domingo, 1 de julio de 2018

Niall y Daphne - Capítulo 3 - Una playa solitaria

Estaba preparando el desayuno a sus hijos en la cocina, cuando Niall entró en su casa.  Venía alegre y jovial, aunque en su rostro se dibujaba el cansancio de la noche pasada.  Abrazó fuertemente a su mujer besándola delante de todos.  No tenían porqué´esconderse de nadie, la amaba y era su esposa.  Los chicos y Celia se miraron sonrientes, y lejos de escandalizarse, contemplaban con satisfacción la escena de dos esposos, que a pesar del tiempo transcurrido desde su matrimonio, seguían amándose con la misma intensidad del principio.

- ¿ Qué hay, familia ? - fue su saludo a los chicos y a Celia.  Los tres salieron inmediatamente de la cocina, pretextando que se les hacía tarde.  Querían dejarles solos, que ambos desayunaran a solas disfrutando del momento sublime de estar juntos.

- ¿ Cómo ha ido la noche ? - le preguntó Daphne
- Complicada amor, complicada.  Me he mostrado así por los chicos, pero la verdad es que estoy nervioso y destrozado físicamente. He estado a punto de perder a un paciente en una operación sencilla, pero que se complicó después.  Ahora ya está fuera de peligro
- Desayuna, date una ducha y ve a la cama.  Duerme y después te encontrarás mejor
- ¿ Te ducharás conmigo ? - preguntó él.  Ella iba a responder que ya se había duchado, pero le miró al rostro y vio el cansancio y la preocupación en él, y no dijo nada.  Sólo respondió:

- ¡ Si ! , por supuesto.

Ambos subieron las escaleras hacia el piso de arriba en donde estaban los dormitorios, cogidos por la cintura igual que dos novios que comenzasen su relación.  Entraron en  la ducha e inmediatamente él comenzó a quitar la ropa a su mujer de una forma nerviosa, excitada y brusca, algo que extraño mucho a Daphne.

- Tranquilo.  Hay tiempo.- Y ella pausadamente desabrochaba la camisa a su marido mirándole constantemente a los ojos, tratando de descubrir lo que le ocurría, porque estaba segura que algo le pasaba.Pero sólo veía esa mirada brillante, fulgurante dirigida a ella. Cuando ambos estaban desnudos la tomó en brazos y la introdujo en la ducha. Cada vez estaba más convencida de que algo había pasado que no acertaba a comprender.  Nunca se había comportado de esta manera tan avasalladora, tan excitado, tan brusco,   y una alarma se encendió en su cabeza al escucharle decir una y otra vez " te quiero, te quiero, te quiero" .  ¿ Que motivo tenía para ese comportamiento y repetir tantas veces que la quería.  Estaba desconcertada, pero su sexto sentido la avisaba de algo y estaba dispuesta a averiguar lo que era.
La  única forma que encontró fue repetir lo mismo que él hacia, y aunque estuviera confusa y alarmada, le seguía los pasos,, mostrándose igual que él.  En todos los años de su matrimonio, nunca se había comportado de esta forma.  Creía que necesitaba liberarse de algo que le atormentaba, pero  ¿qué ?  Sabía que ahora no se lo diría, así que hizo como que no se daba cuenta y esperó a tener la ocasión propicia para averiguarlo.

Calmados, después de esa unión tan arrebatadora e inusual en él, volvió el hombre amante de su mujer, que la cuidaba y la mimaba.  La besaba con ternura y la miraba fijamente.  la estrechaba contra su pecho y besaba su frente.  Con una toalla grande, la envolvió juntando sus cuerpos bajo ella.  Eso si era normal en ellos, pero ¿ Lo otro?

Decidió dejarlo a un lado y dieron paso a las bromas y los juegos.  A fuerza de mucho insistir, hizo que se acostara y al poco rato se quedaba dormido profundamente. Sin duda el exceso amoroso y el cansancio acumulado de la noche, habían obrado para que eso ocurriera.  No le dio más importancia y después de arroparle como si fuera un niño, salió despacio de la habitación y le dejó dormir.  Estaba exhausto y esa fue toda la explicación que se dio.  Pero en un rincón de su cabeza, algo la mantenía alerta, y no pararía hasta saber a qué se debía.

Era mediodía, cuando Niall, bajó de su habitación más recuperado y sonriente.  Los chicos no venían a comer puesto que lo hacían en el colegio.  Celia se había marchado ya  y Daphne tomaba un cafe tranquilamente.  Se acercó despacio a ella y la besó en la cabeza

- -¿En qué piensa mi mujercita adorada ?
- ¡ Niall ! ¿ Te encuentras mejor?  ¿ Has descansado ?
- Me encuentro pletórico. Te propongo que este fin de semana nos vayamos, tu y yo solos, a cualquier lugar donde estemos tranquilos. Olvidándonos de todo lo que no seamos nosotros
- ¿ Solos? ¿ Y los chicos ?
- Pueden quedarse con Gerard  y Moira. Necesito a mi mujer constantemente.  Hace mucho que no tenemos un tiempo para nosotros . Había pensado buscar un lugar solitario en el que sólo podamos hacer el amor las veinticuatro horas del día

- ¡ Niall ! ¿ Qué te ocurre ?  Nunca te habías comportado como lo has hecho esta mañana, y ahora me propones más de lo mismo. Sé que algo ocurre ue no me dices
- No ocurre nada. Sólo dime sí o no.  Te amo con pasión y deseo estar contigo siempre, pero por diversos motivos no estamos todo lo juntos que yo quisiera
- Está bien. Vayámonos en busca de una aventura.

Se besaron, volvieron a abrazarse y rieron jugueteando y olvidando las dudas que habían surgido en la cabeza de Daphne.  El lugar elegido fue el condado de Donegal, y la playa Murvagh.  Era un lugar mágico como cualquier rincón irlandés.  Solitario en esta época del año y con un mar en calma, la mayoría de las veces.  A él había ido su familia cuando eran pequeños y siempre quiso regresar algún día, sólo que hasta ahora no había podido realizar su deseo.  Cuando comenzaba la adolescencia y, sin saberlo, se había enamorado de Daphne, en su fuero interno siempre se repetía:   "vendré con ella "", y ahora era el momento propicio para hacerlo ¿ Por qué ahora ?  Necesitaba decirla cuánto la quería, cuánto la necesitaba. Era algo que bullía en su interior sin saber por qué.   O sí lo sabía.


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