miércoles, 6 de junio de 2018

Daphne - Capítulo 7 -Mi primer beso

Tomados de la mano y en silencio,  mirando hacia el suelo ¿ De qué podíamos hablar ?  No teníamos nada en común.  Nos conocíamos, si, pero a pesar de habernos visto desde niños, no sabíamos nada uno del otro.  Pertenecíamos a mundos distintos y distantes .  Me criaron en una disciplina extraña, como si hubieran trazado una raya que diferenciaba mi posición de la de ellos, y esa línea no podía ser traspasada.  Por eso siempre que estaba en presencia de alguno de ellos, permanecía rígida, incómoda y sin saber lo qué hacer.  Por extraño que pareciese, desde que mi padre había muerto, estaba más relajada referente a esta cuestión   Posiblemente miraba las cosas con otra perspectiva, porque desde entonces, mi percepción ya no fue la misma.
 Absorta en mis propios pensamientos, no me daba cuenta de que Niall seguía hablándome, pero yo no le escuchaba, hasta que se paró de golpe y me preguntó:

- ¿ Me estás escuchando?  Parece que estás a miles de kilómetros de aquí. Si no te apetece el paseo, dímelo y regresamos.  Deseo que estés cómoda que te sientas segura y acompañada

Entonces reaccioné y le miré disgustada por mi actitud. Me acompañaba  con la mejor intención, pero yo estaba en otras historias ajena a todo lo que decía

- Perdóname.  Estoy con la cabeza algo embotada, en otro sitio. Ha sido todo muy rápido y he de darme cuenta de mi situación poco a poco
- Estamos aquí y te ayudaremos en todo
- Lo sé Niall, y os lo agradezco, pero vosotros marcharéis y yo también retomaré mis estudios y mi vida, pero es duro saber que cuando regrese a casa, no habrá nadie que me espere
- Yo te esperaré.  Siempre, recuérdalo

No sé cómo ocurrió.  No lo esperaba, pero alzó mi cara entre sus manos y me besó en los labios.  Fue mi primer beso. Nadie lo había hecho hasta ese momento. No dije nada, sólo le miraba a los ojos extrañada por la actitud, que aunque en mi interior era algo que había deseado hacía tiempo, ahora  me pilló desprevenida

- Perdón.  No lo he hecho por ofenderte ni por aprovecharme de la situación. Lo he hecho porque te quiero, porque me enamoré de tí, creo que desde que naciste.  Pero ha sido ahora al verte tan vulnerable, cuando ese sentimiento ha estallado en mi pecho.  Se que no es el momento más oportuno para una declaración de amor, o quizá si, no lo sé, pero no he podido evitarlo. Perdón si te ha molestado.  Te prometo que no volverá a ocurrir.
- No Niall, no es eso.  No me has molestado, pero sí me ha sorprendido. Porque yo... porque yo.. siento lo mismo que tú


Milagrosamente escuchamos el ruido de una moto que pasaba cerca y el encanto se evaporó como por arte  de magia.   No sé lo que hubiera podido ocurrir después, y nunca lo sabré, porque aquello que pasó difícilmente volvería a repetirse.Emprendimos el camino de regreso a casa como si nada hubiera ocurrido, pero si ocurrió, al menos yo lo sentí.  Íbamos en silencio; ignoro si él escuchó mis últimas palabras, peo no parecía darse por aludido.  Simplemente había ocurrido pero para él debía tener otro significado y no le dio importancia, o no me escuchó lo que quise decirle.  El caso es que no pronunciábamos palabra.  Pero estaba perturbada.  Que la persona que te gusta a rabiar te de un beso sin esperarlo, que sea el primero que recibes en tu vida, y que tengas un estado de ánimo bajo, muy bajo, es para conmover a las piedras y yo estaba conmovida, confusa y extrañada por él.

Al entrar en casa nos encontramos con Gerard, y creo que él si notó algo extraño en nosotros porque mirándonos nos dijo;:

- ¿ Qué pasa ? ¿ Habéis discutido ?
- No ni mucho menos,-, respondió Niall-, sólo estamos tristes
- Comprendo- exclamó
- Bueno. Si me perdonáis tengo cosas que hacer- dijo Niall ausentándose.  No entendía nada. no era un chico tímido que se asustara por lo que había hecho, y que por otra parte no tenía más trascendencia que había sido inesperado.  Pero algo debió ocurrirle para reaccionar así. ¿ Acaso esperaba más de mi ?  No creo, porque es de imaginar que en mi estado de ánimo, de lo que menos tenía ganas era de una fiesta amorosa.

Al siguiente día a penas nos vimos, y al otro regresarían a Inglaterra. Probablemente ya no nos veríamos hasta el verano si es que lo pasaran en casa.  Ordené mi casa y mis ideas y regresé al internado.  Faltaba poco para terminar el curso y mi estancia en él. ¡ Qué rápido habia pasado todo y cuántas cosas habían sucedido !  No había vuelto a saber nada de ellos, excepto alguna llamada del señor Sullivan intersándose por mi,, algo que hacía cada semana. Pero en aquella llamada me dijo:

- ¿ Vas a venir por aquí en este fin de semana? No me costaría nada acercarme a verte, pero todos por aquí desean pasar un día contigo.  Deberías venir y, al menos, por un día, tomar el aire puro fuera del Internado
- ¡ Claro que ire ! Les quiero a todos mucho y será un placer volver a verles.  Si no lo he hecho antes, ha sido porque aún me duele el ver la casa tan vacía y tan falta de vida.
- Además tenemos que hablar - me dijo antes de despedirnos
- De acuerdo.  El sábado allí estaré.  Dé un abrazo de mi parte a la señora y a todos
- Así lo haré.  Cuídate y hasta el sábado.

Y hacia media mañana del sábado llegué a la casa grande. El recibimiento fue muy cariñoso de parte de todos mis amigos, de Nelly, Saoirse, la señora Pickford...  Nos costaron algunas lagrimillas de emoción.  Tras saludarnos Nelly me dijo que el señor me esperaba en su despacho y que tenía órden de hacerme pasar en cuanto llegara.  No entendía a qué venía tanto misterio.  pensé que la visita se debería al gusto de verme, pero creo que estaba equivocada, como pude averiguar instantes después.

Dí unos toques en la puerta e inmediatamente la voz del señor me dio paso al despacho

- Mi querida niña- me besó en la frente e hizo que me sentara frente a él.  Al instante llegó la señora que me abrazó con cariño.  Hasta ese momento no me había dado cuenta de que en verdad me tenían cariño.

- Bien - dijo el señor solemnemente - Hablamos tu padre y yo de tu futuro y él me indicó que lo de contable  no te gustaba mucho.  Yo lo sentí pues me hubiera gustado tenerte aquí, pero comprendo que estar tan aislada a tu edad es un error.  Me dijo que querías ir a la universidad, y me pareció algo muy acertado, así que como me nombró tu tutor, elige la universidad a la que deseas ir e inmediatamente haré las gestiones para tu ingreso. Tu padre ahorró y tienes dinero para estudiar sin necesidad de trabajar, pero además yo te pagaré las cuotas universitarias.  Es una promesa que le hice y que con mucho gusto cumpliré.  Te vimos nacer y te queremos, eres como de la familia, porque tu padre se supo ganar nuestro afecto y respeto.
- Señor, no sé qué decir. no me lo esperaba.  Sólo se me ocurre darle las gracias a todos por la deferencia que tienen conmigo.  Había pensado estudiar publicidad, es una carrera que me gusta y en ella hay asignaturas  como el dibujo que me entusiasman.
- Si esa es la que has elegido, que así sea ¿ Quieres ir Cambridge, a Oxford
- Dublín.  Es una de las mejores de esa especialidad, muy moderna y totalmente al día de las nuevas técnicas a emplear
- Pues no se hable más: irás a Dublín y así te tendremos más cerca.

Después de un rato de charla, le pregunté casi con temor, por sus hijos y supe que seguían adelante y que Gerard terminaría pronto la carrera y Niall, ya estaba en su primer año y empezaría el segundo pasado el verano.  No quise preguntar qué había elegido, y pienso que él dio por supuesto que lo sabía.  Esa fue la última noticia que tuve de ellos.  No vinieron en el verano y yo tampoco fui muy a menudo a la casa.  Todo iba a su ritmo normal.  Me hice amiga de una compañera que comenzaría  a trabajar a la salida del internado.  Pensaba alquilar un apartamento y me invitó a compartirlo con ella.  Yo acepté.  Pasaría el verano en Dublin hasta el comienzo en la universidad.  No quería volver a la  Casa Grande.  Los señores no estaban y me traía recuerdos dolorosos, ya que el último verano mi padre vivía.  Llamaba por teléfono de vez en cuando a mis amigos y ese fue el contacto que tuve  durante todo ese tiempo..

Y pasó el verano sin novedad alguna. Y llegó el invierno y con él, las navidades.  Tenía vacaciones en la universidad y los señores me invitaron a pasarlas en casa.  La herida por la pérdida de mi padre, aún estaba fresca, pero era mas soportable, y acepté de inmediato, con la vaga esperanza de que en ésta ocasión podría verles, pero en realidad mi imaginación iba dirigida hacia Niall..Pero tampoco  volvieron a casa pretextando que iban a ir a esquiar a Gstaad. Así que esa noche cenarían en casa algunos amigos de los señores y yo.  No era un panorama muy divertido para mi, pero a pesar de todo les agradecí que tuvieran ese detalle, porque tampoco lo sería el cenar sola en casa, ya que mi compañera de piso cenaba con la familia de su novio.

Y la invitación se repitió para el último día del año y nuevamente acudí a la Casa Grande.  Para esa solemne celebración me había comprado un vestido de fiesta que estrenaría aquella noche.  Todo estaba dispuesto para la gran celebración.  Seríamos los mismos comensales que en Nochebuena y yo no estaría tan cortada como aquél día, puesto que ya les conocía.  La hora de la cena estaba fijada a las nueve de la noche, por tanto estaba en mi habitación cambiándome de ropa dispuesta a lucir las galas que había traído para esa noche tan especial.  Me maquillé, cepillé mi cabello y por último unas gotas de perfume.  Salí de la habitación y cuando me disponía a bajar las escaleras, subiendo por ellas estaba ¡ Niall !  La cara de asombro de los dos nos impedía pronunciar alguna palabra.  Sólo nos detuvimos  mirándonos.   En el piso de abajo, se escuchaba la voz de sus padres impresionados también por la presencia del hijo que no esperaban,.

De los ojos de Niall saltaban chispas mientras me miraba.  Me recorrió de arriba abajo sin pronunciar palabra; yo estaba cada vez más nerviosa sin saber qué decir. Esbozando una sonrisa,     se puso a mi altura diciendo:


- ¡ Vaya con la pecosa, gafotas y escurrida chiquilla ! ¿ Qué has hecho de ella ?

Yo también sonreía . Ambos nos aproximamos y nuestras mejillas se juntaron en un beso cándido, que en nada se parecía al que me dio casi  a escondidas el día de la muerte de mi padre.

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