viernes, 13 de julio de 2018

Niall y Daphne - Capítulo 16 -Visita de medianoche

Detuvo el automovil frente a la entrada de su casa.  Se veia encendida la luz de su habitación. E imaginó la lámpara de su mesilla y a ella, desvelada, quizá leyendo un libro.  Dudó en entrar y revolvió las llaves de su casa en el bolsillo del pantalón, y ese suave tintineo, le hizo resolver que había llegado hasta allí para algo, y que debía hacerlo en ese instante, sin demora, sin dejar pasar más tiempo.  Entró sin hacer ruido.  Era de madrugada y en el silencio de la noche todos los ruidos se magnifican,

Se dirigió al dormitorio de sus hijos.  Desde hacía mucho no les veía. Primero abrió suavemente  la puerta de su hijo y sonrió al comprobar que tenía la cama revuelta como siempre, y después fue a ver a su hija que,   en cambio, estaba en perfecto orden.  En eso, al menos, nada había cambiado.  Cerró la puerta con sigilo y se dirigió a la habitación que ocupaba  Daphne. Seguramente estaría despierta, no obstante abrió despacio sin hacer ruido.  Se engañaba, estaba profundamente dormida y ante su extrañeza, dirigió sus pasos hacia la mesilla de noche.  Allí había un frasco con píldoras que intuyó serían para conciliar el sueño.Ella nunca había necesitado tomar nada para dormir.  Se sentó despacio en el borde de la cama y observaba su cara detenidamente.  A la luz débil de la lamparita, su rostro se apreciaba más delgado y sus ojeras más violáceas y profundas.  Le conmovió el verla desmejorada y,  suavemente, levantó su mano hacia su cabello y lo acarició, sin a penas rozarle.
Quería a aquella mujer con todas sus fuerzas y le dolía vivir la situación que tenían. Dio la vuelta a la cama, se quitó los zapatos, y se tumbó a su lado extendiendo su brazo sobre el cuerpo de ella.  Hundió el rostro en su cabello.  No dormía, no quería dormir.  Había entrado en su casa cual ladrón furtivo y así saldría al amanecer, antes de que ella despertara y sintiera un cuerpo junto al suyo.

Había permanecido en vela durante toda la noche y con las primeras luces del alba, comprendió que era la hora de regresar  ¿a dónde ? Vivía en una habitación de hotel, y para colmo no tenía guardias, ni sabía en qué invertir el tiempo libre, pero no le importó.  Toda su vida estaba ahí durmiendo en esa cama y sin embargo la tenía perdida. Recogió los zapatos y regreso hasta la mesilla de noche para verla por última vez.  Tomó el tarro de píldoras y se fijó en el nombre del médico que las había recetado.  Se trataba de un compañero de hospital; probablemente sí era el coche de su mujer aquél que vio al haber  acudido a la consulta, y ni siquiera quiso verle.

Se dio cuenta que en el suelo había algo semejante a un cuaderno abierto, lo recogió y sin querer hacerlo, leyó lo que allí estaba escrito de la mano de su mujer :  "  Te querré siempre, aunque no estés a mi lado y hayas elegido a otra persona que te acompañe en el viaje.  Siempre te querré y seré feliz cuando tu lo seas ... "  ¿ Qué significaba aquello ?  Le seguía amando y le echaba de menos, le quería a su lado y él a ella.  Eran dos tontos estúpidos con exceso de amor  del uno para el otro.  Tuvo que volver a sentarse porque la emoción le ahogaba.  No quería marcharse de allí.  Esperaría a que despertara y hablarían.  Volvería a repetirla que todo había sido una tozudez  de ambos, que su amor era más valioso que nada de este mundo, y que lo estaban pasando mal absurdamente.

Ella se rebulló en la cama y se abrazó a la almohada en la que él había estado.  Iba a ser un choque muy fuerte si despertaba y le veía allí. Se ausentaría y regresaría cuando comprendiera que estaba despierta.  Y la abrazaría fuerte contra su pecho y la diría que nunca existió nadie más que ella y la besaría una y mil veces para desquitarse de todos estos días perdidos.  Trataría de no ser impaciente y regresar más tarde, no quería sobresaltarla.

Y lo mismo que entró salió despacio sin hacer ruido. Bajó descalzo las escaleras y salio de su casa tan misteriosamente como había entrado.  Desde allí se dirigió al hospital.  Quería hablar con su compañero y averiguar la razón por la que tomaba esas pastillas.  Y fue hasta su despacho en el que el médico repasaba algunos historiales.  Llamó a la puerta y Niall entró con el rostro algo descompuesto

- Pero ¿ qué haces aquí ? Hoy no tienes guardia
- Quiero que me digas lo que le ocurre a mi mujer
- Qué yo sepa nada ¿ Por qué lo preguntas?
-- Está tomando algo para dormir y ha sido recetado por ti, así que sabes de lo que se trata
- Tu mejor que nadie, deberías saber que no nos está permitido hablar de los pacientes. Tranquilízate. A tu mujer no le pasa nada, está triste y se desvela con frecuencia. La receté esas pastillas para que al menos durmiera. Y por cierto a ver si arregláis de una vez lo vuestro.  No sé lo que os ha ocurrido y no quiero saberlo, pero ambos estáis mal, así que arreglad lo que tengáis descompuesto.

Niall, contó por encima lo ocurrido y salió de allí nervioso e impaciente.  Se dirigió a su hotel.  Se cambiaría de ropa y de este modo haría tiempo hasta volver a su hogar nuevamente.

Algo nuevo revoloteaba en su interior.  No quería hacerse ilusiones de que se arreglara su matrimonio, pero al menos lo intentaría.  Conocía muy bien a Daphne y sabía que en la forma de decir algo, ella conocía si era verdad o mentira.  Nunca le había fallado, y ahora era importante y necesitaba que ella estuviese receptiva a escucharle y jurarla por enésima vez, que todo había sido falso, una maniobra de esa mujer a quien  Dios guíe lejos de ellos.  Estaba esperanzado de que al verse frente a frente, ambos empezarían de nuevo.

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