viernes, 15 de junio de 2018

Daphne - Capítulo 18 - De nuevo Irlanda

Aún tardaron tres días en regresar a casa. Antes Niall debía ir a la peluquería: rasurarse la barba, al menos no tan espesa, cortarse el pelo, y de compras.  Irían a una de los establecimientos de ropa de hombre, que aunque no tuvieran el corte de un sastre inglés, al menos estaría presentable.  No quería que sus padres le vieran tan desaliñado como por allí andaba.  Transcurrido ese tiempo, Niall echó una última mirada a la que fuera su casa, y su tierra de adopción .  No sentía nostalgia, sino esperanza por lo que el porvenir le deparase.  Su hermano le observaba comprendiendo el cúmulo de sentimientos que debían agolparse en su cabeza.  Y se vieron sentados en el avión que les llevaría a Irlanda.  Era un paso brusco de un mundo a otro: volver a recuperar el pulso de lo que habían sido su casa y sus costumbres años atrás.  Volvería a verla, a ella,  el principio y fin de todo..Y pensó que las riendas de la vida las llevaban las mujeres y por ellas los hombres se volvían locos y hacían todo lo necesario para estar juntos.  Sonrió ante estos pensamientos a sabiendas de que eran ciertos.

Gerard sabía los sentimientos que albergaba su corazón. Habían sido tres días frenéticos los que habían pasado juntos, como antes, como siempre habían sido.  En sus corazones sólo había esperanza en el futuro.  No habían dudas,  ni rencores, ni preguntas, ni respuestas.  Todo se lo habían dicho, contado sin reservas. Comenzarían un nuevo periodo en sus vidas, y no sólo en la de ellos.  Habían otras personas a su alrededor en las que también tendría repercusión. .  Demasiadas cosas por vivir en un corto espacio de tiempo.  Llegaron a Dublín cuando era de noche, demasiado tarde para viajar a la Casa Grande.  Llamaron a sus padres por teléfono para anunciarles que al día siguiente por la mañana llegarían a casa.  Hablaron con Niall durante un buen rato y todos se emocionaron  al escucharse de nuevo.

Niall quería verme.  Aunque fuese tarde . . Gerard sonrió y le dio mi dirección

- He de hablar con ella y exponerle los planes que tengo.  No puedo esperar hasta mañana
- Pero Niall, es muy tarde
- No importa.  Si está dormida, que se despierte.  No puedo esperar.  No me esperes levantado.  Ah, y no la avises.  Quiero darle una sorpresa.
- No te espero de ninguna manera, pero recuerda que mañana iremos a casa temprano.  También nuestros padres están deseosos de verte y abrazarte.- y le vio marchar en mi busca.

No dijo nada, salió corriendo como un chiquillo.  Llamó a un taxi y le dio mi dirección.  Ni siquiera imaginé la sorpresa que iba a  tener.     A Niall,  los nervios le estaban traicionando;  nunca le había pasado, pero ésta era una ocasión especial, muy especial.

No estaba dormida.  Trataba de leer, pero no podía concentrarme en la lectura.  Me preguntaba una y mil veces cuando llegaría Gerard.  Si habría tenido algún contratiempo que le retuviera más de lo pensado.  Los días se hacían eternos.  Tenía ganas de que me explicara todo cuanto había hablado con él y si al final le había convencido.
Aunque ésto último pensaba que no sería posible, debido a la tozudez de Niall.

 Un timbrazo me sobresaltó.  Miré el reloj y ví que casi era media noche. Me levanté y fuí a la puerta.  Un segundo timbrazo volvió a sonar. pregunté quién era y nadie respondió. Abrí la mirilla, pero no vi nada.  No estaba dispuesta a abrir sin averiguar quién era la persona que estaba al otro lado, pero el sonido de una voz por mi conocida, me hizo que abriera rápidamente..  Pensé que era Gerard y que algo importante tendría que decirme, cuando estaba a esas altas horas ante mi puerta.

 Pero no era Gerard.   Al abrir, me encontré frente a Niall que emocionado avanzó hacia mi y en un abrazo se fundió conmigo. Ninguno de los dos decíamos nada. Él,   emocionado a punto del llanto; yo muda   Se apartaba, me miraba y volvía a abrazarme. ¡ Estaba allí  ¡ Había vuelto !  Gerard había  obrado el milagro y yo vencida por el deseo, la emoción y el amor, me abracé a él con desesperación.  No quería que volviera a escaparse.  Estaba soñando y no era real.  Apretaba los ojos como si ese gesto pudiera retenerle en caso de que tuviera un sueño.  Pero era cierto y lo estábamos viviendo.

- Daphne, Daphne - Sólo podía pronunciar mi nombre

Y buscaba mis labios y los encontraba porque yo lo deseaba tanto como él.  Y me besaba una y mil veces y mil veces le besaba yo respondiendo a su demanda. Se borraron todas las indecisiones, las dudas y los reproches. Sólo existíamos él y yo y una nueva etapa en nuestras vidas.  Se le veia entusiasmado, feliz, nervioso, excitado, inquieto.  ¡ Nunca le había conocido en ese estado !  Sus ojos  lanzaban destellos de luz, de una luz abrasadora que llegaba hasta mi. Era como si hubiera descubierto un mundo nunca antes existente.

- ¡ Oh Daphne, tenemos tanto de lo que hablar ! Tengo que contarte muchas cosas.  Durante el camino de regreso a casa, he ensayado mil veces lo que iba a decirte cuando te tuviera frente a mi, y al verte se ha borrado todo de mi mente. Sólo puede hablar mi corazón que rebosa de cariño hacia tí.  No sabes lo que te he añorado, lo que te he soñado, lo que te he deseado. Y cuántas veces he repasado en mi cabeza las veces que hemos estado juntos.  Necesitaba hacerlo para no volverme loco por tu ausencia.  No puedes ni imaginar lo que sentí al verte totalmente empapada  por la lluvia.  El corazón golpeaba en mi pecho queriendo salir de él.  Me repetía no es ella, es otra persona en la que veo su rostro.  Fue una luz que se abrió ante mi, cuando te llevé a mi casa y te tuve entre mis brazos, pero se tornó oscuro y borrascoso cuando decidiste irte de nuevo.  Pensé mucho durante aquella noche.  Creí que mis sentimientos estaban centrados, hasta que de nuevo te vi.  Me había trazado un proyecto y quería compartirlo contigo.  Pensé que el enfado con el que nos separamos se te pasaría en cuanto te expusiera que por tí regresaría y tomaría la vida donde la había dejado.  Pero al llegar al hotel, te habías ido. Y  el desencanto volvió a mi vida.  Pero  fuiste tú quién envió a Gerard y de nuevo la esperanza reina en mi corazón.  Quiero estar contigo.  Quiero que nos casemos y formemos una familia. Quiero mi vida anterior contigo.  Si me rechazas me iré de nuevo, porque no soportaría no tenerte y estar cerca tuya.Mi hermano y yo, hemos hablado mucho, de todo, y todo ha sido solucionado y comprendido.  Ya no hay nada que pueda separarnos.  Sólo tú si no me aceptas.

Hablaba con tanta vehemencia, sin respirar apenas, pero con todos sus planes bien trazados y posibles de hacer.  Cuando terminó, me abalancé sobre él y me acurruque´en su pecho llorando.  Esta vez era de felicidad y de amor absoluto por aquel hombre que seguía amándome por encima de todo.   me besaba dulcemente en la frente mientras yo sosegaba mi llanto. Acariciaba su rostro, ese rostro tantas veces añorado al creer que le había   perdido para siempre. Aquel hombre fuerte y decidido me había hecho la más grande y maravillosa declaración de amor que nunca habría imaginado.  Que me amaba eso era indiscutible.  Había sacrificado muchas cosas por mi y yo le respondería en la misma medida, porque mi vida estaba centrada en él.  En cada acto, en cada pensamiento, en todo absolutamente  estaba Niall presente. Volvimos a besarnos con la intensidad del que sabe que va a morir y de repente supiera que se salvaba.  Y nosotros nos habíamos salvado de una vida de separación horrible, llenas de ausencias y desgarros, que por fin, en aquella noche, en aquel instante tocaba a su fin.  Sólo podía articular frases cortas, porque la emoción cerraba mi garganta y mis palabras.  Sólo podía repetirle una y mil veces:

- Te quiero, te quiero, y siempre será así.  Quiero ser tuya solamente hasta el fin de mis días.

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