viernes, 8 de junio de 2018

Daphne - Capítulo 9 - La entrega

Cuando me desperté estaba en la cama, junto a él, que dormía.  Sabía perfectamente lo que habíamos hecho la noche anterior y lo feliz que me sentía.  Había demostrado su amor hacia mí, y aunque me pareciera imposible que estuviera enamorado, era cierto.  me había elegido a mi entre todas las chicas que pudiera haber conocido.  No estaba en absoluto arrepentida de haberme entregado a él. Había sido una entrega mutua, pero ahora, en el silencio de la habitación, en el que sólo se escuchaba su respiración tranquila, las reflexiones me asaltaron:

¿ Qué decir a los señores cuando lleguemos a casa? Seguro que notarán en mi rostro que nos hemos acostado.  me moriré de vergüenza cuando el señor me mire a los ojos y en ellos vea que me he  entregado a su hijo sin el menor escrúpulo.   ¿Pensarán que voy tras su dinero?  Sólo Dios sabe que no es cierto, que mi amor por él es totalmente desinteresado, y que sé que va a ser una relación difícil. ¿ Y si cuando él despierte, se de cuenta de lo ocurrido y se arrepienta de ello?  Me destrozaría totalmente y ya no podría mirar a nadie a la cara sin sonrojarme.  No he de seguir pensando en todo esto; no es cierto.  Él me ama y ya solucionaremos todo.

Con sigilo, me levanté de la cama.  Lo primero que ví fue nuestra ropa esparcida por el suelo.  No recordaba claramente cómo había ocurrido todo.  Quizá los vapores del vino y el champán de la cena nublaron mi cabeza. ¿ Cómo me quité la ropa ? ¿ Fue él, o fui yo misma ?  Eso es lo que menos importa, pensé.  Me dispuse a recoger mis prendas con el fin de darme una ducha y volverlas a poner:  no tenía otra cosa y teníamos que salir de allí.  Miré el reloj y vi con asombro y algo asustada que era cerca de mediodía.  Que los señores estarían esperando nuestra presencia para almorzar y yo no tenía ni idea de dónde estábamos.  ¿ Qué decirles ? Porque algo debíamos decir y explicar el porqué ni habíamos dormido en casa, ni habíamos regresado a ella aún.  Estarían preocupados, y se sentirían responsables de mí, aunque supieran que estaba con Niall. ¿ Debía despertarle ?

Era la primera vez que me encontraba en una situación semejante y no sabía cómo actuar.  Niall se despertó sin necesidad de que yo lo hiciera.  Su primera sonrisa de Año Nuevo, fue para mi, y al mismo tiempo de asombro al verme vestida ¿ Qué esperaba ?  Seguramente lo mismo que yo, si no hubiera sido por la preocupación que me producía el tener que dar explicaciones, y debíamos hacerlo de inmediato.

- Menos mal que te despiertas.  Estoy muy preocupada
- ¿ Qué te preocupa, lo que hicimos anoche ?
- Eso también, pero son tus padres que ignoran dónde estamos y seguramente estarán inquietos
- ¿ Qué quieres que hagamos ?  Somos mayorcitos
- No, Niall, no es así.  Anoche debimos quedarnos con ellos.  Es casi mediodía y no hemos ni dormido en casa  ni aparecido por ella aún ¿ Qué crees que pensarán ?  Estarán alarmados sin saber dónde estamos
- ¿ Qué quieres hacer ? Porque sé que tienes algo en mente
- Llámalos, diles lo que se te ocurra, pero, por favor, tranquilízales
- Está bien.  No sufras, ahora mismo lo hago.

Y con la mayor naturalidad del mundo saltó de la cama para buscar su teléfono, y se mostró sin ninguna clase de pudor ante mi totalmente desnudo.  A pesar de haber dormido juntos, yo no estaba acostumbrada a ver a un hombre desnudo.  No recuerdo si anoche lo ví o no lo vi, pero ahora estaba sentado frente a mi como su madre le trajo al mundo y a mi me incomodaba.  El se dio cuenta de ello y se tapó con la colcha de la cama.  A pesar de todos mis rubores, he de decir que me fijé en su bien moldeado cuerpo. No soy una estrecha, sólo que nunca, ni en sueños, he visto  nada semejante.  No es que me asuste, sería una tontería después de lo de anoche, pero posiblemente no tuviera las ideas muy claras de lo que estaba ocurriendo y hoy lo tengo clarísimo.  A pesar de todos mis prejuicios, no me importaría nada  repetir la experiencia nocturna con Niall.

Yo misma me asombraba de mi liberalismo. ¿ Cómo había podido cambiar en una noche y por algo ocurrido tan normal para la mayoría de los mortales?  Pero es que yo no entraba en esa mayoría.  recibí una educación espartana.  El internado, lejos de toda tentación mundana y ahora que comenzaba a tener libertad, me asaltaban los escrúpulos de si lo estaría haciendo bien o era lo normal a mi edad.  Llamó a su casa y como era de esperar los gritos del padre se escuchaban en el hotel.  El callaba y esperaba a que se calmara para explicarle que nos habíamos acostado tarde y nos habíamos dormido. Y que habíamos estado con unos amigos en una discoteca.

- Lo siento papá. Se me fue el santo al cielo.  Me acabo de despertar y he visto la hora que era.  No te preocupes.  Daphne está a salvo conmigo.  Ahora la veré

Al cortar la comunicación le reproché que hubiera mentido descaradamente y que tarde o temprano se enteraría

- ¿ No quieres dejar limpia tu reputación ¿ Que querías que dijera que nos acostamos juntos y que durante casi toda la noche hicimos el amor como dos locos? ¿ Es eso lo que querías?  A mi no me importa en lo más mínimo. Ya lo sabes hemos estado con amigos en la discoteca.  Y ahora me ducho y en un minuto regresamos a casa.  Pero antes dame un beso de buenos días.  Es Año Nuevo

Y nos besamos apasionadamente.  Sabía que corríamos riesgo, y lo asumimos y de nuevo nos enredamos y salimos más tarde de la cuenta, pero al menos sus padres estarían tranquilos al saber que no nos había pasado nada malo.  Todo lo contrario, había sido algo estupendo.

Iba nerviosa, intranquila y seria.  Ninguno hablábamos. Niall me estrechaba la mano como para tranquilizarme, porque de sobra sabía que no iba a ser fácil nuestra entrada en la casa.  Y ya estábamos frente a la puerta, y al entrar vimos que el señor Sullivan daba paseos impaciente por el vestíbulo:  nos estaba aguardando.  Tras dar las explicaciones de nuestra ausencia y tardanza. Me miró fijamente y aunque no me dijo nada, volvió la mirada a su hijo y le dijo escuetamente:

- A mi despacho - Nos miramos y debí poner cara de espanto porque el acarició mi mejilla y me dijo
- Tranquila, no pasa nada.

Ambos se fueron en dirección al despacho, y yo subí escaleras arriba como alma que lleva el diablo.  Me sentía igual que una niña pequeña esperando una regañina por alguna travesura, aunque la mía había sido de mayores.  Apoyé la espalda en la puerta al entrar en mi habitación.  Me cambié de ropa rápidamente y guardé todo en un bolsón de viaje.  Me senté en el borde la cama a tomar aire y tranquilizarme.  De repente escuchaba voces bastante alteradas que provenían del jardín.  Era una discusión muy fuerte.  Corrí hacia la ventana  y vi que eran Gerard y Niall.  Ambos estaban alterados e iban y venían acercándose uno al otro. Estaba horrorizaba.  Se peleaban y temía que llegasen a las manos, y sabía que yo era la causa.  Armándome de valor, bajé corriendo a la planta baja y salí al jardín antes de que fuera demasiado tarde.  Increpando a ambos, me interpuse entre ellos y con energía les dije:

-¿ Qué es lo que estáis haciendo ? ¿ Acaso soy moneda de cambio? No tengo que dar cuentas a nadie más que a mi misma y sé muy bien lo que hago. Estáis peleando como si os perteneciera, y no es así.  No lo hicimos adrede, surgió y listo.  Todo esto que estáis formando es muy desagradable,  entre otras cosas porque no os pertenezco y tengo mi propio criterio y sé cuando y a quién he de decidir estar con esa persona.  Sois igual que niños pequeños. Pero este problema tiene que terminar aquí  y ahora.  Por lo tanto os ahorraré más discusiones; no vais a volverme a ver. Seguid con vuestras vidas, que por lo visto he alterado sin darme cuenta. Yo seguiré con la mía y saldré con quién yo quiera y no con quién vosotros elijáis.

Dí media vuelta y volví a recoger mi equipaje.  Lo dejé en el vestíbulo y entré en el despacho para hablar con el señor Sullivan.  Le pedí disculpas y le advertí que tardaría tiempo en volver, pero que les llamaría de vez en cuando. El aceptó y me dio un beso en la frente, como diciendo " no has tenido la culpa ".  Pero si la tuve, tanta como Niall, pero no dije nada más. Le rogué que me despidiera de su señora y desde mi móvil llamé a un taxi que viniera a recogerme.  Miré la fachada de la casa y lo que en ella se encerraba: tardaría mucho tiempo en volver..  Deseaba salir de allí cuanto antes.  Era como si llevara encima una pesa de cien kilos.  Temía que la discusión que corté se prolongara en el tiempo con enfado entre los hermanos, y eso no me gustaba, aunque suponía que no había sido la primera vez que se disputaran a una chica, pero no deseaba ser yo la protagonista en esta ocasión.  A uno le quería como a un hermano, y al otro le amaba como mujer, pero sabía de antemano que era una relación fallida y lo mejor que podía hacer sería olvidarme del tema y no volver a saber de ellos en una larga temporada.
Yo misma me había impuesto el sacrificio y sabía que iba a ser duro, pero creía poder superarlo, porque a pesar de todo, había merecido la pena que mi primera vez hubiera sido con el hombre a quién amaba en silencio desde hacía tanto tiempo, aunque yo para él fuese una simple anécdota.

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