la pierdas también a ella.  La vida es hermosa, pero corta y sorprendente cuando menos lo esperas.

 
- No, no te vayas aún. Quiero estar contigo.  Necesito que estés a mi lado. Te quiero Perl, y siempre te he querido.

- Lo sé, me seguirás queriendo siempre, pero debes tener amor también para ella. Es  buena y te quiere.  Seréis felices. No la pierdas, así yo estaré tranquila sabiendo que te hace feliz.

Maxwell extendió los brazos al frente como queriendo agarrar algo y balbuceando unas palabras que la enfermera no entendió, pero supuso que era un sueño.  Al poco rato, se calmó y siguió durmiendo tranquilamente.

Se despertó cuando cambiaron el turno y la enfermera entró dando órdenes:

- Vamos caballero, es hora de despertarse.  ¿Qué tal ha pasado la noche ?  Veo por la tablilla que ha estado durmiendo y todo se va normalizando.  Eso es lo que tiene que hacer. Voy a arreglarle porque afuera tienen a su hermano y a su novia que esperan para entrar

- ¿ Mi novia dice ? Ella murió hace mucho.

- Pues me dio la sensación de que era su novia.  En fin desean entrar a verle, eso es lo importante.-  Y al cabo de un rato, volvió a abrir la puerta cediendo la entrada a Charlotte y Thomas que esperaban ansiosos por verle.

Thomas dejó la vez a Charlotte que no pudo evitar abrazarse a él llorando y diciéndole el susto que les había dado.  No quiso preguntar a qué se debió. A pesar de que el psiquiatra nada había dicho en concreto, supusieron que había sido motivado por la serie de circunstancias adversas que había vivido a lo largo de esos años, y el detonante fue la fuerte discusión con Helen.

Maxwell la miraba con otros ojos; la analizaba de arriba abajo, como si fuera la primera vez que la viera.  No hablaba y ella se alarmó pensando en que estaba algo confuso y no sabía quién era.  Thomas entró al cabo de un rato y a él preguntó por su hija.  

- ¿ Cómo te encuentras? - le preguntó Thomas

- Bien.  Mejor. Sabía que estabais ahí fuera, esperando para entrar

- ¿ Cómo que lo sabías, te lo ha dicho la enfermera?

-  Ademas. Me lo ha dicho ella

- ¿ A quién te refieres? - preguntó el hermano alarmado por el desvarío de Maxwell

- A Perl. La he visto



Charlotte y Thomas se miraron sin decir nada, pero en su semblante la preocupación se acentuó más. Deliraba despierto.  El desequilibrio era más importante de lo que creyeran en un principio.  Charlotte tuvo que darse la vuelta para ocultar la preocupación y el llanto que asomaba a su semblante.  Estaban deseando hablar con los médicos y contarles lo que les había comunicado.



A primera hora de la mañana, el psiquiatra entró a la habitación y tras las preguntas de rigor, hizo una seña a Thomas para que le acompañara para poder hablar con él.  Y así lo hicieron en su despacho. Thomas le expuso lo que acababa de contarles que les había llenado de preocupación.  El psiquiatra el escuchó con atención y después, dio su diagnóstico:

- Hemos consultado mis compañeros de urgencias y yo mismo de acuerdo a cómo se ha desarrollado todo  el episodio, y todos coincidimos en lo que les dije ayer:  estrés brutal. Habrá de pasar una temporada controlándole con medicación para ir retirándola poco a poco. No obstante  les recomiendo que asista a algunas sesiones con el psicólogo;  le ayudará a echar fuera todo lo que por dentro le mortifique.  Y también la niña. Hay que hacerla comprender que su padre no dejará de amarla nunca, pero ha de permitirle  que haga su vida.

- Verá doctor hay algo que me inquieta y que nos ha dicho esta mañana cuando hemos llegado.  No le hemos visto en toda la noche, y sin embargo al entrar no se ha sorprendido, no que yo estuviera aquí, pero no sabía que su novia había sido avisada y también estaba conmigo. Y sin embargo lo sabía porque se lo había dicho Perl, la novia que murió, la madre de su hija.  ¿ Cómo es posible?

- No sé responder, pero se da con bastante frecuencia que ven presencias que ya no están con vida, como si fueran apariciones y les anuncian cosas que nadie más sabe,  Es lo mismo que algunas personas, cuando están a punto de morir, o incluso muertas y "resucitan" hablan  algo referente a una luz.  La psiquiatría aún no ha llegado hasta esos límites.  No sabemos si en verdad ven esas imágenes o es lo que desean ver.

- Pero doctor, él no sabía que Charlotte estaba allí.

. No se preocupe, lo sabremos exactamente si decide  acudir a alguna consulta. Lo importante es que él esté tranquilo y recobre la energía nuevamente.  Si sigue así, en un par de días más le daremos el alta.  Volveremos a hablar cuando a diario pase la consulta y compruebe que todo marcha bien. Tranquilícense ustedes también. El se recuperará, no tengan la menor duda. Y ahora si me lo permiten, sigo con la ronda.  Nos vemos mañana, si no hay novedad, que no tiene porqué haberla.

- Hasta mañana doctor y gracias.




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